Amanece el día, domingo 6 de abril de 2008 y las previsiones climatológicas no pueden ser mejores para la práctica del atletismo. Cielos semi-cubiertos, temperatura idónea y sin rastro de viento.
Salimos de casa a las 08:00 y junto con mi cuñado Alejandro nos vamos para la zona de salida en dos coches, ya que en esta ocasión nos acompañan nuestras familias.
A las 9:00 recogemos el chip y nos reunimos con todos los amigos que también van a tomar parte en esta carrera, entre ellos mi también cuñado Pablo, y David, Javi, Eugenio, Enrique, Carlos, etc... esto de correr cada vez engancha a mas gente.
Ya se nota el ambiente pre-competición de las grandes citas, el olor a reflex, las caras de ilusión, los nervios que desembocan en largas colas delante de los baños. A eso de las 9:20 nos quitamos ya el chándal y nos despedimos de nuestras mujeres y niños, ellos se van a tomar posiciones calle abajo para vernos en los primeros metros de la salida.
Sobre las 9:30 empezamos ya suavemente a calentar. Deseamos suerte al resto de amigos y Alejandro y yo nos vamos para la zona delantera, al poder calentar justo delante del arco de salida por contar con dorsales preferentes. En esta zona repleta de motos, organizadores, fotógrafos, y cámaras de televisión, vemos a caras conocidas, saludamos a algunos y algunas habituales de estas pruebas y desde uno de los laterales recibimos el saludo de nuestro amigo Carlos, que junto con su familia ha venido a presenciar la prueba, no pudiendo participar en ella por lesión. Escuchamos la salida de la prueba mini lo que supone que restan apenas diez minutos para el comienzo de la Media Maratón.
Una fila de organizadores ocupan todo el ancho de la calle, y cinta en mano, poco a poco nos van arrinconando hasta debajo del arco de salida, así quedamos situados en segunda línea justo detrás de un par de negritos y una chica también de color, los tres están delgadísimos y muy fibrosos, no hay ni un atisbo de grasa en ellos. Hacemos cálculos y según nuestras estimaciones entre los tres no deben pesar mas de cien kilos, así no es de extrañar que vuelen sobre el asfalto. Me llama especialmente la atención que uno de los Keniatas lleva el dorsal en el pecho girado, concretamente es el número 4, están tan flacos que se les sale el dorsal por los lados y tienen que girarlo, alucinante... je, je...
Tres, dos uno y PUM ¡!, Comienza la prueba y empiezan las carreras por tomar posiciones, Alejandro me desea suerte y yo le hago un gesto con la mano. El comienzo, como suele ser habitual, es trepidante, parece un sprint, por lo que me aparto poquito a poco hacia un lado para evitar tropezones. Unos metros después veo a toda mi familia, mujer, hijos, hermana, sobrinos, animando, les saludo con los brazos en alto y ellos me transmiten ese puntito de motivación extra.
No veo el paso por el primer kilómetro, se echan en falta carteles bien visibles señalando los puntos kilométricos, voy en un grupo acompañando a dos grandes campeonas como son Recuerdo Arroyo y María Ruiz que van en 3ª y 4ª posición, a tenor de lo que marcan las bicicletas que las acompañan. El ritmo es vivo y así pasamos el segundo kilómetro en 6:32, algo rápidos para tratarse de una media aunque bien es cierto que han sido en ligera bajada. Giramos a la izquierda y encaramos la calle Santa Engracia, aquí el perfil pasa a ser de ligera subida, enseguida Recuerdo Arroyo baja el ritmo y le desea suerte a María, con la que sigo ascendiendo por Santa Engracia, junto a mas atletas. Vuelto a ver a mi mujer, hijos y resto de familia por lo que debía ser el tercer kilómetro que tampoco he visto, así que estaré atento para ver el cuarto, como así sucede poco después de desfilar por delante del Parque de Bomberos, quienes nos animan con sus palmas y gritos como todos los años.
Delante de nuestro grupo, a escasos metros, va la segunda chica como así marca la bici que va junto a ella, se trata de otra gran corredora como es Sandra Ruales, decido progresar un poco y unirme a su grupo, así al paso del kilómetro cinco ya he dejado el grupo de María Ruiz y “viajo” en el vagón de Sandra.
Este tramo de la carrera es en continua subida por Bravo Murillo y hay poca gente animando, es un tramo de sombra y se hace bastante monótono. El ritmo es vivo pero no agobiante y así llegamos a la plaza de Castilla donde hay mas gente animando. En ese tramo acompañado de un par de corredores mas, saltamos del grupo de Sandra y nos vamos hacia delante intentando dar caza a la primera chica, una atleta negra que nos aventaja en una decena de metros. Ahora el perfil ha pasado a ser favorable y en bajada, así aumentamos la “velocidad de crucero” pero no es suficiente para llegar a la negrita, pasamos por delante del Estadio Santiago Bernabéu y la distancia lejos de reducirse se ha aumentado. Giramos a la izquierda y encaramos la Avenida de Concha Espina donde en apenas doscientos metros comienza uno de los repechos durillos de la carrera hasta el giro a derechas para enfilar la calle Serrano.
Todavía no somos capaces de llegar hasta la primera chica y acabamos de pasar por debajo del arco que marca los diez kilómetros de la prueba, donde el cronómetro allí ubicado nos informa de un tiempo de paso de 35 minutos y pocos segundos. En la plaza de República de Argentina se acaba el tramo en bajada y vuelve de nuevo a erguirse el perfil de la prueba. En el paso por el kilómetro once, los que hasta ese momento son mis compañeros de viaje se van poco a poco descolgando, así corro apenas un kilómetro en solitario con la vista fijada en la negrita que sigue delante de mí a apenas cincuenta metros, pero a la que al ritmo que voy no consigo llegar y tampoco es cuestión de darme un calentón para enlazar con ella, que luego a buen seguro podría pasarme factura.
Antes de pasar por el kilómetro doce me da alcance un grupito de cuatro corredores que vienen desde atrás en continua progresión, llevan un ritmo alegre y me acoplo a ellos, voy cómodo y siempre es preferible ir acompañado. Ahora sí, cada vez nos acercamos mas a la primera chica, vamos en progresión por una infinita calle Príncipe de Vergara que parece no tener fin. Antes de pasar por el kilómetro trece ya hemos dado alcance a la negra, quien se une a nosotros durante escasos cuatrocientos metros, ya que a la llegada de la cuesta de Mateo Inurria se descuelga de nosotros.
Hacemos un nuevo paso por la plaza de Castilla donde se agradecen, y mucho, los ánimos del público que allí está congregado, alguien que está junto al intercambiador de autobuses nos canta los puestos a nuestro paso y así me entero que en este momento voy situado en el puesto número 18. Pocos metros después está situado uno de los avituallamientos de la prueba donde me despisto un poco para recoger una botella de agua, y mientras doy un par de sorbos compruebo como se me han marchado los corredores de mi grupo. Han acelerado el ritmo, o por lo menos a mí me lo parece, intento conectar nuevamente con ellos pero no lo consigo, los llevo a escasos veinte metros, pero son esos veinte metros que por mas que intentas no consigues recortar.
Ahora ya después del paso por el kilómetro 15 voy en solitario, giro de 180º y vuelta de nuevo hacia plaza Castilla. Ahora ya según el perfil de la prueba facilitado por la organización debería ser todo favorable, incluso en bajada, por lo que decido ir poco a poco incrementando el ritmo e ir echando ya el resto. Así paso el 16, encaro de nuevo Bravo Murillo, ésta ven en bajada, y voy gradualmente aumentando la frecuencia de la zancada, me lanzo en picado y estimo que iré a un ritmo de 3:20 el kilómetro mas o menos, y digo estimo porque desde antes del kilómetro diez voy sin crono, algo le pasó a mi reloj que se quedó con la pantalla repleta de ochos 888888 y desde entonces voy sin referencias.
Rebasado el kilómetro 17 voy bastante rápido y con la respiración controlada, ahora es cuando giramos por la calle Franco Rodríguez, que efectivamente sigue siendo en bajada, pero es en este punto cuando empieza la “trampa” y la “encerrona” que nos tiene preparada la organización. Lejos de ser una continua bajada, nos encontramos realmente con unos continuos toboganes, que yo personalmente no esperaba, así se alternan bajadas muy pronunciadas que desembocan en cuestas empinadas, esto me rompe totalmente el ritmo, hasta tal punto que me rebasan varios corredores cuando ya creía que los tenía totalmente controlados. Desde el kilómetro 18 al kilómetro 20 son dos kilómetros que se me hacen muy “pestosos” y cuando creo que desembocamos de nuevo en Bravo Murillo me encuentro en un giro de izquierdas con la calle Reina Victoria por la que todavía continúa una ligera subida durante unos centenares de metros. No contaba con estos toboganes y me han roto los esquemas, han sido dos kilómetros en los que he pagado el incremento de ritmo que traía desde plaza Castilla, de haberlo conocido, a buen seguro hubiese reservado mas fuerzas para este tramo.
Intento pescar de nuevo “ritmo de competición” y así hago el último kilómetro algo mas rápido, lo que me permite acercarme de nuevo a alguno de los corredores que me han adelantado en el tramo de toboganes. Encaramos ya la recta de meta y a la izquierda vuelvo a recibir los aplausos y gritos de toda mi familia, que me dan alas para lanzar el sprint final y rebasar sobre la misma línea de meta al corredor que me precedía.
Al final he parado el crono en un tiempo bruto de 1:15:11 con un puesto de llegada número 22, siendo 8º en mi categoría, me ha dado la impresión de que el recorrido contaba con algún metro de mas, aunque bien pudiera ser que ello se deba al atragantamiento que he sufrido entre los kilómetros 18 y 20. Estoy muy contento con mi resultado, me queda la espinita de poder haber entrado entre los 20 primeros y haber optado a premios, pero me conformo con no lesionarme y seguir disfrutando de este bello deporte.
Me dirijo a la zona donde está mi familia y junto a ellos espero la llegada de mis cuñados Alejandro y Pablo que lo hacen en un tiempo de 1:23 y 1:46 respectivamente, así como la del resto de amigos que están en carrera. Luego nos vamos todos juntos a comer y dedicamos las horas siguientes a tumbarnos en un parque donde los niños disfrutan de la magnífica tarde con la que despediremos este fin de semana.
Ahora toca recuperar, teniendo en mente algún diez mil para no perder sensaciones de competición previo a la gran cita del MAPOMA.
Salud.
Salimos de casa a las 08:00 y junto con mi cuñado Alejandro nos vamos para la zona de salida en dos coches, ya que en esta ocasión nos acompañan nuestras familias.
A las 9:00 recogemos el chip y nos reunimos con todos los amigos que también van a tomar parte en esta carrera, entre ellos mi también cuñado Pablo, y David, Javi, Eugenio, Enrique, Carlos, etc... esto de correr cada vez engancha a mas gente.
Ya se nota el ambiente pre-competición de las grandes citas, el olor a reflex, las caras de ilusión, los nervios que desembocan en largas colas delante de los baños. A eso de las 9:20 nos quitamos ya el chándal y nos despedimos de nuestras mujeres y niños, ellos se van a tomar posiciones calle abajo para vernos en los primeros metros de la salida.
Sobre las 9:30 empezamos ya suavemente a calentar. Deseamos suerte al resto de amigos y Alejandro y yo nos vamos para la zona delantera, al poder calentar justo delante del arco de salida por contar con dorsales preferentes. En esta zona repleta de motos, organizadores, fotógrafos, y cámaras de televisión, vemos a caras conocidas, saludamos a algunos y algunas habituales de estas pruebas y desde uno de los laterales recibimos el saludo de nuestro amigo Carlos, que junto con su familia ha venido a presenciar la prueba, no pudiendo participar en ella por lesión. Escuchamos la salida de la prueba mini lo que supone que restan apenas diez minutos para el comienzo de la Media Maratón.
Una fila de organizadores ocupan todo el ancho de la calle, y cinta en mano, poco a poco nos van arrinconando hasta debajo del arco de salida, así quedamos situados en segunda línea justo detrás de un par de negritos y una chica también de color, los tres están delgadísimos y muy fibrosos, no hay ni un atisbo de grasa en ellos. Hacemos cálculos y según nuestras estimaciones entre los tres no deben pesar mas de cien kilos, así no es de extrañar que vuelen sobre el asfalto. Me llama especialmente la atención que uno de los Keniatas lleva el dorsal en el pecho girado, concretamente es el número 4, están tan flacos que se les sale el dorsal por los lados y tienen que girarlo, alucinante... je, je...
Tres, dos uno y PUM ¡!, Comienza la prueba y empiezan las carreras por tomar posiciones, Alejandro me desea suerte y yo le hago un gesto con la mano. El comienzo, como suele ser habitual, es trepidante, parece un sprint, por lo que me aparto poquito a poco hacia un lado para evitar tropezones. Unos metros después veo a toda mi familia, mujer, hijos, hermana, sobrinos, animando, les saludo con los brazos en alto y ellos me transmiten ese puntito de motivación extra.
No veo el paso por el primer kilómetro, se echan en falta carteles bien visibles señalando los puntos kilométricos, voy en un grupo acompañando a dos grandes campeonas como son Recuerdo Arroyo y María Ruiz que van en 3ª y 4ª posición, a tenor de lo que marcan las bicicletas que las acompañan. El ritmo es vivo y así pasamos el segundo kilómetro en 6:32, algo rápidos para tratarse de una media aunque bien es cierto que han sido en ligera bajada. Giramos a la izquierda y encaramos la calle Santa Engracia, aquí el perfil pasa a ser de ligera subida, enseguida Recuerdo Arroyo baja el ritmo y le desea suerte a María, con la que sigo ascendiendo por Santa Engracia, junto a mas atletas. Vuelto a ver a mi mujer, hijos y resto de familia por lo que debía ser el tercer kilómetro que tampoco he visto, así que estaré atento para ver el cuarto, como así sucede poco después de desfilar por delante del Parque de Bomberos, quienes nos animan con sus palmas y gritos como todos los años.
Delante de nuestro grupo, a escasos metros, va la segunda chica como así marca la bici que va junto a ella, se trata de otra gran corredora como es Sandra Ruales, decido progresar un poco y unirme a su grupo, así al paso del kilómetro cinco ya he dejado el grupo de María Ruiz y “viajo” en el vagón de Sandra.
Este tramo de la carrera es en continua subida por Bravo Murillo y hay poca gente animando, es un tramo de sombra y se hace bastante monótono. El ritmo es vivo pero no agobiante y así llegamos a la plaza de Castilla donde hay mas gente animando. En ese tramo acompañado de un par de corredores mas, saltamos del grupo de Sandra y nos vamos hacia delante intentando dar caza a la primera chica, una atleta negra que nos aventaja en una decena de metros. Ahora el perfil ha pasado a ser favorable y en bajada, así aumentamos la “velocidad de crucero” pero no es suficiente para llegar a la negrita, pasamos por delante del Estadio Santiago Bernabéu y la distancia lejos de reducirse se ha aumentado. Giramos a la izquierda y encaramos la Avenida de Concha Espina donde en apenas doscientos metros comienza uno de los repechos durillos de la carrera hasta el giro a derechas para enfilar la calle Serrano.
Todavía no somos capaces de llegar hasta la primera chica y acabamos de pasar por debajo del arco que marca los diez kilómetros de la prueba, donde el cronómetro allí ubicado nos informa de un tiempo de paso de 35 minutos y pocos segundos. En la plaza de República de Argentina se acaba el tramo en bajada y vuelve de nuevo a erguirse el perfil de la prueba. En el paso por el kilómetro once, los que hasta ese momento son mis compañeros de viaje se van poco a poco descolgando, así corro apenas un kilómetro en solitario con la vista fijada en la negrita que sigue delante de mí a apenas cincuenta metros, pero a la que al ritmo que voy no consigo llegar y tampoco es cuestión de darme un calentón para enlazar con ella, que luego a buen seguro podría pasarme factura.
Antes de pasar por el kilómetro doce me da alcance un grupito de cuatro corredores que vienen desde atrás en continua progresión, llevan un ritmo alegre y me acoplo a ellos, voy cómodo y siempre es preferible ir acompañado. Ahora sí, cada vez nos acercamos mas a la primera chica, vamos en progresión por una infinita calle Príncipe de Vergara que parece no tener fin. Antes de pasar por el kilómetro trece ya hemos dado alcance a la negra, quien se une a nosotros durante escasos cuatrocientos metros, ya que a la llegada de la cuesta de Mateo Inurria se descuelga de nosotros.
Hacemos un nuevo paso por la plaza de Castilla donde se agradecen, y mucho, los ánimos del público que allí está congregado, alguien que está junto al intercambiador de autobuses nos canta los puestos a nuestro paso y así me entero que en este momento voy situado en el puesto número 18. Pocos metros después está situado uno de los avituallamientos de la prueba donde me despisto un poco para recoger una botella de agua, y mientras doy un par de sorbos compruebo como se me han marchado los corredores de mi grupo. Han acelerado el ritmo, o por lo menos a mí me lo parece, intento conectar nuevamente con ellos pero no lo consigo, los llevo a escasos veinte metros, pero son esos veinte metros que por mas que intentas no consigues recortar.
Ahora ya después del paso por el kilómetro 15 voy en solitario, giro de 180º y vuelta de nuevo hacia plaza Castilla. Ahora ya según el perfil de la prueba facilitado por la organización debería ser todo favorable, incluso en bajada, por lo que decido ir poco a poco incrementando el ritmo e ir echando ya el resto. Así paso el 16, encaro de nuevo Bravo Murillo, ésta ven en bajada, y voy gradualmente aumentando la frecuencia de la zancada, me lanzo en picado y estimo que iré a un ritmo de 3:20 el kilómetro mas o menos, y digo estimo porque desde antes del kilómetro diez voy sin crono, algo le pasó a mi reloj que se quedó con la pantalla repleta de ochos 888888 y desde entonces voy sin referencias.
Rebasado el kilómetro 17 voy bastante rápido y con la respiración controlada, ahora es cuando giramos por la calle Franco Rodríguez, que efectivamente sigue siendo en bajada, pero es en este punto cuando empieza la “trampa” y la “encerrona” que nos tiene preparada la organización. Lejos de ser una continua bajada, nos encontramos realmente con unos continuos toboganes, que yo personalmente no esperaba, así se alternan bajadas muy pronunciadas que desembocan en cuestas empinadas, esto me rompe totalmente el ritmo, hasta tal punto que me rebasan varios corredores cuando ya creía que los tenía totalmente controlados. Desde el kilómetro 18 al kilómetro 20 son dos kilómetros que se me hacen muy “pestosos” y cuando creo que desembocamos de nuevo en Bravo Murillo me encuentro en un giro de izquierdas con la calle Reina Victoria por la que todavía continúa una ligera subida durante unos centenares de metros. No contaba con estos toboganes y me han roto los esquemas, han sido dos kilómetros en los que he pagado el incremento de ritmo que traía desde plaza Castilla, de haberlo conocido, a buen seguro hubiese reservado mas fuerzas para este tramo.
Intento pescar de nuevo “ritmo de competición” y así hago el último kilómetro algo mas rápido, lo que me permite acercarme de nuevo a alguno de los corredores que me han adelantado en el tramo de toboganes. Encaramos ya la recta de meta y a la izquierda vuelvo a recibir los aplausos y gritos de toda mi familia, que me dan alas para lanzar el sprint final y rebasar sobre la misma línea de meta al corredor que me precedía.
Al final he parado el crono en un tiempo bruto de 1:15:11 con un puesto de llegada número 22, siendo 8º en mi categoría, me ha dado la impresión de que el recorrido contaba con algún metro de mas, aunque bien pudiera ser que ello se deba al atragantamiento que he sufrido entre los kilómetros 18 y 20. Estoy muy contento con mi resultado, me queda la espinita de poder haber entrado entre los 20 primeros y haber optado a premios, pero me conformo con no lesionarme y seguir disfrutando de este bello deporte.
Me dirijo a la zona donde está mi familia y junto a ellos espero la llegada de mis cuñados Alejandro y Pablo que lo hacen en un tiempo de 1:23 y 1:46 respectivamente, así como la del resto de amigos que están en carrera. Luego nos vamos todos juntos a comer y dedicamos las horas siguientes a tumbarnos en un parque donde los niños disfrutan de la magnífica tarde con la que despediremos este fin de semana.
Ahora toca recuperar, teniendo en mente algún diez mil para no perder sensaciones de competición previo a la gran cita del MAPOMA.
Salud.
3 comentarios:
Enhorabuena Alex, si no llega a ser por ese final tan cabroncete...
Sabía que corrías mucho pero no tanto, me he quedado con la boca abierta leyendo la crónica, si hasta te has cargado el reloj ;-)
En fin, a mi también se me atragantó la calle Federico Rubio y Galí y la subidita sorpresa a Cuatro Caminos, aunque yo llegué algo más tarde.
Gracias Santi: Enhorabuena a tí también por haberla completado.
Ahora a pensar en MAPOMA a ver si conseguimos al menos "no sufrir mucho" y poder disfrutarlo tomándolo como lo que es "Una gran fiesta deportiva.".
Un abrazo.
Alex.
Pues una pena que en una carrera tan grande como esa no sepan ni el perfil... cada vez me gustan más las carreras poco masificadas.
De cualquier forma, un tiempazo al alcance de pocos.
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