lunes, 28 de abril de 2008

MAPOMA 2008




El llegar hasta este momento del inicio de la crónica supone leer un par de líneas pero en el tiempo conlleva alrededor de dos meses de preparación específica que dio comienzo en el mismo momento en el que crucé la línea de meta del maratón de Sevilla, allá a finales de febrero de este mismo año.

La noche como no podía ser de otro modo a sido un constante duerme vela, a ratos dormir, a ratos no, unos ratos nervioso y otros mas aún. Al final me levanto de la cama a eso de las 06:40 de la mañana, al mismo tiempo que mi mujer, dispuesta a acompañarme un año más junto con mis hijos, (que sería de mí sin ellos).

Desayuno un buen tazón de leche con miel y cereales, para acto seguido ir directo al baño a “evacuar”, por la vía rápida, gran parte de la pasta ingerida en el día de ayer. Supongo que será fruto de los nervios pero antes de salir de casa todavía visitaré al señor Roca una vez mas. Me enfundo mi equipación de mi club virtual “Carreras Populares.com” me unto vaselina hasta en las cejas y después de calzarme los neumáticos de “seco” a tenor del día que nos acompaña hoy, me despido de mi mujer y mis hijos y con la sola compañía de un bono de metro salgo de casa y me dispongo a correr el MAPOMA.

Bajo a la estación del Metro a eso de las 07:15 de la mañana, hay poca gente en el andén, pero los pocos que hay ponen cara extrañada al ver a un tío en calzones, con un dorsal en una mano y una botella de agua en la otra. En la parada de Torre Arias me espera mi cuñado Alejandro y ya juntos nos vamos hasta la línea de salida.

Sobre las 08:15 el bullicio de corredores alrededor de la plaza de la Cibeles es ya formidable, esperamos a dos compañeros mas Javi y David y en vista que alguno más a los que esperábamos no terminan de aparecer decidimos a eso de las 08:35 ir a coger posiciones en las entrañas del gran pelotón. Aprovechamos para aflojar la vejiga con la meadita de última hora (cuatro gotas) y tras desearnos suerte nos acoplamos a la gran serpiente multicolor que formamos los cerca de 13.000 atletas ( según cifras de la organización, discutibles por otro lado...).

Gracias al dorsal preferente que me ha adjudicado la organización puedo situarme sobre la misma línea de salida a escasos centímetros de la primera de las muchas alfombrillas que jalonan el recorrido del maratón. Por aquí puedo ver a Fabián Roncero conversando tranquilamente con Ramiro Matamoros quien puede presumir de haber ganado en alguna ocasión esta carrera. Saludo a algunos amigos y conocidos y a escasos cinco minutos del incio ya estamos todos como sardinas en lata esperando el pistoletazo. A mi derecha uno de los brazos del hinchable negro que delimita la zona de salida, a mi izquierda un batallón de keniatas y etíopes (lo menos hay doce o más) y en medio de ellos quien a buen seguro les plantará cara en el día de hoy, nuestro representante en la prueba de maratón de Pekín: Chema Martínez.

Mañanita casi fantástica para correr, ni gota de viento y si no fuese por el calor diría que en lo climatológico el día es perfecto para correr.

Aviones del ejército del aire sobrevuelan nuestras cabezas a escasos metros, dejando una estela de humo con los colores de la bandera de España, muy bonito. Cuando apenas ha desaparecido el rastro de humo que han dejado tras de sí, el Alcalde de Madrid da la señal de inicio de la prueba..... hala a correr.


Los primeros kilómetros son cuesta arriba por la Castellana y al principio voy con el grupo de las chicas, pero han salido muy rápido, ya que pasamos el primer kilómetro en tres minutos y veinte segundos, por lo que pronto me descuelgo hasta un grupo que viene por detrás. Cerca del segundo kilómetro veo a toda mi familia animando, primera inyección de moral para mi espíritu que de inmediato se transmite a mis piernas.

Llegamos a la Plaza de Castilla y la ligera cuesta por la que subíamos da paso a un terreno mas llano y favorable, apretamos algo el ritmo cogemos algo de agua para mas tarde girar a la derecha y continuar en ligera bajada. Noto las piernas muy, muy pesadas, pero eso por lo visto es una buena señal, dicen los entendidos que hay que sentirlas pesadas al menos hasta el kilómetro quince, sea como fuere el caso es que parece que llevo dos piedras en vez de dos piernas y así paso el kilómetro diez con un tiempo que está en torno a los treinta y seis minutos.

Al paso por Raimundo Fernández Villaverde veo a unos amigos animandome, a partir de aquí la calle se empina, no mucho pero si lo suficiente para tener que bajar el ritmo, me he ido hacia adelante con Jorge Abueso (Campeón de España de los 100 km.) y marchamos a buen ritmo, me da la impresión que alrededor de tres minutos y medio por kilómetro. Al paso por Bravo Murillo el perfil vuelve a ser favorable, por lo que damos algún acelerón que nos acerca a la calle Alberto Aguilera donde busco la sombra que ofrecen los edificios por el lateral derecho de la calle. Hasta ahora la animación no es que sea mucha, pero los que hay se hacen notar.

Al bajar por la calle Fuencarral, el paso se estrecha y se sienten mucho mas cercanos los ánimos del público, esto unido a que el desnivel vuelve a picar hacia abajo hace que lleguemos a Gran Vía en un periquete, que gustazo el girar a la derecha abandonar Fuencarral y encarar una grandiosa Gran Vía totalmente despejada de coches que me recibe con aplausos, indescriptible. En este punto noto unos ligeros pinchazos en mi pierna izquierda que me hacen “sujetar los caballos” y ser algo mas conservador, el objetivo es disfrutar del maratón, no es el de lesionarme.

Al pasar por la Plaza del Callao, veo de nuevo a mi familia animando, hay mucha gente en ese punto, suben las pulsaciones, me aparto a un lado, choco la palma de la mano con mis hijos y sobrinos y me lanzo Preciados abajo buscando ya la Puerta del Sol, paso emblemático del MAPOMA.

Muy próximo al reloj que nos marca las uvas con cada cambio de año, recibo ánimos de gente que suele visitar el foro donde me dejo caer de vez en cuando, animadores que en cuanto reconocen la equipación de los “balas rojas” (como así nos llaman), se dejan la garganta animando, esos ánimos calan en lo mas profundo y son muy bien recibidos.

Ahora toca encarar la calle Mayor para desembocar a los pies de la Catedral de la Almudena. Sigo a buen ritmo en progresión, pasamos por el Palacio Real y en seguida comienza la cuesta de la calle Ferraz, no es que sea demoledora pero hace algo de "pupita". Poco después el desnivel vuelve a ser favorable, en algún punto incluso demasiado favorable ya que hay que ir sujetándose para no embalarse demasiado, y nos conduce al paso por la media maratón, donde el crono me marca que estoy en torno a una hora y diecises minutos. Voy bien de ritmo, me encuentro bien y decido jugármela e irme hacia adelante, así dejo atrás a Jorge y me marco alcanzar a la negrita que va delante en cuarta posición, según marca la bici que la acompaña y a la que rebaso en la Av. de Valladolid, unos metros antes de girar a la derecha y encarar el comienzo de la Casa de Campo.

Poco mas adelante nos metemos de lleno en pleno vergel de la casa de Campo, donde se agradecen las innumerables sombras que pueblan sus paseos, hay mucha gente haciendo deporte (a parte claro está de los locos maratonianos que invadimos por una mañana este espacio). Se ven muchas bicicletas, y aunque no hay excesiva gente animando, los fenómenos que lo hacen ponen todas sus fuerzas en ello.

En el kilómetro 27 veo a mi cuñado Pablo que hace conmigo unos 500 metros, luego se para y decide esperar a mi otro cuñado que viene algo mas retrasado. Esos pocos metros con él también me dan moral para continuar hacia delante aunque con ciertas reservas ya que la pierna izquierda de vez en cuando me manda algún recadito en forma de pinchazos.

En la salida de la Casa de Campo, al girar en el metro Lago y en el comienzo de la cuesta arriba consigo dar alcance y rebasar a la 3ª chica , quien para no variar es también de color. A estas alturas de la prueba cuando ya pisamos el kilómetro treinta, las piernas ya empiezan a mandar señales que indican que están comenzando a sufrir el castigo al que las estoy sometiendo, así pues, bajo un poco el ritmo, no hay que volverse loco, el objetivo es llegar. Al abandonar la Avenida de Portugal y hacer el giro a la derecha que me conduce al Paseo de la Ermita del Santo, recibo los ánimos de nada más y nada menos Ramiro Matamoros, esto si que es un lujazo, un campeón del MAPOMA animando a un popular como yo, ¡¡gracias tío!!, eres muy grande.

Poco antes del kilómetro treinta y dos, que está en el puente de San Isidro, adelanto a dos de los negros que se han parado a un lado de la calle, deben tener problemas musculares porque ambos están estirando y con no muy buena cara, bueno yo a lo mío que bastante estoy teniendo ya con intentar mantener el ritmo y mirar donde pongo los pies, porque hace un momento he metido el derecho en un pequeño bache en mitad de la calzada y a pocas me voy al suelo.

Paso el Puente de San Isidro sobre el desconocido río Manzanares y giro a la izquierda, esa recta de la calle Juan Duque se me hace durilla, pillo un acuarios de limón y “to pa dentro”, una botella de agua y me ducho con ella, a estas alturas todo vale. Sigo con la vista en el final de la calle, final que parece no llegar nunca.

Ahora los kilómetros ya tardan mucho mas en llegar, se empiezan a hacer eternos, su paso es bastante mas lento y así llego hasta el treinta y cuatro en el Paseo Imperial. Ya se nota que hay mucha mas gente en las calles, no sé si porque a esta hora (alrededor de las 11:00) ya se han levantado de la cama, o porque prefieren situarse al final del recorrido, donde realmente se disfruta (como público) de una prueba como el maratón. Muy cerca del kilómetro treinta y cinco recibo los gritos de aliento de un compañero de club virtual, el gran Javi Sanz, con un porrón de maratones a su espalda, todo un maestro en este arte. Todos los ánimos son muy bien recibidos, pero si vienen de alguien como Javi la verdad es que saben a gloria y se valoran mucho más. Esto me da mas fuerzas para continuar hacia delante, ya con mas corazón que músculos mi cabeza me dice que lo peor está por llegar, así me planto en el kilómetro treinta y seis y poco después adelanto a la chica que va en segundo lugar, se trata de la etíope Derartu Tulu, (Ganadora en 2001 del maratón de Londres, medalla de bronce en Maratón en las Olimpiadas de Atenas y medalla de oro en los diez míl metros en los juegos Olímpicos de Sidney) según los entendidos partía como favorita para ganar en el día de hoy, pero por lo que veo no debe de tener su día ya que no lleva buena cara, va acompañada por otro atleta etíope que le va haciendo de liebre, pero no lleva buena cara.. no señor..

La subida por la calle Méndez Álvaro es de las que hacen daño, así que a bajar revoluciones y a subirla al tran tran, que como todo en la vida ya le llegará su final.....

Por fin, como no podía ser de otro modo, se termina la dichosa cuestecita y justo al paso por Atocha estoy a punto de cagarla bien cagada, me explico: Como en este momento no llevo a nadie delante, me despisto y acostumbrado a participar en la noche mágica del 31 de Diciembre siguiendo el recorrido de la carrera San Silvestre Vallecana, yo solito y sin ayuda de nadie, giro todo a la derecha y me voy dirección a la Avenida Ciudad de Barcelona, y a no ser por un par de chavales que me pegaron cuatro gritos, todavía estaría corriendo por las calles de Vallecas como un auténtico imbécil, ¡¡que despiste Dios!!, al final no han sido mas que veinte o treinta metros de mas, pero los doy por buenos teniendo en cuenta que la anécdota podía haberse convertido en una auténtica cagada.

Repuesto del susto, continúo por el recorrido, esta vez sí, pisando las rayas azules (ya no les quito el ojo hasta la meta). Sigo en carrera, con un ritmo ya mas cansino pero sigo en carrera.


Llevo subidas varias cuestas pero todavía queda el postre. Voy por el kilómetro treinta y nueve aproximadamente y el trazado de nuevo se empina, ahora ya las piernas no van mas, es lo que hay, a mantener el ritmo e intentar no perder mucho. Paso por debajo de las duchas (Siempre he preferido las esponjas, pero esto del medio ambiente es lo que tiene, y yo contento por ello), veo la bici que marca la posición de la primera chica y decido echar el resto a ver si soy capaz de darla alcance, me parece que no va a ser posible, pero lo voy a intentar, por mí que no quede. Poco después llego al kilómetro cuarenta al son de la música de una de tantas orquestas que salpican el recorrido, el kilómetro cuarenta y uno tarda una eternidad en llegar, poco a poco voy recortando la distancia con la africana y antes de girar para entrar al retiro ya me he emparejado con ella.

Giro a la izquierda con cuidado de no tropezar en el bordillo y comienza el tramo final en el Paseo de Coches del Retiro, el público anima como siempre, de alucinar. Cambio el ritmo y doy ya todo lo que tengo, dejo a la negrita atrás, rodeada de motos y cámaras de televisión, y unos metros antes del km. 42 (Este ya lo pongo en grande) veo a toda mi familia animándome una vez más, no me resisto a pararme y plantarle dos besazos a la mas pequeña de todas, ahora ya no va a haber quien me pare. De nuevo retomo la carrera ya a escasos doscientos metros de la meta, ya me dejo llevar por los aplausos de la gente que no sé muy bien si van dirigidos a mí o a la primera chica, que con el parón del beso viene otra vez justo detrás de mí, bueno prefiero pensar que los aplausos son para los dos.

Al final cruzo la meta en 2:36, lejos de mi mejor marca, pero con muy buen sabor de boca por haber completado otro maratón mas. Me tomo una cervecita (sin alcohol, aggg) y después de un buen masaje voy al encuentro de mi familia para esperar a mis cuñados que lo harán poco después. Luego vendrían las cervecitas en la terracita del Retiro, y una fabulosa barbacoa regada con buena cerveza fresquita en casa de mi amigo Javi, con chapuzón incluido en una piscina cubierta por un agua helada, que a decir verdad ha venido muy bien para las agujetas. Un fantástico anfitrión, gracias Javi.

Muchas gracias al público, foreros que habéis animado como jabatos, voluntarios, fisioterapeutas, masajistas, a todos/as los que haceis posible esta carrera que con algunas carencias (no vamos a negarlo) hace que todos/as los que participamos en ella queramos volver de nuevo.

Ahora a recuperar y a pensar en la siguiente.

Enhorabuena a tod@s los que os habeis puesto en la línea de salida, y si habéis conseguido acabarla pues doble enhorabuena.

Por cierto, al final y como postre, salí durante algunos segundos en directo a través de la retransmisión que hizo Telemadrid de la prueba, aunque yo en la realidad soy bastante mas guapo, va a ser cierto eso de que la tele te hace mas gordo... je, je....


Salud.

lunes, 21 de abril de 2008

CARRERA DE PRIMAVERA


Bueno, pues en este diez mil tenemos previsto asistir con la única pretensión de rodarlo para no perder “sensaciones” de carrera, todo ello previo al Maratón de Madrid que nos espera este próximo domingo, por lo que la idea es no someter al cuerpo a ningún esfuerzo innecesario que pueda pasarnos factura en la gran cita, así que podríamos decir que se trata de una de esas carreras a las que uno asiste sin ningún tipo de “presión”, únicamente se trata de disfrutar y hacer un entrenamiento rapidillo.

Como de costumbre me acompaña mi cuñado Alejandro, y así a las 10:45 de la mañana estamos ya en Mejorada del Campo donde comprobamos que se están celebrando algunas carreras de categorías infantiles. En cuanto a lo climatológico, la mañana se presenta repleta de nubes y con bastante aire, el suelo está completamente mojado al no haber cesado de llover durante toda la noche, aunque por lo que parece, el agua nos va a conceder una tregua durante la competición.

Recogemos los chips y al mismo tiempo que nosotros, también lo hace el gran campeón Emiliano Roncero, a quien saludamos y deseamos suerte. Como todavía es pronto para empezar a calentar, decidimos dar una vuelta por los alrededores, tomándole el pulso a la mañana y observando los prolegómenos del evento. Así saludamos a varios conocidos que poco a poco van arribando hasta el lugar donde está prevista la salida, nos encontramos con mi amiguete Manolo Capitán, con quien charlamos un rato y quien nos cuenta los avatares de su hermano Jose Luis en su debut en el Maratón de Londres. También podemos comprobar como poco a poco van llegando grandes figuras del atletismo, que juntos aportan un grandísimo nivel a esta prueba, así podemos ver como empiezan a calentar corredores como Hafid Mhamdi, Valledor, Fikadu Bekele, Jose España, etc.. así como otros muchos habituales de este tipo de citas.

Después de colocarnos los consabidos chips y de habernos despojado del chándal damos comienzo a unos minutos de calentamiento, durante los cuales coincidimos gratamente con Roberto, un amiguete al que hacía bastante tiempo que no veíamos, aunque bien es cierto que de vez en cuando iba conociendo sus evoluciones a través de las distintas clasificaciones que se “cuelgan” en Internet. Me alegra especialmente poder hablar con él, aunque sea durante pocos minutos, porque es un chaval muy majo y que ha evolucionado espectacularmente desde que le conozco, un figura.

Bueno pues llega la hora de colocarnos en la línea de salida, ajustamos nuestros cronómetros y apenas cinco minutos después de haber rebasado el mediodía, una vez retornada la ambulancia de alguna urgencia de última hora, suena el “bocinazo” que indica el comienzo de la prueba. Los primeros metros, como suele ser habitual en los “diezmiles”, se hacen prácticamente al sprint para tomar posiciones, yo personalmente me dejo llevar siendo muy conservador e intentando sobre todo no sufrir ningún percance ni tropiezo. Llegamos a la primera curva a izquierdas y el ritmo se desacelera para, entre la maraña de piernas, poder negociar los noventa grados que desembocan en el inicio de una pequeña subida, en mitad de la cual compruebo como a la marroquí Fátima Ayachi (que a la postre sería la vencedora en categoría femenina), casi la tira al suelo un corredor que va continuamente haciendo zig-zag, y a la que embiste por detrás.
Hay gente que nunca entenderá que cuando se corre en grupo, y sobre todo en los primeros kilómetros de cualquier prueba, donde la gente va muy agrupada y generalmente deprisa, es importantísimo el no cruzarse, ni hacer movimientos bruscos, pues lo más fácil es tener algún percance. Por suerte y por los pelos, Fátima no llega a caer, pero con el percance pierde algunos metros con el grupo de las primeras chicas, por lo que demuestra su enojo apercibiendo al inconsciente, quien se lleva un buen rapapolvo.

La carrera continúa y puedo ver como por delante, el grupo de los favoritos ya aventaja al resto unos pocos metros. Poco a poco, la gente va “colocándose” en el lugar que le corresponde, o lo que es lo mismo, la carrera va poco a poco situando a cada uno en su sitio. Así voy paulatinamente progresando, primero llego hasta el grupo de las chicas, donde va marcando el ritmo un valiente Manolo Capitán, me sitúo a su lado y con un breve cruce de palabras nos volvemos a animar.

Llegamos al cartel que marca el primer kilómetro con un tiempo en el crono de 3 minutos y 11 segundos, demasiado rápido para lo previsto, pero me encuentro cómodo y las sensaciones son buenas, aún así, mi cabeza me dice que “baje el pistón”, y así lo hago aflojando un tanto el ritmo, con todo y con ello me he marchado del grupito de las chicas y corro en solitario.

Me he acercado lo suficiente a un par de corredores que me preceden como para intentar unirme a ellos, así al paso del kilómetro 2 ya estoy prácticamente en su estela. El trazado gira a la derecha y el viento sopla con fuerza de cara lo que nos hace ralentizar la carrera, en este punto podemos observar a la cabeza de carrera, donde hay cinco o seis corredores agrupados, poco después doy ánimos al antes mencionado Roberto quien va muy bien situado y en estos momentos acompañado por Jose Mª González, todo un campeón Europeo de los 100 kilómetros.

Así continuamos con el viento de cara hasta el giro de 180 grados en una glorieta, donde el aire pasa a soplar a nuestro favor. Me cruzo con mi cuñado Alejandro y ambos nos saludamos mutuamente. La carrera continúa y ahora se trata de mantener una “velocidad de crucero” que me permita acumular kilómetros sin sufrimiento. Completamos la primera vuelta y ya del grupito de tres sólo quedamos un corredor del “Clínicas Menorca” y yo, hasta el final de la prueba ya no nos separaremos e iremos el resto de kilómetros juntos.

He tomado la salida equipado con zapatillas de entrenamiento, dos camisetas, manga larga y braga al cuello, al no tener la pretensión de salir a competirla me he abrigado bastante para evitar coger frío, y ahora a decir verdad me siento de alguna manera “atado” y algo molesto con tanta ropa encima. En fin, ya va quedando poco para el final, así se van sucediendo tramos algo durillos con el viento en contra con otros mas suaves, hasta que cercanos al kilómetro ocho comienza la única cuesta algo mas dura de toda la carrera, la subimos a buen ritmo y ésta nos deja en una zona de algunos toboganes donde damos alcance a un corredor que nos precede, estamos cerca ya del noveno kilómetro y es hora de empezar a terminar.

Algún cambio de ritmo de última hora por parte de mi compañero de viaje al que respondo con cierta “comodidad” y en los metros finales no me resisto a lanzar mi sprint, parando el crono en unos 34 minutos y 33 segundos, que lejos de mi mejor marca personal, me dejan un buen sabor de boca, quedando en el puesto número 13. Las sensaciones han sido buenas durante la carrera y no he notado ninguna “molestia” reseñable en cuanto a posibles lesiones, a parte de las ya crónicas que voy arrastrando desde hace tiempo.

Devuelvo el chip, recojo una irrisoria bolsa del corredor con camiseta “guarrindonga” que a buen seguro servirá para trapos y me dispongo a esperar a mi cuñado Alejandro que lo hace unos minutos después, quien me comenta que también ha tenido buenas sensaciones por lo que quedamos los dos bastantes satisfechos con este último test.

Ha sido una agradable mañana de atletismo, aunque no en lo climatológico, si que lo ha sido en cuanto a impresiones deportivas, hemos conversado con amigos a los que hacía tiempo que no veíamos y nos hemos marcado un entrenamiento rápido rodeado de otros atletas, ¿qué mas se puede pedir?.

Ahora ya la próxima cita ya se escriba con mayúsculas: MAPOMA.

Salud.

lunes, 7 de abril de 2008


Amanece el día, domingo 6 de abril de 2008 y las previsiones climatológicas no pueden ser mejores para la práctica del atletismo. Cielos semi-cubiertos, temperatura idónea y sin rastro de viento.

Salimos de casa a las 08:00 y junto con mi cuñado Alejandro nos vamos para la zona de salida en dos coches, ya que en esta ocasión nos acompañan nuestras familias.
A las 9:00 recogemos el chip y nos reunimos con todos los amigos que también van a tomar parte en esta carrera, entre ellos mi también cuñado Pablo, y David, Javi, Eugenio, Enrique, Carlos, etc... esto de correr cada vez engancha a mas gente.

Ya se nota el ambiente pre-competición de las grandes citas, el olor a reflex, las caras de ilusión, los nervios que desembocan en largas colas delante de los baños. A eso de las 9:20 nos quitamos ya el chándal y nos despedimos de nuestras mujeres y niños, ellos se van a tomar posiciones calle abajo para vernos en los primeros metros de la salida.

Sobre las 9:30 empezamos ya suavemente a calentar. Deseamos suerte al resto de amigos y Alejandro y yo nos vamos para la zona delantera, al poder calentar justo delante del arco de salida por contar con dorsales preferentes. En esta zona repleta de motos, organizadores, fotógrafos, y cámaras de televisión, vemos a caras conocidas, saludamos a algunos y algunas habituales de estas pruebas y desde uno de los laterales recibimos el saludo de nuestro amigo Carlos, que junto con su familia ha venido a presenciar la prueba, no pudiendo participar en ella por lesión. Escuchamos la salida de la prueba mini lo que supone que restan apenas diez minutos para el comienzo de la Media Maratón.

Una fila de organizadores ocupan todo el ancho de la calle, y cinta en mano, poco a poco nos van arrinconando hasta debajo del arco de salida, así quedamos situados en segunda línea justo detrás de un par de negritos y una chica también de color, los tres están delgadísimos y muy fibrosos, no hay ni un atisbo de grasa en ellos. Hacemos cálculos y según nuestras estimaciones entre los tres no deben pesar mas de cien kilos, así no es de extrañar que vuelen sobre el asfalto. Me llama especialmente la atención que uno de los Keniatas lleva el dorsal en el pecho girado, concretamente es el número 4, están tan flacos que se les sale el dorsal por los lados y tienen que girarlo, alucinante... je, je...

Tres, dos uno y PUM ¡!, Comienza la prueba y empiezan las carreras por tomar posiciones, Alejandro me desea suerte y yo le hago un gesto con la mano. El comienzo, como suele ser habitual, es trepidante, parece un sprint, por lo que me aparto poquito a poco hacia un lado para evitar tropezones. Unos metros después veo a toda mi familia, mujer, hijos, hermana, sobrinos, animando, les saludo con los brazos en alto y ellos me transmiten ese puntito de motivación extra.

No veo el paso por el primer kilómetro, se echan en falta carteles bien visibles señalando los puntos kilométricos, voy en un grupo acompañando a dos grandes campeonas como son Recuerdo Arroyo y María Ruiz que van en 3ª y 4ª posición, a tenor de lo que marcan las bicicletas que las acompañan. El ritmo es vivo y así pasamos el segundo kilómetro en 6:32, algo rápidos para tratarse de una media aunque bien es cierto que han sido en ligera bajada. Giramos a la izquierda y encaramos la calle Santa Engracia, aquí el perfil pasa a ser de ligera subida, enseguida Recuerdo Arroyo baja el ritmo y le desea suerte a María, con la que sigo ascendiendo por Santa Engracia, junto a mas atletas. Vuelto a ver a mi mujer, hijos y resto de familia por lo que debía ser el tercer kilómetro que tampoco he visto, así que estaré atento para ver el cuarto, como así sucede poco después de desfilar por delante del Parque de Bomberos, quienes nos animan con sus palmas y gritos como todos los años.

Delante de nuestro grupo, a escasos metros, va la segunda chica como así marca la bici que va junto a ella, se trata de otra gran corredora como es Sandra Ruales, decido progresar un poco y unirme a su grupo, así al paso del kilómetro cinco ya he dejado el grupo de María Ruiz y “viajo” en el vagón de Sandra.

Este tramo de la carrera es en continua subida por Bravo Murillo y hay poca gente animando, es un tramo de sombra y se hace bastante monótono. El ritmo es vivo pero no agobiante y así llegamos a la plaza de Castilla donde hay mas gente animando. En ese tramo acompañado de un par de corredores mas, saltamos del grupo de Sandra y nos vamos hacia delante intentando dar caza a la primera chica, una atleta negra que nos aventaja en una decena de metros. Ahora el perfil ha pasado a ser favorable y en bajada, así aumentamos la “velocidad de crucero” pero no es suficiente para llegar a la negrita, pasamos por delante del Estadio Santiago Bernabéu y la distancia lejos de reducirse se ha aumentado. Giramos a la izquierda y encaramos la Avenida de Concha Espina donde en apenas doscientos metros comienza uno de los repechos durillos de la carrera hasta el giro a derechas para enfilar la calle Serrano.

Todavía no somos capaces de llegar hasta la primera chica y acabamos de pasar por debajo del arco que marca los diez kilómetros de la prueba, donde el cronómetro allí ubicado nos informa de un tiempo de paso de 35 minutos y pocos segundos. En la plaza de República de Argentina se acaba el tramo en bajada y vuelve de nuevo a erguirse el perfil de la prueba. En el paso por el kilómetro once, los que hasta ese momento son mis compañeros de viaje se van poco a poco descolgando, así corro apenas un kilómetro en solitario con la vista fijada en la negrita que sigue delante de mí a apenas cincuenta metros, pero a la que al ritmo que voy no consigo llegar y tampoco es cuestión de darme un calentón para enlazar con ella, que luego a buen seguro podría pasarme factura.

Antes de pasar por el kilómetro doce me da alcance un grupito de cuatro corredores que vienen desde atrás en continua progresión, llevan un ritmo alegre y me acoplo a ellos, voy cómodo y siempre es preferible ir acompañado. Ahora sí, cada vez nos acercamos mas a la primera chica, vamos en progresión por una infinita calle Príncipe de Vergara que parece no tener fin. Antes de pasar por el kilómetro trece ya hemos dado alcance a la negra, quien se une a nosotros durante escasos cuatrocientos metros, ya que a la llegada de la cuesta de Mateo Inurria se descuelga de nosotros.

Hacemos un nuevo paso por la plaza de Castilla donde se agradecen, y mucho, los ánimos del público que allí está congregado, alguien que está junto al intercambiador de autobuses nos canta los puestos a nuestro paso y así me entero que en este momento voy situado en el puesto número 18. Pocos metros después está situado uno de los avituallamientos de la prueba donde me despisto un poco para recoger una botella de agua, y mientras doy un par de sorbos compruebo como se me han marchado los corredores de mi grupo. Han acelerado el ritmo, o por lo menos a mí me lo parece, intento conectar nuevamente con ellos pero no lo consigo, los llevo a escasos veinte metros, pero son esos veinte metros que por mas que intentas no consigues recortar.

Ahora ya después del paso por el kilómetro 15 voy en solitario, giro de 180º y vuelta de nuevo hacia plaza Castilla. Ahora ya según el perfil de la prueba facilitado por la organización debería ser todo favorable, incluso en bajada, por lo que decido ir poco a poco incrementando el ritmo e ir echando ya el resto. Así paso el 16, encaro de nuevo Bravo Murillo, ésta ven en bajada, y voy gradualmente aumentando la frecuencia de la zancada, me lanzo en picado y estimo que iré a un ritmo de 3:20 el kilómetro mas o menos, y digo estimo porque desde antes del kilómetro diez voy sin crono, algo le pasó a mi reloj que se quedó con la pantalla repleta de ochos 888888 y desde entonces voy sin referencias.

Rebasado el kilómetro 17 voy bastante rápido y con la respiración controlada, ahora es cuando giramos por la calle Franco Rodríguez, que efectivamente sigue siendo en bajada, pero es en este punto cuando empieza la “trampa” y la “encerrona” que nos tiene preparada la organización. Lejos de ser una continua bajada, nos encontramos realmente con unos continuos toboganes, que yo personalmente no esperaba, así se alternan bajadas muy pronunciadas que desembocan en cuestas empinadas, esto me rompe totalmente el ritmo, hasta tal punto que me rebasan varios corredores cuando ya creía que los tenía totalmente controlados. Desde el kilómetro 18 al kilómetro 20 son dos kilómetros que se me hacen muy “pestosos” y cuando creo que desembocamos de nuevo en Bravo Murillo me encuentro en un giro de izquierdas con la calle Reina Victoria por la que todavía continúa una ligera subida durante unos centenares de metros. No contaba con estos toboganes y me han roto los esquemas, han sido dos kilómetros en los que he pagado el incremento de ritmo que traía desde plaza Castilla, de haberlo conocido, a buen seguro hubiese reservado mas fuerzas para este tramo.

Intento pescar de nuevo “ritmo de competición” y así hago el último kilómetro algo mas rápido, lo que me permite acercarme de nuevo a alguno de los corredores que me han adelantado en el tramo de toboganes. Encaramos ya la recta de meta y a la izquierda vuelvo a recibir los aplausos y gritos de toda mi familia, que me dan alas para lanzar el sprint final y rebasar sobre la misma línea de meta al corredor que me precedía.

Al final he parado el crono en un tiempo bruto de 1:15:11 con un puesto de llegada número 22, siendo en mi categoría, me ha dado la impresión de que el recorrido contaba con algún metro de mas, aunque bien pudiera ser que ello se deba al atragantamiento que he sufrido entre los kilómetros 18 y 20. Estoy muy contento con mi resultado, me queda la espinita de poder haber entrado entre los 20 primeros y haber optado a premios, pero me conformo con no lesionarme y seguir disfrutando de este bello deporte.

Me dirijo a la zona donde está mi familia y junto a ellos espero la llegada de mis cuñados Alejandro y Pablo que lo hacen en un tiempo de 1:23 y 1:46 respectivamente, así como la del resto de amigos que están en carrera. Luego nos vamos todos juntos a comer y dedicamos las horas siguientes a tumbarnos en un parque donde los niños disfrutan de la magnífica tarde con la que despediremos este fin de semana.

Ahora toca recuperar, teniendo en mente algún diez mil para no perder sensaciones de competición previo a la gran cita del MAPOMA.

Salud.