Hoy ha sido la tercera edición de la Carrera Popular del Cerro de la Marmota y un año mas no podía perderme la cita con esta carrera solidaria, en la que los fondos recaudados se destinan integramente a la lucha contra el cáncer infantil.
Esta carrera surgió a iniciativa
de la asociación Pablo Ugarte www.asociacionpablougarte.es , que fue creada por
los papás del niño Pablo Ugarte quien lamentablemente falleció tras sufrir un
cáncer de huesos durante casi dos años y medio. La Asociación fue concebida para
apoyar y ayudar a la investigación del cáncer, principalmente cáncer de los
niños.
Como todo en esta vida cuando las
cosas se hacen desde el respeto, el cariño y el corazón, normalmente suelen
salir bien, como así ha sido una vez mas en esta tercera edición, y prueba de
ello ha sido la cifra de casi 2.500 deportistas que nos hemos dado cita esta
fría mañana en Colmenar Viejo. Cada año se incrementa el número de atletas que
quieren participar en esta dura prueba, y eso inequívocamente, es el fruto de
un trabajo bien hecho a nivel organizativo. Pero vayamos por el principio.
Amanece en Madrid, y las previsiones son de una mañana gélida, por lo que desayuno un tazón bien calientito de leche con cacao y unas galletas. He quedado con mi cuñado Alejandro a las ocho y cuarto de la mañana, y como todavía quedan unos minutos para que pase a recogerme, aprovecho para poner en mi mochila ropa de abrigo, que con seguridad me va ha hacer falta.
Amanece en Madrid, y las previsiones son de una mañana gélida, por lo que desayuno un tazón bien calientito de leche con cacao y unas galletas. He quedado con mi cuñado Alejandro a las ocho y cuarto de la mañana, y como todavía quedan unos minutos para que pase a recogerme, aprovecho para poner en mi mochila ropa de abrigo, que con seguridad me va ha hacer falta.
Con la puntualidad que le
caracteriza, pasa a recogerme, y sin prisas nos marchamos con
destino a Colmenar Viejo, donde, con el paisaje nevado de la Sierra de Madrid
al fondo, llegamos antes de las nueve
de la mañana. Como todavía es pronto (la carrera no dará comienzo hasta las
10:30), aparcamos sin problemas en una zona de chales, a escasos cien metros de
la salida. Nada mas bajar del coche, comprobamos en nuestras propias carnes el
frío de este día otoñal, por lo que cargamos con toda la artillería de prendas
de abrigo que nos acompañan, gorros, guantes, braga al cuello, para dirigirnos
a recoger los dorsales que ya están entregando en el polideportivo
"Lorenzo Rico". Allí mismo comprobamos nuestros números de dorsal en
las listas expuestas por la organización, y en un periquete los recogemos de
las manos de unos animosos voluntarios, junto con una generosa bolsa del
corredor.
Recogidos los dorsales todavía queda un raro para empezar |
Todavía es muy pronto para empezar a calentar, y decidimos ir a tomar algo caliente. Nada mas salir del polideportivo, nos encontramos con Fernando, un compañero de trabajo de mi cuñado y un fantástico atleta, dedicado últimamente a los triathlones, y quien tiene fijado su próximo objetivo en un Iron Man al que ya se ha inscrito. Junto a él nos encaminamos a la cafetería, buscando refugio al calor de sus instalaciones, tan bienvenido en esta gélida mañana. Allí nos calentamos por fuera, con su calefacción, y por dentro con tres cafés ardiendo que nos hacen entrar en calor rápidamente. Progresivamente la cafetería se va llenando de corredores y corredoras, me da por pensar que somos una especie de los mas variopinta, cada uno con sus pensamientos, sus planes, sus hábitos de carrera, sus costumbres, sus propósitos, pero todos con un objetivo común, que no es otro que el llegar a la meta, que nos estará esperando tras 25 duros kilómetros por el campo, para hacernos sentir vivos una vez mas.
Todavía charlaremos animadamente
un buen rato en la cafetería, antes de decidir ir a cambiarnos y empezar a
calentar. Volvemos de nuevo a la calle donde nos despedimos momentáneamente de
Fernando y donde tras una breve visita a la Iglesia, (paso obligado del Camino
de Santiago desde Madrid) nos marchamos al coche a quitarnos definitivamente la
ropa de abrigo y empezar a calentar.
De corto, y preparado para empezar a calentar |
Mi inseparable cuñado Alejandro, un fenómeno del ultrafondo. |
Una vez de corto, y bastante congelados
la verdad, nos situamos bajo el arco de salida esperando que comience la
competición. Allí saludo a Carlos, un amigo al que hace años no veía y quien
regenta la autoescuela Used en este mismo Colmenar
http://www.autoescuelaused.es además de contribuir activamente con la
Asociación, por lo que es una de las personas a las que tenemos que estar
agradecidos por la organización y colaboración. El inicio todavía se retrasaría
unos minutos, que pasaron rápidos al tenernos entretenidos con un grupo de niñas
gimnastas que delante de nosotros nos mostraron un amplio abanico de piruetas y
figuras al ritmo de la música.
Carlos en el centro, otro valiente que se atreve con los 25 km. |
Ahora sí, a va dar comienzo la
prueba, nos deseamos suerte y con el pistoletazo que marca la inauguración de
la carrera empezamos a correr.
La salida de hace cuesta arriba
por las calles de la Huerta y Arroyo de la Parrilla, para continuar ascendiendo
por la calle del Ejidillo. Los "galgos" salen disparados y por mi
parte prefiero salir mucho mas tranquilo y empezar poco a poco a coger mi ritmito.
Así me hago a un lado y me pasan corredores por todos lados, izquierda,
derecha, vaya fiesta.... Antes de coronar esta primera exigente subida,
adelanto a Fernando y nos deseamos suerte. Primer giro de noventa grados a la
derecha y la calle Del Romero nos recibe con una impresionante bajada, de esas
que castigan bien los cuádriceps, y que desemboca, tras un túnel, en un feo
polígono industrial con calles bacheadas y donde pega bastante el aire.
Afortunadamente el paso por el polígono es tan fugaz, que apenas hay tiempo de
darse cuenta, ya que enseguida giramos nuevamente otros noventa grados a la
derecha para superar un puente sobre las vías del tren y empezar a patear,
ahora ya sí, los pedregosos caminos que conforman el término de esta localidad
madrileña. El perfil en estos primeros kilómetros es en descarada bajada, por
lo que una vez que he encontrado mi ritmo de carrera empiezo a adelantar a
bastantes corredores.
Salida Cerro Marmota 2013 |
Exigente perfil que no da un respiro, o subes, o bajas... |
Sigo bajando a buen ritmo, sobre
tres quince o tres veinte el kilómetro, y ello me permite seguir adelantando a
bastante corredores, hasta que llego a un grupito de cuatro atletas, dos de
ellos del mismo club, donde me relajo un poco. Por un lado porque delante de
ellos hay un espacio bastante grande para llegar hasta el siguiente, y por otro
porque ahora el camino ha pasado a ser un senda flanqueada por zarzas, y donde
es mejor ir en fila india para evitar rasguños y arañazos con las numerosas
ramas que la inundan. A parte de ir pendiente de las ramas de las zarzas, se
hace muy necesario el no perderle ojo al suelo, ya que está repleto de baches,
surcos y piedras, que lo hacen bastante peligroso y muy propicio para tener
algún esguince, o quien sabe si incluso alguna caída, tengo que ir con mucho,
mucho cuidado y mirando bien donde pongo los pies.
De los dos corredores del mismo
club que están en el grupito, uno de ellos va tirando valientemente, y
girándose constantemente para preguntarle a su compañero si el ritmo le va
bien, como éste le contesta afirmativamente sigue tirando de nosotros, lo que a
mi me viene de perlas.
Pasado el kilómetro cinco
superamos el primer punto de avituallamiento donde no pierdo tiempo en coger
nada para no descolgarme del grupo que ha incrementado el ritmo, mas adelante
nos encontramos con unas alfombras azules en mitad del camino dispuestas para
el control de chips en ese punto.
Vadeamos un par de veces mas el
arroyo, y a cola del grupo sigo con mi técnica de no mojarme los pies, por lo
que después de cruzar por encima de las piedras, me toca apretarme pequeños
esprines para contactar de nuevo con ellos. Estamos empezando a adelantar a
personas que también participan en esta mañana deportiva, en su caso haciendo
el mismo recorrido que nosotros, aunque caminando. Ellos salieron una hora
antes, y es ahora cuando empezamos a darles alcance. Les vamos rebasando sin
mucha dificultad, ya que en estos tramos los caminos son anchos y permiten
pasar sin problemas. La mayoría de ellos nos envían palabras de ánimo al
adelantarles, que son muy bien recibidas la verdad.
Hasta pasado el kilómetro nueve
el perfil sigue siendo favorable, y salvo la dificultad de las grietas y
piedras de los caminos, lo cierto es que corremos bastante rapidillos, lo que
me permite comprobar que en el décimo kilómetro el crono ha sido de 36:01.
Llegados a este punto me marcho por delante del grupo y durante unos cientos de
metros corro solo, hasta que en las primeras rampas de subida me da alcance un
corredor del club de atletismo de Colmenar, quien tras unos breves minutos a mi
lado, continua su progresión hacia adelante. A partir de ese punto, yo no lo
sabía todavía, pero me ha tocado hacer todo el resto de la carrera en
solitario, ya que nadie mas por detrás me ha dado alcance, y por delante no hay
mas grupos a los que llegar.
Llego al segundo punto de
avituallamiento, y no sé bien si debido al frío que hace, lo cierto es que no
tengo sensación de sed, por lo que tampoco hago acopio de nada. Sigo hacia
adelante y ahora ya en continua subida, de la que conozco según el perfil, que
no va a parar hasta que corone en el kilómetro trece, por lo que tengo por
delante tres largos kilómetros de dura ascensión por un camino de campo donde a
veces es difícil correr bien ya que hay tramos que la concentración de arena me
hacen perder tracción.
Sigo recibiendo muchos ánimos de
la gente, y al ir en solitario son especialmente bienvenidos. Intento
abstraerme de la dureza de la subida levantando la cabeza, en los tramos que el
camino lo permite, y empapándome de toda la naturaleza que me rodea. A veces
corro pegado a vallas que delimitan grandes fincas donde pacen caballos y
vacas, y el día es tan limpio y despejado, que la sierra cercana parece
invitarme a intentar rozar sus cumbres nevadas con la punta de mis dedos. En
estas voy cuando casi me doy de morros contra el suelo por una mala pisada, así
que se acaba el instante tan bucólico y vuelvo a centrar mis cinco sentidos en
el trazado del camino.
Resoplando consigo coronar el
kilómetro trece donde hay instalado, con muy buen criterio, un puesto sanitario
con una ambulancia, ya que a mas de uno es posible que en este tramo se le
salga el corazón por la boca. A partir de aquí, y hasta el kilómetro quince el
perfil vuelve a ser en bajada, pero lejos de poder aprovecharla para correr a
tope, es mejor no perder la cabeza en ello, ya que una vez mas se trata de un
camino peligroso con un gran desnivel, de esos que en los que si te lanzas,
corres el riesgo de no poder frenar y darte un buen tortazo. Así pues, poniendo
especial cuidado en donde apoyo cada zancada, lo afronto con cautela pero a
buen ritmo. Esta bajada es de la que me cargan muchos los músculos delanteros
de las piernas, ya que a parte de correr les exijo al mismo tiempo que me
retengan, es decir, les pido que corran rápido y al mismo tiempo que no se
embalen, es una mezcla entre el "ponte bien" y el "estate
quieto".
La bajada de estos dos kilómetros me ha permitido coger aire, y he debido de bajar bien porque delante puedo ver con claridad a los cuatro primeros clasificados. Lo sé porque delante de ellos abren la carrera dos bicicletas de la organización. El primero está muy lejos, yéndole a la zaga a pocos metros otro corredor, entre éstos y el tercero y cuarto, se abre el mismo hueco como el que les separa a éstos últimos de mi. Yo sigo a lo mío, sigo corriendo en solitario y con un ritmo alto aunque no agónico.
La bajada de estos dos kilómetros me ha permitido coger aire, y he debido de bajar bien porque delante puedo ver con claridad a los cuatro primeros clasificados. Lo sé porque delante de ellos abren la carrera dos bicicletas de la organización. El primero está muy lejos, yéndole a la zaga a pocos metros otro corredor, entre éstos y el tercero y cuarto, se abre el mismo hueco como el que les separa a éstos últimos de mi. Yo sigo a lo mío, sigo corriendo en solitario y con un ritmo alto aunque no agónico.
Superado el kilómetro quince,
ahora ya es todo, absolutamente todo, en ascensión hasta la meta, quedan diez kilómetros
de subidas continuas, unas fortísimas y otras mas suaves, pero siempre picando
hacia arriba.
En pleno kilómetro dieciséis está
instalado otro puesto de avituallamiento, en este caso líquido y sólido, y al
que una vez mas, inexplicablemente ignoro, hay veces en las que ni yo mismo
entiendo mis decisiones. Lo mas inteligente, en carreras de fondo como éstas,
es no saltarse ni un solo avituallamiento, pero lejos de toda lógica ya me he
saltado tres, y aunque no es excusa, lo cierto es que en ningún momento siento
la sensación de tener sed. Sea como fuere, sigo corriendo hacia adelante, con
el objetivo fijado en el corredor que me precede, quien ocupa el cuarto lugar,
y del que tengo la sensación de estar mas cerca a cada zancada. Esta sensación
se ve confirmada cuando poco después, y al paso por el puente de La Marmota
consigo darle alcance. Se trata de un corredor joven quien me comenta que tiene
29 añitos, y con quien comparto carrera durante unos cuantos kilómetros. Hay
tramos con duras rampas y bastante piedra, por lo que la mejor opción es correr
por una pequeña vereda menos pedregosa, que discurre pegada al camino en su
lateral derecho.
Seguimos subiendo sin descanso,
no hay un solo metro de respiro, y siendo sincero, lo cierto es que se hace durísimo
el ir ascendiendo. A duras penas consigo mantener ritmos por debajo de 4
minutos el kilómetro. Junto al corredor que me acompaña llegamos al mirador de
La Marmota, donde lejos de parecer que se acaba la interminable cuesta, esta se
prolonga todavía durante unos cuantos kilómetros mas.
Llego al kilómetro veintiuno
donde se encuentra el último de los avituallamientos, donde, como ya habrás
adivinado, no paro. Pienso que si no me ha hecho falta reponer fuerzas hasta
ahora, para los cuatro kilómetros que quedan difícilmente me será necesario. O
lo que viene siendo lo mismo "Para lo que me queda en el convento....me
cago dentro."...
Tras el paso por el
avituallamiento, el camino pasa a ser ahora una estrecha carretera asfaltada,
donde aunque todavía el perfil sigue siendo ascendente, el buen firme me
permite ajustar una mejor zancada que hace que el chaval que me acompaña se
vaya quedando rezagado poco a poco. Levanto la vista y veo que el segundo y
tercero han conseguido llegar hasta el corredor que abría la competición, y
además le van dejando descolgado. Por mi mente desfila la idea de tirar con
fuerza e intentar alcanzarle yo también, está claro que ha debido sufrir un
bajón, y si me esfuerzo quizás pueda llegar hasta el tercer puesto. Con este
ánimo, sumado a que el perfil afloja un poco, aumento el ritmo y me voy
acercando a él. Pero todo esto queda en un simple espejismo cuando poco después
el trazado da un giro de noventa grados a la derecha y comienza a entrar un
molesto aire de frente. Ahora corro por una carretera mas ancha, que enseguida
abandono para pisar un carril de tierra que discurre paralelo a ella.
Colmenar y la Sierra Madrileña al fondo |
Rebasado el kilómetro
veinticuatro, he llegado a la ermita que, como faro en mitad de la tormenta, me
lleva fijando el rumbo desde hace unos kilómetros. En este punto el recorrido
hace un giro de ciento ochenta grados para introducirnos en una finca de pastos
por donde todavía hay que completar mil metros a modo de cross por encima de
hierba, con varios giros, alguno de ellos complicadillo, y donde después de
abandonarla, y tras pasar por la mismísima puerta de la ermita, cruzo la carretera
entre los aplausos de la gente, algún gesto de apoyo de un guardia civil, y
enfilo los últimos metros en la calle de Las Huertas para llegar al arco de
llegada en cuarta posición, y primero de veteranos B, en un tiempo de 1:37:33.
Alex en meta |
Enseguida entrego el chip y,
ahora sí, hago uso del avituallamiento de meta con un trozo de plátano y un
acuarius. Sin perder un minuto me dirijo al coche a por la ropa de abrigo, y
una vez arropado vuelvo para ver la entrada de mi cuñado en meta, quien lo hace
rebajando en nada mas y nada menos, que ocho minutos su tiempo del año pasado,
un fenómeno.
Alejandro en meta. |
Objetivo cumplido |
Pensando ya en la siguiente.... |
Acompañado de mi cuñado y de
Carlos y su familia esperamos la entrega de trofeos, y con la sensación de
haber completado una carrera mas, abandonamos Colmenar Viejo.
1º Veteranos B, y 4º Absoluta. |
Un vez mas, no me queda mas que
agradecer a la organización de esta carrera popular su esfuerzo, ya que un año
mas nos hemos sentido como en casa. Una carrera enfocada a colaborar con un
noble fin, y en la que como colofón, se ha invitado a todos los participantes que
así lo han querido a un cocido para reponer fuerzas. El año que viene, si no
hay contratiempos, aquí estaremos de nuevo.
Quiero desde aquí agradeceros a
todos l@s compañer@s del club de atletismo Velilla de San Antonio
http://clubatletismovelilla.blogspot.com.es/ vuestra compañía en los
entrenamientos de los fines de semana, con vosotros me siento arropado y es
todo un placer compartir kilómetros y carreras junto a vosotr@s. Enhorabuena a
todos los que hoy habéis competido también, y a seguir preparando la siguiente
cita.
Trofeo 1º Veterano B |
Salud para tod@s.
4 comentarios:
Que bien se te da eso de subir al podio Alex y con la suerte de que por lo que veo te dan trofeos originales no la tipica copa cutre que uno,al menos en tu caso quiza no sepa donde poner y que encima da trabajo, por aquello de quitarle el polvo, asi que tu mujer estara tambien contenta por la originalidad del trofeo,que rollos te echo,jajaja, solo para decirte que me alegro que estes tan en forma,quiza mas que nunca pues ser el primero,el mejor es dificilisimo,solo a tu altura, que tio... y que sigas contandolo,como debe ser.
UN abrazo.
Muy buena cronica,bueno,buena seria poco,es una cronica excelente,al igual que te ha salido la carrera,sigue asi de bien,escribiendo y compitiendo,gracias campeon.
Enhorabuena, esta ya te la conoces bien, lo que no te resta ningún mérito. Este año no me apunté porque no podía ir y al final tenía disponibilidad.
Un abrazo
Eres un auténtico fenómeno. De verdad de la buena.
Un abrazo
Javi Sanz
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