jueves, 21 de marzo de 2013

MEDIA MARATON SEGOVIA 17/03/2013



De no ser porque la inscripción ya estaba realizada desde varias semanas de antelación, a buen seguro hoy me hubiese quedado en la cama tan a gusto, sobre todo cuando al levantarme a las siete de la mañana y levantar la persiana compruebo que el día es totalmente desapacible, grisáceo, ventoso y frío, y si se presenta con esta cara aquí en Madrid, mucho me temo que en Segovia puede ser todavía peor.

De camino a recoger los dorsales
Así sin muchas ganas, por no decir ninguna, me levanto de la cama e intentando no hacer mucho ruido para no despertar al resto de la familia, desayuno, me enfundo con la ropa deportiva de faena y salgo al encuentro de mi cuñado Alejandro, que me espera en la misma puerta de mi casa. Nada mas vernos, y con un simple cruce de miradas, ambos sabemos que coincidimos en la falta de ganas de correr en una mañana así, y menos una media maratón. A las ocho menos cuarto partimos hacia Segovia, y tras superar el puerto nevado de Guadarrama, poco antes de las nueve llegamos a Segovia y aparcamos el coche bajo una constante lluvia moderada. Menos mal que mi cuñado lleva un paraguas en el coche.

Bajo un cielo totalmente encapotado y asediados por el agua en todos los frentes posibles, por arriba, por los lados y también por abajo en forma de charcos, nos dirigimos a las inmediaciones del acueducto donde se encuentra la zona de recogida de dorsales. Retiramos los que nos pertenecen personalizados con nuestros nombres, buen detalle de la organización, y después de recoger también la bolsa de corredor, nos vamos en busca de una cafetería para tomarnos unos cafés bien calientes que nos hagan ir entrando en calor. Una vez encontrado el establecimiento y acomodados en su barra, tranquilamente y sin prisas damos buena cuenta de sendos cafés mientras el local se ya llenando progresivamente de mas corredores en busca del mismo objetivo.

La salida de la carrera está prevista para las diez y media de la mañana, y como todavía queda bastante tiempo y las inclemencias meteorológicas aconsejan estar bajo techo, remoloneamos un poco mas dentro del bar, después de haber dado buena cuenta de los cafés, antes de volver a la calle.

Cuando ya no queda mas remedio, volvemos sobre nuestros pasos de nuevo al coche para cambiarnos, y por el camino mi cuñado hace acopio de un poco de vaselina que amablemente le proporciona un corredor. Dentro del coche procedemos ya sin mas demora a quitarnos la ropa de abrigo, colocarnos el chip, los dorsales y untarnos un poco de vaselina que vendrá bien para atenuar las rozaduras que se puedan producir con tanta agua. He hecho bien en traerme la gorra, ya que al menos eso evitará que el agua impacte directamente en los ojos, con la incomodidad que ello supone. Bueno ha llegado la hora, salimos del coche en pantalón corto y camiseta de tirantes, y en apenas diez metros ya estamos calados hasta los huesos, que manera de llover. De poco nos sirve ir buscando las zonas mas protegidas junto a los edificios hasta llegar a la zona de la salida, ya que el agua viene de todos lados y nos azota por todas partes. En la zona de la salida los corredores se protegen como pueden, unos debajo de los codiciados soportales, tan solicitados en esta lluviosa mañana, otros bajo las piedras del majestuoso acueducto y algunos pegados a las paredes de las casas y edificios cercanos.

Por nuestra parte nos cobijamos como podemos buscando un huequecito bajo los soportales en la misma puerta de casa Cándido, donde mi cuñado, con muy buen criterio decide entrar a pedir unas bolsas de basura. Tarda apenas un minuto en salir con un par de ellas en las manos, a las que hacemos tres orificios, uno para la cabeza y otros dos para los brazos y nos las ponemos por encima a modo de poncho. El efecto de las bolsas es inmediato, ya que con ellas conseguimos un doble objetivo, por un lado nos protegen toda la zona del torso y la espalda de la lluvia, y por otro lado evitan que el calor se escape del cuerpo al formar una pequeña capa de aire caliente entre el pecho y el plástico, lo cierto es que ha sido una buenísima idea por su parte. La idea es protegernos con ellas hasta el momento de la salida para no quedarnos fríos, pero estoy pensando en que incluso correré con ella encima los primeros kilómetros.

El objetivo en el día de hoy, tal y como está la climatología, es acercarme lo mas posible a la hora y diecisiete minutos, y dependiendo de las sensaciones que vaya encontrando con el paso de los kilómetros, intentar incluso estar por debajo de esa marca si me encuentro bien.

Cuando quedan apenas cinco minutos para que de comienzo la carrera, abandonamos el refugio de los soportales y nos encaminamos a la zona trasera del numeroso pelotón que ya se ha formado bajo y tras el arco de la salida. Alejandro me comenta que estamos muy retrasados y que si quiero, podemos intentar situarnos en puestos algo mas punteros. Por un momento pienso en decirle que sí, pero realmente no tengo ninguna gana de competir hoy, y visto que él tampoco, al final nos quedamos donde estamos, que es la zona media-trasera del pelotón.

A las diez y media en punto, y tras haberse suspendido por el mal tiempo el aterrizaje en paracaídas de militares de la Bripac, suena el cañonazo (y esta vez es literal) que indica el comienzo de la carrera.


Cañonazo de salida, nunca mejor dicho.
 Créeme que no exagero en absoluto si te digo que desde que suena la detonación del cañón, hasta que conseguimos pasar andando por debajo del arco de salida pasan casi dos minutos, es increíble la cantidad de corredores que tenemos por delante. Una vez pasado el hinchable de la salida, todavía es imposible empezar a correr, por lo que avanzamos algunos metros mas andando y poco a poco empezamos a trotar. Alejandro me dice que suerte y que nos vemos en la meta, y yo hago un amago de irme hacia delante para forjar mi carrera, pero se queda en eso, en un amago, es imposible adelantar, los corredores vamos como sardinas casi hombro con hombro y no hay un solo hueco por donde adelantar. De esta guisa pasamos el primer kilómetro, que casi ni veo, en mas de cinco minutos, y visto que todavía por delante tengo una marabunta de corredores sin apenas espacios por donde adelantar, sumado a las pocas ganas que tengo de correr, hacen que decida quedarme junto a mi cuñado y tomarme la carrera como un entrenamiento mas.
Momento de la salida, nosotros casi al final

Juntos vamos charlando animadamente y realizando constantes comentarios sobre lo desapacible del día, nos vamos entreteniendo con los cánticos de los militares de la brigada paracaidista a los que vamos adelantando y sobre todo, sobre todo, vamos muy pendientes de los incontables charcos que salpican las calles, algunos de ellos auténticas lagunas que no hay por donde sortearlos.

BriPac
Antes de pasar el segundo kilómetro nos cruzamos con el corredor africano que va en cabeza y que ya les saca un buen trecho a sus perseguidores, vaya zancadas pega, parece que no tocase el suelo.

Bekele, ganador de la prueba con mucha diferencia.
 Así pasamos el kilómetro dos y todavía apelotonados con el resto de corredores avanzamos hasta el tercero donde alguien dice que llevamos dieciséis minutos y pico de carrera. Le comento a mi cuñado que a este ritmo no consigo entrar en calor, y me contesta que busque huecos para ir pasando a gente e intentar correr algo mas rápido. Así lo hacemos y llegados al cuarto kilómetro ya empiezan a abrirse mas huecos que ambos aprovechamos.

El perfil es un constante sube y baja donde no hay prácticamente un metro llano, pero lo peor está por llegar. En un tramo de especie de camino embarrado, y debido a lo encharcado del mismo, decido pisar por fuera por la parte del césped, donde nada mas posar un pie me resbalo y me voy directo al suelo rodando durante un par de metros y sin otra consecuencia que levantarme empapado de agua y barro, afortunadamente el terreno está muy blando y no ha pasado de un pequeño susto.

Tras un largo tramo por el Paseo La Alameda del Parral pegados a la margen del río, corriendo por un carril embarrado, y de los pocos kilómetros llanos de la prueba, tras un giro de noventa grados a la izquierda y una vez superado un pequeño puente sobre el río, comienza una larguísima subida por el Paseo Santo Domingo de Guzmán que tras un par de kilómetros nos devuelve nuevamente a los dominios del omnipresente acueducto, bajo cuyos arcos completamos el kilómetro once.


Subiendo una de las muchas cuestas

Ande yo caliente....

Comenzamos uno de los tramos mas bonitos de la carrera, ya que a partir de aquí hay muchísima mas gente animando, bien en cierto que los paraguas en las manos les dificultan los aplausos, pero aún así, se nota el calor de sus mensajes de apoyo. Subimos por la estrecha y abarrotada de público calle Juan Bravo, para pasar por delante de la Iglesia de San Martin, donde estratégicamente situada a la puerta de un comercio, una amable espectadora nos ofrece reponer fuerzas a base de gajos de mandarina que sostiene dentro de una cesta de mimbre. Alejandro coge un par de ellos y reparte entre los corredores que vamos formando el grupo.
Iglesia de San Martin

Mandarinas, mandarinas, a la rica mandarina....

En cuanto a lo estrictamente deportivo voy pletórico de fuerzas, bien es cierto que el ritmo de cuatro minutos y pico el kilómetro hace que mis reservas estén intactas, de vez en cuando le pregunto a mi cuñado que como va, y como sus respuestas siempre son favorables sigo marcándole el camino y el ritmo, así vamos constantemente adelantando a corredores.

Ya estamos en el kilómetro trece y llegamos hasta la Catedral de Segovia y el Ayuntamiento, donde hay mucha animación también, el único problema, a parte de la constante lluvia, es lo resbaladizo del pavimento, ya que se trata de un suelo de adoquines que con el agua se vuelve realmente peligroso, sobre todo en los tramos de bajada.
Piso de adoquines muuyyy resbaladizo

Ahora, tras unos cuantos giros y zig-zags por las estrechas calles de Segovia y superado el Obispado, donde según comenta mi cuñado todavía deben continuar la fiesta por la reciente fumata blanca del Vaticano, el siguiente punto de interés al que nos dirigimos es su conocido Alcázar, al que llegamos poco después y completando a su paso el kilómetro catorce.
Al Alcázar fue uno de los muchos monumentos que pudimos observar

Abandonamos el Alcázar por la Ronda Don Juan II, que nos ofrece unas maravillosas vistas a nuestra derecha, y sobre su pavimento adoquinado que sirve de techo a la muralla que centenaria resiste bajo nuestros pies, vamos en busca del kilómetro quince. Llegamos a la pequeña plaza del Socorro y rápidamente y la carrera la abandonamos bajo un histórico arco de piedra, que nos conduce a las afueras de la zona que delimita la muralla.
Arco de piedra tras la plaza del Socorro, ahora toca bajar...

Pasamos el kilómetro quince y seguimos callejeando por Segovia, a veces calles estrechas y ratoneras y otras veces algunas calles un poco mas anchas. Alejandro lleva buena cara, y sigue manteniendo el ritmo que le voy marcando, aunque es cierto que cada vez habla menos, signo que denota el esfuerzo que realiza a estas alturas ya de carrera.

Pasado el kilómetro dieciséis, abandonamos las calles mas céntricas para transitar durante un buen tramo por la carretera de San Rafael que nos separa de las calles mas concurridas de Segovia, pero no será por mucho tiempo, ya que cuando superamos el kilómetro diecisiete y llegados a una gran rotonda, hacemos un giro de ciento ochenta grados para encararnos nuevamente hacia el cogollo de la ciudad.

Ahora pisamos la avenida de la Constitución que rápidamente y tras un pequeño tramo de asfalto pasa a estar también adoquinada, pero pocos cientos de metros después hacemos un giro de noventa grados a la derecha buscando el punto mas alto de todo el recorrido, por lo que nuevamente tenemos que superar una buena cuesta. En este punto me encuentro con Edu, un vecino mío que está corriendo también esta Media Maratón, como el ritmo es parecido al nuestro se une a nosotros, no sin antes preguntarnos si quedan muchas cuestas mas, a lo que le contesto que por lo que yo sé, una vez terminada la que nos encontramos ya todo será favorable hasta la meta.

Así llegamos al kilómetro dieciocho cerca de la plaza de toros y atravesamos la carretera de la Granja para adentrarnos en una zona de edificios y coronar tras un nuevo giro esta vez a la izquierda.

Empiezo a notar como a Alejandro la cuesta le pasa algo de factura, ya que hay veces que se despega de mi y tengo que relajar el ritmo. Seguimos por una zona fea de Segovia y justo en el kilómetro diecinueve nos damos de bruces con el Mercado Municipal, al que bordeamos. En continua bajada iniciamos el ataque a la calle Los Cañuelos y con ella al arranque del acueducto en su punto mas bajo, no en vano en este lugar no llega a superar la altura de nuestras rodillas. A medida que superamos metros de esta calle Los Cañuelos, el acueducto se va haciendo paulatinamente mas alto, y piedra sobre piedra, como si de un gran gigante se tratara nos va superando cada vez mas en altura. Un poco mas adelante, una vez superado el kilómetro veinte, y bajo sus arcos, atravesamos el acueducto un par de veces para pasar junto a la Academia de Artillería.

Paso por el Km. 20, ya no queda nada pero el "chubasquero" no me lo quito..
 Completamos un par de giros mas y le digo a Alejandro que si queremos salir guapos en la foto de meta debería ser momento ya de quitarnos las bolsas de basura de encima, las hemos llevado puestas durante toda la carrera y lo cierto es que al menos a mí, no me ha estorbado en absoluto, es mas, creo que me ha servido mucho para no enfriarme.

Pasamos el kilómetro veintiuno y afrontamos los últimos metros codo con codo para entrar juntos bajo el arco de meta que está situado a su vez bajo uno de los arcos del acueducto romano, escenario inmejorable para dar por finalizada una media maratón bien organizada y en la que lamentablemente el tiempo climatológico no ha querido acompañar.
Entrando en meta con mi cuñado, otra mas a la saca..

No se nos ve, pero estamos ahí....
Recogemos un caldo, iba a escribir bien calentito, pero lo cierto es que abrasaba, y sin demorarnos nos marchamos al trote hacia el coche, donde afortunadamente tenemos ropa seca de abrigo para cambiarnos.

Clasificación.

Ha sido una media maratón en la que me lo he pasado estupendamente, me ha dado tiempo a saborear cada metro recorrido, deleitándome con los cientos de maravillas que guarda Segovia entre sus rincones, he podido apreciar la majestuosidad de sus edificios, los recovecos de sus calles, la animación de sus gentes, y eso hace que me quede con un muy buen sabor de boca, si a todo ello le sumamos que lo he podido compartir de primera mano con mi cuñado, pues miel sobre hojuelas. De camino a casa todavía tendríamos tiempo de parar en un pequeño Bar en Revenga para tomarnos un botellín de cerveza tranquilamente al lado de una estufa de leña de las de toda la vida.

Salud para todos/as.-





sábado, 9 de marzo de 2013

DUATHLON MORATA DE TAJUÑA 03-03-2013


Empezaré esta crónica del Duathlón de Morata de Tajuña, indicando que no tenía previsto tomar parte en esta competición, ya que ni siquiera me había inscrito. Lo cierto es que un par de días antes de celebrarse la carrera, mi buen amigo Javier, (compañero en mil batallas como por ejemplo varios Caminos de Santiago, Transpirenaica, muchos Maratones, infinidad de medias maratones, etc…) me llamó para decirme que después de haberse inscrito para esta competición, por motivos familiares le iba a ser imposible asistir, por lo que si quería su dorsal para lidiar yo en su lugar. No tardé mucho en decirle que sí, y así lo hicimos. Así pues, sin tiempo para pensarlo, y mucho menos para prepararlo, sin comerlo ni beberlo me vi la mañana del domingo día tres de marzo, en mi coche con mi vieja bici en el maletero por la carretera de Valencia camino de Morata de Tajuña.
La competición empieza a las 11:30, pero hay que estar allí antes para pasar el control de material por parte de los jueces, por lo que sobre las diez ya tengo el coche aparcado en una cuesta muy cerca del campo de fútbol, que es la zona donde la organización ha situado los boxes.
Lo primero que hago es dirigirme a recoger el dorsal, cosa que hago sin problemas al llevar una autorización de Javier, así como la fotocopia de su D.N.I., y allí mismo me encuentro con Juan, un amigo de Velilla de San Antonio con el que comparto entrenamientos algunos sábados, y de quien no sabía que fuera a participar también. Como hay tiempo de sobra charlamos durante un rato y me comenta que también espera a David (quien vendrá con toda la familia) y Antonio otro amigo mas. Como ambos no terminan de aparecer, decidimos ir a los coches a por las bicis e irlas dejando ya en la zona de boxes.
Me dirijo a mi coche a recoger mi desvencijada montura, a la que tengo que realizar algunos ajustes de ultimísima hora, ya que hay cambios que no terminan de engranar y una vez montada, en compañía de Juan nos vamos hacia los Boxes. En el camino nos encontramos con David que ya ha llegado también, así como su mujer y según nos indica sus dos hijos, a los que no vemos ya que la organización con muy buen criterio ha dispuesto de un Ludo-Cross, donde acompañados de varios monitores entretienen con multitud de juegos y actividades a los niños durante todo el tiempo que dura la competición.
Tras pasar el control de los jueces dejamos las bicis en la zona de boxes, donde además dejo un corta-vientos para abrigarme con él llegado el momento, ya que la mañana es bastante fresca.
Volvemos sobre nuestros pasos para ir en busca de la línea de salida que está justo en mitad del pueblo, junto al edificio del Ayuntamiento, pero antes de abandonar las instalaciones del campo de fútbol nos encontramos con Antonio que acaba de llegar también.
Después de andar por la larguísima calle jose Mª Rodriguo en bajada, continuamos también en bajada por la calle Real (calles que tendremos que subir por dos veces en la primera de las transiciones corriendo) llegamos por fin a la plaza del Ayuntamiento donde está colocado el arco de salida. Entre pitos y flautas, con ya las once y diez, así que decidimos empezar a calentar, y así lo hacemos por la Av. Calvo Sotelo, que partiendo del Ayuntamiento se dirige hacia las afueras de Morata. Un par de vueltas por esa avenida junto con David, Juan y Antonio (mas su perrita que le acompaña a éste último durante el calentamiento, no así en la carrera) y ya estamos listos para situarnos bajo el hinchable que delimita la zona de salida.




 Antes de comenzar, por megafonía se nos indica que ha habido cambios de última hora en el recorrido, por lo que nada tiene que ver el que se anunciaba en su web www.ducrosseries.es , y del que prácticamente tampoco sabía mucho la verdad, ya que le había echado una simple ojeada por encima. Se nos dice que vamos a salir rectos por la infinita subida de la calle Real que tenemos delante, para luego continuar subiendo hacia la zona del campo de fútbol y prolongar la larga subida por una última zona boscosa, volver a bajar hasta donde nos encontramos, hacer una especie de ocho y de nuevo apretarnos la infinita cuesta de subida buscando ya la zona de boxes para recoger las bicicletas. Pues vale, así en principio parece bastante duro, son en total cinco kilómetros los que tenemos que correr en este primer tramo.
A las once y media se da el inicio a la prueba femenina y dos minutos mas tarde lo hacemos el resto.
La salida no es tan explosiva como en otras competiciones, y aunque rápida, no lo es tanto como para no poder estar entre los diez o quince primeros. Se nota que muchos atletas dedican muchas mas horas a la bicicleta que a la carrera a pie, ya que según avanza la cuesta voy superando a mas corredores. A mitad de cuesta me pasa Juan a buen ritmo, y junto a él termino de superar la primera cuesta asfaltada. Ahora el piso pasa a ser un camino de tierra que asciende serpenteando por entre los pinos y que nos pone a todos el corazón en la boca.
La cabeza de carrera no va muy lejos, apenas una decena de metros, y en estas cuestas consigo adelantar a algún corredor mas. Un pequeño descanso en forma de llano donde pasamos por debajo de un túnel bastante oscuro en el que no se ve un pimiento, y donde no puedo ver donde pongo los pies, por lo que corro intuitivamente esperando que no haya ningún obstáculo en medio. Pasado el túnel otro tramo de subida, este ya mas corto, para desembocar en la calle del Pinar en descarada bajada que conecta sin descanso en la bien nombrada calle del Calvario, y digo bien nombrada porque la pendiente de descenso en este tramo es tremenda, castigando y de que manera los cuádriceps en su intento de sujetar el resto del cuerpo.
Sigo corriendo a buen ritmo, voy bien de respiración y las piernas responden bastante bien. Yo no soy un corredor explosivo, por lo que de inicio nunca consigo llevar un buen ritmo, pero poco a poco, con el paso de los kilómetros voy adaptando mi cadencia de zancada y progresivamente consigo ir de menos a mas. Me considero mas bien un corredor diesel, y cuantos mas kilómetros tenga la prueba creo que mejor me defiendo. Estas carreras cortas en las que desde el primer kilómetro hay que ir a tope, se me atragantan un poco, y hoy no va a ser la excepción, pero lejos de perder muchos puestos, lo cierto es que me mantengo entre los diez o quince primeros, y al paso por las calles de Morata me uno a un pequeño grupito de unos cuatro o cinco corredores que me preceden y que llevan un buen ritmo, de unos tres veinte calculo por kilómetro.
Volvemos a salir del pueblo, esta vez por su parte oeste, y como no podía ser de otra forma afrontando una fuerte subida asfaltada buscando los dominios del carril bici que discurre por donde antaño lo hicieran las vías del tren. La subida es realmente dura, y aquí cada uno la sube como puede, alguno se va hacia delante, otros nos mantenemos en el pequeño grupo y alguno se queda por detrás. Después de unos cientos de metros en duro ascenso, y tras dejar el helipuerto a nuestra derecha, enganchamos por fin con el carril bici que en perfil llano nos devuelve de nuevo a Morata en donde penetramos por la calle de la Via, que es de las pocas llanas que pisaremos en el día de hoy.
Completada esta última calle giramos noventa grados a la izquierda para afrontar por segunda vez la larga subida por las calles Real y Jose Mª Rodrigo, que tras unas fuertes rampas desemboca en el campo de fútbol, y por ende en la zona de boxes.
Rampón acceso a Boxes
Hasta la zona de las transiciones llego, entre los diez primeros clasificados y resoplando por el esfuerzo de esta última subida, pero no soy el único ya que los pocos corredores que han llegado a la vez que yo no hacen mas que jadear también. He de reconocer que este primer tramo de carrera a pie ha sido mas duro de lo que me esperaba, pero ahora eso es historia, ante mi tengo la segunda parte de la carrera, y ahora toca recoger la bici, ponerme el casco y como estoy bastante acalorado ya, dejo sin ponerme el corta vientos que hace un rato dejé aquí preparado. Al trote y bici en mano me dirijo a la zona de salida de los boxes donde a partir de la línea marcada, y no antes para evitar penalizaciones, me subo de un salto en la bici y comienzo a dar pedales. La salida es en fuerte bajada asfaltada, pero esto es simplemente un espejismo ya que enseguida abandonamos por la izquierda el asfalto para adentrarnos en un pinar que hay que atravesar por caminos, sendas y veredas en fuerte ascensión, en el primer tramo hacemos el mismo recorrido que hiciésemos antes corriendo, pasando por debajo del mismo túnel sombrío, pero luego tomamos una senda distinta en fuerte subida.
Ello hace que rápidamente tenga que seleccionar un desarrollo cómodo y poco a poco ir ganando altura estando muy pendiente de no perder la tracción de la rueda, ya que el fuerte desnivel, unido a que en algunos puntos la tierra y piedras están sueltas, hacen que sea bastante complicado el mantenerse sobre la bici. Durante bastantes minutos y metros el perfil sigue siendo en dura subida y en ciertos tramos de difíciles trialeras muy técnicas, que a mas de uno le hacen poner pie a tierra. En mi caso, por suerte, consigo realizar todo del tramo de subida encima de mi montura.
Una vez en el alto, las trialeras dejan paso a un ancho camino repleto de sube-bajas, y por el que atravesamos una especie de cantera. Sigo yendo, creo que entre los diez primeros pero pronto me pasan dos bikers como auténticas balas, con un gran esfuerzo me uno a ellos y aunque pegado a su estela y sin conseguir darles ni un solo relevo, (no porque no quiera, sino porque el ritmo que llevan es muy alto y bastante hago con mantenerme a cola), consigo refugiarme en parte del viento que pega de costado y de cara en estos tramos.
El recorrido nos lleva dirección a la carretera de Valencia, son pistas anchas y donde se puede meter plato grande y rodar deprisa. Llegamos hasta un par de corredores que llevamos delante y con ellos formamos un grupo de cinco bikers, pero este grupo enseguida se rompe, ya que los que hasta este momento eran mis compañeros de viaje siguen imponiendo un fuerte ritmo y consiguen dejarnos atrás al resto. Hasta ahora me han adelantado dos, y hemos dado caza a otros dos, por lo que mi posición no varía.
A buen ritmo pasamos por las inmediaciones de El Campillo, y también por donde no hace mucho tiempo se celebraba el Rock in Rio Madrid, terrenos que a estas alturas se muestran mucho menos ruidosos de lo que lo hacían en un pasado no muy lejano.
El aire en algunos tramos es realmente molesto y pega de cara, ahora soy yo el que va delante y lo noto con mucha mas virulencia, aún así, y pedaleando con fuerza sobre el plato grande, consigo dejar atrás al par de corredores que llevaba en mi estela.
Últimamente monto bastante poco en bici, si lo comparamos con lo que lo hacía hace algunos años donde prácticamente no me bajaba de ella, por lo que aún yendo bien de piernas, noto la falta de entrenamientos sobre este medio, lo bueno es que voy muy, muy bien de respiración y puedo mantener ritmos altos con buena cadencia de pedaleo,. Esto supone que únicamente algún corredor esporádicamente pueda darme alcance, pero los que llevo por delante son realmente buenos y no consigo acercarme a ninguno de ellos.

Poco a poco se van sucediendo los giros hacia nuestra derecha buscando el ir progresivamente devolviéndonos hacia Morata. En uno de los amplios tramos doy caza a otro biker quien parece no ir cómodo. Al ponerme a su altura me dice que tiene algún problema en la espalda y no puede pedalear con soltura, una pena, y mas si tenemos en cuenta que ha sido el primero en llegar a la zona de boxes en la carrera a pie. En fin, enseguida le dejo atrás y encaro una zona de cantera donde una fortísima bajada, donde se cogen velocidades de vértigo da paso a una también fortísima subida, que me deja algo tocado de piernas. El camino ahora es una auténtica autopista de grava, donde, a pesar de la incomodidad del viento, consigo mantener un fuerte ritmo y una velocidad casi constante, pero lejos de relajarme tengo que estar muy atento a los socavones que de vez en cuando salpican el anchísimo camino. Son falsos llanos donde se alternan suaves subidas con suaves bajadas, y así poco a poco nos acercamos de nuevo a Morata de Tajuña.
Llegamos hasta el cruce con una de las carreteras que dan acceso a la localidad por su parte norte, y donde algunos miembros de la organización nos animan a frenar y tener cuidado ya que hay fuertes baches en los caminos que la flanquean y por los que tenemos que atravesarla. A partir de aquí, afrontamos una fortísima bajada, muy complicada estrecha y trialera, donde hemos de poner los cinco sentidos, y alguno mas, para evitar complicaciones.

 Empiezo a descender con mucha cautela, y en algunas de las curvas mas comprometidas hay miembros de la organización avisándonos del peligro. No pasa mucho tiempo desde que empezamos a negociar la bajada cuando justo delante de mí un biker se da de bruces contra el suelo, y se pega un buen porrazo. Me paro a su altura, y tras ayudarle a levantarse le pregunto si está bien, algo aturdido me dice que si, le insisto una vez mas, y ahora con un sí mas convincente me tranquiliza y me da las gracias.
Continúo bajando con mucha, mucha cautela ya que la zona es muy técnica y complicada, pero justo cuando casi estoy a punto de terminar este tramo, me adelanta un descerebrado a todo trapo tan pegado a mi, que con su rueda trasera impacta en la mía delantera, lo que hace que pierda el equilibrio y de dé una buena leche. Salgo despedido de la bici y ruedo por el suelo un par de metros, cuando consigo levantarme compruebo que estoy lleno de arañazos y heridas por todas partes, codo, brazo, hombro, rodillas,.. me toco por todos lados comprobando si tengo algo serio y afortunadamente parece que no, busco la bici que salió volando barranco abajo y cuando consigo rescatarla me doy cuenta que no anda. El desviador del cambio se ha doblado y esta hecho un churro metido entre los radios, intento como puedo sacarlo y enderezarlo, tras tres o cuatro minutos, pruebo a montar y parece que funciona, pero escasos cinco metros después se sale la cadena, por lo que tengo que parar y perder casi otro minuto hasta que consigo ponerla en su sitio. El porrazo ha sido de campeonato y lo que mas me indigna es que el causante del mismo ni tan siquiera ha tenido la delicadeza de pararse a preguntar al menos si estaba bien. Lo único que pude ver es que llevaba un maillot verde, ya que enseguida tuve que desviar la mirada para ver donde caía. En fin, si por alguna de las casualidades de la vida llegas alguna vez a leer esto, seguro que te enteraste perfectamente que fuiste tú el que me tiró, y solo voy a decirte, aunque podría utilizar muchos calificativos que se me vienen en este momento a la cabeza, y a cual mas despectivo, que eres una mala persona.

Cuando por fin consigo dar pedales otra vez termino la bajada y tras la dura rampa de acceso al campo de fútbol entro de nuevo en la zona de boxes donde aparco la bici. Estoy sangrando por el brazo y la rodilla, así que antes de empezar a correr, me tomo unos segundos para nuevamente chequear mi estado y comprobar que estoy realmente bien. Me duele bastante el brazo derecho, pero creo que es todo del golpe, ya que lo muevo bien y en todos los sentidos. El muslo y la rodilla derecha me duelen también, aunque menos que el brazo y decido comenzar a correr. Así empiezo muy, muy suave el último tramo de la competición, abandonando la larga rampa, ahora en bajada, y afrontando la interminable bajada hasta la puerta del Ayuntamiento, durante la cual adelanto a tres o cuatro corredores. Giro de ciento ochenta grados para volver sobre mis pasos desandando todo el tramo que acabo de hacer, pero ahora de subida. Todavía adelantaré a un par de corredores mas antes de cruzar bajo el arco de meta en una hora y doce minutos bajo los aplausos del público.

Tomo alguna bebida isotónica, un trozo de plátano y algún pedazo de chocolatina para reponer fuerzas y espero la llegada de mis amigos. Con la mirada, furtivamente miro entre los distintos maillots de color verde algún indicio que me pueda indicar el que pudiera ser sospechoso de haberme tirado al suelo, pero no hay ninguna prueba que me pueda poner sobre la pista, y no es cuestión de ir acusando a todo el que veo vestido de verde que son unos cuantos.
Así poco después llega Juan, quien me comenta que se le ha hecho muy duro el tramo de la bici, y algo mas tarde, y separados por escasamente un minuto lo hacen Antonio y David por ese orden. Una vez todos juntos seguimos reponiendo fuerzas en la zona del avituallamiento hasta que pasado un rato abren la zona de boxes para poder retirar las bicis. Aquí ya me despido de mis amigos y me voy para casa sin mas dilación, puesto que son ya las dos de la tarde y me estarán esperando para comer.
Ha sido una mañana deportiva de lo mas variopinta, he disfrutado, he sufrido, y me he cabreado, pero en el balance general quiero quedarme únicamente con lo positivo y con los buenos recuerdos de amigos y competición.
Salud para todos/as.



martes, 5 de marzo de 2013

MEDIA MARATON FUENCARRAL 2013

MEDIA MARATON FUENCARRAL-EL PARDO 10-02-13


Días atrás, mi cuñado Alejandro me sugirió la idea de apuntarnos a este Medio Maratón y, aunque en los últimos meses soy bastante reacio a participar en competiciones en la forma que lo venía haciendo habitualmente, en vista que mi temida lesión de cadera me está permitiendo últimamente correr con cierta normalidad, pensé que no sería mala idea. Una vez convencido, realicé las inscripciones de los dos a través de Internet, y no solamente para esta Media Maratón de Fuencarral-El Pardo, sino que aprovechando una oferta de la web que la gestiona, al mismo tiempo realicé también las inscripciones de ambos para la Media Maratón de Madrid, a la que ya hemos quedado oficialmente apuntados.

Esos eran los planes iniciales, pero como todo en esta vida, una cosa es lo que uno piensa y luego otra muy distinta la que la realidad nos devuelve, y digo esto porque al final y muy a pesar suyo, mi cuñado no pudo participar debido a una inoportuna gripe que le dejó muy debilitado, por lo que aún esperando hasta el último minuto a que se produjese el milagro en forma de mejoría, al final el sábado por la noche me confirmó que no asistiría. Debido a ello, el domingo por la mañana tempranito marché yo solo hasta el barrio madrileño de Fuencarral y aparqué el coche bastante cerca de las pistas de atletismo de Santa Ana, lugar elegido por la organización para el inicio y la conclusión de la prueba.

Como suelo acostumbrar, siempre que puedo, me gusta llegar con tiempo suficiente para que me dé tiempo a recoger el dorsal sin agobios, así que llego bastante prontito lo que me permite aparcar bien, y recoger el dorsal en un periquete, bueno para ser sincero, recojo mi dorsal y también el de mi cuñado. Hace bastante frío y son las ocho y cuarto de la mañana por lo que todavía tengo mas demedia hora por delante hasta que de comienzo la carrera prevista para las nueve. Bien abrigado doy una vuelta por los alrededores buscando un bar donde tomar un café para entrar en calor, pero esta tarea se me vuelve prácticamente imposible, todo cerrado.

Vuelvo sobre mis pasos para dirigirme de nuevo al coche donde ahora ya sí me quito la ropa de abrigo y me quedo únicamente con el “traje de faena”. Enseguida se me pone la piel de gallina debido al frío matutino, así que sin demora me dirijo trotando a las inmediaciones de las pistas de atletismo y continúo trotando sin parar en un parquecito aledaño hasta el comienzo de la carrera. Tengo el frío metido en el cuerpo y no consigo entrar en calor, por lo que decido seguir calentando hasta prácticamente el último minuto, lo que me supone tener que salir en las últimas posiciones del gran pelotón.

A las nueve en punto se da la salida, y yo el encontrarme en posiciones tan retrasadas de salida, tardo casi cuarenta y cinco segundos en cruzar la línea de salida. Hacía mucho, mucho tiempo que no experimentaba el salir en la parte trasera del grupo y casi había olvidado lo que allí se ve. Me refiero a gente sin ninguna prisa por comenzar a correr, es mas, creo que la mayoría en las primeras decenas de metros van casi andando, incluyo yo mismo no puedo empezar a correr debido a la gran cantidad de corredores que me rodean, así que me limito a ir trotando poco a poco intentando buscar algún hueco que me permita ir escalando posiciones.

La salida la hacemos por la calle Afueras de Valverde con un poco de subida para poco después y antes del primer kilómetro girar a la derecha y encarar la calle Ntra. Sra. De Valverde.

Voy rodeado de corredores por todos lados y al ir adelantando a muchos de ellos me encuentro con amigos y conocidos, algunos de ellos, como el caso de Francisco, veteranísimo atleta y ganador en su categoría unas cuantas veces de los cien kilómetros de Madrid, se sorprenden de verme en posiciones tan retrasadas. Cruzo algunas palabras con él y enseguida continúo hacia delante, puesto que ya se empiezan a abrir los primeros espacios por donde intentar correr con mas soltura.

El paso por el kilómetro ha sido lento, lento, no tengo referencias de crono, pero creo que ha estado mas cerca de los cinco minutos que de los cuatro. Sigo corriendo sin ningún problema y así afronto el paso por el segundo kilómetro, ahora ya en la calle Cardenal Herrera Oria, la que nos ha recibido con un falso llano, pero que enseguida, tras el paso sobre la M-30, comienza a ser favorable en bajada.

Ve por delante de mí a infinidad de corredores, con camisetas de todos los colores que le dan una increíble vistosidad a la prueba. Voy superando grupitos de corredores, también a la tercera chica que va acompañada de una bici que marca su posición, y así pasamos el kilómetro tres, ahora ya voy con algo mas de ritmo.

Es alucinante el montón de corredores que se congregan en competiciones como ésta, y lo que mas me llama la atención es la disparidad entre todos nosotros, cada uno totalmente distinto del que tenemos al lado, cada uno pensando en sus cosas, en sus problemas, en sus deseos, en sus ilusiones, cada uno con un objetivo personal, unos intentando rebajar su tiempo de otras ediciones, otros seguro es la primera vez que toman parte en ella y van con el miedo lógico ante lo desconocido, unos reservando fuerzas para la gran cuesta que nos espera pasados unos kilómetros, otros menos precavidos dándolo todo desde el primer kilómetro, algunos, los menos, con cascos musicales en sus oídos para aislarse de todo lo que les rodea e imbuirse únicamente en sus propios pensamientos, otros en cambio prefieren ir en grupo charlando entre sí animadamente como si la carrera no fuera con ellos, en resumen, un grandísimo grupo de personas totalmente desconocidas entre sí, y a la que por unos momentos nos une un nexo común que es la pasión por este sufrido deporte.

Antes de pasar el kilómetro cuatro, puedo saludar también a Gigi, un amigo de club de atletismo La Panda del Muro, que se reúnen en el barrio de Hortaleza y con el que he coincidido ya en mas de una competición, también se extraña de verme en puestos tan retrasados e igualmente después de cruzar con al alguna escueta frase, continúo hacia delante.

La calle Cardenal Herrera Oria, es infinita, como infinita es su bajada, valga como referencia que en ella se encuentran los kilómetros dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete, y la mayor parte de ellos son descendentes, por lo que resulta muy, muy fácil dejarse llevar por las buenas sensaciones del todavía inicio de carrera y mas fácil aún, pasarse de revoluciones y pecar de atrevido con el ritmo. Atrevimiento que sería un enorme error, ya que la segunda parte del trazado es muy dura y el peaje a pagar por las alegrías de este primer tramo sería excesivamente caro. Sabedor de ello, y aunque a ritmo vivo, continúo despachando estos fáciles kilómetros de bajada con cordura, dejando atrás los kilómetros que van del quinto al séptimo sin ningún tipo de complicación.

Antes de afrontar el tramo de la carretera del Pardo, al adelantar a otro pequeño grupo de atletas me sorprende encontrar entre ellos al mismísimo Fabián Roncero, quien en medio de todos ellos está participando como un popular mas en la carrera. Le lanzo alguna palabra de ánimo y me devuelve una sonrisa, está claro que hoy está simplemente realizando un entrenamiento, de lo contrario estaría con la cabeza de la carrera sin ningún tipo de duda.

Pasamos por debajo de la M-40 y tras un corto repecho comenzamos a patear los primeros metros de la carretera del Pardo. El entorno es fabuloso, ahora sí empieza a rodearnos la vegetación en ambos flancos, por aquí da gusto correr, además que se hace realmente fácil al tratarse de un tramo completamente llano. Estoy en un punto de la prueba en la que ya los grupos numerosos de atletas se han quedado atrás, y en este tramo ya se trata de corredores aislados, alguna pareja y como mucho consigo localizar algún terceto. En mi caso corro codo con codo con otro corredor que lo primero que me pregunta es si queda mucho para la mas que comentada cuesta. Le indico que por delante tenemos un buen tramo de cerca de cinco mil metros totalmente llanos, que disfrute del entorno, pero que no se cebe con el ritmo, ya que efectivamente y tal y como ya le han comentado, la cuesta en realidad es bastante dura y se suele hacer interminable. Con éstas seguimos los dos hacia delante y rebasando a algunos corredores que transitan en solitario. En esta carretera del Pardo la vista se pierde delante de nosotros y podría hacerse un tramo muy pesado si no fuese por la naturaleza que nos rodea y en la que uno puede distraerse y recrearse.

Dejamos a la izquierda el desvío al Palacio de la Zarzuela, atrás el kilómetro nueve, así como poco después también el décimo, a ritmo vivo enseguida llegamos al once y con la mosca ya detrás de la oreja en previsión del cambio de perfil, nos plantamos en el doce. La presencia a estribor de un acuartelamiento, nos indica que estamos a punto de llegar al punto donde girando bruscamente hacia nuestra derecha empezaremos a sufrir la famosa cuesta de esta carrera, y efectivamente así sucede. Llegamos a la glorieta que nos despide de la carretera del Pardo y ahí nos está acechando sin ningún tipo de compasión la subida por la carretera M-612 que nos recibe con una buena rampa. Lo malo de la subida no es el desnivel en sí, lo que peor se lleva es que después de doce kilómetros, casi todos favorables, el cambio del perfil se acusa sobremanera en las piernas, y sobre todo los primeros metros se hacen realmente duros hasta que la musculatura progresivamente se va acostumbrando.

Salvo un par de cientos de metros de descanso, el tramo entre los kilómetros trece y dieciséis en continua y dura subida, por lo que aquí cada uno sube como puede. Unas veces doy alcance a algunos corredores que van delante y otras veces me dan alcance a mi los que llevo detrás, tan pronto hago yo la goma y me quedo como tan pronto la hace algún otro y le doy alcance. A mitad de este tramo doy alcance y supero a la segunda fémina que va también sufriendo lo suyo.

Después de lo que para mí ha sido una eternidad, consigo superar la maldita cuesta. Ahora tengo por delante un par de kilómetros llanos, donde en su comienzo aprovecho para recuperar un ritmo normal de respiración, y no es hasta ese momento cuando recobrado el aliento comienzo de nuevo a buscar un ritmo crucero algo mas vivo. Paso el kilómetro diecisiete en solitario y por delante de mí veo un pequeño grupito al que acompaña una bicicleta, no puede tratarse mas que de la primera clasificada femenina, así que tras un pequeño esfuerzo y cuando ya estamos a punto de sobrepasar el kilómetro dieciocho consigo unirme a ellos. A los pocos metros de haberles dado alcance, la carretera nos obsequia con una bajada formidable, donde no puedo dejar de aprovecharla y me voy hacia delante, con el rabillo del ojo veo como la chica (rumana para mas señas) y alguno de sus acompañantes intenta seguir mi ritmo, pero desisten a los pocos metros.

Por un túnel paso nuevamente por debajo de la M-40, y una decena de metros después, otro túnel, ésta vez por debajo de las vías ferroviarias, me presenta al punto kilométrico diecinueve que me da la bienvenida con otro buen repecho de subida. En este tramo me uno con un par de corredores y juntos, tras bordear una amplia rotonda, abordamos la ancha avenida del Monasterio de Silos que continúa siendo en clara y dura subida. Hasta el mismo kilómetro veinte el perfil es de subida, por lo que a esta alturas de competición las piernas están ya bastante tocadas y me concentro únicamente en mantener un ritmo que me permita llevar bien acompasada la respiración.

Una vez superado el kilómetro veinte ya solo quedan unos últimos mil metros, que en otras condiciones sería el momento de apretar un poco para hacerlos mas rápidos y dejar las últimas fuerzas en ellos, pero esta media maratón no permite esas alegrías, ya que tras un breve espejismo en forma de bajada por la avenida de Montecarmelo, enseguida la carretera se empina de nuevo para superar la M-607, y tras una rotonda se empina aún mucho mas para conseguir completar la carrera y acceder a las pistas de atletismo Santa Ana, donde una vez dada una vuelta a su perímetro consigo llegar a meta justo un poco después de uno de los vencedores en mas de una ocasión de esta misma competición, me refiero a Jose Félix Ortiz, mas conocido como “El Somalí”, que seguramente habrá tenido algún problema en el día de hoy ya que, como digo, acaba de llegar justo por delante de mi.



Recojo mi bolsa de corredor y tras avituallarme me marcho al coche a ponerme alguna prenda de abrigo. Cuando estoy en ello caigo en la cuenta que como tengo el dorsal de mi cuñado, bien podría cambiarlo por el mío y entrar nuevamente en meta para recogerle su bolsa de corredor que tan religiosamente ha abonado ya con la inscripción. Así que si pensarlo dos veces, me cambio el dorsal y me vuelvo a meter entre pecho y espalda el último cuestón de acceso a las pistas. Así paso por segunda vez por el arco de llegada cuando marca una hora y treinta y nueve minutos, aunque esta vez sin hacer uso del avituallamiento. Me limito a recoger únicamente la bolsa con la camiseta de mi cuñado y me marcho ahora ya sí, para casa.


Ha sido una media maratón bastante dura, como ya sabía de antemano, pero me quedo con buenas sensaciones, pese al desastre de tiempo que me ha devuelto el crono.



Salud para todos/as



lunes, 4 de marzo de 2013

MEDIA MARATON GETAFE 2013

MEDIA MARATON GETAFE 27/01/2013.



Un año mas decidí participar en esta rápida media maratón que se celebra cada mes de enero en la localidad madrileña de Getafe. Aunque lejos de mi mejor estado de forma y en el que podríamos denominar como mi crepúsculo deportivo, debido a los casi cuarenta y cuatro años con los que ya cuento y por supuesto a las continuas lesiones que no me han dejado desplegar todo, el que yo creo podría haber sido mi potencial deportivo, la mañana del veintisiete de enero pasado me colgué nuevamente el dorsal de esta media maratón en el pecho.

Hasta Getafe llegué, como no podría ser de otro modo, acompañado de mi inseparable cuñado Alejandro, así ambos y utilizando esta vez el coche de mi padre, nos presentamos a primera hora de la fría mañana en las inmediaciones del Polideportivo Juan de la Cierva, donde aparcamos sin problemas y donde nos encaminamos avivadamente para recoger nuestros respectivos dorsales. Al ser de los primeros en llegar, no tuvimos que esperar mas que unos escasos segundos para retirarlos, así que nos sobraba mucho tiempo todavía por delante hasta el comienzo de la competición, visto lo cual, decidimos dar una vuelta por las proximidades en busca de un bar donde poder tomarnos unos cafés bien calentitos. Esta misión, aunque a priori pudiera parecer fácil, nos resultó mas complicada de lo previsto, ya que al tratarse de una zona residencial y al ser una hora tan temprana, casi la totalidad de los bares que íbamos encontrando se encontraban cerrados. Por fin, después de mucho buscar, conseguimos cuando ya volvíamos sobre nuestros pasos acceder a uno de los bares que acababan de abrir en ese momento. Nos pedimos un par de cafés y sin prisas nos dispusimos a saborearlos, comprobando como paulatinamente el establecimiento se iba llenando de mas y mas corredores.

Luego, puesto que la hora de inicio se iba acercando, nos iríamos de nuevo al coche para desprendernos de la ropa de abrigo y comprobar sobre nuestras propias carnes lo gélida de la mañana. Dudamos entre si correr de corto o no, debido al frío, pero enseguida tomamos la decisión de correr en tirantes, ya que pensamos, que después de los primeros kilómetros seguramente nos sobrará toda la ropa extra que podamos llevar. Esto tiene un inconveniente, y es que hasta pasados esos primeros kilómetros pasamos mas frío que un camello en la primera comunión del Yeti….

Así medio tiritando, nos vamos hacia el parque de Castilla la Mancha y que está ubicado aledaño a la línea de salida. Allí nos encontramos con Carlos, Pedro, Antonio, Israel, y algún amigo mas con los que solemos coincidir las mañanas de los sábados en nuestros entrenamientos por Velilla de San Antonio. Tras un breve calentamiento junto a ellos, en seguida nos situamos dentro del inmenso pelotón que ya está formado en la zona de salida, prevista ésta para las diez y media de la mañana. Sin tiempo para mucho mas, únicamente para desearnos suerte unos a otros, con puntualidad británica suena la detonación que nos pone a todos en marcha. Aunque estoy situado en la zona delantera, intuyo que en quinta o sexta fila, en los primeros metros voy totalmente rodeado de corredores, sin espacio apenas para desplegar los brazos, por lo que decido salirme hacia la derecha a un carril bici que discurre paralelo a la calzada. Los primeros kilómetros son el perfil favorable y cuando en la carrera se empiezan a abrir los primeros huecos, no hay excusa para no poder correr rápido. Hace meses que no disputo una media maratón, por lo que soy muy conservador en estos primeros inicios, y aunque bien podría ir un pelín mas rápido, prefiero no arriesgar y guardar fuerzas para mas adelante, así pues voy corriendo a un ritmo que creo debe estar en torno a los tres minutos cuarenta segundos por kilómetro.

Tras un par de rotondas por la avenida de Juan de Borbón, en una de ellas giramos ciento ochenta grados para volver sobre nuestros pasos y acercarnos al segundo kilómetro. Al ser una carrera tan multitudinaria y con tantos corredores, se forman un montón de grupos, así que resulta muy fácil ir metido en alguno de ellos, así voy inmerso en una sucesión de corredores que conformamos un gran pelotón donde es difícil distinguir donde acaba un grupo y donde comienza otro.


Voy progresivamente adelantando a corredores y ahora la carrera se desvía por una zona de viviendas y chaléts, para nuevamente y cerca del tercer kilómetro desembocar en la gran avenida anexa al polideportivo. Giramos a la derecha y ahora el perfil se vuelve un pelín en subida hasta llegar a la rotonda que nos conecta con la ctra. de Villaverde y ésta a su vez tras el paso por el kilómetro cuatro y una nueva rotonda, con la calle Madrid. Sigo yendo resguardado entre ramilletes de corredores que formamos una larguísima fila multicolor, como si de un tren policromado se tratase. El ritmo sigue siendo el mismo, según las sensaciones que llevo, ya que hace mucho tiempo ya que no miro el reloj en las carreras.


Por la calle Magallanes andonamos la calle Madrid por su derecha, y tras dejarla atrás, superarmos el quinto kilómetro ubicado en el comienzo de la calle Humanes y justo antes del avituallamiento. Pasamos por delante de la estación de cercanías de Getafe centro y abordamos los inicios de la larguísima calle de Ferrocarril. En todo este tramo va tirando de nosotros un magnífico corredor del Club Clínicas Menorca, de nombre Juan Carlos pero mas conocido en este mundillo atlético como Pitu. El no está disputando la prueba, sino que acompaña a modo de liebre a otro corredor de su mismo club. Yo personalmente me beneficio de su esfuerzo y me coloco a su estela llevando un ritmo de zancada cómodo y sintiéndome a gusto.

Pasamos el kilómetro seis y a la llegada a una rotonda donde la calle Ferrocarril confluye con la calle Toledo, giramos a la izquierda para tomar esta última en una zona adoquinada que nos mete de lleno en las entrañas mas profundas de Getafe. Pitu sigue marcando un buen ritmo, que no tengo problemas en seguir, no así su compañero de club que parece estar atravesando un pequeño bache, o mas bien gran bache ya que cerca del kilómetro ocho termina por descolgarse. En ese momento creo que Pitu aflojará el ritmo y se quedará a acompañar a su compañero, pero me sorprende comprobar que no es así, y sigue con un ritmo vivo hacia delante. Aprovecho esta circunstancia para seguir pegado a él, como también lo hace algún corredor mas que va detrás de mi, pasamos por el centro de Getafe siendo aplaudidos por el público que ahora de manera mas numerosa se congrega en este punto.

Llevando de liebre al corredor del Menorca y pisando de nuevo la calle Madrid, esta vez en sentido contrario, pasamos el kilómetro nueve y también el diez, comenzando con ello una segunda vuelta al recorrido hasta ahora descrito y que será la definitiva. Creo que voy bien de piernas y de respiración, y aunque lejos de ritmos mas rápidos que hace poco tiempo conseguía mantener en este mismo trazado, me encuentro satisfecho con mi rendimiento y sobre todo disfruto con cada zancada, que al fin y al cabo es de lo que se trata.



Esta segunda vuelta la afronto con el ánimo simplemente de mantener el ritmo actual, sin ninguna otra pretensión, y así lo hago. Pasado el kilómetro once, nuevo giro de ciento ochenta grados para volver hacia la zona del polideportivo y cerca del kilómetro doce puedo ver a Pedro, fantástico corredor y con quien cruzo gritos de ánimo.

Arriba Carlitos en pleno esfuerzo

Antes de llegar al kilómetro trece, el corredor del Menorca acelera un poco el ritmo, hago un primer amago de irme con él, pero enseguida desisto, me doy cuenta que sería forzarme demasiado y no está mi cuerpo para buscar sus límites. Sorprendentemente poco después, en el kilómetro catorce vuelvo a darle alcance y nos unimos nuevamente. Por tanto nuevo paso por la calle Ferrocarril, ahora con un puntito mas si cabe de velocidad. Superamos rápidamente los kilómetros dieciséis y diecisiete, y enseguida estamos pateando nuevamente la calle Toledo y sus incómodos adoquines, como así también atravesamos nuevamente el centro de la localidad. En este punto me encuentro bien y puesto que ya falta muy poco para terminar decido probarme un poco y así incremento algo el ritmo y me marcho en solitario hacia delante. El resto de la calle Madrid lo hago prácticamente solo, dando alcance a algún que otro corredor. Paso el kilómetro veinte y oliendo ya la meta intento hacer un esfuerzo final. Voy superando a mas corredores, y corredoras, y consigo unirme a la tercera clasificada, junto a ella encaro el tramo final, ya dentro de las instalaciones del polideportivo, y con un último esfuerzo la supero a ella y a otro corredor que está unos pocos metros mas adelante.

Paro el crono en un tiempo neto de una hora y dieciséis minutos, que aunque dista mucho del realizado otros años, lo cierto es que me deja contento porque no he llegado tan exhausto como otras veces, estoy contento con mi rendimiento y ello hace que me esta carrera me deje un buen sabor de boca.


Recojo la bolsa del corredor y espero la llegada de mi cuñado y el resto de amigos que lo hacen poco después.

Una vez todos juntos comentamos las impresiones que cada uno hemos sacado de esta competición y sin tiempo para mucho mas nos despedimos pensando ya en la siguiente carrera.



Salud para todos/as.