martes, 30 de noviembre de 2010

CROSS SALVAR EL PINAR LA ELIPA 2010


Esta es la tercera vez que participo en este cross y por mi parte creo que no será la última. Me gusta esta carrera popular, organizada por la Asociación de Vecinos de La Elipa con el fin de dar a conocer el Pinar que da nombre a la carrera y buscando en todo momento la preservación del mismo.

En esta ocasión voy yo solo a la carrera, así a las diez de la mañana me presento en el citado pinar y tras esperar una pequeña cola de corredores que están gestionando su inscripción consigo en pocos minutos realizar yo también la mía, y de forma gratuita como es habitual en este cross.

Una vez recogido el dorsal caliento durante algunos minutos con el chándal puesto, ya que la mañana es bastante fría. Doy una vuelta completa al circuito ya conocido, pero no por eso menos duro, se trata de dar tres vueltas a un exigente circuito de dos kilómetros donde no hay cien metros llanos, son todo subidas o bajadas, y se comparten tramos de tierra con otros tramos de un carril bici, en algunos giros situados en pronunciadas bajadas existe un peligro latente de porrazo por la proximidad de los troncos de los pinos. Tal y como lo recordaba está repleto de cuestas, alguna bastante durilla. Durante el calentamiento observo como progresivamente van llegando muchos atletas a la zona de la competición y compruebo como cada año este cross acoge a mayor número de corredores.

Poco después de las once de la mañana comienza la carrera, la salida como no puede ser de otra forma se hace al esprint, intentando todo el mundo situarse en los mejores puestos de cabeza para llegar con holgura a las primeras curvas. En mi caso, que soy un corredor mas bien diesel, me veo adelantado por todos lados, y eso que no me situado en los puestos delanteros en la salida.

Llegamos a la primera curva y tengo que extremar la precaución, ya que llego inmerso en un gran grupo de atletas y la curva es complicada al tener un banco del parque a su lado izquierdo y un bordillo en su lado derecho, en medio un gran charco. La paso como puedo, casi andando, y sigo hacia adelante. En la cabeza de carrera se ha formado un grupo de unos diez corredores que desde el comienzo ya ponen tierra de por medio entre ellos y el resto de los mortales.

Tras una peligrosa bajada paralela a una escalera de cemento, iniciamos una larga subida por el carril bici, es el lugar donde cada uno empieza a colocarse en su sitio, ya que el espacio se amplia y aparecen los primeros huecos para poder progresar. En este tramo adelanto a unos cuantos corredores, alguno de los cuales me vuelven a pasar en cuanto el perfil se vuelve cuesta abajo. Los kilómetros no están marcados por lo que no hay referencia de tiempos, lo único que se es que subo rápido y bajo lento, los giros los hago con mucha precaución para no caerme como me sucediera en el cross del pasado fin de semana donde me fui al suelo tres veces.

Nada mas terminar una peligrosa bajada en la que volamos literalmente entre gruesos troncos de pinos, completo la primera vuelta. Me encuentro bien de respiración, con las habituales molestias en la parte baja de la espalda pero nada nuevo, de piernas estoy bien y así comienzo la segunda vuelta. En ella adelanto a algún corredor mas y todavía vuelve a adelantarme algún otro, como diría un conocido cómico de la televisión “Las gallinas que entran por las que salen”.

Soy consciente de que este tipo de competiciones no me benefician en absoluto, yo estoy acostumbrado a correr a ritmo constante y en los cross es precisamente lo contrario, se trata de una sucesión de “series” arrancando y parando constantemente, esta manera de correr a mi me mata, pero me gusta, debe ir ligado a ese espíritu de sufrimiento que acompaña a todo corredor.

Completo la segunda de las vueltas sin incidencias reseñables, e inicio el tercer y último giro al circuito, ahora ya en solitario. Los grupos se han disgregado y ahora ya cada uno corre como puede, voy adelantando a un rosario de corredores doblados y todavía en alguna cuesta consigo adelantar a algún corredor que me precede, e incluso en la última de las bajadas entre los pinos adelanto a otro corredor al que llevaba viendo delante durante largo rato. Llego a la línea de meta totalmente en solitario por lo que debe ser una de las pocas carreras en la que no tengo que esprintar, lo cierto es que llego bastante relajado en cuanto a respiración se refiere, no así de piernas que las noto “tocadillas”.

Tras cruzar la línea de meta, los organizadores me retiran el dorsal que pinchan para su posterior control y me obsequian con una planta, en esta ocasión un romero, y una bolsa con avituallamiento sólido y líquido.

Al final he completado el cross en veintiún minutos un segundo, quedando el décimo de la categoría absoluta y quinto en la de veteranos. En esta ocasión al ir solo no tengo que esperar a nadie, a si que sin más me marcho para casa a recoger a la familia y celebrar el cumpleaños de mi cuñado.

Salud para todos/as.

domingo, 21 de noviembre de 2010

I CROSS EL ESCORIAL
















Hoy ha sido un a mañana de esas en las que cuando suena el despertador uno, debido a ese sexto sentido que todos llevamos oculto, siente que el día es frío, desapacible y no invita precisamente a correr, y menos en la sierra de Madrid donde las temperaturas ya de por sí suelen ser frescas. Así que haciendo caso omiso a la alarma del reloj que marca las siete de la mañana, me he dado media vuelta y con la pereza que me viene acompañando desde que cruzara la frontera de los cuarenta años, de esto hace ya casi dos, me he dispuesto a continuar, agazapado y bien calientito, al lado de mi mujer y bajo el edredón que me separa de esa otra realidad que reina mas allá de las estribaciones de la cama.

Si no hubiese sido porque mi mujer a eso de las siete y cuarto se ha despertado, ha mirado la hora y me ha animado a levantarme, muy probablemente, mejor dicho, con toda certeza, hoy me habría quedado en la cama y hubiese dedicado el día a otras ocupaciones. El caso es que al final nos hemos acercado toda la familia hasta El Escorial donde, a medida que nos aproximábamos, podíamos comprobar las nubes negras amenazantes sobre las cumbres y los árboles fluctuando de un lado a otro movidos por un gélido viento matutino que no invita en absoluto a salir del coche. Desde dentro del mismo podemos comprobar que la temperatura es de tan sólo siete grados pero que con el aire que sopla seguro que la sensación térmica es de bastantes menos.

Bien abrigados recogemos rápidamente los dorsales que nos reservan plaza para cada una de las competiciones a las que nos hemos inscrito en este cross, y observamos que debido a las recientes lluvias, los tramos marcados con una raya blanca por donde discurrirán las distintas carreras, están embarrados y salpicados de charcos. Hoy correremos mis dos hijos pequeños en categoría de benjamines, y el que suscribe en la categoría de veteranos mayores de treinta y cinco años.

La primera en colocarse en la línea de salida es la pequeñina de la familia. Mi hija Lucía es de las mas pequeñas de su categoría y aún así, después de un recorrido de setecientos metros que me parece mas que suficiente para esa edad, y del que hace algún metrillo andando, tras un largo esprint al que no se como ha conseguido sacar fuerzas, consigue finalizar en un meritorio puesto dieciséis, por delante de varias competidoras mas curtidas que ella y con algún añito mas, que a estas edades eso se nota mucho.

Tras la benjamina, ahora le toca el turno al benjamín Pablo. Tras pasar por la “cámara de llamada” se reúne con el resto de competidores que en total completan una cifra de treinta y cinco. Calientan durante algunos minutos ya que hace bastante frío, no obstante ni siquiera le quitamos el chándal ya que podría resfriarse y ante todo se trata de que ellos lo pasen bien sin poner en riesgo la salud. Pasadas las diez de la mañana comienzan su prueba, en la que el recorrido son los mismos setecientos metros de las niñas. Empieza bastante tranquilo, y va a cola del grupo, para a medida que van completando metros ir adelantando a otros benjamines. Es un auténtico placer ver correr a niños tan pequeños, se les nota la ilusión en sus caras y se lo toman tan en serio, o incluso mas, que algunos que se dicen profesionales. Tras varias curvas se presenta en la recta de meta sobre el puesto veinte, y como suele ser habitual en él, cuando ve el arco de meta se lanza a tope, rebasando durante ese tramo a unos cinco niños que le hacen conseguir una fantástica quinceava plaza. Solo por ver la cara de Pablete al cruzar el arco de meta, con sus mejillas totalmente coloradas y la sonrisa en sus labios, ha merecido la pena levantarse de la cama. Enseguida le abrigamos y nos marchamos a dar una vuelta por El Escorial ya que todavía queda mas de una hora para la carrera de mi categoría.

Durante el paseo por El Escorial compramos el pan, donde un agradable panadero tiene el bonito detalle de regalarles a mis hijos un par de “colines”, pero no unos colines cualquiera no, sino unos colines que miden sin exagerar mas de medio metro y los que en sus manos parecen dos espadas. Completamos el paseo acercándonos a conocer una Iglesia que está muy próxima y volvemos sobre nuestros pasos de nuevo al parque donde esta fría mañana de noviembre se celebran todas las pruebas del cross.

Una vez en el parque animamos a los corredores y corredoras que corren en esos momentos y pertenecen a las distintas categorías de infantiles, cadetes, etc., algunos lo hacen con verdadero estilo y apuntan maneras, llevando ritmos bastante alegres que a mas de uno nos sacarían los colores, así observamos también a algún quinceañero que con rasgos magrebíes corre totalmente descalzo por encima del barro y la hierba, no deja de sorprendernos ya que no es muy habitual el ver este tipo de detalles.

Se acerca el momento de dirigirme hacia la cámara de llamada y unos minutos después de las doce del medio día me despojo del chándal y empiezo a calentar, bueno mejor dicho lo intento, ya que tengo el frío metido en el cuerpo y me cuesta mucho dar elasticidad a unos músculos ateridos por el frío.
Tras el pertinente control por parte de la organización nos situamos en la línea de salida dispuestos a completar una vuelta al parque, de la que no tengo ninguna referencia salvo que son todo toboganes a tenor de lo poco que veo desde mi posición. Debería haber dado alguna vuelta de reconocimiento, pero debido a que continuamente se han estado celebrando competiciones no lo he hecho. Compruebo como casi todos los atletas que tengo alrededor llevas zapatillas de cross, es decir, con clavos, e ingenuamente pienso que es excesivo ya que no lo creo necesario, primer error del día.

Una vez despejada la recta de salida se da inicio a la prueba y la gente sale esprintando, yo que no estoy acostumbrado a correr crosses, este debe ser el tercero que corro, y que soy mas un corredor diesel que necesita de muchos kilómetros para desarrollar todo mi potencial, me veo relegado a la zona medio-posterior de un grupo bastante numeroso de corredores que yo creo que fácilmente nos acercamos a la centena, sino mas.

Necesito progresar si quiero poder correr a gusto, ya que después de la larga recta de salida empieza un circuito estrecho y sinuoso donde el llegar en masa puede suponer un problema. Pero no es tan sencillo adelantar ya que en este tipo de carreras se utilizan mucho los codos, y yo que no estoy acostumbrado, acabo en los primero metros desplazado hacia la zona exterior del grupo teniendo que hacer algún metrillo de mas para poder ir adelantando a los que me preceden. Al paso por donde está mi mujer Lourdes con los niños voy totalmente tapado, alzo la mano para que me vean y así mi mujer consigue hacerme una foto de recuerdo, les saludo y continuo hacia delante intentando buscar huecos por donde progresar.

Voy pensando, a la par que mirando al suelo ya que está salpicado de charcos, grietas y barro, en que tengo que correr fuerte desde el principio ya que necesito ganar posiciones rápidamente, pero no me resulta fácil acostumbrado a carreras de distancias mayores. El circuito compruebo rápidamente que no se presta a ello, ya que es una sucesión de curvas de noventa y ciento ochenta grados, muy resbaladizas en su mayoría y por tramos estrechos y sinuosos, así y antes del primer kilómetro estoy a punto de estamparme contra un árbol por intentar sobrepasar a un par de corredores. No consigo coger ritmo ya que no hay apenas rectas, cuando intento mantener un ritmo uniforme enseguida llega una curva y tengo que parar para de nuevo acelerar otra vez, los crosses son bonitos, pero para los que no estamos acostumbrados a éstos arranca-para son una contrariedad.

Continúo adelantando a gente cuando puedo, y al acercarnos al segundo kilómetro ya tengo relativamente cerca a los dos atletas que van en primer lugar. El perfil es un continuo tobogán de subidas y bajadas y aprovecho una recta mas larga de las precedentes para situarme en la tercera posición a escasos diez metros del segundo, en este momento me encuentro fuerte y creo que tengo posibilidades de pódium. Ello me hace arriesgar un poco en una de las bajadas, lo que se convierte en el segundo error del día ya que justo a la entrada de una curva de noventa grados hacia la derecha y al apoyar mi pie derecho, pego un resbalón que me hace tener que apoyar mi mano en el suelo, perdiendo algún segundito con los de cabeza. El percance no ha supuesto mucho tiempo y consigo mantener la tercera posición, ahora ya con mas cautela continúo por el quebrado recorrido para acceder a una larga recta que no me esperaba y en la que pongo la quinta marcha dando alcance y situándome al rebufo del segundo clasificado y casi llegando hasta el primero, un atleta del Club Clínicas Menorca, y del que no nos separan ni diez metros. Al final de la recta y tras otros cuantos giros comienzan una sucesión de curvas en zig-zag sobre hierba mojada en las que mi predecesor pone hierba y barro de por medio entre los dos y donde viene mi segunda visita al suelo, esta vez no se trata de poner simplemente la mano para no caer, sino que caigo literalmente encima del trazado y a punto estoy de pegar con la barbilla en el prado. Me levanto como un rayo y me enfado conmigo mismo, ahora me explico lo de los clavos y también el que aquél chaval corriese descalzo, casi es mejor que hacerlo con el calzado que he traído yo, bueno a decir verdad no contaba con otro. Al haberme distanciado en la larga recta de mi sucesor, consigo por segunda vez consecutiva mantener el puesto, pero ahora si, el que va en segunda posición se me ha escapado bastante, ya no conseguiré atraparle ya que a lo lejos veo el arco de meta, demasiado pronto me parece a mi, algo no me cuadra o falta recorrido o el circuito no tiene seis mil metros, pronto comprobaría que éste sería el tercer error del día.

Después de las curvas en zig-zag desembocamos en la corta recta que se supone que nos debe llevar a meta, pero aquí compruebo que no se trata tan solo de una vuelta al circuito como en todo momento creía, sino de dos, por lo que me resta patear nuevamente todo el tramo y esto sicológicamente se hace duro de asimilar, ya me parecía a mi que se me había hecho demasiado corto.

Pues nada, a seguir corriendo. Paso en tercer lugar en la primera de las vueltas y recibo los ánimos de Lourdes y de mis hijos que emocionados me cantan que voy tercero. En mi ánimo estar incrementar el ritmo para intentar llegar nuevamente hasta el segundo clasificado, pero supongo que en el ánimo de éste está también el hacerlo hasta el primero, y en el de éste último el de no dejarse atrapar, porque sea como fuere lo cierto es que las distancias se mantienen, e incluso cuando comienzan nuevamente las curvas y recurvas, la vueltas y revueltas, me da la sensación de que se incrementa.

En esa segunda vuelta me da la sensación de que mis pies se deslizan todavía mas que en la primera pasada, y lo cierto es que el circuito está mucho mas pisado ahora. En cada curva tomo muchas precauciones para mantener la estabilidad, tantas que enseguida se echa encima el cuarto clasificado, pero no me preocupa porque ahora se que hacia el final del tramo me espera una larga recta donde podré poner mi ritmo sin demasiados problemas, ahora solo se trata de tapar huecos e intentar no dejarle un sitio por donde se pueda colar. Tras un abanico de giros de todos los grados que pudiese recoger el mas completo de los transportadores, consigo mantener a raya a mi cazador y así llego a la esperada recta manteniendo la posición y aprovecho para incrementar el ritmo y separarme de él unos cuantos metros. El recorrido no me ha permitido estar con los dos primeros pero al menos intentaré acompañarles en el pódium y con esa idea voy cuando al final de la larga recta y al abordar nuevamente uno de los giros me doy la gran leche de la carrera, ésta por ser la tercera es la mas dura, ha sido al frenarme para abordar una curva hacia la derecha, venía de una pequeña bajada y se trata de una curva de ciento ochenta grados que da inicio a una subida. Al apoyar el pie derecho, literalmente éste se ha deslizado como si pisase hielo y me he dado un buen porrazo, suerte que encima de hierba, que ha hecho que incluso haya pasado por debajo de una de las cintas plásticas que delimitan el recorrido, he quedado tumbado encima de la hierba y he tardado algún segundo en levantarme y desde la posición de parado arrancar nuevamente en la subida. Esta vez la pérdida de tiempo si ha sido considerable y esto lo ha aprovechado mi sucesor para arrebatarme la tercera posición. Intento coger ritmo nuevamente pero ahora ya no hay rectas sino tan solo giros que desembocan en una sucesión de curvas en zig-zag donde lejos de recortar distancias éstas aumentan mas, y atento tengo que estar a mis pisadas porque por detrás se me acerca un grupo bastante numeroso que pudiera darme alcance. Tengo que negociar las curvas que quedan con mucha cautela y una vez ya en la recta de meta me lanzo en esprint que lo único que me permite es mantener la cuarta posición ya que es imposible llegar hasta el de delante.

Llego a meta algo chafado y en seguida me miro la pierna ya que me duele un poco, ya que aunque la caída ha sido sobre hierba, al haberme desplazado hacia fuera del recorrido he debido golpearme con alguna piedra a tenor de el rasguñó que tengo marcado. Bueno es lo que hay.

Enseguida me reúno con Lourdes y los niños, quienes están muy contentos por verme llegar cuarto, no obstante hace unos meses ni siquiera podía correr y esto hay que saber valorarlo, nos tomamos un caldo calientito que nos ofrecen desde la organización y sin mas nos marchamos a buscar un sitio para comer que lo tenemos merecido.

Al final ha resultado una bonita mañana deportiva de las que esperemos vengan muchas en un futuro. Los niños necesitan aire libre y correr, y que mejor manera que hacerlo rodeados de otros niños y compartiendo una misma ilusión.

Aunque no son mi fuerte, de alguna forma los crosses tienen algo que me llama la atención, así que muy posiblemente busque algún otro próximamente para continuar sufriendo, espero que un recorrido que me permita al menos mantenerme en pie y no tener que arrastrarme mucho por el suelo, reconozco que para este tipo de competiciones soy de lo mas torpe.

La organización ha estado fenomenal, cumpliendo con los horarios y muy atenta a niños y mayores, además se ha tratado de una carrera gratuita lo que se agradece en estos tiempos que corren. Ha habido gran afluencia de clubs y al final la lluvia no ha hecho acto de presencia, por lo que nos hemos vuelto con buen sabor de boca.


Salud para todos/as.

sábado, 20 de noviembre de 2010

LA HIDRATACIÓN PERFECTA.





Muchos amigos me preguntan si hago algún tipo de dieta especial para correr casi todos los días, así como que tipo de bebidas energéticas utilizo para hidratarme antes, durante o después de las competiciones.

Pues bien, aquí tenéis la respuesta, ni dieta ni leches, ni bebidas energéticas ni nada por el estilo. Como lo que hay cada día en el plato, que suele ser de todo y bebo mucho agua y cuando se tercia, que suele ser a menudo, bastante cerveza, sobre todo después de una buena carrera, ya que me ayuda mucho en la recuperación, será que me hace olvidar el esfuerzo, ja, ja...

Como muestra un botón.

Salud para todos/as.
PIRAÑA

domingo, 14 de noviembre de 2010

TROFEO JOSE CANO 2010



Hoy toda la familia comenzamos la actividad en este domingo de noviembre bastante temprano ya que a eso de las siete de la mañana ya estamos todos en pie, y cuando digo todos me refiero a mi mujer, a mis dos hijos pequeños y al que suscribe. El motivo de semejante madrugón no es otro que mi hijo el mayor está inscrito en la carrera que da comienzo a las nueve de la mañana y para poder llegar a tiempo y, teniendo en cuenta que en vestirlos, darles el desayuno, etc.. se nos va un rato, pues no queda otra que ahuecar el ala mas bien prontito.

Llegamos a Canillejas a las ocho y media de una fresca mañana en la que las previsiones meteorológicas son de lluvia, pero la que por el momento, y cruzamos los dedos, no hace acto de presencia. Tras encontrarnos con mi cuñado, mi hermana y mi sobrino nos vamos todos hacia la línea de salida de los peques, donde ya hay un gran grupo de niños y niñas pululando por las inmediaciones del hichable que indica la línea de salida. Ayudo a mi hijo a ponerse el dorsal, bueno no le ayudo, mejor dicho le pongo el dorsal, y tras quitarle el chándal que le protege del frío le despedimos con unos cuantos besos y el solito se incorpora con el resto de chavales al pelotón de mini-atletas que a las nueve en punto comienzan su carrera. Esta consta de un kilómetro completo, que para chavales de seis y siete años ya puede considerarse como una distancia seria. La salida, como suele ser habitual cuando hay niños por medio, se hace alocadamente y saliendo todos esprintando, desde la acera intento gritarle a mi hijo que se calme y que vaya despacio ahora al principio, ya que de lo contrario estoy convencido que no aguanta mas de cuatrocientos o quinientos metros, y él parece escucharme ya que aminora el ritmo y le veo que va mas tranquilo. De vez en cuando da algún apretón y enseguida vuelve a trotar otra vez, yo ya no le digo nada simplemente le animo y le digo que lo está haciendo muy bien, le dejo a su aire hasta la última curva donde ya le indico que la meta está ya muy cerquita. El me mira y se ríe y cuando ve el reloj de meta es cuando el "jodío" pega un cambio de ritmo que me hace tener que correr de verdad para seguirle durante una decena de metros. Al final llega a meta muy contento ya que ha corrido con niños de su cole y le han dado una bolsa con una camiseta y unos caramelos de chocolate. Después vendría la carrera de mi sobrino Javi, ésta ya de dos kilómetros y medio y de la que también disfrutó bastante el chaval, da gusto verles llegar a meta tan pequeños y sintiéndose importantes cuando toda la familia les aplaudimos desde detrás de las vallas, supongo que de alguna manera el tomar contacto de vez en cuando con las carreras puede generar en ellos un poso para que el día de mañana puedan introducir el deporte como parte de sus vidas y alejarse de otros de los muchos peligros que acechan lamentablemente a la juventud en estos momentos que vivimos, ojalá sea así.

En cuanto a la carrera de los “mayores”, comienza a las once y media, por lo que junto a mi cuñado Alejandro y pertrechados bajo unas bolsas de basura ya que ha comenzado a llover, nos marchamos trotando desde el Parque de Canillejas hasta la línea de salida que está junto a un Centro Comercial en el barrio de las Rosas. Allí nos espera Felipe, un compañero de trabajo de mi cuñado y a quien entregamos el dorsal que está esperando. Hemos llegado a la salida a las once de la mañana, por lo que todavía queda media hora para que de comienzo la carrera. Calentamos durante unos quince minutos, en los que puedo saludar a mi amiguete Rober, al que hacía tiempo que no veía y quien me indica que anda algo tocado de los isquiotibiales, le veo fino, fino y si esos jodidos músculos le respetan hoy a buen seguro que puede hacer una muy buena marca, y cuando digo muy buena marca me refiero a bajar de treinta y dos minutos, yo sé que lo tiene en las piernas ya que la progresión que lleva este chaval es impresionante.

Bueno sin tiempo para mucho mas nos colocamos en la zona media del pelotón a eso de las once y cuarto, afortunadamente ha dejado de llover. Ésta vez no salgo desde posiciones delanteras ya que no tengo dorsal preferente, para esta carrera se tiene que acreditar una marca de treinta y un minutos para poder optar a uno de los cien primeros dorsales y en mi caso estoy a años luz de esos tiempos, así que correré defendiendo el dorsal 3492.
Se da la salida y tardo algunos segundos en cruzar la línea que la delimita, estoy tapado por todas partes y de momento no puedo correr, intento hacerlo durante los primeros metros pero enseguida viene una curva de noventa grados a la izquierda en la que se forma un tapón y no me queda mas remedio que hacerla andando.
Pasada la curva, ya comienzo a intentar correr de nuevo, y así poco a poco voy adelantando a gente, en algunos tramos teniendo incluso que salirme a la acera debido a la gran cantidad de corredores que tengo por delante y a los que no hay forma de sobrepasar. En la curva siguiente, también hacia la izquierda, ya la aglomeración de corredores es menor, aunque todavía he de adaptar el ritmo a todos los atletas que me preceden. Durante estos primeros metros voy saludando a amigos y conocidos, no obstante esta es la carrera del barrio donde trabajo y donde ha vivido durante muchos años mi hermana, así que se hace inevitable el conocer a mucha gente.
Pasamos el primer kilómetro y lo hago junto a Luis, un corredor del club de atletismo Edwards, quien me indica que lo hemos cubierto en tres minutos y treinta segundos, me dice que él a ese ritmo no termina la carrera así que supongo que se lo va a tomar con mas calma en los nueve restantes. Por mi parte yo sigo en progresión adelantando por la izquierda a una interminable fila de corredores y corredoras, fila que va perdiendo su nombre en la medida que voy prosperando, ya que paulatinamente deja de ser tal para convertirse en pequeños grupos de atletas a los que me voy uniendo y rebasando durante toda la Avenida de Guadalajara. Me llama la atención lo distintos que somos unos corredores de otros, ya que aunque en el fondo todos partimos de la misma base y estamos compuestos por los mismos huesos y músculos, luego cada uno tenemos una manera personal de correr que nos hace inconfundibles, y así podemos saber quien es tal o cual corredor simplemente fijándonos en su forma de correr, aunque éste esté a una distancia considerable delante de nosotros y lo único que veamos de él sea su espalda.
En esos pensamientos estoy cuando al inicio de la calle Hermanos García Noblejas me alcanza y se pone a mi altura Jesusín, otro excepcional atleta del club Edwards, veterano como yo, y quien me indica que no va a hacer la carrera completa, que piensa retirarse en el kilómetro nueve. Me pregunta que tal estoy y me desahogo contándole todos mis últimos episodios de dolores de espalda, sacralizaciones, vértebras, etc...., lo que hace que pueda correr algunos metros distraído de la carrera, cosa que agradezco. De vez en cuando desde las aceras alguien le envía gritos de ánimos, no obstante es un corredor que suele entrenar por el Parque Paraíso que es donde ahora mismo tras un giro de noventa grados a la derecha acabamos de desembocar.

Sigo corriendo en progresión, uniéndome y rebasando a los distintos grupos que cada vez mas desperdigados voy dando alcance. Hacia mitad de la gran avenida que jalona el parque podemos observar a la cabeza de la prueba, ya que literalmente nos cruzamos con ellos, y podemos comprobar que llevan un ritmo endiablado, parecen no poner los pies en el suelo y mas bien da la impresión de que vayan volando, bueno lo cierto es que a tenor del tiempo que tardan en completar diez kilómetros lo cierto es que mas que correr lo que hacen es volar. Tras pasar una rotonda hay una pequeña cuestecilla en la que aprovecho para seguir adelantando a mas corredores, Jesús sigue a mi lado aunque ahora ya no hablamos, el ritmo se ha incrementado un poco y es mejor no derrochar fuerzas ni tan siquiera para hablar.
Completamos un giro de ciento ochenta grados en las proximidades de la Avenida de Vicálvaro y volvemos sobre nuestros pasos otra vez atravesando el Parque Paraíso y ahora ya buscando de nuevo la calle Hermanos García Noblejas. Este tramo lo conozco de otras ocasiones y siempre se me ha atragantado un poco, sobre todo a la altura de una gasolinera en la que en sus proximidades alcanzo y rebaso a otro corredor, en este caso un conocido del club Clínicas Menorca y quien me dice que “va clavado”, lo que quiere decir que hoy no lleva buenas sensaciones. Yo sigo hacia delante y aprovecho los primeros metros de García Noblejas para recuperar el resuello perdido durante la última cuesta y rescatar las fuerzas que me quedan para afrontar la parte mas rápida de todo el trazado ya que ahora comienza un largo tramo en descarada bajada.
Intento alargar la zancada y me concentro en pisar uniformemente para evitarle a mi maltrecha cadera mas sufrimientos de los estrictamente necesarios. Por primera vez en muchos meses consigo ir a un ritmo que me satisface y me encuentro relativamente “cómodo”. Sigo adelantando a corredores y veo que si fuerzo un poco mas puedo llegar a un pequeño grupo de unos seis atletas donde hay no menos de cuatro buenos corredores del Clínicas Menorca, entre ellos el incombustible Pedro Sanz.
Abandonamos la calle de los Hermanos García, para acometer la de Emilio Muñoz que continúa siendo en franca cuesta abajo. Entre mí y el grupo de los del Menorca solo me separan una decena de metros y un par de corredores a los que a mitad de calle consigo dar alcance y rebasar, pero el llegar hasta el grupo de los de amarillo me resulta mas complicado, me he acercado mucho, pero ahora al paso por el cartel que indica el noveno kilómetro se me vuelven a escapar unos metros. En este punto Jesusín me indica que se retira, me desea suerte para estos últimos mil metros y se hace a un lado. Sigo con la mirada fija en los de delante y cambio el ritmo incrementándolo un poco mas, cambio que resulta totalmente inútil porque ellos han hecho exactamente lo mismo y la distancia se mantiene invariable. A escasos doscientos metros de la meta veo a toda mi familia animándome desde un lateral, me acerco a ellos y choco la mano con mis hijos y mis sobrinos y cuando vuelvo a fijarme en lo que llevo por delante ya soy consciente de que me es imposible ya darles alcance, aun así se han descolgado del grupo y un par de corredores en los metros finales y a éstos si que creo poder llegar, por lo que hago un último esfuerzo y esprinto todo lo que puedo haciendo los últimos cien metros a tope, el público anima con sus palmas y los dos corredores que me preceden se dan cuenta de mi cambio de ritmo y esprintan ellos igualmente. Me encuentro bien y acabo de descubrir sensaciones que ya pensaba olvidadas. A escasos diez metros del reloj de meta adelanto a uno de ellos y al otro consigo darle caza justo sobre la misma línea de llegada, tanto es así que incluso necesito algunos metros para poder frenarme y casi me trago la fila de corredores que se esta formando tras la llegada.
Han sido unos tres últimos kilómetros mejor de lo que me esperaba y me siento animado por ello.
Tras la llegada saludo a Pepe Cano quien está hablando con el corredor Pedro Sanz del Menorca y a quien abro una bebida energética ya que él al llevar las manos pringadas de vaselina no puede, saludo a mi amigo Rober quien me indica que finalmente ha tenido que retirarse ya que los musculos isquiotibiales ésta vez han podido mas. Recojo una escueta bolsa del corredor y espero la llegada de mi cuñado que lo hace cuando el crono marca alrededor de cuarenta y tres minutos.
Ha sido una mañana en la que ha habido de todo, algo de fresquito, lluvia por momentos, asfalto mojado y muchos corredores y corredoras enfrentándose a una de las pruebas de diez kilómetros probablemente mas rápidas del panorama nacional. Muchos corredores comentan que es en ésta carrera donde tienen su mejor marca personal (M.M.P.), y he de reconocer que la mía también la logré en este mismo recorrido.
Otra carrera mas para el recuerdo y ya pensando en alguna otra próximamente, ya que estamos en unas fechas en las que el calendario está salpicado de buenas y bonitas competiciones, Aranjuez, Akiles, San Silvestre..... ya iremos contando.

Hala, toma ladrillo que me ha salido...

Salud para todo/as.