viernes, 21 de diciembre de 2007

10 K. DE ARANJUEZ


En Aranjuez el día se presenta fresquito, bueno.... muy fresquito. Por sus calles se masca el ambiente festivo-deportivo de esta mañana de domingo y se combinan todo tipo de rostros, algunos incluso conocidos. En esta ocasión me he desplazado con mi cuñado Alejandro y espero ver a dos amigos mas con los que he quedado en la recogida de dorsales.

Corredores y no corredores se entremezclan y se funden en un ir y venir constante por las arterias de esta bella población, como un riego incesante que da vida a la urbe y la hace despertarse lentamente de su letargo noctámbulo. A medida que se acerca la hora de tomar la salida, las prisas son mas ostensibles, los últimos rezagados andan a la carrera para conseguir algunos imperdibles, un bien muy cotizado y escaso en el día de hoy. Último cambio de impresiones, nervios, un consuelo para la vejiga de última hora (entiéndase meadita) y a esperar el pistoletazo rodeado de una extraordinaria marea de atletas, cada uno con sus propios objetivos e ilusiones. Ahora abrigado por tanto calor humano parece que el cuerpo quiere empezar a dejar de tiritar y el moquillo que, minutos antes, se deslizaba amenazante nariz abajo parece que no tiene tantas ganas de seguir fluyendo.

Unas cuerdas de las que penden pequeños cartelitos sobrevuelan nuestras cabezas... 35.....40....45..(que en contra de lo que muchos creen, no representan una clasificación por edad de los participantes, sino la marca en minutos que se pretende conseguir) una idea organizadora brillante, si fuese respetada como debiera, lástima que no sea así, ya que instantes después de la detonación que indica el inicio de la prueba, compruebo como delante mía trota una señora ya metidita en años y la que a buen seguro dista bastante de la marca en la que ha decidido tomar la salida, aún en el caso de haber malentendido que los letreros se referían a la edad, estaría del todo equivocada.

El primer kilómetro discurre con bastante aglomeración de corredores, por lo que decido avanzar un poco por el lateral de la prueba, justo en el límite que proporcionan los espejos retrovisores de los coches aparcados en los márgenes. La intención para el día de hoy es la de no ir a tope para no sufrir mucho, ya sabemos como va esto de los diez miles y no es cuestión de mortificarse, además, hace tiempo que ya las marcas dejaron de ser un objetivo prioritario, ahora ese lugar lo ocupa el deseo de mantener a raya las temidas lesiones.

Avanza la competición y me encuentro sumido en un grupito de atletas que a tenor de sus comentarios pretender abordar la prueba en menos de 38 minutos, su objetivo es obtener la marca homologada para poder participar en la prestigiosa San Silvestre 07 Internacional. Me encuentro pletórico de fuerzas y como ya se sabe que el corazón puede más que la razón, mis piernas tiran hacia delante y mi cuerpo se deja llevar... Así me acoplo con otro escueto grupo de esforzados participantes que defienden un ritmo bastante mas vivo que el anterior. Entramos en los, en otra estación, hermosos jardines de Aranjuez. Ahora en las postrimerías del otoño, a punto de dar comienzo el invierno, nos ofrecen su rostro mas grisáceo y menos bello, aún así es una gozada corretear por sus rondas. A estas alturas de carrera son pocos los que se acuerdan del frío, los músculos están ya sobradamente acalorados y la compleja máquina del cuerpo humano funciona a pleno pulmón. Arropados por los aplausos del extraordinario público, abandonamos el edén y enfilamos una larga avenida custodiada por árboles centenarios que nos acerca al final de la prueba, y tras un pequeño repecho, me uno a los últimos esfuerzos de los compañeros de viaje por hacer el kilómetro final algo mas rápido que los anteriores.

Hemos llegado a la meta, y el objetivo se ha cumplido una vez mas. Hago un pequeño chequeo mental por toda mi fisonomía y en principio no parece haber síntomas anormales que indiquen alguna posible lesión, salvo el cansancio lógico de la prueba. La organización nos obsequia con un buen paquete de jabón, que será muy bien recibido por la equipación portada durante la prueba, a fin de dejarla de nuevo en perfectas condiciones para el siguiente evento. Buena mochila y vuelta a casa con la sensación del deber cumplido.

Repasadas las clasificaciones, a posteriori, compruebo me he acercado bastante a la opción de haber conseguido un trofeo y pienso que si hubiese apretado un poco más quizás pudiera haberlo logrado, así como con un poquito mas de entrenamiento.... pero enseguida aparto esos diabólicos pensamientos de mi cabeza que me devolverían al estado de esclavitud deportiva del que tan contento estoy haber abandonado.

Ahora nos espera el Santo mas asilvestrado de todos para darnos su bendición el próximo 31 de diciembre y así celebrar la despedida de este 2007 que toca ya a su fin.

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