Quiero empezar esta crónica indicando que personalmente, y me consta que a mi cuñado también, hemos echado de menos (y mucho) a dos buenos amigos, así como a sus familias, que nos suelen acompañar en este tipo de pruebas, que no son otros que David y Javi, sin vosotros las carreras y todo lo que las rodea no son lo mismo.
Tras algunas dudas y deliberaciones con mi cuñado entre elegir Valencia o Sevilla, al final la balanza se decantó por esta última, así que tocaba preparar el MARASEVI ‘ 08.
Antes de Navidades ya teníamos ambos una buena base sobre la que trabajar, así que en el mes de enero empezamos ya con las tiradas largas y así nos metimos en puertas del maratón.
La noche del viernes ya están todos los preparativos hechos, y nos vamos prontito a la cama ya que saldremos temprano. El sábado por la mañana madrugamos las dos familias y nos vamos en coche para Sevilla, en uno mi cuñado, mi hermana y mis dos sobrinos, en el otro mis dos hijos, mi mujer y yo mismo. Salimos con buen tiempo de Madrid, pero en cuanto abandonamos despeñaperros ya comienzan a aparecer unas nubes amenazantes, en Córdoba ya caen algunas gotas de agua y según nos acercamos a Sevilla los chubascos son mas frecuentes. Ya sabemos por las predicciones que el tiempo no va a ser bueno, se esperan lluvias e incluso alguno meteorólogos hablan de tormentas para el domingo, uff....
Llegamos sobre las 10:00 de la mañana y como todavía es pronto decidimos ir directamente a recoger los dorsales. Así llegamos hasta el Estadio Olímpico y accedemos por uno de sus laterales a la Feria del Corredor, donde con una exquisita organización tardamos poco mas de cinco minutos en hacer todos los trámites. Buena bolsa con equipación completa “Joma” incluida. Me esperaba tener que soportar alguna de las colas a las que nos tiene acostumbrado el MAPOMA, pero no ha sido así, me he llevado una muy grata sorpresa.
De aquí nos vamos directos para el hotel, dejamos los equipajes y nos vamos a visitar Sevilla. Paradita con muchas fotos en “La Macarena” a la que dedico una oración y me encomiendo a ella, rogándole y pidiéndole mucha salud para toda la gente que quiero, y si es posible, ya puestos, que mañana no llueva, je,je.., luego unas cervecitas fresquitas en un bar. De momento el cielo está cubierto de nubes pero no llueve. La anécdota de la mañana es que en un semáforo una pareja desde un coche, con acento sevillano me preguntan si sé indicarles como se llega al hospital de La Macarena, al contestarles que tuerzan en la primera calle a la izquierda después de pasar el Parlamento Andaluz mi familia alucina: un madrileño indicándole a un sevillano.... increíble. (Los milagros de Google-earth y el haber repasado mil veces las calles para no perderme, tengo el plano de Sevilla embebido en la cabeza).
Sobre la 13:00 h. nos vamos derechitos a la “manduca de hidratos”, llegamos en un pis-pas, aparcamos los coches y ahora sí, ya empieza a “chispear”. Estamos el recinto de Isla Mágica y nos acomodamos en uno de los pabellones que ha puesto a nuestro servicio la organización, una vez mas, con muy buen criterio. Los macarrones estaban excelentes (en serio), y la cerveza fresquita, si a esto le añades que los niños se comportaron bien y que conjuntamente la comida fue amenizada por un trío sevillano que no paró de cantar ¿qué mas se puede pedir?. Mi mujer incluso se animó a bailar una sevillana escoltada por mi sobrino Javi. Nos hubiésemos quedado bastante rato más, pero hay que preocuparse un poquito por los demás y dejar las mesas libres para que puedan comer otros, pues comienza a llegar mucha gente.
A la salida de la comida ya si llueve con cierta intensidad, nos vamos hacia la zona de la plaza de toros de La Maestranza y aparcamos el coche justo al lado del coso taurino, así, pertrechados bajo los paragüas hacemos la visita turítistica de rigor: Maestranza, Torre del Oro, Catedral y Giralda, no nos enrollamos mucho más, que no está la tarde para fiestas ya que cada vez el agua cae con mas fuerza, y nos vamos para la zona del hotel donde justo al lado existe un centro Comercial en el que ya se va notando el ambientillo futbolero que lo rodea, no obstante, estamos justo al lado del estadio “Sanchez Pizjuán”. Damos la cena a los niños y nosotros nos regamos también por dentro con unas cuantas cervezas acompañadas de unas buenas tapas. El comentario gira alrededor de la lluvia que cada vez arrecia con mas fuerza. “Si mañana amanece así yo paso de correr, menuda la que está cayendo, imagínate 42 kilómetros bajo este diluvio, que no, que no, que yo si está a sí paso de correr.....”.
Se acerca la hora de comienzo del partido 22:00 y el ambiente ya es total, banderas del Sevilla y bufandas por todos lados, pero nuestra mente está ya puesta en el día siguiente...
Amanece en Sevilla con un cielo totalmente cubierto de nubes, pero el agua a ésta hora no cae del cielo, sino que está en el suelo por todas partes, está todo lleno de charcos, menuda manera de llover en la tarde de ayer...
Desayunamos en el hotel, bueno para ser sinceros no desayunamos, sino que nos atiborramos y nos ponemos hasta las trancas en el buffet libre. Ahora si que ha llegado la hora esperada, nos marchamos para el Estadio Olímpico de La Cartuja, al que llegamos en unos pocos minutos, para tomar la salida en el maratón. La temperatura es excelente, hace una ligera brisa y no parece que vaya a llover, de momento todo perfecto. Nos despedimos de las familias que nos desean suerte, y a través del túnel sur accedemos a las entrañas del estadio. Una vez dentro ya el ambientazo es increíble, hay corredores y corredoras por todas partes, de todas las edades, de todos los colores y todos con un mismo objetivo común: “Correr durantes 42 kilómetros... y pico”. La organización lo tiene todo bien previsto, guardarropas, zona de calentamiento y un montón de atenciones al atleta.
Inmersos en el ambientazo que rodea a todo gran maratón, nos situamos al filo de las nueve de la mañana junto al arco de salida, a nuestra izquierda hay una pantalla gigante retransmitiendo la prueba. Estamos pisando la pista de atletismo y tendremos que salir por ella del estadio, flanqueados por hileras de globos de todos los tamaños y colores.
Instantes después se anuncia por megafonía que los atletas en sillas de ruedas han tomado ya la salida, por lo que estamos a punto de hacerlo nosotros también. Los nervios y las ganas de salir hacen que poco a poco, como si de una ola se tratase, un estallido de aplausos recorra el gran pelotón que formamos todos los corredores de principio a fin, pocos segundos después suena el pistoletazo que da inicio al MARASEVI’08.
Abandonamos el estadio por el tunel sur, remontando los escasos metros que separan el interior del mismo de la parte exterior, donde ya se oyen los aplausos del público. En la primera rotonda está toda mi familia animando, toda una inyección de moral.
Bueno, pues esto ha comenzado, la salida la hago muy, muy lenta, de hecho el primer kilómetro lo paso el algo más de cuatro minutos, no es lo previsto ni mucho menos, pero queda todo el maratón por delante. Los primeros cinco kilómetros los hago muy, muy suaves, y aún así toda la cerveza consumida en la lluviosa tarde del sábado parece dar vueltas en mi barriga, así como la variedad de tapitas tanto frías como calientes de las que pudimos dar también buena cuenta, aunque de la que mas me estoy acordando en estos primeros compases es de la de una especie de butifarra, (joder, si parece que la estuviese comiendo de nuevo). En fin, a lo que vamos,... primer kilómetro en 4.05, la salida del estadio la he hecho muy lento, y los 900 metros siguientes según parece también. Uff... pues yo pensaba que había ido mas rápido, bueno no pasa nada, a coger ritmo y a seguir. Damos una vueltecita por la Isla de la Cartuja por unas grandes avenidas totalmente despobladas de público, menos mal que no pega el aire. Voy poco a poco adelantando a gente, ya que he salido bastante atrás. Así llegamos al Km. 5, llevo las piernas muy duras y el tiempo de paso “ no es bueno”, lógico, teniendo en cuenta que en el primer kilómetro me he dejado unos 30 segundos sobre el tiempo previsto.
Veo a mi familia en otra de las rotondas por donde discurre la prueba y recibo los ánimos de todos ellos, así da gusto.
Damos una vuelta por el parque del Alamillo y abandonamos La Cartuja por el puente de la Barqueta, poquito a poco siento que voy cogiendo ritmo y la “butifarra” parece que me quiere ya dejar en paz. De vez en cuando me uno a alguno de los grupitos a los que voy dando alcance, pero después de pocos segundos siempre decido seguir progresando, creo que voy ajustando mi ritmo en torno a los 3 minutos 35 segundos por kilómetro y la verdad es que voy (si no es pecado decirlo en un maratón) “relativamente cómodo”. A partir de aquí mucho tramo de laaaaargas y anchas calles, en las que se pierde la vista en el horizonte y sin prácticamente público, pero bien es cierto, que la poca gente que anima lo hace con toda su fuerza, así me llegan a gritar cosas como “Vamos arriba... hasta el cielo!!!!”, “Ea que no te queda ná” (no, sólo unos 30 kilómetros de nada....pienso yo) o la que me hizo mas gracia de todas: una señora ya entradita en años que me gritó algo parecido a “Énga guapetón que tiés a los negros ahí mismo.....énga ¡!!!”, que no es por nada, pero como se nota que se va perdiendo la vista con los años.....
Así continúa la carrera, y desde poco después de haber pasado el kilómetro 10 ya no rebaso a ningún grupo de atletas, ahora a los pocos que doy alcance suelen ir en solitario o en pareja a lo sumo, uff... me quedan por delante 30 kilómetros sin ninguna compañía, prefiero no pensarlo. Cerca del kilómetro 13 paso a una negrita que no lleva buena cara y que va acompañada por otro chaval de color, su ritmo es inferior al que pretendo llevar y decido progresar hacia adelante.
Sobre el kilómetro 15 se me une un ciclista que ya no me abandonaría hasta la entrada del estadio, mas adelante me enteraría que responde al nombre de Joaquín. Ha ido en todo momento con su bici al lado mío. Desde aquí darte las gracias por tu apoyo, que aunque sin muchas palabras, solo con tenerte ahí cerca me hacías sentir que no estaba solo, porque he de decir que salvo los cinco primeros kilómetros iniciales, el resto del maratón lo hice totalmente en solitario.
Los cinco kilómetros que separan el 15 del 20 decido incrementar algo el ritmo puesto que parece que hay algo de brisa a favor, así me planteo defender un ritmo de 3 minutos 25 segundos, lo que me hace recuperar unos cuantos segunditos que me dejé en la salida.
Paso por la media maratón y aquí recibo muchos ánimos, “Vamos ese de Carreras!!!”, hasta hay alguien que me anima por mi Nick “Vamos Piraña ¡!!!”, increíble... joder como se agradece. A lo que vamos, ... tiempo de paso por la media 1:16:45, es algo mas de lo previsto pero no voy tan mal de piernas como para perder mucho en la segunda.... hala a seguir corriendo.
Una vez superada la media maratón se nota una mayor afluencia de público animando, así como también compruebo que hay muchos atletas a ambos lados de la prueba esperando, a buen seguro, a algún amigo para acompañarle en la segunda mitad de la prueba. También desde algún edificio cercano, brotadas desde las ventanas hay personas nos hace llegar sus ánimos con fuertes aplausos, mil gracias, en algunos casos hasta me giro hacia ellos y les devuelvo los aplausos, entonces todavía aplauden más.... que flipe!!.
Cuando paso por delante del hotel donde estoy alojado, allá por el kilómetro 26, la verdad es que me dan unas ganas terribles de pararme, irme a la habitación y sumergirme en esa estupenda bañera que en estos momentos está tan desaprovechada, pero enseguida aparto esos pensamientos de mi coco y fijo la vista en un atleta negro que llevo delante y al que poco a poco me voy acercando, éste, (pienso yo) ha debido de hacer de liebre hasta la media para los de cabeza y ahora que ya lo ha dado todo simplemente se está dejando ir hasta la meta. Y así debe ser, porque enseguida le doy alcance y además le dejo atrás....... alucinante, es uno de los negritos que ha salido en cabeza y le estoy sobrepasando, no me lo creo ni yo... esto me da alas, y éstas se hacen aún mas grandes cuando pocos kilómetros después también doy alcance y adelanto a dos negritas que corren, codo con codo, la una con la otra.. ¡¡¡ Madre mía, ¿Pero que tenía esa butifarra?!!!! ..
Me encuentro bien de fuerzas y con la moral muy alta al ver que continuamente llego a la gente que voy viendo delante, y así me planto en el kilómetro 30, repongo líquidos, me semi-ducho con una de las esponjas que con una sonrisa en la cara me entrega una voluntaria, y es ahora cuando mi “escolta Joaquín” me dice que empieza la carrera para los “hombres”... Ay madre, eso acojona ¿eh?.. El caso es que a partir de ahí me entrego a tope con las ya pocas fuerzas que me quedan, así paso el 31 a buen ritmo, tanto que estoy pillando a otro par de corredores que me preceden, lo pago en el 32 y esos dos corredores se me vuelven a escapar.
Cruzamos el río Guadalquivir por el puente de Los Remedios y nos metemos de lleno en el barrio de Triana, así sufro para llegar al 33, me cago en la leche ¿dónde está el 34 que no llega??, por fin el 34, mi ritmo noto que ha decaído en parte, pero ahora es cuando toca sufrir de verdad y donde se gana o se pierde el maratón, aprieto los dientes e intento mantener el ritmo, ésta es la verdadera cara del maratón en su estado mas puro. Rebasado el kilómetro 34 doy definitivamente alcance al par de corredores con los que he ido haciendo “la goma”, en la camiseta de uno de ellos hay serigrafiado algo como “ultrafondistas de Ceuta” y la verdad es que el chaval, con rasgos magrebíes, tiene muy buena planta de corredor. Noto como ambos se enganchan a mí y les voy marcando el ritmo, pero me da igual, yo a estas alturas solo tengo el pensamiento puesto en la meta, además creo que se están descolgando. Nuevo cruce por encima del río Guadalquivir y a intentar que no decaiga el ritmo.
Ahora ya llevo las piernas como auténticas morcillas de burgos, estoy realmente echo polvo, además comienza a levantarse un ligero vientecillo en contra, pero hay gente delante que va aún peor que yo, porque todavía adelantaré a otro corredor mas, éste de los “fondistas de Córdoba”, según reza en su morada camiseta.... Así llega el 35, se hace de rogar el 36, se detiene el tiempo entre éste y el 37, el 38 no llega nunca, ...... y puedo oler a estadio y a meta, pero.... ¿dónde porras está el 39? Quillooooooooo!!!!!! , ahora sí , ya lo veo, lo paso y pienso “El próximo ya empieza por 4, venga ánimo Alejandro.....” y después de un largo rato, donde parece detenerse el tiempo en mitad del Parque del Alamillo, por fin después de una curva a la izquierda aparece.. ¿o no? Que sí, que sí, que es el 40, vamos dos kilómetros y se acaba este martirio..... El paso del 40 al 41 no se me hace tan largo como los anteriores, voy tocado y casi hundido, pero con las pocas fuerzas que quedan trato de componerme y parecer un “corredor” ya que hay gente que se deja la garganta animándome a éstas alturas y no es plan de parecer un trapo, en este punto comienza la zona vallada y la organización no permite continuar a mi lado a Joaquín con su bici, me grita ánimos,y me dice algo así como “vaya maratón que te has cascado majo!!!”, y no se cansa de gritar y gritar, hasta que su voz queda apagada por la multitud de aplausos que recibo.... Ahora sí, el próximo ya es el 42, número mágico y que esta vez no va a hacerse de rogar, tres minutos y pico después aparece ante mis ojos, “Ya está el gato en la talega, como diría mi abuelo”. Penetro en el estadio a través del tunel sur y en una pronunciada bajada que castiga mis cuádriceps, dentro del túnel los voluntarios no paran de animar y dar palmas, que buena gente.....vueltecita al estadio, aplausos desde la grada y haciéndome el valiente hasta “casi” esprinto....por lo menos que parezca que llego con buena cara, (aunque por dentro estoy reventado). La organización hasta me quita el chip de la zapatilla, me han arropado con una toalla y me colman de atenciones, joder me siento querido, que emoción. Parece que la Virgen de La Macarena escuchó mis plegarias, desde hoy cuenta con un devoto más.
Antes de Navidades ya teníamos ambos una buena base sobre la que trabajar, así que en el mes de enero empezamos ya con las tiradas largas y así nos metimos en puertas del maratón.
La noche del viernes ya están todos los preparativos hechos, y nos vamos prontito a la cama ya que saldremos temprano. El sábado por la mañana madrugamos las dos familias y nos vamos en coche para Sevilla, en uno mi cuñado, mi hermana y mis dos sobrinos, en el otro mis dos hijos, mi mujer y yo mismo. Salimos con buen tiempo de Madrid, pero en cuanto abandonamos despeñaperros ya comienzan a aparecer unas nubes amenazantes, en Córdoba ya caen algunas gotas de agua y según nos acercamos a Sevilla los chubascos son mas frecuentes. Ya sabemos por las predicciones que el tiempo no va a ser bueno, se esperan lluvias e incluso alguno meteorólogos hablan de tormentas para el domingo, uff....
Llegamos sobre las 10:00 de la mañana y como todavía es pronto decidimos ir directamente a recoger los dorsales. Así llegamos hasta el Estadio Olímpico y accedemos por uno de sus laterales a la Feria del Corredor, donde con una exquisita organización tardamos poco mas de cinco minutos en hacer todos los trámites. Buena bolsa con equipación completa “Joma” incluida. Me esperaba tener que soportar alguna de las colas a las que nos tiene acostumbrado el MAPOMA, pero no ha sido así, me he llevado una muy grata sorpresa.
De aquí nos vamos directos para el hotel, dejamos los equipajes y nos vamos a visitar Sevilla. Paradita con muchas fotos en “La Macarena” a la que dedico una oración y me encomiendo a ella, rogándole y pidiéndole mucha salud para toda la gente que quiero, y si es posible, ya puestos, que mañana no llueva, je,je.., luego unas cervecitas fresquitas en un bar. De momento el cielo está cubierto de nubes pero no llueve. La anécdota de la mañana es que en un semáforo una pareja desde un coche, con acento sevillano me preguntan si sé indicarles como se llega al hospital de La Macarena, al contestarles que tuerzan en la primera calle a la izquierda después de pasar el Parlamento Andaluz mi familia alucina: un madrileño indicándole a un sevillano.... increíble. (Los milagros de Google-earth y el haber repasado mil veces las calles para no perderme, tengo el plano de Sevilla embebido en la cabeza).
Sobre la 13:00 h. nos vamos derechitos a la “manduca de hidratos”, llegamos en un pis-pas, aparcamos los coches y ahora sí, ya empieza a “chispear”. Estamos el recinto de Isla Mágica y nos acomodamos en uno de los pabellones que ha puesto a nuestro servicio la organización, una vez mas, con muy buen criterio. Los macarrones estaban excelentes (en serio), y la cerveza fresquita, si a esto le añades que los niños se comportaron bien y que conjuntamente la comida fue amenizada por un trío sevillano que no paró de cantar ¿qué mas se puede pedir?. Mi mujer incluso se animó a bailar una sevillana escoltada por mi sobrino Javi. Nos hubiésemos quedado bastante rato más, pero hay que preocuparse un poquito por los demás y dejar las mesas libres para que puedan comer otros, pues comienza a llegar mucha gente.
A la salida de la comida ya si llueve con cierta intensidad, nos vamos hacia la zona de la plaza de toros de La Maestranza y aparcamos el coche justo al lado del coso taurino, así, pertrechados bajo los paragüas hacemos la visita turítistica de rigor: Maestranza, Torre del Oro, Catedral y Giralda, no nos enrollamos mucho más, que no está la tarde para fiestas ya que cada vez el agua cae con mas fuerza, y nos vamos para la zona del hotel donde justo al lado existe un centro Comercial en el que ya se va notando el ambientillo futbolero que lo rodea, no obstante, estamos justo al lado del estadio “Sanchez Pizjuán”. Damos la cena a los niños y nosotros nos regamos también por dentro con unas cuantas cervezas acompañadas de unas buenas tapas. El comentario gira alrededor de la lluvia que cada vez arrecia con mas fuerza. “Si mañana amanece así yo paso de correr, menuda la que está cayendo, imagínate 42 kilómetros bajo este diluvio, que no, que no, que yo si está a sí paso de correr.....”.
Se acerca la hora de comienzo del partido 22:00 y el ambiente ya es total, banderas del Sevilla y bufandas por todos lados, pero nuestra mente está ya puesta en el día siguiente...
Amanece en Sevilla con un cielo totalmente cubierto de nubes, pero el agua a ésta hora no cae del cielo, sino que está en el suelo por todas partes, está todo lleno de charcos, menuda manera de llover en la tarde de ayer...
Desayunamos en el hotel, bueno para ser sinceros no desayunamos, sino que nos atiborramos y nos ponemos hasta las trancas en el buffet libre. Ahora si que ha llegado la hora esperada, nos marchamos para el Estadio Olímpico de La Cartuja, al que llegamos en unos pocos minutos, para tomar la salida en el maratón. La temperatura es excelente, hace una ligera brisa y no parece que vaya a llover, de momento todo perfecto. Nos despedimos de las familias que nos desean suerte, y a través del túnel sur accedemos a las entrañas del estadio. Una vez dentro ya el ambientazo es increíble, hay corredores y corredoras por todas partes, de todas las edades, de todos los colores y todos con un mismo objetivo común: “Correr durantes 42 kilómetros... y pico”. La organización lo tiene todo bien previsto, guardarropas, zona de calentamiento y un montón de atenciones al atleta.
Inmersos en el ambientazo que rodea a todo gran maratón, nos situamos al filo de las nueve de la mañana junto al arco de salida, a nuestra izquierda hay una pantalla gigante retransmitiendo la prueba. Estamos pisando la pista de atletismo y tendremos que salir por ella del estadio, flanqueados por hileras de globos de todos los tamaños y colores.
Instantes después se anuncia por megafonía que los atletas en sillas de ruedas han tomado ya la salida, por lo que estamos a punto de hacerlo nosotros también. Los nervios y las ganas de salir hacen que poco a poco, como si de una ola se tratase, un estallido de aplausos recorra el gran pelotón que formamos todos los corredores de principio a fin, pocos segundos después suena el pistoletazo que da inicio al MARASEVI’08.
Abandonamos el estadio por el tunel sur, remontando los escasos metros que separan el interior del mismo de la parte exterior, donde ya se oyen los aplausos del público. En la primera rotonda está toda mi familia animando, toda una inyección de moral.
Bueno, pues esto ha comenzado, la salida la hago muy, muy lenta, de hecho el primer kilómetro lo paso el algo más de cuatro minutos, no es lo previsto ni mucho menos, pero queda todo el maratón por delante. Los primeros cinco kilómetros los hago muy, muy suaves, y aún así toda la cerveza consumida en la lluviosa tarde del sábado parece dar vueltas en mi barriga, así como la variedad de tapitas tanto frías como calientes de las que pudimos dar también buena cuenta, aunque de la que mas me estoy acordando en estos primeros compases es de la de una especie de butifarra, (joder, si parece que la estuviese comiendo de nuevo). En fin, a lo que vamos,... primer kilómetro en 4.05, la salida del estadio la he hecho muy lento, y los 900 metros siguientes según parece también. Uff... pues yo pensaba que había ido mas rápido, bueno no pasa nada, a coger ritmo y a seguir. Damos una vueltecita por la Isla de la Cartuja por unas grandes avenidas totalmente despobladas de público, menos mal que no pega el aire. Voy poco a poco adelantando a gente, ya que he salido bastante atrás. Así llegamos al Km. 5, llevo las piernas muy duras y el tiempo de paso “ no es bueno”, lógico, teniendo en cuenta que en el primer kilómetro me he dejado unos 30 segundos sobre el tiempo previsto.
Veo a mi familia en otra de las rotondas por donde discurre la prueba y recibo los ánimos de todos ellos, así da gusto.
Damos una vuelta por el parque del Alamillo y abandonamos La Cartuja por el puente de la Barqueta, poquito a poco siento que voy cogiendo ritmo y la “butifarra” parece que me quiere ya dejar en paz. De vez en cuando me uno a alguno de los grupitos a los que voy dando alcance, pero después de pocos segundos siempre decido seguir progresando, creo que voy ajustando mi ritmo en torno a los 3 minutos 35 segundos por kilómetro y la verdad es que voy (si no es pecado decirlo en un maratón) “relativamente cómodo”. A partir de aquí mucho tramo de laaaaargas y anchas calles, en las que se pierde la vista en el horizonte y sin prácticamente público, pero bien es cierto, que la poca gente que anima lo hace con toda su fuerza, así me llegan a gritar cosas como “Vamos arriba... hasta el cielo!!!!”, “Ea que no te queda ná” (no, sólo unos 30 kilómetros de nada....pienso yo) o la que me hizo mas gracia de todas: una señora ya entradita en años que me gritó algo parecido a “Énga guapetón que tiés a los negros ahí mismo.....énga ¡!!!”, que no es por nada, pero como se nota que se va perdiendo la vista con los años.....
Así continúa la carrera, y desde poco después de haber pasado el kilómetro 10 ya no rebaso a ningún grupo de atletas, ahora a los pocos que doy alcance suelen ir en solitario o en pareja a lo sumo, uff... me quedan por delante 30 kilómetros sin ninguna compañía, prefiero no pensarlo. Cerca del kilómetro 13 paso a una negrita que no lleva buena cara y que va acompañada por otro chaval de color, su ritmo es inferior al que pretendo llevar y decido progresar hacia adelante.
Sobre el kilómetro 15 se me une un ciclista que ya no me abandonaría hasta la entrada del estadio, mas adelante me enteraría que responde al nombre de Joaquín. Ha ido en todo momento con su bici al lado mío. Desde aquí darte las gracias por tu apoyo, que aunque sin muchas palabras, solo con tenerte ahí cerca me hacías sentir que no estaba solo, porque he de decir que salvo los cinco primeros kilómetros iniciales, el resto del maratón lo hice totalmente en solitario.
Los cinco kilómetros que separan el 15 del 20 decido incrementar algo el ritmo puesto que parece que hay algo de brisa a favor, así me planteo defender un ritmo de 3 minutos 25 segundos, lo que me hace recuperar unos cuantos segunditos que me dejé en la salida.
Paso por la media maratón y aquí recibo muchos ánimos, “Vamos ese de Carreras!!!”, hasta hay alguien que me anima por mi Nick “Vamos Piraña ¡!!!”, increíble... joder como se agradece. A lo que vamos, ... tiempo de paso por la media 1:16:45, es algo mas de lo previsto pero no voy tan mal de piernas como para perder mucho en la segunda.... hala a seguir corriendo.
Una vez superada la media maratón se nota una mayor afluencia de público animando, así como también compruebo que hay muchos atletas a ambos lados de la prueba esperando, a buen seguro, a algún amigo para acompañarle en la segunda mitad de la prueba. También desde algún edificio cercano, brotadas desde las ventanas hay personas nos hace llegar sus ánimos con fuertes aplausos, mil gracias, en algunos casos hasta me giro hacia ellos y les devuelvo los aplausos, entonces todavía aplauden más.... que flipe!!.
Cuando paso por delante del hotel donde estoy alojado, allá por el kilómetro 26, la verdad es que me dan unas ganas terribles de pararme, irme a la habitación y sumergirme en esa estupenda bañera que en estos momentos está tan desaprovechada, pero enseguida aparto esos pensamientos de mi coco y fijo la vista en un atleta negro que llevo delante y al que poco a poco me voy acercando, éste, (pienso yo) ha debido de hacer de liebre hasta la media para los de cabeza y ahora que ya lo ha dado todo simplemente se está dejando ir hasta la meta. Y así debe ser, porque enseguida le doy alcance y además le dejo atrás....... alucinante, es uno de los negritos que ha salido en cabeza y le estoy sobrepasando, no me lo creo ni yo... esto me da alas, y éstas se hacen aún mas grandes cuando pocos kilómetros después también doy alcance y adelanto a dos negritas que corren, codo con codo, la una con la otra.. ¡¡¡ Madre mía, ¿Pero que tenía esa butifarra?!!!! ..
Me encuentro bien de fuerzas y con la moral muy alta al ver que continuamente llego a la gente que voy viendo delante, y así me planto en el kilómetro 30, repongo líquidos, me semi-ducho con una de las esponjas que con una sonrisa en la cara me entrega una voluntaria, y es ahora cuando mi “escolta Joaquín” me dice que empieza la carrera para los “hombres”... Ay madre, eso acojona ¿eh?.. El caso es que a partir de ahí me entrego a tope con las ya pocas fuerzas que me quedan, así paso el 31 a buen ritmo, tanto que estoy pillando a otro par de corredores que me preceden, lo pago en el 32 y esos dos corredores se me vuelven a escapar.
Cruzamos el río Guadalquivir por el puente de Los Remedios y nos metemos de lleno en el barrio de Triana, así sufro para llegar al 33, me cago en la leche ¿dónde está el 34 que no llega??, por fin el 34, mi ritmo noto que ha decaído en parte, pero ahora es cuando toca sufrir de verdad y donde se gana o se pierde el maratón, aprieto los dientes e intento mantener el ritmo, ésta es la verdadera cara del maratón en su estado mas puro. Rebasado el kilómetro 34 doy definitivamente alcance al par de corredores con los que he ido haciendo “la goma”, en la camiseta de uno de ellos hay serigrafiado algo como “ultrafondistas de Ceuta” y la verdad es que el chaval, con rasgos magrebíes, tiene muy buena planta de corredor. Noto como ambos se enganchan a mí y les voy marcando el ritmo, pero me da igual, yo a estas alturas solo tengo el pensamiento puesto en la meta, además creo que se están descolgando. Nuevo cruce por encima del río Guadalquivir y a intentar que no decaiga el ritmo.
Ahora ya llevo las piernas como auténticas morcillas de burgos, estoy realmente echo polvo, además comienza a levantarse un ligero vientecillo en contra, pero hay gente delante que va aún peor que yo, porque todavía adelantaré a otro corredor mas, éste de los “fondistas de Córdoba”, según reza en su morada camiseta.... Así llega el 35, se hace de rogar el 36, se detiene el tiempo entre éste y el 37, el 38 no llega nunca, ...... y puedo oler a estadio y a meta, pero.... ¿dónde porras está el 39? Quillooooooooo!!!!!! , ahora sí , ya lo veo, lo paso y pienso “El próximo ya empieza por 4, venga ánimo Alejandro.....” y después de un largo rato, donde parece detenerse el tiempo en mitad del Parque del Alamillo, por fin después de una curva a la izquierda aparece.. ¿o no? Que sí, que sí, que es el 40, vamos dos kilómetros y se acaba este martirio..... El paso del 40 al 41 no se me hace tan largo como los anteriores, voy tocado y casi hundido, pero con las pocas fuerzas que quedan trato de componerme y parecer un “corredor” ya que hay gente que se deja la garganta animándome a éstas alturas y no es plan de parecer un trapo, en este punto comienza la zona vallada y la organización no permite continuar a mi lado a Joaquín con su bici, me grita ánimos,y me dice algo así como “vaya maratón que te has cascado majo!!!”, y no se cansa de gritar y gritar, hasta que su voz queda apagada por la multitud de aplausos que recibo.... Ahora sí, el próximo ya es el 42, número mágico y que esta vez no va a hacerse de rogar, tres minutos y pico después aparece ante mis ojos, “Ya está el gato en la talega, como diría mi abuelo”. Penetro en el estadio a través del tunel sur y en una pronunciada bajada que castiga mis cuádriceps, dentro del túnel los voluntarios no paran de animar y dar palmas, que buena gente.....vueltecita al estadio, aplausos desde la grada y haciéndome el valiente hasta “casi” esprinto....por lo menos que parezca que llego con buena cara, (aunque por dentro estoy reventado). La organización hasta me quita el chip de la zapatilla, me han arropado con una toalla y me colman de atenciones, joder me siento querido, que emoción. Parece que la Virgen de La Macarena escuchó mis plegarias, desde hoy cuenta con un devoto más.
Al final entrada en meta en 2:34:08, tiempo neto de 2:33:59, Mejor Marca Personal y objetivo conseguido, en cuanto a la clasificación he llegado en el puesto nº 20, siendo 6º mejor español y 5º en la categoría de Veteranos-A. Me había marcado el asalto al 2:35 y lo he logrado, estoy muy contento.
Me reúno con mi familia en las gradas y mientras esperamos la llegada de mi cuñado Alejandro, continuamente sortean regalos por megafonía, y para rematar la mañana nos toca un lote de ellos que hace la delicia de los mas pequeños. De repente, aparece ante nosotros Alejandro cuando el crono todavía no ha llegado a las 3 horas, es increíble, aunque lleva un ritmo cansino y lento pasa por debajo del arco de meta en 2 horas y 57 minutos, esto si que es una auténtica sorpresa.
Abandonamos las gradas y fuera ya del estadio nos reunimos con mi cuñado, quien nos devuelve a la realidad y nos comenta que se ha sentido mal durante toda la prueba y al final ha tenido que ir acortando para poder llegar, por lo que se ha saltado algunos puntos de paso. No ha sido su día, pero no importa, ya tendrá mas ocasiones para desquitarse. Así nos vamos hacia el parking para recoger los coches e iniciar el camino de regreso a Madrid.
Ha sido un fin de semana completo, en resumen:
ORGANIZACIÓN: Excelente, excelente y excelente. Comida de hidratos a pedir de boca, muy buena bolsa del corredor, buena feria, trato inmejorable en carrera y post carrera, mil atenciones y siempre con buena cara, desde aquí mis felicitaciones.... y todo por 15 €, a ver si copian otros....
CLIMATOLOGÍA: Perfecta para correr, nubladito y algunos ratitos de sol, la tarde anterior estuvo entera lloviendo y para mí que soy alérgico me vino de perlas, no había ni rastro de polen...
RECORRIDO: Muy bueno en cuanto a perfil, pero árido en cuanto a que discurre por digamos... no las mejores zonas de Sevilla.
ANIMACIÓN: Poca, pero muy buena. En algunas ocasiones me sentía como si me estuviese jaleando mi propia madre.... que ganas le echan algunos, chapeaú ¡!!
Ahora a recuperar y a pensar en MAPOMA.
(Si has conseguido llegar hasta aquí leyendo lo primero darte las gracias y lo segundo decirte que tú también te has marcado un auténtico maratón..... de lectura, perdona tanto rollo)
Salud para todos/as.