domingo, 17 de noviembre de 2013

CARRERA SOLIDARIA POR LA DIABETES 17/11/2013.



   Hola a tod@s, hoy tengo un poquito de tiempo ya que hace una tarde lluviosa, gris y plomiza, por lo que voy a aprovechar para colgar esta crónica que elaboro a escasas horas de haber cruzado la línea de meta. Con ello rompo la tendencia que últimamente venía siendo habitual de comentar las carreras una vez transcurridos varios meses de las mismas, y ello motivado por la falta de tiempo por un lado y por un toque de vaguería por otro.
 
 
   Al lío: Esta mañana, y conmemorando el día mundial de la diabetes, se ha celebrado en el Parque Juan Carlos I, en la capital de España, la segunda edición de la carrera solidaria en la que se recaudan fondos para la lucha contra esta enfermedad que padecen millones de personas en el mundo. Hace algunas semanas que ya había decidido, junto con muchos compañeros del Club de Atletismo Velilla de San Antonio http://clubatletismovelilla.blogspot.com.es asistir a este evento, entre otros muchos motivos, porque el hijo de Domingo, uno de estos compañeros, está diagnosticado de esta enfermedad y decidimos acompañarle en este día. 
 
 
   Nada mas despertarme y levantar la persiana de la habitación he sido consciente que el día no iba a acompañarnos a lo que climatológicamente se refiere. Ha amanecido un día frío, plomizo, gris, triste y lluvioso, y todavía a estas horas de la tarde no ha parado de caer agua ni un solo minuto . Me levanto desganado, pues a la vista del panorama, el día a lo que invita es a quedarse en la camita bajo las mantas. Esta mañana se han conjurado todos los elementos posibles para formar un cóctel perfecto de inclemencias invernales y quitar las ganas de correr a cualquiera. Pero los que somos corredores, sabemos que estamos hechos de otra pasta, nuestra mentalidad es distinta a la del resto, donde otros solo ven problemas, nosotros vemos soluciones, donde otros fijan su meta, para nosotros solo es el punto de partida y los días en los que como hoy nos colocamos un dorsal en el pecho, nuestra motivación e ilusión se disparan, y lo mismo da que haga sol, que viento, como que lluvia y frío. Así que la pereza ha durado apenas un par de segundos y enseguida estaba ya de pie y calzándome las zapas.
 
 
   Hoy mi hijo mayor ha querido acompañarme y participar en las carreras infantiles, por lo que con su compañía y después de un buen desayuno, hemos ido en busca de mi inseparable cuñado a quien hemos recogido a las ocho y media en punto.  
 
 
   En un periquete hemos llegado al parque, ya que apenas nos separan de él un par de kilómetros, habiéndose convertido desde hace bastantes años ya, en el enclave privilegiado por donde entrenamos habitualmente, y aunque a día de hoy han sido muchas ya las competiciones celebradas en él, lo cierto que hoy será el primer día en el que pateando sus caminos compitiendo, lo que nos hace sentir una sensación extraña y muy motivante.
 
 
   El llegar pronto nos ha permitido recoger el dorsal con cierta ligereza, y aunque apenas éramos veinte personas las que coincidíamos allí en ese momento, ya todo presagiaba que podía montarse un caos para recogerlos, como lamentablemente así ha sucedido, y pasadas las diez de la mañana, que era la hora prevista para la salida, todavía existía una larga cola de gente intentando retirarlos, cosa que no ha sido posible y han tenido que empezar a correr sin él. Todo esto, creo que ha ocurrido, y es una opinión personal mía, porque las listas que la organización instalaba en los exteriores de las carpas para que los corredores comprobásemos los números de dorsal asignados, y por tanto colocarnos en la fila de recogida correspondiente, se mojaban y rasgaban, por lo que a la gente no le quedaba mas remedio que preguntar en incidencias cual era su número y de ahí marcharse a la fila correspondiente a retirarlo. El resultado ha sido que se ha formado una fila interminable en incidencias, por la que había que pasar irremediablemente, para saber simplemente el dorsal asignado. 
 
 
   Como digo, en nuestro caso se puede decir que la recogida ha sido bastante rápida, no así con la mayoría de compañeros del club, que aunque si bien ninguno se ha quedado sin su dorsal ya que llegaron con bastante antelación también, si es cierto que varios tuvieron que esperar estoicamente durante un gran rato para poder obtenerlos.
 
 
   Poco a poco, y buscando refugiarnos de la pertinaz lluvia,  nos hemos ido reuniendo, con un goteo continuo de compañeros, bajo un pequeño techado en las inmediaciones de la salida. La verdad es que el color naranja que defendemos se ve a kilómetros de distancia y ninguno de los colegas ha tenido que buscar demasiado para encontrar al grupo. Hoy nos hemos juntado unos cuantos: mi cuñado, Alejandro,  peleón donde los haya y buscando siempre cualquier excusa para calzarse las zapas y salir a correr. Pedro Sánchez, un auténtico campeón que a sus 52 castañas (por cierto, FELICIDADES, los cumplías hoy) se mantiene en lo mas alto y defendiendo un nivel que para mí lo quisiera yo cuando llegue a su edad. Carlos, cuñado de Pedro y aunque bastante mas joven, 39 primaveras, todo un fuera de serie también, siendo de los gallitos del grupo. Angel, uno de los ultrafondistas del club y que ya sabe lo que es correr mas allá de los cien kilómetros seguidos en carrera, casi ná, ponle una cerveza en la meta y llega con seguridad, aunque la meta se la pongas a tomar vientos.. , . Jordi, un atleta correoso y fuerte como el vinagre, al que si se quiere batir, mas le vale a uno haber desayunado fuerte, tiene piernas de keniata y lo mismo le da una milla que un maratón. Enrique, socio número uno, y animador en las conversaciones de los entrenamientos de este gran grupo, la veteranía dicen que es un grado, y el de veteranía va sobrado. David, experimentado triatleta que lo mismo le da correr un diezmil que un Half Iron Man, se atreve con lo que le pongan. Olga su mujer, campeonísima donde las haya y que nos tiene mal-acostumbrados a verla últimamente pisando pódium. Domingo, de los atletas con solera también de este grupo, otro maratoniano de oro y en cuya dieta nunca faltará una buena cerveza, hoy arropando a su hijo en este día tan señalado. Manu, un valiente más que completa carreras y defiende los colores del club con tesón y entusiasmo. Antonio, Toñin para los amigos, peleón  y también duro de roer, con bastantes maratones a sus espaldas, experimentado, muy centrado y teniendo siempre claros sus objetivos, a los que raramente no da alcance. Acompañándole su mujer Magda, recién aterrizada en esto del correr, a la que desde aquí quiero felicitar por su determinación a la hora de colgarse un dorsal en un día como hoy, eso dice mucho de su fuerza de voluntad y las ganas de superación, enhorabuena. Pedro, otro valor seguro en las competiciones y que comparte la ilusión y las ganas de correr con todos nosotros. Hoy se han dejado ver también por allí Alfonso y su cuñado Antonio, otro par de buenos deportistas y mejores personas.
 
 
   A escasa media hora de la salida, cada cual se va para su coche para quitarse la ropa de abrigo y colocarse el traje de luces, hecho lo cual nos reunimos todos nuevamente y tras un brevísimo calentamiento vamos cogiendo posiciones en el grupo que se está formando ya en los dominios del arco de salida. Son las diez y diez de la mañana y todavía la cola para recoger dorsales es infinita, por lo que por megafonía se indica que el que quiera correr que no espere a recoger el dorsal, que se incorpore directamente al pelotón de salida ya que en cinco minutos se dará inicio a la carrera. Todavía esos cinco minutos se convertirían en diez mas. Por fin, y a la señal de inicio que nos muestra el estupendo nadador David Meca, nos ponemos en marcha.
 
 
   La salida es cuesta abajo y podría hacerse lanzado, pero el pavimento no está para bromas, hay bastante agua y muchos charcos, un resbalón podría producirse en cualquier momento y dar con los huesos en el suelo, así que me lo tomo con calma durante los primeros y metros y los dos primeros giros. Superados éstos empiezo a coger un ritmo mas vivo y adelanto a unos pocos corredores hasta que en las proximidades del primer kilómetro me sitúo en tercer lugar. Mi objetivo es llegar hasta los dos primeros y con ello en mente acelero un poquito mas. Mi cronómetro, en el primer kilómetro me devuelve un tiempo de tres minutos y quince segundos, algo lento para ser en bajada, pero el pavimento no está en sus mejores condiciones. Acelero un poco mas con la vista puesta en la pareja que me precede pero cerca de llegar al segundo kilómetro ya me doy cuenta que me va a costar mucho llegar hasta ellos, es mas, lejos de recortarles metros, estos van en aumento, y mis pulsaciones noto que empiezan a subir preocupantemente. Tras un tercer intento de reducir distancias, definitivamente entiendo que no va a ser posible, así que me limito a coger un ritmo de crucero y mantener la posición relajándome un poquito. En las carreras no me gusta mirar atrás, pero no quiero confiarme y en uno de los giros aprovecho para comprobar la distancia que le saco al cuarto clasificado, que parece ser buena.  
 
 
   Los caminos en el parque están repletos de hojas caídas y  bastante encharcados, por lo que es inevitable pisar alguno de los innumerables charcos, es por ello que llevo los pies empapados y cada zancada se convierte en un molesto "chof, chof" que me acompañará durante toda la competición. Tras la larga recta entre el segundo y tercer kilómetro, llega la hora de ascender una de las varias pendientes que nos reserva la carrera, ésta se sucede durante todo un kilómetro hasta coronar el cuarto, donde llevo un ritmo alegre pero sin quemarme demasiado, y donde los dos primeros corredores se han marchado ya definitivamente. Estoy haciendo la carrera totalmente en solitario y la tengo bien controlada, a los delante no llego, y el de detrás, salvo cataclismo, no me va a coger, así que corro contra mí mismo.
 

    En el kilómetro cuatro y medio recibo los ánimos de mi hijo, que me llegan como una inyección de energía y me preparan para afrontar la larga bajada, ahora por asfalto, con la que supero el quinto kilómetro y me conduce a los pies de una nueva ascensión hasta el mismísimo sexto kilómetro. Aquí giro a la izquierda para pisar nuevamente camino con algo de barro y bastante agua, que entre olivos y con terreno ondulante supera el kilómetro siete y conduce a la base del puente que salva la ría.
 
 
   Me sigo encontrando bien y estoy convencido que tengo fuerzas mas que suficientes para llegar a meta, la distancia con los primeros sigue siendo mucha, lo mismo que ocurre con los que me van a la zaga. Me concentro en disfrutar del parque, de su silencio, de sus árboles, de la explosión de colores marrones y ocres que lo bañan todo, y acompañado únicamente por los latidos de mi corazón sigo devorando metros y mas metros con cada una de mis zancadas.
 
 
   Paso el kilómetro ocho sin ninguna complicación, he bajado un poco el ritmo ya que no es cuestión de darme la paliza, sería un esfuerzo inútil que no me conduciría a ninguna parte, las cartas están ya sobre la mesa, y aquí nada va a cambiar ya. Hay algunos tramos pegados a la ría que son los que mas embarrados están y en algunas zonas noto como las zapatillas resbalan un poco, y así me planto en el kilómetro nueve. En este justo punto, la carrera se mezcla con las personas que han optado por apuntarse a la marcha de dos kilómetros y medio que se celebra paralelamente a la carrera. La gente va un poco despistada, y hay algunos grupos que, pertrechados bajo sus paraguas y  ocupando todo el ancho de la pista, no son conscientes que llego por detrás y tengo que pegar un par de gritos para avisarles, aún así, todavía me toca andar durante un par de segundos hasta que consigo hacerme un hueco. No tiene la menor importancia porque la distancia con los que me persiguen, como he mencionado antes, es grande, pero de haber resultado de otro modo hubiera supuesto un gran obstáculo a saber con qué desenlace, estas cosas tiene que pulirlas la organización y tenerlas previstas, no se puede hacer coincidir en un mismo espacio y al mismo tiempo a gente que corre con gente que anda.
 
 
   Desde el noveno kilómetro y hasta la meta todavía esperan mil metros de continua subida, que aunque no es muy pronunciada, si es lo suficientemente larga como para hacerse interminable si se llega justo de fuerzas. Por mi parte la supero sin muchas complicaciones y sabedor de que el tercer escalón del pódium ya tiene dueño.
 
 
   Llego a meta arropado por los aplausos de mi hijo que se encuentra en el mismo arco de llegada, parando el reloj en un crono de 35:22 (mejor marca que el ganador del año pasado), y que me deja un buen sabor de boca, conocedor que no ha sido necesario exprimirme a tope, y contento por ello al no haber tenido que forzar mi maltrecha cadera.
 
 
   En un santiamén, me quito la ropa mojada, y con ropa seca espero la llegada de todos mis compañeros. Así llega Pedro quien hubiese sido claro vencedor de su categoría en el caso de haberla habido. No sé por qué, en esta carrera solamente se premia a los tres primeros, cuando en la gran mayoría de competiciones se establecen trofeos en las diferentes categorías de edad. Por detrás de él, Jordi, Carlos, un poco después mi cuñado Alejandro y tras ellos, poco a poco, todos los demás.
 
 
   El día es muy desapacible, por lo que tras un par de fotillos todos juntos, los integrantes del club poco a poco se van yendo. Mi cuñado, mi hijo y yo nos quedamos a la entrega de trofeos que todavía se retrasará un poco. Recibo mi trofeo de manos del medallista olímpico de esgrima José Luis Abajo “Pirri”, y esperamos a que den la salida de las carreras infantiles, donde Pablete ha logrado imponerse en su categoría, cerrando así una completa mañana de atletismo. Estas carreras infantiles son semillas que a poquito que se rieguen dejarán huella en un futuro, y los chavales disfrutan, como lo que son.....como niños.
 
 
   Sin demorarnos mas, nos vamos para casa en busca de una bien merecida duchita caliente y una buena comida, otra carrerita mas para la saca y seguimos sumando.
 
 
   Salud para todos

Tercer clasificado, pena de bolsa que me ha dado alergia.....

Foto recordatorio.

Salida carrera infantil

Pablete mas contento que unas pascuas...

Gran grupo de deportistas, eso sí, pasados por agua..
Clasificación

Paraguas tamaño sombrilla que se queda pequeño ante la mancha naranja... y eso que faltan la mitad.

4 comentarios:

Club Atletismo Velilla dijo...

Gran crónica. Fenómeno. Creo que en el blog del club quedaría genial. Subiría el nivel del cronista soso y habitual que escribe. Felicidades al mayor y al peque. Un placer contar con un compañero bueno por dentro y por fuera

EllocoLópez dijo...

Que gran cronica,y de tocho nada,se lee y se entiende,osea que sin demora ponte a escribir ya!,sino lo has hecho ya,bribon!,se ve que lo de escribir se te da igual que lo de correr.
Enhorabuena a los dos por los podiums,y lo unico negativo fue el dia,que tuvimos que irnos porque estabamos empapados,para otra,que seguro que vendra,estaremos cerca del podium para jalear tu nombre.
un abrazo campeon.

Alex dijo...

Gracias Juan y Gracias Antonio, orgulloso de defender colores junto a vosotros.

Un saludo.

Pe. Ângelo (Ángel D.) dijo...

Felicidades, Alex. Veo que no desistes a pesar de los problemas de cadera. Un ejemplo a seguir.
A mi me gustaba correr con lluvia y frío. Ahora no encuentro el momento, entre pueblos, catequesis y estudios...
Sigue con estas crónicas. Son muy buenas. Un abrazo.