Empezaré esta crónica del Duathlón de Morata de Tajuña, indicando que no tenía previsto tomar parte en esta competición, ya que ni siquiera me había inscrito. Lo cierto es que un par de días antes de celebrarse la carrera, mi buen amigo Javier, (compañero en mil batallas como por ejemplo varios Caminos de Santiago, Transpirenaica, muchos Maratones, infinidad de medias maratones, etc…) me llamó para decirme que después de haberse inscrito para esta competición, por motivos familiares le iba a ser imposible asistir, por lo que si quería su dorsal para lidiar yo en su lugar. No tardé mucho en decirle que sí, y así lo hicimos. Así pues, sin tiempo para pensarlo, y mucho menos para prepararlo, sin comerlo ni beberlo me vi la mañana del domingo día tres de marzo, en mi coche con mi vieja bici en el maletero por la carretera de Valencia camino de Morata de Tajuña.
La competición empieza a las 11:30, pero hay que estar allí antes para pasar el control de material por parte de los jueces, por lo que sobre las diez ya tengo el coche aparcado en una cuesta muy cerca del campo de fútbol, que es la zona donde la organización ha situado los boxes.
Lo primero que hago es dirigirme a recoger el dorsal, cosa que hago sin problemas al llevar una autorización de Javier, así como la fotocopia de su D.N.I., y allí mismo me encuentro con Juan, un amigo de Velilla de San Antonio con el que comparto entrenamientos algunos sábados, y de quien no sabía que fuera a participar también. Como hay tiempo de sobra charlamos durante un rato y me comenta que también espera a David (quien vendrá con toda la familia) y Antonio otro amigo mas. Como ambos no terminan de aparecer, decidimos ir a los coches a por las bicis e irlas dejando ya en la zona de boxes.
Me dirijo a mi coche a recoger mi desvencijada montura, a la que tengo que realizar algunos ajustes de ultimísima hora, ya que hay cambios que no terminan de engranar y una vez montada, en compañía de Juan nos vamos hacia los Boxes. En el camino nos encontramos con David que ya ha llegado también, así como su mujer y según nos indica sus dos hijos, a los que no vemos ya que la organización con muy buen criterio ha dispuesto de un Ludo-Cross, donde acompañados de varios monitores entretienen con multitud de juegos y actividades a los niños durante todo el tiempo que dura la competición.
Tras pasar el control de los jueces dejamos las bicis en la zona de boxes, donde además dejo un corta-vientos para abrigarme con él llegado el momento, ya que la mañana es bastante fresca.
Volvemos sobre nuestros pasos para ir en busca de la línea de salida que está justo en mitad del pueblo, junto al edificio del Ayuntamiento, pero antes de abandonar las instalaciones del campo de fútbol nos encontramos con Antonio que acaba de llegar también.
Después de andar por la larguísima calle jose Mª Rodriguo en bajada, continuamos también en bajada por la calle Real (calles que tendremos que subir por dos veces en la primera de las transiciones corriendo) llegamos por fin a la plaza del Ayuntamiento donde está colocado el arco de salida. Entre pitos y flautas, con ya las once y diez, así que decidimos empezar a calentar, y así lo hacemos por la Av. Calvo Sotelo, que partiendo del Ayuntamiento se dirige hacia las afueras de Morata. Un par de vueltas por esa avenida junto con David, Juan y Antonio (mas su perrita que le acompaña a éste último durante el calentamiento, no así en la carrera) y ya estamos listos para situarnos bajo el hinchable que delimita la zona de salida.
Antes de comenzar, por megafonía se nos indica que ha habido cambios de última hora en el recorrido, por lo que nada tiene que ver el que se anunciaba en su web www.ducrosseries.es , y del que prácticamente tampoco sabía mucho la verdad, ya que le había echado una simple ojeada por encima. Se nos dice que vamos a salir rectos por la infinita subida de la calle Real que tenemos delante, para luego continuar subiendo hacia la zona del campo de fútbol y prolongar la larga subida por una última zona boscosa, volver a bajar hasta donde nos encontramos, hacer una especie de ocho y de nuevo apretarnos la infinita cuesta de subida buscando ya la zona de boxes para recoger las bicicletas. Pues vale, así en principio parece bastante duro, son en total cinco kilómetros los que tenemos que correr en este primer tramo.
A las once y media se da el inicio a la prueba femenina y dos minutos mas tarde lo hacemos el resto.
La salida no es tan explosiva como en otras competiciones, y aunque rápida, no lo es tanto como para no poder estar entre los diez o quince primeros. Se nota que muchos atletas dedican muchas mas horas a la bicicleta que a la carrera a pie, ya que según avanza la cuesta voy superando a mas corredores. A mitad de cuesta me pasa Juan a buen ritmo, y junto a él termino de superar la primera cuesta asfaltada. Ahora el piso pasa a ser un camino de tierra que asciende serpenteando por entre los pinos y que nos pone a todos el corazón en la boca.
La cabeza de carrera no va muy lejos, apenas una decena de metros, y en estas cuestas consigo adelantar a algún corredor mas. Un pequeño descanso en forma de llano donde pasamos por debajo de un túnel bastante oscuro en el que no se ve un pimiento, y donde no puedo ver donde pongo los pies, por lo que corro intuitivamente esperando que no haya ningún obstáculo en medio. Pasado el túnel otro tramo de subida, este ya mas corto, para desembocar en la calle del Pinar en descarada bajada que conecta sin descanso en la bien nombrada calle del Calvario, y digo bien nombrada porque la pendiente de descenso en este tramo es tremenda, castigando y de que manera los cuádriceps en su intento de sujetar el resto del cuerpo.
Sigo corriendo a buen ritmo, voy bien de respiración y las piernas responden bastante bien. Yo no soy un corredor explosivo, por lo que de inicio nunca consigo llevar un buen ritmo, pero poco a poco, con el paso de los kilómetros voy adaptando mi cadencia de zancada y progresivamente consigo ir de menos a mas. Me considero mas bien un corredor diesel, y cuantos mas kilómetros tenga la prueba creo que mejor me defiendo. Estas carreras cortas en las que desde el primer kilómetro hay que ir a tope, se me atragantan un poco, y hoy no va a ser la excepción, pero lejos de perder muchos puestos, lo cierto es que me mantengo entre los diez o quince primeros, y al paso por las calles de Morata me uno a un pequeño grupito de unos cuatro o cinco corredores que me preceden y que llevan un buen ritmo, de unos tres veinte calculo por kilómetro.
Volvemos a salir del pueblo, esta vez por su parte oeste, y como no podía ser de otra forma afrontando una fuerte subida asfaltada buscando los dominios del carril bici que discurre por donde antaño lo hicieran las vías del tren. La subida es realmente dura, y aquí cada uno la sube como puede, alguno se va hacia delante, otros nos mantenemos en el pequeño grupo y alguno se queda por detrás. Después de unos cientos de metros en duro ascenso, y tras dejar el helipuerto a nuestra derecha, enganchamos por fin con el carril bici que en perfil llano nos devuelve de nuevo a Morata en donde penetramos por la calle de la Via, que es de las pocas llanas que pisaremos en el día de hoy.
Completada esta última calle giramos noventa grados a la izquierda para afrontar por segunda vez la larga subida por las calles Real y Jose Mª Rodrigo, que tras unas fuertes rampas desemboca en el campo de fútbol, y por ende en la zona de boxes.
Rampón acceso a Boxes
Hasta la zona de las transiciones llego, entre los diez primeros clasificados y resoplando por el esfuerzo de esta última subida, pero no soy el único ya que los pocos corredores que han llegado a la vez que yo no hacen mas que jadear también. He de reconocer que este primer tramo de carrera a pie ha sido mas duro de lo que me esperaba, pero ahora eso es historia, ante mi tengo la segunda parte de la carrera, y ahora toca recoger la bici, ponerme el casco y como estoy bastante acalorado ya, dejo sin ponerme el corta vientos que hace un rato dejé aquí preparado. Al trote y bici en mano me dirijo a la zona de salida de los boxes donde a partir de la línea marcada, y no antes para evitar penalizaciones, me subo de un salto en la bici y comienzo a dar pedales. La salida es en fuerte bajada asfaltada, pero esto es simplemente un espejismo ya que enseguida abandonamos por la izquierda el asfalto para adentrarnos en un pinar que hay que atravesar por caminos, sendas y veredas en fuerte ascensión, en el primer tramo hacemos el mismo recorrido que hiciésemos antes corriendo, pasando por debajo del mismo túnel sombrío, pero luego tomamos una senda distinta en fuerte subida.
Ello hace que rápidamente tenga que seleccionar un desarrollo cómodo y poco a poco ir ganando altura estando muy pendiente de no perder la tracción de la rueda, ya que el fuerte desnivel, unido a que en algunos puntos la tierra y piedras están sueltas, hacen que sea bastante complicado el mantenerse sobre la bici. Durante bastantes minutos y metros el perfil sigue siendo en dura subida y en ciertos tramos de difíciles trialeras muy técnicas, que a mas de uno le hacen poner pie a tierra. En mi caso, por suerte, consigo realizar todo del tramo de subida encima de mi montura.
Una vez en el alto, las trialeras dejan paso a un ancho camino repleto de sube-bajas, y por el que atravesamos una especie de cantera. Sigo yendo, creo que entre los diez primeros pero pronto me pasan dos bikers como auténticas balas, con un gran esfuerzo me uno a ellos y aunque pegado a su estela y sin conseguir darles ni un solo relevo, (no porque no quiera, sino porque el ritmo que llevan es muy alto y bastante hago con mantenerme a cola), consigo refugiarme en parte del viento que pega de costado y de cara en estos tramos.
El recorrido nos lleva dirección a la carretera de Valencia, son pistas anchas y donde se puede meter plato grande y rodar deprisa. Llegamos hasta un par de corredores que llevamos delante y con ellos formamos un grupo de cinco bikers, pero este grupo enseguida se rompe, ya que los que hasta este momento eran mis compañeros de viaje siguen imponiendo un fuerte ritmo y consiguen dejarnos atrás al resto. Hasta ahora me han adelantado dos, y hemos dado caza a otros dos, por lo que mi posición no varía.
A buen ritmo pasamos por las inmediaciones de El Campillo, y también por donde no hace mucho tiempo se celebraba el Rock in Rio Madrid, terrenos que a estas alturas se muestran mucho menos ruidosos de lo que lo hacían en un pasado no muy lejano.
El aire en algunos tramos es realmente molesto y pega de cara, ahora soy yo el que va delante y lo noto con mucha mas virulencia, aún así, y pedaleando con fuerza sobre el plato grande, consigo dejar atrás al par de corredores que llevaba en mi estela.
Últimamente monto bastante poco en bici, si lo comparamos con lo que lo hacía hace algunos años donde prácticamente no me bajaba de ella, por lo que aún yendo bien de piernas, noto la falta de entrenamientos sobre este medio, lo bueno es que voy muy, muy bien de respiración y puedo mantener ritmos altos con buena cadencia de pedaleo,. Esto supone que únicamente algún corredor esporádicamente pueda darme alcance, pero los que llevo por delante son realmente buenos y no consigo acercarme a ninguno de ellos.
Poco a poco se van sucediendo los giros hacia nuestra derecha buscando el ir progresivamente devolviéndonos hacia Morata. En uno de los amplios tramos doy caza a otro biker quien parece no ir cómodo. Al ponerme a su altura me dice que tiene algún problema en la espalda y no puede pedalear con soltura, una pena, y mas si tenemos en cuenta que ha sido el primero en llegar a la zona de boxes en la carrera a pie. En fin, enseguida le dejo atrás y encaro una zona de cantera donde una fortísima bajada, donde se cogen velocidades de vértigo da paso a una también fortísima subida, que me deja algo tocado de piernas. El camino ahora es una auténtica autopista de grava, donde, a pesar de la incomodidad del viento, consigo mantener un fuerte ritmo y una velocidad casi constante, pero lejos de relajarme tengo que estar muy atento a los socavones que de vez en cuando salpican el anchísimo camino. Son falsos llanos donde se alternan suaves subidas con suaves bajadas, y así poco a poco nos acercamos de nuevo a Morata de Tajuña.
Llegamos hasta el cruce con una de las carreteras que dan acceso a la localidad por su parte norte, y donde algunos miembros de la organización nos animan a frenar y tener cuidado ya que hay fuertes baches en los caminos que la flanquean y por los que tenemos que atravesarla. A partir de aquí, afrontamos una fortísima bajada, muy complicada estrecha y trialera, donde hemos de poner los cinco sentidos, y alguno mas, para evitar complicaciones.
Empiezo a descender con mucha cautela, y en algunas de las curvas mas comprometidas hay miembros de la organización avisándonos del peligro. No pasa mucho tiempo desde que empezamos a negociar la bajada cuando justo delante de mí un biker se da de bruces contra el suelo, y se pega un buen porrazo. Me paro a su altura, y tras ayudarle a levantarse le pregunto si está bien, algo aturdido me dice que si, le insisto una vez mas, y ahora con un sí mas convincente me tranquiliza y me da las gracias.
Continúo bajando con mucha, mucha cautela ya que la zona es muy técnica y complicada, pero justo cuando casi estoy a punto de terminar este tramo, me adelanta un descerebrado a todo trapo tan pegado a mi, que con su rueda trasera impacta en la mía delantera, lo que hace que pierda el equilibrio y de dé una buena leche. Salgo despedido de la bici y ruedo por el suelo un par de metros, cuando consigo levantarme compruebo que estoy lleno de arañazos y heridas por todas partes, codo, brazo, hombro, rodillas,.. me toco por todos lados comprobando si tengo algo serio y afortunadamente parece que no, busco la bici que salió volando barranco abajo y cuando consigo rescatarla me doy cuenta que no anda. El desviador del cambio se ha doblado y esta hecho un churro metido entre los radios, intento como puedo sacarlo y enderezarlo, tras tres o cuatro minutos, pruebo a montar y parece que funciona, pero escasos cinco metros después se sale la cadena, por lo que tengo que parar y perder casi otro minuto hasta que consigo ponerla en su sitio. El porrazo ha sido de campeonato y lo que mas me indigna es que el causante del mismo ni tan siquiera ha tenido la delicadeza de pararse a preguntar al menos si estaba bien. Lo único que pude ver es que llevaba un maillot verde, ya que enseguida tuve que desviar la mirada para ver donde caía. En fin, si por alguna de las casualidades de la vida llegas alguna vez a leer esto, seguro que te enteraste perfectamente que fuiste tú el que me tiró, y solo voy a decirte, aunque podría utilizar muchos calificativos que se me vienen en este momento a la cabeza, y a cual mas despectivo, que eres una mala persona.
Cuando por fin consigo dar pedales otra vez termino la bajada y tras la dura rampa de acceso al campo de fútbol entro de nuevo en la zona de boxes donde aparco la bici. Estoy sangrando por el brazo y la rodilla, así que antes de empezar a correr, me tomo unos segundos para nuevamente chequear mi estado y comprobar que estoy realmente bien. Me duele bastante el brazo derecho, pero creo que es todo del golpe, ya que lo muevo bien y en todos los sentidos. El muslo y la rodilla derecha me duelen también, aunque menos que el brazo y decido comenzar a correr. Así empiezo muy, muy suave el último tramo de la competición, abandonando la larga rampa, ahora en bajada, y afrontando la interminable bajada hasta la puerta del Ayuntamiento, durante la cual adelanto a tres o cuatro corredores. Giro de ciento ochenta grados para volver sobre mis pasos desandando todo el tramo que acabo de hacer, pero ahora de subida. Todavía adelantaré a un par de corredores mas antes de cruzar bajo el arco de meta en una hora y doce minutos bajo los aplausos del público.
Tomo alguna bebida isotónica, un trozo de plátano y algún pedazo de chocolatina para reponer fuerzas y espero la llegada de mis amigos. Con la mirada, furtivamente miro entre los distintos maillots de color verde algún indicio que me pueda indicar el que pudiera ser sospechoso de haberme tirado al suelo, pero no hay ninguna prueba que me pueda poner sobre la pista, y no es cuestión de ir acusando a todo el que veo vestido de verde que son unos cuantos.
Así poco después llega Juan, quien me comenta que se le ha hecho muy duro el tramo de la bici, y algo mas tarde, y separados por escasamente un minuto lo hacen Antonio y David por ese orden. Una vez todos juntos seguimos reponiendo fuerzas en la zona del avituallamiento hasta que pasado un rato abren la zona de boxes para poder retirar las bicis. Aquí ya me despido de mis amigos y me voy para casa sin mas dilación, puesto que son ya las dos de la tarde y me estarán esperando para comer.
Ha sido una mañana deportiva de lo mas variopinta, he disfrutado, he sufrido, y me he cabreado, pero en el balance general quiero quedarme únicamente con lo positivo y con los buenos recuerdos de amigos y competición.
Salud para todos/as.
2 comentarios:
No sabía que también le dieras a la bici, seguro que cualquier día de estos leo también una crónica de triatlon.
Enhorabuena, lástima del subnormal ese, hay de todo en este mundo.
Un abrazo
Gracias Juanlu, algún triatlón he hecho ya, pero el agua no es mi medio.
Un abrazo.
Alex.
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