lunes, 25 de octubre de 2010

XI CARRERA CIVICO MILITAR 2010


Otra carrerita mas para la “saca” y seguimos sumando en este periodo de recuperación y acumulación de kilómetros. A esta carrera he llegado con el susto en el cuerpo ya que el viernes pasado cuando volvía corriendo dell entrenamiento diario, sufrí un atropello por un coche que salió de un garaje sin mirar y sin pararse a ver si pasaba algún peatón por la acera. El resultado fue que me embistió y terminé literalmente tumbado encima del capó, milagrosamente no me hizo ningún daño, salvo una pequeña molestia en la muñeca que me acompañó durante todo el viernes y parte del sábado, pero eso afortunadamente fué lo menos que me pudo pasar, teniendo en cuenta que el coche en cuestión era un Hyundai Santa Fe, es decir, un todoterreno. Bueno vayamos a la carrera que de este incidente prefiero no acordarme porque solo pensar en ello otra vez se me pone la carne de gallina, parece mentira como puede cambiarnos la vida en un solo segundo, en fin, vamos a lo que vamos.

Ha sido la primera vez que he participado en esta carrera y la verdad es que la impresión ha sido bastante buena, empezando porque es una carrera totalmente gratuita y terminando porque no está masificada.

La salida ha dado comienzo a las diez de la mañana, pero antes mi inseparable cuñado Alejandro y yo ya nos hemos encargado de rodar durante una hora por la Casa de Campo. Hemos quedado por la mañana prontito, ya que nos gusta llegar con tiempo a las carreras y evitarnos los nervios de última hora y así a las nueve menos cuarto ya habíamos aparcado el coche muy cerquita del lago, que es donde ha estado situada tanto la salida como la llegada de esta competición. Tras comprobar que no había chip de control de tiempos, nos hemos puesto a rodar un rato para ir entrando en calor, no obstante la mañana está fresquita y el termómetro a duras penas sobrepasa los siete grados a esta hora. Trotamos durante casi una hora por parajes de la Casa de Campo y a escasos diez minutos del comienzo de la prueba nos entremezclamos entre el resto de corredores esperando el inicio. El recorrido consta de seis kilómetros y medio, y salvo alguna pequeña subida casi imperceptible, el resto es completamente llano.

En el pelotón de salida podemos comprobar como estamos mezclados atletas civiles con un nutrido grupo de atletas militares que con distintos estandartes dan representación a una parte de nuestro ejército, componiendo un gran abanico de distintos cuerpos militares, comenzando por soldados de la Brigada Paracaidista y terminando por los Alabarderos de la Guardia Real. Sin tiempo para mucho mas, a las diez en punto y con puntualidad británica da comienzo la carrera. La salida, al tratarse de una competición de pocos kilómetros, es fulgurante, y en seguida los “galgos” de cabeza ponen tierra de por medio entre ellos y el resto de los mortales. En mi caso salgo bastante rápido y consigo pasar el primer kilómetro en tres minutos y veinte segundos, demasiado veloz para mi estado de forma, así que decido sujetarme un poco en los próximos kilómetros.

Es una gozada correr por la Casa de Campo en un día como el de hoy, ahora ya la temperatura es mas benévola y el sol parece querer vencer su particular batalla con el frío de las primeras horas de la mañana. Corremos rodeados de vegetación y altos árboles y hasta los oídos solo nos llega el ruido del zapateo sordo de miles de zapatillas impactando contra el asfalto, únicamente roto por alguna bulliciosa cotorra de las muchas que últimamente están invadiendo nuestros parques.

Los kilómetros segundo y tercero los hago a ritmo mas tranquilo, no se a cuanto voy porque no vuelvo a mirar el crono, pero mi respiración y mis piernas me dicen que efectivamente voy mas despacio que en los mil primeros metros, aún así, voy adelantando a algunos grupos de gente que han salido demasiado rápidos en el comienzo.

Una vez completado el tercer kilómetro, pienso y efectivamente es así, que casi estoy a mitad de la prueba, y con la sensación de que acabo de comenzar. Esto es lo que tiene estar acostumbrado a correr maratones, que luego estas pruebas de menos kilometraje se completan en un plis, plas, aunque he de reconocer que prefiero correr mas distancia a ritmos mas lentos, que menos metros pero más rápidos, con la edad yo creo que ganamos resistencia y perdemos velocidad, y eso se acusa especialmente en días como el de hoy. El caso es que decido volver a incrementar un poco el ritmo y así no soy consciente del paso por el cuarto kilómetro, ya que no veo el cartel donde debería aparecer marcado, por tanto el siguiente kilómetro que veo es el quinto, y en vista de que resta tan solo un kilómetro y medio para finalizar decido mantener el ritmo exigente que traigo hasta el kilómetro seis, al que llego tras una larga recta flanqueada por enormes árboles, todo este tramo lo he hecho codo con codo con un atleta militar que al final se ha quedado un poco descolgado en los acelerones finales. Ahora ya solo quedan quinientos metros para la meta, por lo que en un último esfuerzo acelero un pelín mas y meto otro cambio de ritmo para terminar fuerte en los últimos metros. Este acelerón final me ha llevado a cruzar la línea de meta en un tiempo de veintidós minutos exactos, lo que me hace pensar que poco a poco estoy volviendo a recuperar la forma, aunque bien es cierto que llego exhausto y con las pulsaciones y respiración por las nubes, definitivamente la velocidad no es lo mío.

Recojo una generosa bolsa del corredor con camiseta técnica, gafas, bebidas y barrita energética y, tras esperar la llegada de mi cuñado, nos volvemos para casa con la satisfacción de haber participado una vez mas en otra de las muchas carreras populares que salpican nuestra geografía, en este caso insisto en lo de gratuita y para mi entender bien organizada.

Salud para tod@s.

domingo, 17 de octubre de 2010

CSIC 2010, EL REENCUENTRO.



Por fin puedo decir que de nuevo he vuelto a sentirme corredor, y a sido hoy, en una carrera de las que venían siendo habituales en años anteriores y en las que vengo participando en compañía de mis amigos. Esta mañana, después de muchos meses he vuelto a cobijarme bajo un arco de salida en una carrera popular, he vuelto a sentir el olor a Réflex con esa toque de humanidad que se entremezcla entre miles de corredores y que termina alojándose en algún rincón de nuestro cerebro, olores que parecían ya olvidados y que de un plumazo vuelven a estar presentes pareciendo que nunca se hubiesen ido.

La mañana ha comenzado con un buen madrugón, no obstante la salida ha sido a las nueve de la mañana y a esa hora ya debíamos haber llegado al lugar de celebración, aparcado el coche y recogido el dorsal. Así el madrugón ha sido considerable teniendo en cuenta que los domingos en los últimos meses no me venía levantando antes de las diez de la mañana. Mi primer pensamiento cuando ha sonado el despertador ha sido “Ay la hostia, con lo bien que estaba yo lesionado sin tener que levantarme de la camita a estas horas...”, en fin, el ser corredor es lo que tiene, que sufrimos en las competiciones y, si me apuráis, casi hasta mas fuera de ellas. Sea como fuere, el caso es que acompañado de mi cuñado y otros tres amigos, a las nueve en punto estábamos como un clavo inmersos en la gran masa que formamos los miles de corredores que entre broma y broma esperamos la señal de salida. Ya tenía olvidadas esas sensaciones pre-competición donde los corredores hablamos con el compañero de lo primero que se nos pasa por la cabeza, unas veces con conversaciones superfluas, con una oreja puesta en las palabras del que nos habla y la otra esperando la detonación de la pistola que indique el comienzo del baile y otras, las mas, aprovechando para contar ese último chiste o chascarrillo que hace no sólo que se rían nuestros amigos, sino también otra decena de corredores que debido a lo apretado del sitio inevitablemente lo han escuchado igualmente.

Bueno, comienza la carrera y para quien no la conozca diré que se sale en una auténtica bajada por la calle Serrano que puede hacer pecar a muchos de valientes, así la gente sale casi esprintando y decido apartarme a un lateral, ya que aunque no he salido en la zona delantera parece que los que vienen detrás traen prisa. Voy a ritmo tranquilo y únicamente testeando continuamente mi espalda, a cada zancada tengo puestos los cinco sentidos en la parte baja de la espalda, esperando cualquier signo de dolor que no llega, corro con molestias eso es cierto, pero no es menos cierto que estoy corriendo y eso me llena de alegría. Durante toda la calle Serrano me dedico a ir mirando a ambos lados intentado reconocerla después de la gran cirugía que le ha sido practicada durante el último año, la verdad es que así, a vista de corredor y sin coches parece una calle en la que sus espacios han sido reconquistados para el peatón. La bajada ha terminado y ahora el perfil es llano, si acaso tiende a picar un poco hacia arriba, por mi parte sigo corriendo a ritmo tranquilo y los corredores me pasan por todos lados, madre mía, y yo que creía que me había colocado acorde con mi estado de forma, el caso es que corro contento porque me siento bien, no siento dolor en la espalda que es mi auténtica preocupación lo demás me da todo exactamente igual, mi objetivo es únicamente correr.

Después de un par de giros desembocamos en el Paseo de la Castellana, y ahora si, el perfil pica descaradamente hacia arriba. No sé el ritmo que llevo, no me importa, no llevo pulsómetro (de echo jamás lo llevé), tampoco he puesto el crono del reloj, pero noto que pese a la subida, me encuentro mas o menos bien, ya no me pasa tanta gente, de hecho soy yo ahora el que empieza a remontar puestos. Sigo con el continuo testeo de mi espalda, todo va bien, al igual que mi respiración, poco a poco voy llegando a algún grupo de corredores y recuerdo haber rebasado a un par de ellos. Toda la subida por la Castellana voy a un ritmo mas o menos continuo, sin alti-bajos, con un correr uniforme e intentando apoyar bien los pies para conseguir una buena pisada, voy concentrado en la respiración y cuando quiero darme cuenta ya hemos llegado a los albores de la calle Alberto Alcocer.

En estos momentos soy un tío feliz, vuelvo a disfrutar de la competición, aunque estoy empezando a sufrir por la falta de entrenamiento esto no importa, me da igual que ahora ya mi respiración no sea tan fluida, igual que no me importa el cansancio que empiezo a notar en las piernas, es esa sensación de sufrimiento que durante tantos meses he estado añorando, y ahora está aquí, está conmigo y eso inexplicablemente me hace sentirme radiante.

En la llegada a la plaza de la República Dominicana sigo adelantando a algún corredor, y lejos de lo que pensaba hace apenas un kilómetro me vuelvo a encontrar con fuerzas y simplemente dejo a mi cuerpo que tome él la iniciativa. El ritmo no lo marca ya mi cabeza, sino que llegado este momento y en base a que no hay ni rastro de dolor en la espalda, se abre la veda para que piernas y pulmones decidan llevarme hasta la meta al ritmo que ellos decidan, por parte de mi cabeza hoy hay fiesta. Así adelanto a otro corredor del “Clínicas Menorca” y superado el desnivel de las plazas de República del Ecuador y Salvador enfilo la calle Serrano de nuevo en pronunciada bajada en busca ya de la línea de llegada. Que gozada sentir el asfalto bajo los pies, el sudor resbalando por mi cuello y el corazón a mil por hora, como lo he echado de menos. Todavía tengo tiempo de, tras abandonar la calle Serrano, disfrutar de los pocos metros que me conducen bajo el arco de llegada que atravieso en treinta y seis minutos, esto es lo de menos. Estoy muy contento de haber completado esta prueba y espero que sea el preludio de otras muchas mas. Recojo la bolsa del corredor y espero la llegada de mis compañeros con quienes comparto detalles y anécdotas de la carrera. Ha sido una preciosa mañana en Madrid en la que por fin he podido volver a sentir las sensaciones del corredor, espero no volver a perderlas. En cuanto a la organización, a mí personalmente me ha parecido muy correcta y bastante bien coordinada.

Cruzo los dedos para poder seguir escribiendo crónicas como esta.

Salud para todos/as.
Alex.

viernes, 8 de octubre de 2010

Y VUELTA LA BURRA LA TRIGO


Después de una larga temporada sin aparecer por aquí creo que ha llegado el momento de ir poco a poco “moviendo” ésto. La verdad es que si no lo he actualizado antes ha sido en gran medida porque tampoco tenía realmente nada nuevo que aportar. Han sido unos meses de parón total debido a un posible desplazamiento de una vértebra en la columna vertebral, y como la cosa podía ser verdaderamente grave, como medida de precaución dejé de lado totalmente el atletismo.
Ahora después de nuevas consultas médicas parece ser que los dolores que me vienen acompañando durante los últimos meses no son debidos a ese posible desplazamiento, sino que se confirma que lo que sufro es una sacralización, es decir, que se fusiona una vértebra con el hueso sacro. Esto, al parecer, no es tan grave como parece y es una dolencia bastante común, e incluso en muchos casos los que la sufren ni siquiera saben que la tienen. Bueno, sea como fuere el caso es que después de consultas a traumatólogo y osteópata ambos me han recomendado comenzar de nuevo a correr, eso sí, sin mucha intensidad y a ritmos tranquilos, pero al fin y al cabo a correr. Estupenda noticia ¿no crees?.
No voy a negar que sigo teniendo dolores en la parte baja de la espalda, pero ahora ya se de donde provienen y no me como tanto el coco. Esto ha hecho que ya lleve un par de días calzándome de nuevo las zapas y de vuelta a mi querido Parque Juan Carlos I, he vuelto a notar la hierba bajo mis pisadas, la sensación de libertad que experimentamos cuando salimos a correr y esa bendita soledad del corredor de fondo, bueno y también el cansancio y las agujetas propias de un estado de forma lamentable, pero esto poco a poco prometo irlo mejorando.
Estoy muy contento por estar de nuevo “en activo” y no hay mejor manera para volver a motivarse que plantarse en la línea de salida de alguna competición, para ello ya me he inscrito junto con mi inseparable cuñaíto en la próxima edición de los 10 kilómetros del CSIC. Todavía me quedan dos semanitas por delante para por lo menos llegar con un estado de forma al menos razonable ya que se hace muy duro el volver a correr después de tanto tiempo.

Espero poder seguir escribiendo buenas noticias, de momento estoy muy feliz por volver de nuevo a formar parte de este mundillo de corredores del que en algún momento temí despedirme para siempre.

Salud para todos/as.