lunes, 15 de febrero de 2010

MARATON SEVILLA 2010





Bueno, pues ya estamos de vuelta, ¿Como empezar esta crónica y por donde?, lo cierto es que aprovecho para hacerlo ahora en caliente donde todavía están todos los detalles frescos en mi memoria y así supongo que tendré menos riesgo de dejarme alguno en el tintero. Como siempre avisarte de que si estás dispuesto a seguir leyendo lo hagas con cierta paciencia y sabiendo disculparme por todos los errores y faltas que pueda cometer, porque escribir ciertamente no es mi fuerte.

Vayamos por partes: En primer lugar convendría saber los motivos por los cuales me he plantado en la línea de salida de este maratón, y que no son otros que el de proponerme por un lado un objetivo claro para poder entrenar durante los días de frío, lluvia y nieve que estamos teniendo en este invierno atípico, y por otro, y aún mas fuerte, el plantearme conocer realmente mi estado de forma tras muchos meses desesperado en cuanto a lesiones. Con estas premisas convencí a mi cuñado Alejandro para que me acompañase a Sevilla e hiciese también esta maratón, al final se nos apuntaría también Javi, otro amigo que con el propósito de ir preparando el maratón de Madrid, también se unió a la fiesta, eso sí, para hacer únicamente la segunda media acompañando a mi cuñado.

En resumen hemos ido a la capital Hispalense seis adultos y cinco niños, de edades comprendidas entre los dos y los ocho años (los niños se entiende), por lo que el viaje, y la estancia, como supondréis nos ha resultado de lo mas “entretenido”.

Partimos de Madrid, en coche, a las cinco de la mañana del sábado y sin nada de tráfico nos dirigimos a Mérida por la A-5, para allí tomar la A-66 (Ruta de la Vía de la Plata). Sobre las ocho de la mañana paramos en TorreMejía donde desayunamos en el bar “Er Gitano” y continuamos para hacer la siguiente parada ya en el Estadio Olímpico donde llegamos a pocos minutos de que abran las puertas y en un pis-pas retiramos los dorsales. De ahí marchamos al hotel donde dejamos el escaso equipaje que portamos y nos vamos directos a visitar a la Virgen de la Macarena, donde una vez mas cada uno de nosotros le hace su petición particular, he de decir que las formuladas por mí hasta la fecha se están cumpliendo con creces.

Después de la citada visita, y tras un paseo por los alrededores de la Basílica, nos vamos directamente al “Bar Fermín”, unos de esos típicos bares sevillanos donde todavía apuntan las consumiciones con tiza en la barra y en el que tomamos el aperitivo, acompañado de unas cuantas cervecitas. A los niños la cocinera les obsequia con una buena fuente de patatas recién fritas, por lo que como gallinas alrededor de un trozo de lechuga se arremolinan alrededor de ella, y en pocos minutos ya han devorado hasta la última patata.

El día está fresquito y nublado, hay ratos que se tapa con nubarrones negros y otros en los que aparece un tímido sol, de vez en cuando afloran algunas rachas de viento, pero la temida lluvia brilla por su ausencia. Alrededor de la una del mediodía nos vamos a la comida de la pasta donde pasaremos un rato agradable en compañía de muchos atletas y familiares y todo amenizado con un grupo musical que, bajo una gran pantalla de video que proyecta imágenes del maratón de 2009, nos alegran la manduca.

Tras llenar de hidratos nuestros depósitos nos vamos a visitar Sevilla. Damos un buen paseo por el Parque de Maria Luisa durante el cual los chiquillos que nos acompañan disfrutan a cada paso de las incontables calesas que pasan junto a nosotros. Nos quedamos con las ganas de acceder a una Plaza de España que se encuentra en obras, así que ya tenemos una excusa para volver a Sevilla y visitarla cuando las obras se encuentren terminadas.

Posteriormente pasaríamos la tarde por los aledaños de la Catedral donde disfrutaríamos de unos cafés bien calentitos en una de las innumerables terracitas que jalonan la zona, para después perdernos en las callejuelas que confluyen en la Giralda donde terminaríamos la tarde con unas cervezas y cenando pasta.

Vamos a la carrera que es de lo que se trata:

Nos levantamos el domingo a eso de las seis y media de la mañana para ir poco a poco rescatando a los mas pequeños de los brazos de Morfeo y así desayunamos sobre las siete (desayuno compuesto por un vaso de cola-cao, una tostada con miel y mantequilla y un zumo de naranja, desayuno mas bien ligero para lo acostumbrado en otros maratones, y es que no quiero sorpresas estomacales). Sobre las ocho y cuarto ya tenemos los coches aparcados en el parking aledaño al Estadio, nuestras mujeres y niños van bien abrigados ya que la mañana está mas bien fresquita, por no decir fría. Nunca tendré palabras suficientes para agradecerles el apoyo que nos demuestran en cada carrera, para ellas supone estar durante mas de tres horas a la intemperie, muchas veces con frío como en esta ocasión, para poder vernos un par de veces, o tres a lo sumo.

A las ocho y media nos quitamos los chandals (joder que frííííííío) y tras los besos y abrazos de última hora nos vamos derechitos a las entrañas del estadio. Dentro de los entresijos de esta gran mole de cemento existe todo un mundo de vida subterránea, donde miles de personas de todas las edades, sexos y nacionalidades confluyen con un objetivo común. Aquí ya huele a ungüentos tipo reflex, a miedo, a ilusión, a respeto, a nervios, a humanidad, a sudor...... huele a maratón.

Empiezo a calentar junto a mi cuñado, a quien Javi acompañará desde la media maratón, y por lo que estará allí esperando. En los minutos previos a la carrera puedo saludar a atletas del foro como Yonhey, Bebeto, (un placer conoceros personalmente) y a Torcas, a quien ya conocía en persona y con quien pude cruzar un fuerte abrazo. Buena gente la del foro de www.carreraspopulares.com

Poquito a poquito nos acercamos a las nueve de la mañana, hora fijada para el comienzo de la competición y lentamente los corredores vamos tomando sitio dentro de la masa ingente que conformamos este gran pelotón de salida. Nos situamos en la zona medio-trasera del grupo y pasados escasamente dos minutos de las nueve comienza la prueba.

Salimos de la pista de atletismo por la rampa del túnel sur que nos conduce al exterior, de momento no se puede casi correr ya que hay un gran agolpamiento de corredores dentro del túnel y vamos casi andando. Ya en el exterior me pasa una señora por mi izquierda que va como una auténtica locomotora, ya sé que voy despacio y que me lo voy a tomar con calma... pero esto es ir demasiado lento..

En la primera curva puedo ver a mi mujer, mis hijos, mi hermana, mi sobrino, y a una amiga con sus dos hijos pequeños, recibo sus ánimos y aplausos y parecen extrañarse de verme tan retrasado, pensaban que ya había pasado, es la costumbre de verme durante años en las posiciones adelantadas del pelotón. Voy trotando poco a poco intentando buscar un sitio por donde empezar a correr, y así paso el primer kilómetro en cinco minutos y mucho....

Poco a poco el pelotón se va estirando y ya se puede ir empezando a correr, vamos por una avenida anchísima y sin público, donde afortunadamente no pega mucho el aire. Voy continuamente adelantando por el margen izquierdo y delante de mi puedo contemplar una fila infinita de corredores. Bastante antes del primer giro de ciento ochenta grados nos cruzamos con la cabeza de la prueba, donde el corredor Sevillano “Penti” junto con un batallón de atletas africanos abren la carrera, en un segundo grupo puedo reconocer a Rafael Iglesias, actual campeón de maratón de España y tras ellos el grupo compacto de las chicas.

He pasado el kilómetro dos en mas de nueve minutos y sigo adelantando a lo que ya son grupos de corredores entre los que empiezan a abrirse distancias de unos ciertos metros. Voy bien de respiración y también de piernas, aunque tengo la mosca detrás de la oreja esperando un posible latigazo en mi pierna izquierda, que es la que me trae últimamente por la calle de la amargura.

La carrera continua y poco a poco vamos acumulando kilómetros, así pasamos por el cinco y entre éste y el diez ya puedo decir que hay sitio mas que de sobra para correr bien. Salimos del parque del Alamillo y hacemos un primer paso por uno de los puentes sobre el río Guadalquivir. El paso de décimo kilómetro lo hago en treinta y ocho minutos y con la sensación de ir fresco por lo que decido seguir adelantando a los pequeños grupos que me van precediendo. La carrera discurre por calles muy anchas y en las que no hay apenas público, la sensación térmica es de fresquito aunque poco a poco voy entrando en calor, la pierna de momento se está portando bien y no me da la lata.

Continuamente voy alcanzando a grupos de atletas a los que me uno durante unos cientos de metros, luego los rebaso y progreso hasta el siguiente, así lo hago hasta el kilómetro quince donde ya alcanzo un grupo bastante homogéneo que lleva un ritmo bueno y al que me acoplo tras comerme un pedazo de barrita energética y beber unos sorbos de acuarius. Me mantengo durante un par de kilómetros en la cola del grupo, donde voy bastante cómodo, así que cerca del kilómetro diecisiete decido tomar la cabeza del mismo, posición que no dejaré hasta el paso por la media maratón que realizamos en hora y veinte minutos, mas o menos. En este punto puedo ver a mi amigo Javi que está esperando para acompañar a mi cuñado, y de quien recibo ánimos. Como otro pedacito de barrita energética y en vista de que los temidos latigazos de mi pierna no aparecen decido incrementar el ritmo e irme hacia adelante, me la voy a jugar a una carta, si sale bien puedo doblar en la segunda mitad de la maratón, si sale mal voy a tener un gran petada y sufriré para llegar a meta, o incluso si la pierna me falla puede que ni llegue.

Ahora voy otra vez en solitario, escuchando únicamente mi respiración, mis pisadas, los latidos de mi corazón y de vez en cuando los ánimos de algún espectador que al leer el nick que llevo serigrafiado en la camiseta me anima a seguir adelante al grito de “Vamos Piraña!!!”.

Tengo por delante todavía media maratón y ahora empiezan las dudas de si habré echo bien en dejar el grupo y aventurarme en solitario, no sé si pagaré cara la aventura, son muchos kilómetros para hacerlos solo, pero prefiero pensar en positivo, así que con la vista puesta únicamente en la negrita que veo a lo lejos sigo zancada tras zancada devorando kilómetros.

Cerca del kilómetro veintitrés doy alcance a una de las africanas que viene descolgada del grupo de favoritas y la rebaso, siguiendo mi progresión hacia adelante, ahora con la vista fija en otro par de corredores que se divisan a lo lejos y a los que pierdo de vista en cada giro. El avituallamiento que voy siguiendo se compone únicamente de acuarius cada diez kilómetros y de una barrita energética que he dividido en tres partes y de la que ya he dado buena cuenta tanto en el kilómetro quince, como al paso por la media maratón, quedando el último tercio de la misma para el paso por el todavía lejano kilómetro treinta.

Paso por el kilómetro veinticinco aun con buenas sensaciones, y con la Giralda al fondo, rebaso a otra de las africanas que han quedado descolgadas, en este punto estoy corriendo justo al lado del estadio del Sevilla, el conocido “Sanchez Pizjuán” que llama la atención por lo solitario que se encuentra a esta hora de la mañana dominical. Sigo completamente en solitario e intentando pensar en positivo, la pierna no me duele y eso es lo que mas me motiva. A partir de ese punto las grandes avenidas pasan a ser calles mas estrechas, en algunas con adoquines y donde se puede uno distraer mas, así como también los ánimos del público llegan a mis oídos con mas nitidez.

A partir de aquí comienzan unos kilómetros de soledad donde empieza ya a notarse la falta de entrenamiento, aún así consigo ir a buen ritmo todavía. Cerca del kilómetro treinta alcanzo a una solitaria Ana Burgos (campeona de España de Triatlón) y quien me comenta que va fundida, la adelanto intentando animarla en lo que buenamente puedo y sigo hacia adelante pasando esta vez por la misma puerta del campo del Betis, el “Ruiz de Lopera”, otro estadio de fútbol solitario que despojado de toda vida en estas horas matinales parece un gigante de cemento dormido. Llego al kilómetro treinta, donde junto con unos sorbos de acuarius doy fin a lo que me queda de la barrita energética, acompañado de los aplausos de unos fantásticos voluntarios que se dejan la voz animando. A partir de este punto comienza el verdadero maratón, uff......

El kilómetro treinta está ubicado en una aplíííísima avenida flanqueada de palmeras y que parece no tener fin, la vista se pierde a lo lejos sin tener un punto de referencia que pudiese presagiar el final de la misma, lo único que veo delante de mi es a un par de corredores que me preceden a unos cientos de metros y a los que me da la sensación que les voy recortando distancia. Empiezo a notar esas sensaciones de dureza en los cuádriceps que me son conocidas en los finales de maratón, y sé muy bien que dentro de muy poco el ritmo va a empezar a decaer, por lo que intento aprovechar todo lo posible los pocos minutos que me quedan de correr todavía con cierta alegría y mantengo todo mi empeño en mantener el ritmo que traigo. En este punto rebaso a la campeona española María José del Toro, va acompañada de una liebre que le marca el ritmo, aunque creo que tiene problemas ya que continuamente va tocándose la parte posterior de la pierna, les adelanto a ambos y continúo hacia adelante.

Después de la larga avenida con la que despedimos el kilómetro treinta y uno, y tras cruzar otro de los puentes sobre el Guadalquivir iniciamos nuestro periplo por el barrio de Triana, estamos corriendo paralelos a la explanada donde se celebra la feria de abril sevillana, y puedo ver con toda claridad la puerta del ferial que en esta época del año se muestra desprovista de cualquier adorno y la que en un par de meses a buen seguro cambiará la su cara y se iluminará con miles de luces que engalanarán esta famosa fiesta. Cada vez estoy mas cerca de los dos corredores que me preceden y ahora puedo reconocer a uno de ellos por su estatura y la gorra, se trata de “Gandalfin”, otro de los ilustres foreros de carreras populares y un gran maratoniano, creo que dentro de poco les daré alcance ya que sigo sin bajar el ritmo todavía y me parece tenerlos un poco mas próximos.

Sobre el kilómetro treinta y cuatro ya les consigo dar alcance y cruzo unas palabras con Gandalfin, me comenta que va algo tocado muscularmente por lo que para él tampoco está siendo su mejor maratón, ya vendrán otros mejores. Podría quedarme con ellos ya hasta meta, pero siento que en cualquier momento me va a llegar el muro y decido continuar con el ritmo que traigo mientras me sea posible, por lo que vuelvo a correr en solitario. Paso el kilómetro treinta y cinco donde hago un último repostaje de acuarius, que tendrá que ser suficiente ya hasta el final. Ahora ya hay mas gente animando y todos coinciden en gritar mas o menos lo mismo “Venga que ya queda poco!!!”. Otro cruce de puente y vuelta a una gran avenida, conocida como de Torneo, donde los kilómetros se hacen ya muy lentos y fatigosos, aún así consigo adelantar todavía a otra africana, ya voy bastante tocado de piernas y el ritmo se torna pesado y tosco, los kilómetros tardan una barbaridad en aparecer, llego al treinta y seis, a lo lejos puedo ver el giro que conduce a un último paso sobre el puente que da acceso a la Isla de la Cartuja. El kilómetro treinta y siete se hace de rogar y parece contagiar al treinta y ocho que no llega nunca, Gandalfin se ha repuesto y me alegra el que consiga darme nuevamente alcance, tengo la esperanza de llegar juntos a meta, aunque al atravesar por última vez el río se descuelga nuevamente. Aún nos queda un nuevo paso por el parque del Alamillo, donde el kilómetro treinta y nueve se hace eterno, pero llegados a este punto ya la mentalidad es otra, ahora ya sé que el siguiente empieza por cuatro, y eso señores, son palabras mayores.

Estoy sufriendo las embestidas del maratón es su estado mas puro en forma de martillazos en las piernas, pero ahora no es momento de pensamientos negativos, ahora es el momento para el que todo maratoniano debe mentalizarse, esa decena de minutos de sufrimiento agónico que parece no tener fin y donde uno debe apretar los dientes y sacar de lo mas profundo la fuerza que nos hace continuar zancada tras zancada.

El kilómetro cuarenta y uno está situado en uno de los laterales del estadio, por lo que al paso del mismo ya se puede escuchar la megafonía que lo acompaña, esto pinta bien, ya llego aunque sea a rastras. Voy bastante tocado ya de piernas, que no de respiración sorprendentemente, antes del kilómetro cuarenta y dos me adelantan dos corredores y a los que soy incapaz de unirme, es lo que hay, bastante tengo con mantener mi propio ritmo. Estoy a un paso de completar la maratón, accedo al estadio por la misma rampa que dejé atrás hace ya mas de dos horas y media, y ahora, aunque es en bajada, me parece eterna. Me queda únicamente completar un giro a la pista de atletismo e intento en vano acelerar el ritmo, no puedo, mis piernas en este momento son dos piedras que bastante hacen con sujetarme en pie, llego a recta de meta y mi único empeño es mirar hacia la grada para conseguir ver a mi familia, a quienes veo inmediatamente animándome y dando palmas y a quienes dedico un beso que envío con todo mi cariño, sobre todo a mi mujer en este día de San Valentín.

Cruzo la línea de meta con la satisfacción de haber podido completar un maratón mas, si me lo hubieran dicho hace un par de meses no lo hubiese creído, esto me hace coger mas confianza en mí mismo y motivarme para preparar el próximo MAPOMA.

La Organización como siempre impecable, me arropan con una toalla, me quitan el chip, y tras despedirme de Gandalfin me dirijo a las gradas a abrazar a mi familia, con quienes espero la llegada de mi cuñado Alejandro que lo hará poco después. Objetivo cumplido.

Ha sido un estupendo fin de semana en Sevilla, donde hemos disfrutado de la ciudad, de sus bares, de sus calles, de su ambiente, de sus gentes y sobre todo de su maratón. Me vuelvo con buenos recuerdos y con la motivación y confianza que estaba buscando.

Ahora toca descansar y recuperarme lo mejor posible, hoy me duele un poco la pierna, pero menos de lo que me esperaba, así que doblemente contento.


Salud para todos/as.

jueves, 11 de febrero de 2010

OBJETIVO: DE NUEVO UN MARATÓN.


Lo cierto es que no sé muy bien como explicaros, (aunque mejor debiera explicármelo a mí mismo primero), cuales han sido los motivos para que este próximo domingo catorce de febrero, San Valentín para mas señas, tenga previsto plantarme nuevamente en la línea de salida de un maratón. No parece lógico tras llevar largos meses quejándome de lo mal que estoy, de mis lesiones y de mis malas sensaciones, pero lejos de lo que pudiera parecer una mejoría en mi estado, se trata mas bien de una huída hacia adelante, es decir, tengo que probarme de lo que realmente soy capaz de lograr en este momento actual, y tenía que marcarme un objetivo a corto plazo para no abandonar definitivamente el atletismo.

Desde la pasada San Silvestre no he vuelto a competir, por lo que me he limitado a entrenar muy suave los días que la pierna me ha dejado. Así en el mes de enero me planteé marcarme un objetivo para motivarme y sentirme en cierto modo obligado a salir a correr, por lo que me propuse intentar acabar un maratón, y opté por buscar uno próximo y llanito,....ahí estaba Sevilla. Sin pensarlo dos veces hice la inscripción y reservé el alojamiento para toda la familia, ese fue el punto de partida para comenzar a entrenar nuevamente aunque muy lejos de ritmos y sensaciones de otros años, por lo que el objetivo para este maratón no es otro que el de terminarlo.

Convencí a mi cuñado para que también se inscribiese y juntos hemos hecho algunas tiradas largas durante los domingos del mes de enero, que espero sean suficientes para poder llegar a la línea de meta con ciertas garantías.

En este momento casi estoy arrepentido de haberme embarcado en esta historia, ya que tengo sensaciones extrañas, aunque quiero pensar que son simplemente el fruto de los nervios previos a un maratón, sea como fuere, este fin de semana nos vamos a Sevilla, haremos una visita a la Virgen de la Macarena y al Cristo del Gran Poder, a quienes me encomendaré para que me otorguen las fuerzas necesarias para completar los 42 kilómetros...... y pico.

Ya os contaré.

Salud para todos/as.