lunes, 22 de septiembre de 2008

XII TROFEO EDWARDS




Bueno, pues la verdad es que ya iba tocando el desempolvar las “zapatillas” de competición tras unas largas (y merecidas, creo) vacaciones, en las que he podido patear por Vera (Almería), Daimús (Valencia), Sacecorbo (Guadalajara) y finalmente Corralejo (Fuerteventura). Han sido unas vacaciones realmente extraordinarias y si no fuese porque una jodida “fascitis plantar” ha querido hacerme compañía durante todas ellas, podría decir que el balance ha sido totalmente positivo. He disfrutado de mi mujer y de mis hijos, de la naturaleza, del campo, así como de las maravillosas playas estilo caribeñas de Fuerteventura.

Ahora de vuelta a la rutina tocaba ir tomando contacto nuevamente con el ambiente de las competiciones, que en esta época del año florecen por todas partes de nuestra geografía, y qué mejor modo de hacerlo que al lado de casa y en una de las mejores carreras populares de Madrid, tanto por la ilusión que pone la organización en ella como por el entorno del Parque Paraíso por donde discurre.

El estado físico, lejos de su mejor forma, no es tan malo como para no poder afrontarla con ciertas garantías, no obstante, durante el período vacacional he seguido moviendo músculos y tendones alternando salidas en bicicleta por las inmediaciones del Parque Natural del Alto Tajo, con muy suaves entrenamientos de carrera a pie por el resto de parajes por donde he podido completar el periodo estival.

No me enrollo más y directamente os cuento como fue el día de ayer domingo 21/09/08: A la carrera estamos apuntados, a parte del que suscribe, mis cuñados Alejandro y Pablo, así como mis amiguetes los dos Javis, Enrique y Bienvenido (una reciente incorporación gaditana al grupito que generalmente correteamos los sábados por Velilla de San Antonio en Madrid). Hemos quedado a las 9:45 en la zona de entrega de chips, y allí me presento junto mi mujer y mis dos hijos poco antes de la hora fijada donde ya encontramos a algunos de mis amigos. La mañana es perfecta para correr, nada de viento, nada de frío ni de calor, así que todo augura un tiempo perfecto. Cuando ya hemos recogido los chips nos dedicamos a calentar un poco correteando suavemente por las inmediaciones de los arcos de salida y meta, donde en esos momentos se celebran las carreras infantiles. Por allí puedo saludar a amigos como Manuel Capitán, quien me comenta que anda algo jodido con problemas de infección en la boca que le han surgido a raiz de una endodoncia mal practicada, saludo a amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía y sin mas tiempo la organización nos indica que debemos irnos situando ya en la salida. Así lo hacemos cuando repentinamente empieza a caer un buen chaparrón de agua, como quiera que todavía faltan unos cinco minutos para las 10:30 que es la hora fijada para la salida, buscamos cobijo bajo los grandes árboles que flanquean el arco de salida. Le indico a mi mujer que se acerque al coche, donde todavía y como restos del verano queda alojada una sombrilla de la playa, que perfectamente les puede servir para guarecerse del chaparrón tanto a ella y a mis hijos, como también a mi hermana y sobrinos que se encuentran junto a ellos.

Son las 10:30 y ya estamos todos situados en la línea de salida, y es en este momento cuando la lluvia arrecia con mas fuerza, por lo que la espera de apenas dos o tres minutos de retraso, causados por el desplome del hinchable de meta, se nos hacen eternos. Por fin suena el pistoletazo de salida y nos ponemos todos a correr ya totalmente empapados y tomando muuuuuchas precauciones por el estado del piso, repleto de charcos y muy, muy resbaladizo. El recorrido se trata de dar tres vueltas a un circuito de 3 km. 300 mts. aproximadamente por vuelta, siendo la primera de ellas la mas larga de todas. Al principio voy muy tranquilo y me asombra verme en el grupo de los veinte o treinta primeros, yo creía que estaba en peor estado de forma, o es que toda la gente todavía no está fina. De repente nos topamos literalmente con el coche-reloj que abre la carrera, está totalmente parado en medio de la calzada por lo que nos toca esquivarle por todos lados, con el consiguiente peligro, después de algunas pequeñas recriminaciones a la despistada conductora, nos hacemos a un lado para dejarle paso y así volver nuevamente a abrir la competición.

Los primeros dos o tres kilómetros los hago corriendo al lado de todo un referente en el atletismo veterano, el gran Sergio Fernández Infestas, que a tenor de lo que comenta se debe estar tomando la prueba con mucha calma. Poco después progreso hacia adelante y voy poco a poco adelantando a corredores, debo ir sobre el puesto noveno o décimo. El recorrido va alternando suaves subidas y bajadas con rectas en llano, por lo que a mí personalmente no me permite llevar un ritmo constante. Por delante y en cabeza de la prueba se ha formado un trío compacto en el que cabe destacar a otra figura del atletismo popular como es Jose A. Valledor.

Comienza la segunda vuelta y me alegra ver por delante de mí a Julito un gran corredor popular con deficiencia visual y al que tuve la suerte de hacerle de liebre-lazarillo en alguna ocasión, va bien acompañado por un compañero de su club, así que simplemente le saludo, corro con él algunos cientos de metros y sigo progresando hacia delante, ya me encuentro en el séptimo lugar, yendo por delante de mí, el trío de cabeza y otro grupito de tres corredores de los que me separan apenas unos treinta metros, decido unirme a ellos por lo que incremento ya todo lo que puedo mi ritmo y compruebo que poco a poco les voy recortando distancia. La lluvia aunque bien es cierto que con menos virulencia que en los primeros instantes de la prueba, sigue cayendo sobre nuestras cabezas por lo que el sonido que nos acompaña constantemente no es otro que el “chop, chop” de nuestras zapatillas al impactar con el asfalto, unido a la respiración agitada y el ánimo del público. Veo a mi familia apostada bajo una gran sombrilla playera y aplaudiendo como jabatos, eso sí que da calor en un día tan desapacible. Justo al paso por su lado doy alcance al trío que me precede y lejos de la idea inicial que era continuar con ellos les adelanto y continúo con el ritmo que traía intentando incluso aumentarlo para evitar que alguno se “enganche”. Luego pienso que ha sido una imprudencia por mi parte, pero no me he podido resistir a la euforia de pasar al lado de mi familia y verme ya con ellos y luchando por la cuarta plaza.

Al inicio de la tercera y última vuelta ya no sé si voy a poder aguantar el ritmo que me he marcado, debo ir a unos 3:25 el kilómetro aproximadamente, no quiero mirar para atrás pero estoy escuchando muy cerca el chapotear de unas pisadas que me persiguen desde que rebasé al trío perseguidor del grupo de cabeza. Intento mantener la cuarta posición y el ir adelantando a doblados me permite ir tomando referencias visuales y marcándome pequeños objetivos a superar. Ya sobre el kilómetro ocho me encuentro inmerso en la cola de la carrera por lo que los contínuos chapoteos que escucho detrás mía ya no logro identificar si son de mis perseguidores o de los corredores doblados, hasta que después del paso por el kilómetro nueve y en el giro de la última curva puedo comprobar como un atleta del club Edward, organizador de la prueba, me pisa literalmente los talones. Buff.. creo que me va a coger, así que toca cambiar el ritmo e intentar hacer un esfuerzo extra en el sprint final, así lo hago y compruebo como no hay respuesta por parte de mi oponente, así que afronto los últimos metros con la seguridad de llegar al arco de meta en la cuarta posición, como así sería parando el crono en un discreto 34:42.

Al final mi puesto fue 4º en la clasificación general y 2º en Veteranos-A, increíble para ser la primera carrera de la temporada, y mas increíble aún teniendo en cuenta que arrastro bastantes molestias en el pie derecho desde hace ya varios meses. Todavía no me lo creo...

Luego vendrían los besos y felicitaciones de la familia, cambiarme rápidamente en el coche para no coger un resfriado y esperar la llegada de mis cuñados y amigos, de los que en cada giro en la carrera he ido recibiendo sus ánimos constantes. Tuve la ocasión de conocer a la extraordinaria familia de Carlos, un amiguete al que veo muchos días entrenándose por el Parque donde tuvo lugar la prueba y un gran corredor también.

Posteriormente recogimos el trofeo y nos fuimos para casa a ducharnos e irnos todos juntos a comer y disfrutar en un parque de la maravillosa tarde que se luego se quedó.

La próxima carrera no sé cual será, de momento me toca ir al pueblo a recoger la leña y a atender a mis colmenas de abejas, otra de mis pasiones y de la que ya os hablaré algún día....

Salud.

4 comentarios:

carlos dijo...

¿ De verdad te dolia el pie?.....
gracias alex

Alex dijo...

Hola Carlos, aunque te parezca extraño cuando tengo el "pie caliente" apenas me molesta la fascitis plantar, es cuando se enfría cuando noto todos los pinchazos. Por eso, una vez hecho el calentamiento casi corro con normalidad... los dolores llegan luego... y sobre todo por la mañana al levantarme de la cama...

Un saludo.
Alex.

Landes dijo...

Siempre es un placer leer tus crónicas y la modestia con que escribes ¡ojala fuéramos todos así!

¿Colmenas? estoy deseando que nos cuentes algo algún día. Si tus abejas se enteraran de la miel que tomo, me perseguían por toda la región ;)

Alex dijo...

Sssssssssttttt.....

Landes, no lo digas muy alto, la miel junto con la jalea real y el polen son mis pequeños secretos, je, je....

Un saludo campeón, te sigo leyendo en tu blog, aunque últimamente te noto algo vaguete... ja, ja..

Alex.