El llegar hasta este momento del inicio de la crónica supone leer un par de líneas pero en el tiempo conlleva alrededor de dos meses de preparación específica que dio comienzo en el mismo momento en el que crucé la línea de meta del maratón de Sevilla, allá a finales de febrero de este mismo año.
La noche como no podía ser de otro modo a sido un constante duerme vela, a ratos dormir, a ratos no, unos ratos nervioso y otros mas aún. Al final me levanto de la cama a eso de las 06:40 de la mañana, al mismo tiempo que mi mujer, dispuesta a acompañarme un año más junto con mis hijos, (que sería de mí sin ellos).
Desayuno un buen tazón de leche con miel y cereales, para acto seguido ir directo al baño a “evacuar”, por la vía rápida, gran parte de la pasta ingerida en el día de ayer. Supongo que será fruto de los nervios pero antes de salir de casa todavía visitaré al señor Roca una vez mas. Me enfundo mi equipación de mi club virtual “Carreras Populares.com” me unto vaselina hasta en las cejas y después de calzarme los neumáticos de “seco” a tenor del día que nos acompaña hoy, me despido de mi mujer y mis hijos y con la sola compañía de un bono de metro salgo de casa y me dispongo a correr el MAPOMA.
Bajo a la estación del Metro a eso de las 07:15 de la mañana, hay poca gente en el andén, pero los pocos que hay ponen cara extrañada al ver a un tío en calzones, con un dorsal en una mano y una botella de agua en la otra. En la parada de Torre Arias me espera mi cuñado Alejandro y ya juntos nos vamos hasta la línea de salida.
Sobre las 08:15 el bullicio de corredores alrededor de la plaza de la Cibeles es ya formidable, esperamos a dos compañeros mas Javi y David y en vista que alguno más a los que esperábamos no terminan de aparecer decidimos a eso de las 08:35 ir a coger posiciones en las entrañas del gran pelotón. Aprovechamos para aflojar la vejiga con la meadita de última hora (cuatro gotas) y tras desearnos suerte nos acoplamos a la gran serpiente multicolor que formamos los cerca de 13.000 atletas ( según cifras de la organización, discutibles por otro lado...).
Gracias al dorsal preferente que me ha adjudicado la organización puedo situarme sobre la misma línea de salida a escasos centímetros de la primera de las muchas alfombrillas que jalonan el recorrido del maratón. Por aquí puedo ver a Fabián Roncero conversando tranquilamente con Ramiro Matamoros quien puede presumir de haber ganado en alguna ocasión esta carrera. Saludo a algunos amigos y conocidos y a escasos cinco minutos del incio ya estamos todos como sardinas en lata esperando el pistoletazo. A mi derecha uno de los brazos del hinchable negro que delimita la zona de salida, a mi izquierda un batallón de keniatas y etíopes (lo menos hay doce o más) y en medio de ellos quien a buen seguro les plantará cara en el día de hoy, nuestro representante en la prueba de maratón de Pekín: Chema Martínez.
Mañanita casi fantástica para correr, ni gota de viento y si no fuese por el calor diría que en lo climatológico el día es perfecto para correr.
Aviones del ejército del aire sobrevuelan nuestras cabezas a escasos metros, dejando una estela de humo con los colores de la bandera de España, muy bonito. Cuando apenas ha desaparecido el rastro de humo que han dejado tras de sí, el Alcalde de Madrid da la señal de inicio de la prueba..... hala a correr.
Los primeros kilómetros son cuesta arriba por la Castellana y al principio voy con el grupo de las chicas, pero han salido muy rápido, ya que pasamos el primer kilómetro en tres minutos y veinte segundos, por lo que pronto me descuelgo hasta un grupo que viene por detrás. Cerca del segundo kilómetro veo a toda mi familia animando, primera inyección de moral para mi espíritu que de inmediato se transmite a mis piernas.
Llegamos a la Plaza de Castilla y la ligera cuesta por la que subíamos da paso a un terreno mas llano y favorable, apretamos algo el ritmo cogemos algo de agua para mas tarde girar a la derecha y continuar en ligera bajada. Noto las piernas muy, muy pesadas, pero eso por lo visto es una buena señal, dicen los entendidos que hay que sentirlas pesadas al menos hasta el kilómetro quince, sea como fuere el caso es que parece que llevo dos piedras en vez de dos piernas y así paso el kilómetro diez con un tiempo que está en torno a los treinta y seis minutos.
Al paso por Raimundo Fernández Villaverde veo a unos amigos animandome, a partir de aquí la calle se empina, no mucho pero si lo suficiente para tener que bajar el ritmo, me he ido hacia adelante con Jorge Abueso (Campeón de España de los 100 km.) y marchamos a buen ritmo, me da la impresión que alrededor de tres minutos y medio por kilómetro. Al paso por Bravo Murillo el perfil vuelve a ser favorable, por lo que damos algún acelerón que nos acerca a la calle Alberto Aguilera donde busco la sombra que ofrecen los edificios por el lateral derecho de la calle. Hasta ahora la animación no es que sea mucha, pero los que hay se hacen notar.
Al bajar por la calle Fuencarral, el paso se estrecha y se sienten mucho mas cercanos los ánimos del público, esto unido a que el desnivel vuelve a picar hacia abajo hace que lleguemos a Gran Vía en un periquete, que gustazo el girar a la derecha abandonar Fuencarral y encarar una grandiosa Gran Vía totalmente despejada de coches que me recibe con aplausos, indescriptible. En este punto noto unos ligeros pinchazos en mi pierna izquierda que me hacen “sujetar los caballos” y ser algo mas conservador, el objetivo es disfrutar del maratón, no es el de lesionarme.
Al pasar por la Plaza del Callao, veo de nuevo a mi familia animando, hay mucha gente en ese punto, suben las pulsaciones, me aparto a un lado, choco la palma de la mano con mis hijos y sobrinos y me lanzo Preciados abajo buscando ya la Puerta del Sol, paso emblemático del MAPOMA.
Muy próximo al reloj que nos marca las uvas con cada cambio de año, recibo ánimos de gente que suele visitar el foro donde me dejo caer de vez en cuando, animadores que en cuanto reconocen la equipación de los “balas rojas” (como así nos llaman), se dejan la garganta animando, esos ánimos calan en lo mas profundo y son muy bien recibidos.
Ahora toca encarar la calle Mayor para desembocar a los pies de la Catedral de la Almudena. Sigo a buen ritmo en progresión, pasamos por el Palacio Real y en seguida comienza la cuesta de la calle Ferraz, no es que sea demoledora pero hace algo de "pupita". Poco después el desnivel vuelve a ser favorable, en algún punto incluso demasiado favorable ya que hay que ir sujetándose para no embalarse demasiado, y nos conduce al paso por la media maratón, donde el crono me marca que estoy en torno a una hora y diecises minutos. Voy bien de ritmo, me encuentro bien y decido jugármela e irme hacia adelante, así dejo atrás a Jorge y me marco alcanzar a la negrita que va delante en cuarta posición, según marca la bici que la acompaña y a la que rebaso en la Av. de Valladolid, unos metros antes de girar a la derecha y encarar el comienzo de la Casa de Campo.
Poco mas adelante nos metemos de lleno en pleno vergel de la casa de Campo, donde se agradecen las innumerables sombras que pueblan sus paseos, hay mucha gente haciendo deporte (a parte claro está de los locos maratonianos que invadimos por una mañana este espacio). Se ven muchas bicicletas, y aunque no hay excesiva gente animando, los fenómenos que lo hacen ponen todas sus fuerzas en ello.
En el kilómetro 27 veo a mi cuñado Pablo que hace conmigo unos 500 metros, luego se para y decide esperar a mi otro cuñado que viene algo mas retrasado. Esos pocos metros con él también me dan moral para continuar hacia delante aunque con ciertas reservas ya que la pierna izquierda de vez en cuando me manda algún recadito en forma de pinchazos.
En la salida de la Casa de Campo, al girar en el metro Lago y en el comienzo de la cuesta arriba consigo dar alcance y rebasar a la 3ª chica , quien para no variar es también de color. A estas alturas de la prueba cuando ya pisamos el kilómetro treinta, las piernas ya empiezan a mandar señales que indican que están comenzando a sufrir el castigo al que las estoy sometiendo, así pues, bajo un poco el ritmo, no hay que volverse loco, el objetivo es llegar. Al abandonar la Avenida de Portugal y hacer el giro a la derecha que me conduce al Paseo de la Ermita del Santo, recibo los ánimos de nada más y nada menos Ramiro Matamoros, esto si que es un lujazo, un campeón del MAPOMA animando a un popular como yo, ¡¡gracias tío!!, eres muy grande.
Poco antes del kilómetro treinta y dos, que está en el puente de San Isidro, adelanto a dos de los negros que se han parado a un lado de la calle, deben tener problemas musculares porque ambos están estirando y con no muy buena cara, bueno yo a lo mío que bastante estoy teniendo ya con intentar mantener el ritmo y mirar donde pongo los pies, porque hace un momento he metido el derecho en un pequeño bache en mitad de la calzada y a pocas me voy al suelo.
Paso el Puente de San Isidro sobre el desconocido río Manzanares y giro a la izquierda, esa recta de la calle Juan Duque se me hace durilla, pillo un acuarios de limón y “to pa dentro”, una botella de agua y me ducho con ella, a estas alturas todo vale. Sigo con la vista en el final de la calle, final que parece no llegar nunca.
Ahora los kilómetros ya tardan mucho mas en llegar, se empiezan a hacer eternos, su paso es bastante mas lento y así llego hasta el treinta y cuatro en el Paseo Imperial. Ya se nota que hay mucha mas gente en las calles, no sé si porque a esta hora (alrededor de las 11:00) ya se han levantado de la cama, o porque prefieren situarse al final del recorrido, donde realmente se disfruta (como público) de una prueba como el maratón. Muy cerca del kilómetro treinta y cinco recibo los gritos de aliento de un compañero de club virtual, el gran Javi Sanz, con un porrón de maratones a su espalda, todo un maestro en este arte. Todos los ánimos son muy bien recibidos, pero si vienen de alguien como Javi la verdad es que saben a gloria y se valoran mucho más. Esto me da mas fuerzas para continuar hacia delante, ya con mas corazón que músculos mi cabeza me dice que lo peor está por llegar, así me planto en el kilómetro treinta y seis y poco después adelanto a la chica que va en segundo lugar, se trata de la etíope Derartu Tulu, (Ganadora en 2001 del maratón de Londres, medalla de bronce en Maratón en las Olimpiadas de Atenas y medalla de oro en los diez míl metros en los juegos Olímpicos de Sidney) según los entendidos partía como favorita para ganar en el día de hoy, pero por lo que veo no debe de tener su día ya que no lleva buena cara, va acompañada por otro atleta etíope que le va haciendo de liebre, pero no lleva buena cara.. no señor..
La subida por la calle Méndez Álvaro es de las que hacen daño, así que a bajar revoluciones y a subirla al tran tran, que como todo en la vida ya le llegará su final.....
Por fin, como no podía ser de otro modo, se termina la dichosa cuestecita y justo al paso por Atocha estoy a punto de cagarla bien cagada, me explico: Como en este momento no llevo a nadie delante, me despisto y acostumbrado a participar en la noche mágica del 31 de Diciembre siguiendo el recorrido de la carrera San Silvestre Vallecana, yo solito y sin ayuda de nadie, giro todo a la derecha y me voy dirección a la Avenida Ciudad de Barcelona, y a no ser por un par de chavales que me pegaron cuatro gritos, todavía estaría corriendo por las calles de Vallecas como un auténtico imbécil, ¡¡que despiste Dios!!, al final no han sido mas que veinte o treinta metros de mas, pero los doy por buenos teniendo en cuenta que la anécdota podía haberse convertido en una auténtica cagada.
Repuesto del susto, continúo por el recorrido, esta vez sí, pisando las rayas azules (ya no les quito el ojo hasta la meta). Sigo en carrera, con un ritmo ya mas cansino pero sigo en carrera.
Llevo subidas varias cuestas pero todavía queda el postre. Voy por el kilómetro treinta y nueve aproximadamente y el trazado de nuevo se empina, ahora ya las piernas no van mas, es lo que hay, a mantener el ritmo e intentar no perder mucho. Paso por debajo de las duchas (Siempre he preferido las esponjas, pero esto del medio ambiente es lo que tiene, y yo contento por ello), veo la bici que marca la posición de la primera chica y decido echar el resto a ver si soy capaz de darla alcance, me parece que no va a ser posible, pero lo voy a intentar, por mí que no quede. Poco después llego al kilómetro cuarenta al son de la música de una de tantas orquestas que salpican el recorrido, el kilómetro cuarenta y uno tarda una eternidad en llegar, poco a poco voy recortando la distancia con la africana y antes de girar para entrar al retiro ya me he emparejado con ella.
Giro a la izquierda con cuidado de no tropezar en el bordillo y comienza el tramo final en el Paseo de Coches del Retiro, el público anima como siempre, de alucinar. Cambio el ritmo y doy ya todo lo que tengo, dejo a la negrita atrás, rodeada de motos y cámaras de televisión, y unos metros antes del km. 42 (Este ya lo pongo en grande) veo a toda mi familia animándome una vez más, no me resisto a pararme y plantarle dos besazos a la mas pequeña de todas, ahora ya no va a haber quien me pare. De nuevo retomo la carrera ya a escasos doscientos metros de la meta, ya me dejo llevar por los aplausos de la gente que no sé muy bien si van dirigidos a mí o a la primera chica, que con el parón del beso viene otra vez justo detrás de mí, bueno prefiero pensar que los aplausos son para los dos.
Al final cruzo la meta en 2:36, lejos de mi mejor marca, pero con muy buen sabor de boca por haber completado otro maratón mas. Me tomo una cervecita (sin alcohol, aggg) y después de un buen masaje voy al encuentro de mi familia para esperar a mis cuñados que lo harán poco después. Luego vendrían las cervecitas en la terracita del Retiro, y una fabulosa barbacoa regada con buena cerveza fresquita en casa de mi amigo Javi, con chapuzón incluido en una piscina cubierta por un agua helada, que a decir verdad ha venido muy bien para las agujetas. Un fantástico anfitrión, gracias Javi.
Muchas gracias al público, foreros que habéis animado como jabatos, voluntarios, fisioterapeutas, masajistas, a todos/as los que haceis posible esta carrera que con algunas carencias (no vamos a negarlo) hace que todos/as los que participamos en ella queramos volver de nuevo.
Ahora a recuperar y a pensar en la siguiente.
Enhorabuena a tod@s los que os habeis puesto en la línea de salida, y si habéis conseguido acabarla pues doble enhorabuena.
Por cierto, al final y como postre, salí durante algunos segundos en directo a través de la retransmisión que hizo Telemadrid de la prueba, aunque yo en la realidad soy bastante mas guapo, va a ser cierto eso de que la tele te hace mas gordo... je, je....
Salud.
La noche como no podía ser de otro modo a sido un constante duerme vela, a ratos dormir, a ratos no, unos ratos nervioso y otros mas aún. Al final me levanto de la cama a eso de las 06:40 de la mañana, al mismo tiempo que mi mujer, dispuesta a acompañarme un año más junto con mis hijos, (que sería de mí sin ellos).
Desayuno un buen tazón de leche con miel y cereales, para acto seguido ir directo al baño a “evacuar”, por la vía rápida, gran parte de la pasta ingerida en el día de ayer. Supongo que será fruto de los nervios pero antes de salir de casa todavía visitaré al señor Roca una vez mas. Me enfundo mi equipación de mi club virtual “Carreras Populares.com” me unto vaselina hasta en las cejas y después de calzarme los neumáticos de “seco” a tenor del día que nos acompaña hoy, me despido de mi mujer y mis hijos y con la sola compañía de un bono de metro salgo de casa y me dispongo a correr el MAPOMA.
Bajo a la estación del Metro a eso de las 07:15 de la mañana, hay poca gente en el andén, pero los pocos que hay ponen cara extrañada al ver a un tío en calzones, con un dorsal en una mano y una botella de agua en la otra. En la parada de Torre Arias me espera mi cuñado Alejandro y ya juntos nos vamos hasta la línea de salida.
Sobre las 08:15 el bullicio de corredores alrededor de la plaza de la Cibeles es ya formidable, esperamos a dos compañeros mas Javi y David y en vista que alguno más a los que esperábamos no terminan de aparecer decidimos a eso de las 08:35 ir a coger posiciones en las entrañas del gran pelotón. Aprovechamos para aflojar la vejiga con la meadita de última hora (cuatro gotas) y tras desearnos suerte nos acoplamos a la gran serpiente multicolor que formamos los cerca de 13.000 atletas ( según cifras de la organización, discutibles por otro lado...).
Gracias al dorsal preferente que me ha adjudicado la organización puedo situarme sobre la misma línea de salida a escasos centímetros de la primera de las muchas alfombrillas que jalonan el recorrido del maratón. Por aquí puedo ver a Fabián Roncero conversando tranquilamente con Ramiro Matamoros quien puede presumir de haber ganado en alguna ocasión esta carrera. Saludo a algunos amigos y conocidos y a escasos cinco minutos del incio ya estamos todos como sardinas en lata esperando el pistoletazo. A mi derecha uno de los brazos del hinchable negro que delimita la zona de salida, a mi izquierda un batallón de keniatas y etíopes (lo menos hay doce o más) y en medio de ellos quien a buen seguro les plantará cara en el día de hoy, nuestro representante en la prueba de maratón de Pekín: Chema Martínez.
Mañanita casi fantástica para correr, ni gota de viento y si no fuese por el calor diría que en lo climatológico el día es perfecto para correr.
Aviones del ejército del aire sobrevuelan nuestras cabezas a escasos metros, dejando una estela de humo con los colores de la bandera de España, muy bonito. Cuando apenas ha desaparecido el rastro de humo que han dejado tras de sí, el Alcalde de Madrid da la señal de inicio de la prueba..... hala a correr.
Los primeros kilómetros son cuesta arriba por la Castellana y al principio voy con el grupo de las chicas, pero han salido muy rápido, ya que pasamos el primer kilómetro en tres minutos y veinte segundos, por lo que pronto me descuelgo hasta un grupo que viene por detrás. Cerca del segundo kilómetro veo a toda mi familia animando, primera inyección de moral para mi espíritu que de inmediato se transmite a mis piernas.
Llegamos a la Plaza de Castilla y la ligera cuesta por la que subíamos da paso a un terreno mas llano y favorable, apretamos algo el ritmo cogemos algo de agua para mas tarde girar a la derecha y continuar en ligera bajada. Noto las piernas muy, muy pesadas, pero eso por lo visto es una buena señal, dicen los entendidos que hay que sentirlas pesadas al menos hasta el kilómetro quince, sea como fuere el caso es que parece que llevo dos piedras en vez de dos piernas y así paso el kilómetro diez con un tiempo que está en torno a los treinta y seis minutos.
Al paso por Raimundo Fernández Villaverde veo a unos amigos animandome, a partir de aquí la calle se empina, no mucho pero si lo suficiente para tener que bajar el ritmo, me he ido hacia adelante con Jorge Abueso (Campeón de España de los 100 km.) y marchamos a buen ritmo, me da la impresión que alrededor de tres minutos y medio por kilómetro. Al paso por Bravo Murillo el perfil vuelve a ser favorable, por lo que damos algún acelerón que nos acerca a la calle Alberto Aguilera donde busco la sombra que ofrecen los edificios por el lateral derecho de la calle. Hasta ahora la animación no es que sea mucha, pero los que hay se hacen notar.
Al bajar por la calle Fuencarral, el paso se estrecha y se sienten mucho mas cercanos los ánimos del público, esto unido a que el desnivel vuelve a picar hacia abajo hace que lleguemos a Gran Vía en un periquete, que gustazo el girar a la derecha abandonar Fuencarral y encarar una grandiosa Gran Vía totalmente despejada de coches que me recibe con aplausos, indescriptible. En este punto noto unos ligeros pinchazos en mi pierna izquierda que me hacen “sujetar los caballos” y ser algo mas conservador, el objetivo es disfrutar del maratón, no es el de lesionarme.
Al pasar por la Plaza del Callao, veo de nuevo a mi familia animando, hay mucha gente en ese punto, suben las pulsaciones, me aparto a un lado, choco la palma de la mano con mis hijos y sobrinos y me lanzo Preciados abajo buscando ya la Puerta del Sol, paso emblemático del MAPOMA.
Muy próximo al reloj que nos marca las uvas con cada cambio de año, recibo ánimos de gente que suele visitar el foro donde me dejo caer de vez en cuando, animadores que en cuanto reconocen la equipación de los “balas rojas” (como así nos llaman), se dejan la garganta animando, esos ánimos calan en lo mas profundo y son muy bien recibidos.
Ahora toca encarar la calle Mayor para desembocar a los pies de la Catedral de la Almudena. Sigo a buen ritmo en progresión, pasamos por el Palacio Real y en seguida comienza la cuesta de la calle Ferraz, no es que sea demoledora pero hace algo de "pupita". Poco después el desnivel vuelve a ser favorable, en algún punto incluso demasiado favorable ya que hay que ir sujetándose para no embalarse demasiado, y nos conduce al paso por la media maratón, donde el crono me marca que estoy en torno a una hora y diecises minutos. Voy bien de ritmo, me encuentro bien y decido jugármela e irme hacia adelante, así dejo atrás a Jorge y me marco alcanzar a la negrita que va delante en cuarta posición, según marca la bici que la acompaña y a la que rebaso en la Av. de Valladolid, unos metros antes de girar a la derecha y encarar el comienzo de la Casa de Campo.
Poco mas adelante nos metemos de lleno en pleno vergel de la casa de Campo, donde se agradecen las innumerables sombras que pueblan sus paseos, hay mucha gente haciendo deporte (a parte claro está de los locos maratonianos que invadimos por una mañana este espacio). Se ven muchas bicicletas, y aunque no hay excesiva gente animando, los fenómenos que lo hacen ponen todas sus fuerzas en ello.
En el kilómetro 27 veo a mi cuñado Pablo que hace conmigo unos 500 metros, luego se para y decide esperar a mi otro cuñado que viene algo mas retrasado. Esos pocos metros con él también me dan moral para continuar hacia delante aunque con ciertas reservas ya que la pierna izquierda de vez en cuando me manda algún recadito en forma de pinchazos.
En la salida de la Casa de Campo, al girar en el metro Lago y en el comienzo de la cuesta arriba consigo dar alcance y rebasar a la 3ª chica , quien para no variar es también de color. A estas alturas de la prueba cuando ya pisamos el kilómetro treinta, las piernas ya empiezan a mandar señales que indican que están comenzando a sufrir el castigo al que las estoy sometiendo, así pues, bajo un poco el ritmo, no hay que volverse loco, el objetivo es llegar. Al abandonar la Avenida de Portugal y hacer el giro a la derecha que me conduce al Paseo de la Ermita del Santo, recibo los ánimos de nada más y nada menos Ramiro Matamoros, esto si que es un lujazo, un campeón del MAPOMA animando a un popular como yo, ¡¡gracias tío!!, eres muy grande.
Poco antes del kilómetro treinta y dos, que está en el puente de San Isidro, adelanto a dos de los negros que se han parado a un lado de la calle, deben tener problemas musculares porque ambos están estirando y con no muy buena cara, bueno yo a lo mío que bastante estoy teniendo ya con intentar mantener el ritmo y mirar donde pongo los pies, porque hace un momento he metido el derecho en un pequeño bache en mitad de la calzada y a pocas me voy al suelo.
Paso el Puente de San Isidro sobre el desconocido río Manzanares y giro a la izquierda, esa recta de la calle Juan Duque se me hace durilla, pillo un acuarios de limón y “to pa dentro”, una botella de agua y me ducho con ella, a estas alturas todo vale. Sigo con la vista en el final de la calle, final que parece no llegar nunca.
Ahora los kilómetros ya tardan mucho mas en llegar, se empiezan a hacer eternos, su paso es bastante mas lento y así llego hasta el treinta y cuatro en el Paseo Imperial. Ya se nota que hay mucha mas gente en las calles, no sé si porque a esta hora (alrededor de las 11:00) ya se han levantado de la cama, o porque prefieren situarse al final del recorrido, donde realmente se disfruta (como público) de una prueba como el maratón. Muy cerca del kilómetro treinta y cinco recibo los gritos de aliento de un compañero de club virtual, el gran Javi Sanz, con un porrón de maratones a su espalda, todo un maestro en este arte. Todos los ánimos son muy bien recibidos, pero si vienen de alguien como Javi la verdad es que saben a gloria y se valoran mucho más. Esto me da mas fuerzas para continuar hacia delante, ya con mas corazón que músculos mi cabeza me dice que lo peor está por llegar, así me planto en el kilómetro treinta y seis y poco después adelanto a la chica que va en segundo lugar, se trata de la etíope Derartu Tulu, (Ganadora en 2001 del maratón de Londres, medalla de bronce en Maratón en las Olimpiadas de Atenas y medalla de oro en los diez míl metros en los juegos Olímpicos de Sidney) según los entendidos partía como favorita para ganar en el día de hoy, pero por lo que veo no debe de tener su día ya que no lleva buena cara, va acompañada por otro atleta etíope que le va haciendo de liebre, pero no lleva buena cara.. no señor..
La subida por la calle Méndez Álvaro es de las que hacen daño, así que a bajar revoluciones y a subirla al tran tran, que como todo en la vida ya le llegará su final.....
Por fin, como no podía ser de otro modo, se termina la dichosa cuestecita y justo al paso por Atocha estoy a punto de cagarla bien cagada, me explico: Como en este momento no llevo a nadie delante, me despisto y acostumbrado a participar en la noche mágica del 31 de Diciembre siguiendo el recorrido de la carrera San Silvestre Vallecana, yo solito y sin ayuda de nadie, giro todo a la derecha y me voy dirección a la Avenida Ciudad de Barcelona, y a no ser por un par de chavales que me pegaron cuatro gritos, todavía estaría corriendo por las calles de Vallecas como un auténtico imbécil, ¡¡que despiste Dios!!, al final no han sido mas que veinte o treinta metros de mas, pero los doy por buenos teniendo en cuenta que la anécdota podía haberse convertido en una auténtica cagada.
Repuesto del susto, continúo por el recorrido, esta vez sí, pisando las rayas azules (ya no les quito el ojo hasta la meta). Sigo en carrera, con un ritmo ya mas cansino pero sigo en carrera.
Llevo subidas varias cuestas pero todavía queda el postre. Voy por el kilómetro treinta y nueve aproximadamente y el trazado de nuevo se empina, ahora ya las piernas no van mas, es lo que hay, a mantener el ritmo e intentar no perder mucho. Paso por debajo de las duchas (Siempre he preferido las esponjas, pero esto del medio ambiente es lo que tiene, y yo contento por ello), veo la bici que marca la posición de la primera chica y decido echar el resto a ver si soy capaz de darla alcance, me parece que no va a ser posible, pero lo voy a intentar, por mí que no quede. Poco después llego al kilómetro cuarenta al son de la música de una de tantas orquestas que salpican el recorrido, el kilómetro cuarenta y uno tarda una eternidad en llegar, poco a poco voy recortando la distancia con la africana y antes de girar para entrar al retiro ya me he emparejado con ella.
Giro a la izquierda con cuidado de no tropezar en el bordillo y comienza el tramo final en el Paseo de Coches del Retiro, el público anima como siempre, de alucinar. Cambio el ritmo y doy ya todo lo que tengo, dejo a la negrita atrás, rodeada de motos y cámaras de televisión, y unos metros antes del km. 42 (Este ya lo pongo en grande) veo a toda mi familia animándome una vez más, no me resisto a pararme y plantarle dos besazos a la mas pequeña de todas, ahora ya no va a haber quien me pare. De nuevo retomo la carrera ya a escasos doscientos metros de la meta, ya me dejo llevar por los aplausos de la gente que no sé muy bien si van dirigidos a mí o a la primera chica, que con el parón del beso viene otra vez justo detrás de mí, bueno prefiero pensar que los aplausos son para los dos.
Al final cruzo la meta en 2:36, lejos de mi mejor marca, pero con muy buen sabor de boca por haber completado otro maratón mas. Me tomo una cervecita (sin alcohol, aggg) y después de un buen masaje voy al encuentro de mi familia para esperar a mis cuñados que lo harán poco después. Luego vendrían las cervecitas en la terracita del Retiro, y una fabulosa barbacoa regada con buena cerveza fresquita en casa de mi amigo Javi, con chapuzón incluido en una piscina cubierta por un agua helada, que a decir verdad ha venido muy bien para las agujetas. Un fantástico anfitrión, gracias Javi.
Muchas gracias al público, foreros que habéis animado como jabatos, voluntarios, fisioterapeutas, masajistas, a todos/as los que haceis posible esta carrera que con algunas carencias (no vamos a negarlo) hace que todos/as los que participamos en ella queramos volver de nuevo.
Ahora a recuperar y a pensar en la siguiente.
Enhorabuena a tod@s los que os habeis puesto en la línea de salida, y si habéis conseguido acabarla pues doble enhorabuena.
Por cierto, al final y como postre, salí durante algunos segundos en directo a través de la retransmisión que hizo Telemadrid de la prueba, aunque yo en la realidad soy bastante mas guapo, va a ser cierto eso de que la tele te hace mas gordo... je, je....
Salud.
6 comentarios:
Gran crónica y carrerón, ya no por los tiempos, que lo es, sino por las sensaciones ¡enhorabuena!
Enhorabuena, una vez más Piraña.
Ahora todo serio. Jeje, eres un fieraaaa.
¿El acuarius de limón lo "pelarías", no?. Digo, sin la lata, ¿no?. De los asuntos de roturas y webetes, ya te dejé la broma anoche en el Post de Crónicas de Carreras.
Un abrazo.
Quintiliano.
Piraña, eres un corredor gigante. Te grité el nick en el km 12 (y volviste la cabeza). Te hice una foto, está en:
http://cid-1d85b35ea7abb87c.spaces.live.com/photos/cns!1D85B35EA7ABB87C!267/
Un fuerte abrazo y enhorabuena por el tiempazo que has hecho.
Jose (torcas)
Landes:
La enhorabuena que sea compartida, ya he leído tu crónica en tu blog y me has conseguido que me aflorasen muchas sensaciones hasta ponerme literalmente la piel de gallina, tienes madera de campeón, ya has probado las mieles del maratón, ahora estás perdido macho, je, je...
Quintiliano:
Eres un fenómeno tío, ya he leído tus comentarios en el foro de carreras, me estoy todavía riendo yo solo imaginándome la escena de salírseme el web...ete huyéndo de la negra, ja, ja.. eres un crack, voy a ver si me escoso las medias que van necesitando algún remiendo ya. SAludos campeón.
Torcas:
Te escuché perfectamente, ahora ya sé que fuiste tú, gracias por los ánimos, te aseguro que ánimos como los que tú das hacen que uno se sienta importante y piense solo en seguir adelante.
Espero que te encuentres mejor y coincidir pronto contigo en alguna de las muchas carreras a las que asistimos para saludarte personalmente.
Un abrazo amigo.
Salud para tod@s.
Felicidades y mi sincera enhorabuena por tu gran carrera,al final tanta cuesta y el calor evitó que tu marca fuera mejor,ya vendran otras carreras para mejorarla.
Desde luego tu marca solo esta al alcance de grandes atletas,da envidia sana ver lo en forma que estas.
Un saludo y voy viendo tus avances.
Pensaba que ya te había felicitado en tu blog, pero ahora recuerdo que fue por e-mail. Pues nada, mi más sincera enhorabuena. Eres todo un campeón, de los de verdad. Y me encanta verte con esa camiseta de nuestro club.
un saludo
Javi Sanz
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