domingo, 26 de enero de 2014

XV MEDIA MARATON DE GETAFE


Una de las muchas carreras donde se agotan los dorsales


   Después del duro II Trail del Serrucho del pasado domingo, y tras recuperar las piernas durante la toda la semana, hoy tocaba participar en una Media Maratón sobre asfalto. La última vez que completé una prueba de esta distancia sobre superficie totalmente pavimentada fue hace ya muchos meses, concretamente en la Media de Madrid allá por el 7 de abril del pasado año. Hoy por tanto, era un test serio para comprobar mi estado de forma actual en esta distancia sobre un perfil donde no caben las excusas. La Media Maratón de Getafe es probablemente una de las Medias Maratones mas rápidas de todo el territorio nacional, y aún habiendo cambiado el recorrido con respecto a ediciones anteriores, éste sigue siendo rapidísimo y llano como la palma de la mano. El trazado discurre por calles muy amplias y largas, donde de vez en cuando se bordean fácilmente algunas anchas rotondas y donde los pocos giros que la salpican son cómodos de abordar sin que se tenga que perder ni un solo segundo en superarlos. En resumen, un recorrido perfecto para realizar la mejor marca en la distancia, donde no caben excusas, ni tan siquiera la climatológica, ya que a diferencia de ediciones anteriores, hoy el día se presentaba perfecto para correr con un temperatura fresquita pero no fría, un solecito radiante en lo alto y ni rastro de viento.

   Mi cuñado Alejandro pasaba a recogerme a la puerta de mi casa a las ocho en punto de la mañana, en un periquete, y por una carretera M-45 vacía de coches a esta hora de la mañana de un domingo, nos presentábamos en Getafe, aparcamos el coche justo al lado del Polideportivo Juan de la Cierva y recogemos ambos dorsales. Todavía es muy pronto para todo, así que buscamos un lugar donde desayunar y una vez encontrado (Bar El Rincón del Tío Eulogio), pedimos unos cafés, unas tostaditas con aceite y tomate y empezamos a llenar tranquilamente nuestros depósitos de energía. Con el estómago lleno volvemos a las instalaciones del Polideportivo donde nos reunimos con el resto de compañeros del Club de Atletismo Velilla de San Antonio ( www.clubatletismovelilla.blogspot.com ) que también van a participar en la prueba. Este club está creciendo en número de atletas a pasos agigantados, así que ya el nombrar a todos los que nos hemos juntado hoy empieza a resultar una labor delicada pues resultaría muy fácil el olvidar algún nombre y que se quedase en el tintero, mejor será citar únicamente que al final hemos pasado de la decena los que nos hemos plantado en la línea de salida.

   Después de los saludos de rigor, conocer a algún socio más, y de echar unas risas arropadas por el buen rollo que flota entre la buena gente de este Club, regresamos a los coches para quitarnos los chandals y volver al Parque de Castilla La Mancha comenzando el calentamiento.
Fuera chandals y a calentar
   Damos alguna vuelta entre mas risas y buen ambiente y dejamos testimonio fotográfico de nuestro paso por cortesía del gran fotógrafo Shinichi Sasaki.

Calentando en el parque. Foto junto a Shinichi.
  
Calentamiento previo a carrera (Foto cortesía de Shinichi)
  Tras algunos breves saludos a amiguetes que por allí calientan también, nos vamos colocando bajo el arco de salida puesto que ya queda poco para empezar la carrera. Hemos pillado un buen sitio, bastante adelantado para intentar evitar las casi seguras caídas que se producen en las salidas de carreras con tantos atletas, y tan rápidas como ésta.

   Pasados un par de minutillos de las diez y media suena la detonación que nos hace ponernos en marcha. Aunque nos hemos situado en la zona delantera, y a apenas cinco metros del arco de salida, lo cierto es que desde que suena el pistoletazo hasta que pasamos por debajo de él todavía se nos van unos cuantos segundos. Nada mas pasar la alfombrilla donde quedan registrados los tiempos de la salida, empezamos a trotar, pero inmediatamente se produce un frenazo ocasionado por una corredora que se acaba de parar al haber perdido una de sus zapatillas. Superado este primer incidente todavía tardo unos pocos metros en empezar a correr, ya que son numerosos los corredores que me rodean y el objetivo por el momento es no irse al suelo. Poco a poco y tras salirme hacia el carril bici que discurre por la derecha de la calle, comienzo ya a correr progresivamente. Parece increíble que estando situado tan cerca de la salida, al levantar la cabeza y mirar hacia adelante compruebo que la gran avenida de D. Juan de Borbón está atestada de cientos de corredores, hasta tal punto que decido continuar corriendo por el carril bici donde parece haber mas espacios para ello.

   Paso sin problemas la primera de las rotondas que configuran el recorrido y decido seguir todavía por el carril, creo que avanzo mucho mas por él que si fuera por la calzada. Voy adelantando a muchos corredores y tras el primer kilómetro, que ha sido muy lento, empiezo a correr mas rápido a ritmos de alrededor de tres minutos y medio el kilómetro. Paso la segunda de las amplias rotondas y al comprobar que se empieza a abrir numerosos huecos, decido pasar de correr por el carril bici a hacerlo por la calzada. Sigo adelantando a muchos atletas y me encuentro bien de respiración y de piernas por lo que decido incrementar unos segundos el ritmo por kilómetro y con ello consigo progresar aún mas.

   En la siguiente rotonda nos toca hacer el giro completo y volver sobre nuestros pasos, para una vez llegados a la plaza de toros girar a la derecha. Ahora encaramos la avenida Martín Gato, buscando el adentrarnos por toda la zona nueva del recorrido, a partir de aquí todo está por descubrir, esta Media Maratón es la primera vez que estrena este recorrido, por lo que con cierta cautela y tras atravesar un túnel que nos presenta ante la primera de las infinitas calles que tenemos que patear, decido relajar un poco el ritmo buscando momentáneamente refugio en algunos de los numerosos grupos de corredores que me preceden.

   El perfil es completamente llano, pero se hace un poco aburrido el comprobar como por delante las calles son tremendamente largas e infinitas, rota su monotonía únicamente por el giro en algunas de las rotondas que las dividen. A ello se suma que no hay apenas público animando en esta zona nueva residencial recién estrenada.

   Paso el cuarto kilómetro a buen ritmo, y decido seguir adelantando a corredores, saludo a un excelente corredor del Club Manchatón que me ha reconocido y llamado por mi nombre, y en vista de que las sensaciones parecen ser buenas sigo progresando y rebasando a pequeños grupos de participantes. En los giros vamos constantemente cruzándonos con los primeros clasificados de la carrera que parecen no pisar el suelo, van volando llevando un ritmo infernal y ello hace que el resto de los mortales les observemos con cierta envidia desde la distancia.

Remontando grupitos
    Manteniendo un buen ritmo paso el kilómetro cinco, me encuentro pletórico de fuerzas y en vista de las buenas sensaciones decido arriesgar un poco mas y meter un puntito extra de velocidad.  Ahora toca correr en la infinita calle del Caballero de la Triste Figura quien reposa en la calle paralela. Hacia mitad de la calle se encuentra el gran Ramiro Matamoros quien acompañado de varios corredores del Club Menorca está dando ánimos a sus pupilos, uno de ellos está justo delante de mi, y desde la acera le claman que relaje los brazos y busque divertirse con la carrera. Eso precisamente es lo que estoy haciendo yo, divertirme en carrera, y es que cuando uno se encuentra fuerte se hace muy placentero disfrutar de cada zancada, los pensamientos se vuelven positivos y todo ello unido conforma un dulce cóctel de sensaciones que ejercen un efecto placebo muy relajante.
El Gran Ramiro Matamoros animando.

   Se acaba la larga calle y giramos noventa grados a la derecha para empezar a devorar la calle Galgo Corredor, calle con la que me identifico perfectamente ya que hoy me siento como tal, como un rápido Galgo en una gran carrera que todavía se siente tan poderoso para incrementar otro puntito el ritmo. Ahora voy disparado, creo que hoy va a ser un buen día y con ese pensamiento sigo adelantando a mas atletas y recibiendo a pulmones llenos los efectos del bálsamo de Fierabrás que da nombre a una nueva calle, bálsamo que al igual que a Don Quijote me hace separarme de la realidad, escuchando lejanos cantos de sirena y dejándome llevar por ellos.

   He dejado atrás el sexto kilómetro corriendo con bastante fuerza, pero pronto tanto atrevimiento van a tener una dura respuesta. Superado el kilómetro siete el halo de magia que parecía envolverme desaparece como arte de "birli y birloque". Parece que el dulce cóctel de sensaciones se me ha indigestado, y lo que hasta ahora era un compendio de pensamientos positivos se está traduciendo en una sucesión de malas impresiones. Sin saber cómo ni por qué, he entrado en barrena, todavía no he llegado al octavo kilómetro y estoy sufriendo una crisis bastante seria. A buen seguro he sido demasiado ambicioso en los primeros kilómetros, y la cruda realidad me muestra de un sopapo el sitio que a día de hoy me corresponde.

   Con esta nueva situación de carrera paso a ser muchísimo mas conservador, aprieto el botón del modo económico y me limito a refugiarme en el primer grupito que encuentro con la única intención de dejarme llevar y no perder contacto. Es asombroso como en apenas un par de kilómetros he pasado del cielo al infierno, me cuesta mucho mantener un ritmo mucho mas lento y por momentos creo que voy a tener que aminorarlo todavía mas. En algún punto del trazado recibo ánimos de la hija de mi compañero Pedro, que son muy bien recibidos.

Inmerso en la crisis.
    Inmerso en este trance supero los kilómetros octavo y noveno, a ratos hago la goma con el grupo al que voy intentando seguir y con este panorama, tras volver de nuevo por el túnel que nos separa de la zona mas conocida, me planto en el avituallamiento del décimo kilómetro. Miro el crono por primera vez, éste me devuelve un tiempo de treinta y cinco minutos y cincuenta segundos, y con la sensación que todavía me queda un mundo por delante continúo con la vista fijada en los corredores que me preceden.

   Volvemos sobre nuestros pasos por el mismo recorrido que hace un rato nos ha visto desfilar y, una vez llegados nuevamente al coso taurino getafense, giramos a la izquierda para poco después, y en la siguiente rotonda, hacerlo de nuevo en ángulo de ciento ochenta grados buscando pasar por una de las zonas mas animadas del recorrido a su paso por la puerta del Polideportivo.

   En todo este tramo voy como alma en pena, sufriendo mucho y pensando constantemente que voy a tener que correr mas lento todavía y ahorrar fuerzas si quiero llegar a meta. Los kilómetros que quedan aún me parecen un muro casi impracticable para poder terminarlos en estas condiciones.

   Kilómetro doce y sigo persiguiendo al mismo grupito al que me he pegado como una lapa cuando ha comenzado mi bajón físico. En él hay buenos corredores de distintos clubs, algunos del Alcorcón, otros del Menorca, también del Maratonianos del Leganés, etc.. Aprieto los dientes y con bastante sufrimiento sigo intentando no perder comba con todos ellos, por momentos pienso que no va a ser posible.

   Kilómetros trece y catorce y la cosa no mejora, pero estoy contento porque parece que ahora puedo mantenerme en el grupo sin tanto esfuerzo. Ha llegado el momento de empezar a correr por el trazado mas conocido por todos aquellos corredores que hemos participado en ediciones anteriores en esta Media Maratón y sorprendentemente parece que poco a poco voy cogiendo otra vez ritmo sin tanto esfuerzo. Esto me anima hasta tal punto que pasado el kilómetro quince, por momentos me sitúo en cabeza del grupito y marco yo el ritmo. Poquito a poco, y sin querer lanzar las campanas al vuelo, vuelvo a correr con mas soltura y tras recibir los aplausos de la mujer de Pedro ya me olvido del grupo tiro hacia adelante y decido volver a correr por mis propias sensaciones.

   Me siguen tres o cuatro corredores, y pasados unos cuantos metros empezamos a darnos algunos relevos. A la altura de la estación de tren de Getafe-Centro damos caza a la chica que defiende su quinta posición, momento en el que acelero un poquito el ritmo y algunos competidores se quedan atrás.

   La larga calle Ferrocarril la conozco a la perfección, y con la confianza de saber que no existe ningún obstáculo por delante sigo corriendo en ella con bastante soltura ya que las fuerzas parecen haber vuelto de su letargo. El ritmo vuelve a acercarse a los tres minutos y medio por kilómetro y consigo seguir manteniéndolo durante toda adoquinada calle Toledo, buscando el corazón de esta localidad donde sus habitantes empiezan a poblar sus céntricas calles y sus comercios. Alguno un tanto despistado se cruza justo delante de mí y tengo que hacer un pequeño "recorte" para no llevármelo por delante.

   El final de la calle Toledo coincide con el principio de la de Madrid, y coincide igualmente con otro acelerón que le meto a la carrera al ser consciente que me quedan poco mas de dos kilómetros para meta y definitivamente he superado mi bache personal. Llego hasta la africana que va en cuarto lugar de la categoría femenina pero no me quedo ni un segundo con ella, sigo hacia adelante intentando recuperar lo irrecuperable del tiempo perdido.

   Paso a muy buen ritmo por delante de la Universidad Carlos III con la vista fija en el corredor que llevo delante, al que supero mas pronto que tarde. Llego al kilómetro 20 donde cámara en mano está apostado el gran Shinichi, y echando el resto negocio la última de las rotondas. Aquí el público concentrado, sabedor del esfuerzo que supone el llegar a este punto en una carrera como lo es una Media Maratón, aplaude y anima con bastante mas entusiasmo que en tramos anteriores.


Ultimo kilómetro (Foto cortesía de Shinichi)
   Ya solo queda el esfuerzo final durante unos largos metros por la gran avenida que nos vio partir, para comenzar a patear por dentro ya de las instalaciones del Polideportivo. Un último esfuerzo al pisar el tartán de su pista de atletismo y llego a meta cuando el reloj pasa diecinueve segundos de la hora dieciséis. Al final el último tramo de la competición me ha resultado más fácil de lo que me temía allá por el séptimo kilómetro. Mi objetivo para hoy era probarme en una Media Maratón rápida y ver si soy capaz de volver a estar en la hora quince. No ha podido ser, pero al menos me voy con la sensación de haberlo intentado. Me llevo un sabor agridulce ya que en los primeros kilómetros pensaba que iba a salir una carrera bastante mejor de lo que ha resultado a la postre, pero por otro lado he de estar contento porque he podido acabar entre los cincuenta primeros clasificados en una Media Maratón con tanto nivel como tiene ésta, no en vano hasta el puesto treinta y seis todos los atletas han estado por debajo de la hora quince.

Meta
    Recojo una correcta bolsa del corredor con su correspondiente camiseta e inmediatamente después llega Pedro. A continuación lo hacen Jordi y Carlos que cogidos de la mano terminan en hora veinticinco. Al poco otra ilustre pareja formada por mi cuñado Alejandro y Antonio Rus que completan la carrera en una hora y veintiocho minutos. A partir de ahí ya pierdo un poco la pista de todos los demás llegados, ya que empiezo a comentar la carrera con los que van llegando. Veo entrar a David, Ángel, Enrique, Manu, pero mención especial merece Marga, quien se ha estrenado hoy en la distancia y sabiendo sufrir hasta el último metro ya puede decir que ha finalizado una Media Maratón, enhorabuena campeona.

   Poco a poco nos vamos agrupando, haciendo corro protegidos con mas risas, mas saludos, algún comentario sobre próximas pruebas de Ultrafondo que sobrepasan los cien kilómetros y a las que, por qué negarlo, les voy echando una miradita de reojo de vez en cuando.

   A partir de aquí, mas ganas de seguir entrenando y mas ganas de seguir asistiendo a carreras arropados por la fantástica gente del club.

   Junto a mi cuñado todavía nos daría tiempo para volver al Bar del Rincón del Tio Eulogio, donde hemos dado cuenta de unas cervezas fresquitas acompañadas por una buena tapa y servidas por un camarero de lo mas profesional, de los que llaman la atención por su buen trato y saber hacer.

   Un año mas he completado los veintiún kilómetros y pico de esta competición, y si todo va bien y el físico acompaña, estaremos nuevamente en el dos mil quince bajo su arco de salida.

Salud para tod@s.

Clasificación Alex


Correcta Bolsa del Corredor.

lunes, 20 de enero de 2014

II TRAIL DEL SERRUCHO (Alalpardo 19/01/14)

Cartel de la prueba

Perfil del carrera, de ahí el nombre del "Serrucho"

Hoy tocaba correr una de esas carreras a las que los corredores nos referimos como "populares de las de verdad". Conocida como "Trail del Serrucho" se trata de una competición por caminos en la localidad madrileña de Alalpardo, y cuya organización corre a cargo de los "Alalpardo Running Team" www.alalpardorunning.es El nombre de Trail del Serrucho, presumo que le viene de la silueta de la prueba, ya que se trata de una sucesión continua de toboganes que hacen de su perfil un perfecto retrato de los picos de un serrucho.

Habiendo tenido la oportunidad de conocer previamente el recorrido de la carrera mediante la asistencia a uno de los dos "entrenamientos guiados" que con tan buen criterio estableció la organización (decisión bastante acertada a mi parecer), ya sabía que hoy iba a ser un día muy duro. No solamente por el perfil del recorrido, que también, sino porque el trazado discurre completamente por caminos que se embarran fácilmente, y no de un barro cualquiera, no, sino de un barro arcilloso que se pega como el mejor pegamento a las zapatillas y convierte el camino en una auténtica pista de patinaje. Con este pensamiento, y tras una semana repleta de lluvias, me levanto y subo la persiana de la habitación para comprobar, como no podía ser de otra forma, que continúa lloviendo. Hoy va a tocar sufrir.

A las ocho y media recojo a mi cuñado en la puerta de su casa y nos encaminamos hacia Alalpardo donde iremos al encuentro de Pedro y Antonio dos amigos de nuestro Club de Atletismo Velilla de San Antonio http://clubatletismovelilla.blogspot.com que también van a participar. En poco mas de veinte minutos hemos llegado y aparcado el coche sin problemas, por lo que nos dirigimos directamente al Polideportivo a recoger nuestros dorsales. Entramos en el recinto Polideportivo y en un santiamén los tenemos en nuestras manos, así que tranquilamente nos vamos a desayunar a una cafetería cercana que ya conocemos del sábado anterior, y donde cargaremos las pilas que falta nos va a hacer.

Cargando el depósito..

Mi cuñado Alejandro, come, come que te va a hacer falta...

Mientras desayunamos, escuchamos comentarios de las camareras relativos al estado de los caminos por los que dentro de un rato tendremos que correr. Estos comentarios no son nada halagüeños, y tal y como nos tememos, los caminos están de pena, incluso comentan que Protección Civil ha tenido que instalar un puente provisional para vadear un pequeño arroyo que en otras condiciones salvaríamos en un par de zancadas, por lo visto hoy el pequeño arroyo se ha hecho mayor y se ha convertido en río.

Con mucha calma damos buena cuenta de nuestros cafés acompañados de tostadas con aceite y tomate. Después de un ratito al abrigo de la cafetería y rodeados de cazadores que comparten con nosotros este espacio, nos vamos a dar un pequeño paseo por Alalpardo ya que todavía es pronto. De nuevo en la calle, continúa lloviendo, estiramos un poco las piernas con un breve paseo por el corazón de esta localidad, y hacemos alguna foto tauromáquica.

Haciendo tiempo hasta la salida, hoy lidiamos un toro bravo...

En mitad del paseo recibimos la llamada de Pedro que nos indica que ya ha llegado, por lo que se suspende la visita turística y vamos a su encuentro, no sin antes hacer una última parada en la Capilla de la “Virgen del Sagrario” a la que nos encomendamos e imploramos las fuerzas necesarias para afrontar el reto que hoy tenemos por delante.


Capilla Virgen del Sagrario

Poco después del encuentro con Pedro, llega también y se nos une Antonio, por lo que ya estamos los cuatro representantes en el día de hoy del Club. Juntos, y una vez vestidos de corto, comenzamos el calentamiento charlando entre nosotros y con un buen ambiente entre amigos.

Los cuatro magníficos, todos con gorra....(para la lluvia porque sol no hay)

El calentamiento lo dilatamos hasta apenas un par de minutos antes de la salida, el motivo es que ésta se realiza desde dentro de la plaza de toros, cuyo albero mas bien podría definirse como auténtico “chapapote”, además la salida de ella hay que hacerla por un callejón estrecho y de haber entrado con anterioridad seríamos de los últimos en salir. De este modo, al retrasar la entrada al coso taurino quedaremos situados en los puestos cabeceros, ya se sabe aquello de “los últimos serán los primeros”.

Preparados para salir, pisando el albero-chapapotil.


A las once en punto de la mañana se dispara el cohete con cuyo estallido se da inicio a la competición, ha llegado la hora de la verdad y comenzamos a correr. Salimos del ruedo tomando una estrecha calle paralela al arroyo de Paeque que baja cargado de agua, para enseguida remontar la calle de Alcalá hasta una glorieta que nos pone a los pies del Camino de Serracines. Este tramo, de apenas un kilómetro, es el único de todo el recorrido que se hace por Asfalto y enseguida se ha formado un grupito cabecero del que me separan apenas diez metros. Terminado el tramito de asfalto llega la “fiesta”, primera pisada sobre el barro del camino y primer porrazo de un corredor del Club de Atletismo Menorca que se va al suelo, afortunadamente sin consecuencias. En cuanto pongo el pie sobre el barro del camino pego un patinazo notando la inestabilidad de la pisada, la falta de tracción y lo mucho que resbala, así que copiando la táctica de los que van por delante me salgo del camino y empiezo a patear el barbecho de los terrenos que lo rodean. Madre mía, no sé que es peor, ahora el barro se pega como una lapa a las zapatillas que empiezan a pesar lo suyo y el pie se hunde en cada zancada, efectivamente esto va a ser duro.

En estos primeros compases de carrera ya se van por delante un par de corredores, y a su estela hemos formado un grupito bastante compacto, donde va entre otros Carlos Micra ganador en una ocasión de los 100 km. Madrid-Segovia, que en fila india llegamos al primero de los cruces. En él nos toca atravesar el barrizal que forma el cauce del arroyo del Chorrito, donde a punto estoy de perder una de mis zapatillas que casi se queda incrustada en el espeso barro. Hemos girado a la izquierda y ahora el tramo es en bajada con dirección a Valdeolmos, voy bien de respiración y me noto fuerte, pero no puedo correr lo que quisiera porque literalmente es imposible. El grupito ha empezado a desmembrarse, por delante un par de corredores destacados, un tercero que se nos escapa también y luego ya cuatro o cinco que vamos persiguiendo.

¿Por la derecha? ¿Por la izquierda?. Por el centro seguro que no.

Entramos en Valdeolmos por otro de los puntos “calientes” del recorrido, ahora le toca el turno al arroyo de Calderón, que es donde precisamente Protección Civil ha tendido un puente metálico para poder cruzarlo, de otro modo este trail se hubiese convertido en un triatlón al tener que haberlo atravesado nadando. Con precaución, por estar mojado, en un par de zancadas me sitúo al otro lado del arroyo y empiezo a correr sobre un camino super-embarrado y cubierto de hojas en proceso de descomposición que con unos tonos negruzcos le dan un aire lúgubre y misterioso al tramo. Apenas diez metros de alegría por asfalto en la calle de la Fuente, y enseguida frente a unas pistas de paddel, volvemos a girar a la derecha para atravesar de nuevo el arroyo, esta vez por un puente permanente y mas estable.

Comienza un largo, largo tramo en continua subida entre los kilómetros cuarto y sexto, rematado por una auténtica rampa que unida al barro del camino supone el tener que dar el cien por cien para lograr hacer cima. En este punto debo andar alrededor del puesto octavo, y partir del tercer clasificado hacia atrás vamos constantemente adelantándonos unos a otros, debido a que a algunos se les dan mejor las subidas, a otros el terreno llano y a otros las bajadas, cada cual impone su ley en el terreno que mejor le favorece.

Estado de los caminos, observa la huella de los patinazos.

Superada la cuesta toca “crestear” durante un par de kilómetros por un camino roto y pedregoso, repleto de charcos. A diferencia de los tramos anteriores, ahora hay mejor agarre y se puede correr un poco mas rápido, aunque siempre con muchísima precaución. En este tramo me pego mucho a los corredores que van cuarto, quinto y sexto hasta el punto de darles alcance, hasta que en una pequeña bajadita al intentar esquivar por la izquierda un enorme charco que ocupa todo el ancho del camino, un corredor del Menorca resbala, pierde el equilibrio y se da un buen porrazo. Le ayudo a levantarse y parece un poco aturdido, le pregunto si está bien y me dice que cree que sí, camino a su lado durante una decena de metros y me dice que siga que va a empezar a trotar porque está bien, como así lo hace. Me quedo algún metro mas trotando a su lado y viendo que efectivamente todo ha sido un susto le deseo suerte y sigo hacia delante.

Por delante los corredores que van cuarto y quinto se han ido bastante lejos, y con mucho cuidado, corriendo todo lo rápido que el camino permite, intento llegar hasta ellos. Pasado el octavo kilómetro, antes de una fuerte bajada ya estoy de nuevo a su estela, pero vuelven a separarse un poco en cuanto empezamos a escalar una nueva rampa. El agarre de mis zapatillas de asfalto es nulo, y tengo que ir constantemente saliéndome del camino buscando zonas donde pueda traccionar mejor, eso me hace en ocasiones tener que hacer mas metros de los necesarios, pero no hay otra forma. Superada la empinada cuesta vuelvo a darles alcance e incluso les supero y les dejo atrás cuando avanzamos por el tramo llano que antecede a la bajada hacia el avituallamiento del décimo kilómetro. En esta bajada me acerco mucho al tercer clasificado, y viendo que lo tengo muy cerca no paro en el avituallamiento, donde de reojo veo que hay montada una mesa con jamón, vino, cerveza, etc….y no paro por una sencilla razón, si lo hiciese ya no volvería a correr, me quedaría a cobijo bajo la carpa y rodeado de buenas viandas, la tentación es tan grande que prefiero seguir mirando hacia delante con la vista puesta en el tercer corredor.

Estos son avituallamientos en mitad del campo (Foto by Shinichi)

Avituallamiento Km. 10. Dan ganas de quedarse.

Pasado el avituallamiento, y tras superar otro tramo de barro muy pegajoso, hacemos un giro de noventa grados a la derecha para empezar a chapotear en una amplia, recta y larga pista que no parará de subir hasta pasado el kilómetro catorce. Es un camino totalmente repleto de surcos de agua, jalonado de enormes charcos que en ocasiones no queda mas remedio que chapotear en ellos donde el agua llega a veces por encima de los tobillos. Sobra comentar que desde el comienzo de la carrera llevo los pies calados, y esto ya es la guinda, las pisadas son una sucesión de “chof” chofs”.. y no pasan dos metros seguidos sin tener que meter los pies en otra poza. En este tramo el corredor del Menorca que me precede, mas habilidoso que yo, consigue abrir un hueco que ya no conseguiré reducir. Por detrás me da alcance otro corredor, que a tenor de sus zancadas, pisa este terreno con mucha mas confianza de la que yo tengo, y así junto a él, a relevos vamos superando estos cuatro kilómetros.

Al final de la interminable recta, la pista desemboca en un camino mas estrecho y pedregoso, sin tanto barro es cierto, pero donde tampoco se puede correr bien debido a las innumerables piedras que lo conforman. En este punto recibo los ánimos de Ramiro Matamoros, todo un campeón y ganador en alguna ocasión del Maratón de Madrid entre otras grandes carreras, todo un lujo.

Pasado el kilómetro catorce, el perfil vuelve a ser favorable, aprovecho para estirar la zancada en los tramos que se puede y consigo despegar al corredor que corría codo con codo junto a mi. Llego por segunda vez al cruce que forma el cauce del arroyo del Chorrito, donde antes casi pierdo una zapatilla y donde de nuevo mis pies parecen quedarse pegados al fondo del barrizal, esta vez está mucho mas pisoteado, no en vano ya han pasado por ahí mas de quinientos corredores hace un rato. Ahora toca girar a la derecha y encarar otro tramo de fuerte subida, en el estoy a punto de caer al suelo en un par de ocasiones debido a los resbalones. El camino es de un barro arcilloso muy deslizante y hace que vaya como los patos, pareciendo mas bien un esquiador de fondo que un corredor.

Y tú ¿Por donde irías?

A mitad de cuesta y antes del avituallamiento del kilómetro dieciséis, el corredor al que hacía rato había dejado atrás me alcanza de nuevo, me supera y me deja atrás. Ni siquiera hago intento de seguirle, no por falta de fuerzas, sino por falta de equilibrio, ya que a punto estoy de nuevo de darme de bruces contra el suelo.

Llego al avituallamiento situado en el kilómetro dieciséis y ahora sí, ahora me paro, repongo fuerzas, limpio la suela de ambas zapatillas con un palo y tras unos segundos encaro el tramo de durísima cuesta que todavía me espera por delante. Tramo que continúa siendo una pista de patinaje y hace que tenga que correr por fuera del camino durante lo que resta de ascensión, volviendo a tener las zapatillas con una carga extra de peso en forma de barro que sumado a que llevo dos camisetas empapadas de agua (no ha dejado de llover desde que empezó la carrera) hacen que sienta una sensación de extrema pesadez.

Cuando corono la que es la última de las mas duras ascensiones que tiene este trail, otro de los corredores que venía por detrás me da también alcance, y junto a él inicio la larga y comprometida bajada de aproximadamente dos kilómetros con dirección nuevamente hacia Valdeolmos. Juntos y a relevos entramos en esta localidad, y volviendo sobre nuestros pasos, abordamos nuevamente el pequeño tramo de barro y hojas en descomposición que desemboca en el puente provisional de hierro que atravesamos por segunda y última vez, para comenzar en tendida subida el tramo final de la prueba.

El camino está machacado, ya no puede estar mas roto y embarrado, estos cerca de tres kilómetros son los mismos que pateamos en los inicios de la carrera, y el haber pasado tantos corredores por encima de él, ha hecho mella, por lo menos yo no encuentro por donde correr con seguridad. Prueba de ello es que paulatinamente voy perdiendo contacto con el corredor que va junto a mi, lo bueno es que por detrás no veo a nadie que pueda darme alcance ya.

Esto está tocando a su fin, pero antes toca pringarse por tercera y última vez sobre el barrizal del cruce en el arroyo del Chorrito, donde los que vamos a meta nos encontramos de frente con los que todavía han de completar algunos kilómetros mas.

Quedan un par de kilómetros con perfil favorable en bajada, pero es imposible ir por el trazado del camino, al igual que sucediera en la salida, no queda mas remedio que echar pie al barbecho y seguir por encima de él hasta que por fin llego a Alalpardo y empiezo a pisar asfalto. Pego un par de zapatazos fuertes sobre la calzada para que se desprenda todo el barro posible y encaro el último kilómetro de la carrera. Nadie por delante, nadie por detrás, sorprendentemente y sin mucho esfuerzo consigo ampliar la zancada, parece que vuelo, es una sensación de haber dejado un peso atrás, como cuando llevas horas con una mochila a la espalda y de repente te deshaces de ella… parece que floto. Así llego hasta la plaza de toros donde por megafonía anuncian con mi nombre mi llegada, llego a meta parando el crono en una hora y treinta y siete minutos.

Entrada en plaza de toros y meta.
 

Pero lo mejor estaba por llegar, una organización volcada con el corredor, unos voluntarios entregados a los que nos les importa en absoluto cubrirse las manos de barro para quitarme el chip, un excelente avituallamiento donde empiezo a reponer fuerzas y a entrar en calor con un caldito calentito y una porción de pizza.

Gracias, gracias, gracias, por ese caldito, eres la mejor...

En seguida y antes de dar buena cuenta de la pizza llega Pedro con un crono espectacular, este tío es de acero. Repone algo de fuerzas y me comenta que se está quedando frío (no me extraña) y se va a las duchas. Saludo a Diego (Truhán en www.carreraspopulares.com) y una vez cambiado el caldo por una cervecita espero la llegada de mi cuñado y de Antonio que lo hacen juntos en una hora y cincuenta minutos, bravo por los dos, reponen un poco sus fuerzas y salimos del recinto.

Zona de Pizzas en meta, y de cervezas, y de caldo, y de fruta, y de chocolate. y... y...

Estamos cubiertos de barro, como suele decirse hasta las orejas, motivo por el cual justo a la salida de la plaza de toros y en una fuente pública decidimos quitarnos los mas gordo de las piernas metiendo éstas debajo del grifo. Lejos de lo que pudiera parecer, el agua nos parece hasta calentita después del frío que hemos pasado.

Una vez cambiados con ropa y calzado seco volemos al Polideportivo a consultar las clasificaciones donde compruebo que al final he quedado en sexta posición, siendo el primero de la categoría de veteranos. La entrega de trofeos está prevista para las dos de la tarde, por lo que acompañado de mi cuñado y de Pedro nos vamos a tomar unas cervecitas al bar anejo a la plaza de toros. Allí me encuentro nuevamente con Ramiro Matamoros con quien comento brevemente la dureza de la carrera de hoy.

Después de la carrera (Foto by Shinichi)



Durante la espera para recoger el trofeo, que todavía se retrasaría hasta cerca de las tres de la tarde, pude saludar a varios amigos entre ellos a Julio, con quien comparto lugar de entrenamientos en el Parque Juan Carlos I, y quien ha realizado una espectacular carrera con un tiempo envidiable, también puedo charlar con Yonhey (http://yonhey.blogspot.com), un corredor que sabe elegir con muy buen criterio las incontables carreras en las que participa y que disfruta a tope de cada una de ellas, sobre todo los post-carreras.

Pódium


Una vez recogido el trofeo, y en vista de la hora, tanto Alejandro como yo decidimos quedarnos a comer allí, dando buena cuenta de una rica paella, que será la guinda a una fabulosa mañana de atletismo, compañerismo y diversión.

Rica paella para reponer fuerzas (Foto by Shinichi)

Camiseta y trofeo


El resumen de este evento podría decirse que es una carrera dura en condiciones normales por su distancia y su perfil, pero si en días como el de hoy se hace con barro, pasa al siguiente escalón y se podría calificar como épica. Aún así, es una carrera que merece la pena por la ilusión y ganas que le pone la organización, por ser una de las carreras en la que en los tiempos que corren conserva la esencia de auténtica popular. Desde aquí mi agradecimiento a todas y cada una de las personas que la hacen posible.

Clasificacion Alex


Trofeo 1º Veteranos




Salud para tod@s.

miércoles, 1 de enero de 2014

XXXIV SAN SILVESTRE VICALVAREÑA


Siguiendo la tradición de los últimos años, hasta Vicálvaro me desplazo en compañía de mi cuñado Alejandro, además de mis dos hijos, mi hermana y mi sobrino Javi. Aparcamos el coche en un descampado cerca del Polideportivo y vamos hasta él al encuentro de mi otro cuñado Pablo. Al llegar al Polideportivo comprobamos que todavía no hay mucha gente, por lo que retiramos en un periquete los dorsales, así como la bolsa del corredor con su correspondiente camiseta, que en esta ocasión la organización nos entrega antes de finalizar la carrera.
 
Mientras llega Pablo, aprovechamos para ver algunas carreras de las categorías infantiles, donde algunos pequeños corredores ya apuntan buenas maneras en el mundo del atletismo. La mañana es fría, y aunque durante toda la noche pasada ha estado lloviendo, afortunadamente de momento la lluvia parece querer respetarnos.

Durante la espera, llegan también Juan, Vicen y Manu, que serán los otros tres representantes del Club de Atletismo Velilla de San Antonio (www.clubatletismovelilla.blogspot.com ) en el día de hoy. Nos saludamos y mientras ellos se dirigen a recoger sus dorsales, aparece Pablo acompañado de mi cuñada y mis otros dos sobrinos, uno de los cuales va directo a la línea de salida de su carrera de benjamines que está a punto de comenzar, carrera que disfrutamos desde las gradas animando a los chavales. Al término de ésta, y cuando rondan las once y cuarto de la mañana, llega la hora de cambiarnos y ponernos de corto, no en vano la carrera dará comienzo en apenas media hora. Lo cierto es que apetece mas bien poco, el ponerse en pantalón corto, ya que la fría temperatura de esta última mañana del año 2013 no invita a ello.

Sea como fuere, en pocos minutos estamos de vuelta nuevamente en el Polideportivo, ahora ya vestidos de "naranjitos" y con el traje de faena puesto, donde empezamos a calentar acompañados por los numerosos corredores y corredoras que se han apuntado un año mas a esta emotiva carrera. A decir verdad, según los datos de la organización rozaremos el millar de atletas, por lo que hay un maravilloso colorido en los alrededores del Polideportivo.

Junto a Juan, Vicen, Manu y mis dos cuñados, realizamos un exiguo calentamiento y arropados por los ánimos de la familia cogemos posiciones dentro de la maraña de corredores que ya esperan el pistoletazo de salida. Antes de dar comienzo la carrera, puedo saludar a quien ha sido el vencedor de las dos últimas ediciones, el gran Roberto Álvarez, un extraordinario corredor veterano y una gran persona. Si alguien me preguntase cual sería mi apuesta de ganador para el día de hoy, sin duda Rober sería mi elección, ya que aunque veo algunos galgos por las primeras filas como Jose Félix (Alias el Somalí y ganador en varias ocasiones de la Media Maratón de Fuencarral), sinceramente creo que están un peldaño por detrás de Rober.

No nos hemos situado muy delante, sino en tercera o cuarta fila, por lo que la salida la hago bastante tranquilo por el Paseo del Polideportivo, voy buscando un sitio para correr cómodo, pero al principio es complicado el encontrar un hueco que permita correr con soltura, y es problemático si además sumamos que hay corredores mucho mas lentos que tienen la extraña manía de situarse en las primeras posiciones de la salida consiguiendo con ello ser unos auténticos estorbos. Tras algún frenazo provocado al esquivar a uno de estos corredores que no corren, llegamos al primer giro a la izquierda para afrontar la calle Vereda del Pinar, giro que realizo por el exterior en su parte derecha ya que literalmente no tengo espacio en la calzada por el gran numero de corredores que en este tramo vamos agolpados.

Después de los primeros metros, donde tanto Juan como yo mismo hemos avanzado por donde hemos podido, ahora los dos vamos mas o menos juntos y así abordamos un nuevo giro, esta vez a la derecha y ahora para abordar la calle Villablanca donde continúo buscando mejores posiciones intentando progresar dentro del gran grupo. En los inicios del Paseo de los Artilleros ya la carrera se va abriendo progresivamente y encuentramos mas huecos por donde correr, así vamos adelantando a algunos corredores que nos anteceden al paso por la calle Villardondiego y ya en los dominios de la Universidad Rey Juan Carlos.

Al llegar a la estación de Metro que lleva el mismo nombre de la localidad donde estamos corriendo, giramos a la izquierda animados por el numeroso público que en este punto se congrega y enfilamos la larga calle de San Cipriano, con un perfil mas llano y que incluso termina tornándose en bajada en sus postrimerías. En este punto es donde "desactivo el limitador de velocidad" y empiezo a buscar mi ritmo de carrera, y aunque Juan me sigue bravamente la estela, lo cierto es que poco a poco va perdiendo contacto. Me pregunta si la distancia de la carrera es de ocho kilómetros justos, y le contesto que si. Es su primera vez en esta carrera, por lo que corre con la desventaja de desconocer el trazado que sigue, es un handicap adicional que habrá de superar en el día de hoy.

Durante todo ese tramo intento buscar un ritmo cómodo y equilibrado de competición, ritmo que me permita por un lado ir remontando algunas posiciones que veo posible abordar, por otro reservar fuerzas para la cuesta que me espera un poco mas adelante y por último, y sobre todo, para poder completar con garantías la segunda de las vueltas al trazado de esta carrera.

Poco a poco voy superando a algunos corredores, como también me pasa como exhalación un joven corredor con camiseta azul que va como una moto.

Culminada ya la calle del Santo, el recorrido gira a la derecha noventa grados para en una pronunciada bajada descender por la avenida del Gran Este, para unos metros después, y tras un brusco giro de ciento ochenta grados, volver sobre nuestros pasos pero ahora en dura subida que hace que las pulsaciones se disparen y el corazón parezca querer salirse del pecho. En este, corto pero duro, tramo de subida, recibo los ánimos desde el otro lado de la calzada de los compañeros que se cruzan conmigo. Consigo dar alcance a un corredor en cuya camiseta puedo leer "Panda del Muro", que son un club de corredores de Hortaleza, y recorto algunos metros con otro corredor que va por delante de él. Llegamos a una glorieta que bordeamos por su parte derecha y el perfil vuelve a ponerse llano en la calle Villablanca. Se trata de una calle infinita y salpicada de rotondas, así como también de público, ya que es el tramo donde parecen agruparse mas espectadores.

En esta calle recibo los ánimos de toda la familia que allí se encuentra apostada, cruzo las manos con los mas pequeños que ilusionadamente me la ofrecen y aprovecho para quitarme los guantes que a estas alturas ya me van estorbando. Una vez completada la citada calle Villablanca, empiezo el que será el segundo giro al mismo recorrido, pero ahora ya buscando la línea de meta.
Comenzando la segunda vuelta.
 
En el segundo paso por el tramo de Paseo de los Artilleros y calle Villardondiego, me encuentro un poco mas cómodo, y ello me permite separarme un poco de algún perseguidor y tomar unos cuantos metros de ventaja, metros que mantengo durante toda la segunda pasada por la calle San Cipriano, e incluso en el tramo de la bajada por Gran Este, donde puedo ver claramente que, tal y como pensaba, Rober va en primera posición y no se le va a escapar la victoria, ya que la distancia que le separa del segundo es ya insalvable. Tras un segundo giro de ciento ochenta grados toca volver a subir el único escollo en forma de cuesta que tiene esta carrera. Aquí las pulsaciones noto que se me disparan y alguien desde una acera me canta que voy en el puesto número nueve. Completo con bastante esfuerzo el tramo de subida y tras unos cuantos metros que me doy de tregua para recobrar el aliento, intento acelerar un poco la carrera para completar el último kilómetro.

Por detrás de mi oigo la agitada respiración de un corredor que me está dando caza, y por delante llevo a dos corredores a escasos diez segundos a los que podría dar alcance si mostrasen algún signo de debilidad, por lo que voy con las "orejas tiesas" y sin quitarles el ojo de encima.

Paso la última rotonda de la carrera y una voz desde el público me canta que soy el séptimo clasificado, ¿como?, aquí hay algo que no entiendo, hace unos cientos de metros me acababan de decir que iba noveno, y sin haber adelantado a nadie resulta que ahora soy el séptimo, aquí alguien suspendió en matemáticas. El caso es que queda muy poco para terminar la carrera y por lo único que podría luchar sería por la clasificación de veteranos, pero sé que esto es imposible ya que Rober que seguro va a ganar, es veterano también, y algunos de los corredores que veo a lo lejos, y a los que me es imposible llegar, son también bastante maduritos. De todos modos en los últimos metros, y antes de llegar al Polideportivo pruebo a dar un cambio e intentar acercarme al corredor que llevo delante, y consigo recortarle algunos metros. Entramos en las entrañas del Polideportivo y ya pisando sobre el tartán visualizo a toda mi familia en la grada a quienes devuelvo las palmas que me dedican. He dejado de esprintar al ver que el corredor, del Club de Atletismo Clínicas Menorca, que me precedía se ha percatado de mi ataque y también a incrementado su ritmo, quizás de haberlo intentando un poco antes hubiera tenido un mejor desenlace, pero lo cierto es que llego justo detrás de quien al final me enteré sería el tercer clasificado de la categoría de veteranos.

He parado el crono de estos ocho kilómetros en 28:39, llegando a meta bastante entero para lo que suele ser habitual en estas carreras tan cortas y agónicas, que no son las que mas se ajustan a mi forma de correr, pero contento por despedir el año corriendo y sobre todo junto a familiares y amigos.

6º Gral. y Medalla de Chocolate en veteranos
 

Escasos segundos después llega Juan completando una fantástica carrera que a la postre le daría acceso al podium, donde se encaramó al segundo peldaño en la categoría Senior, recibiendo por ello un trofeo que así lo acredita y que se ha ganado a pulso con su esfuerzo y sacrificio, ENHORABUENA JUAN.
Juan con su merecido trofeo.
Tras él llegaría mi cuñado Alejandro, luego Manu, Pablo y por último Vicen. Una vez todos juntos arropamos a Juan en la recogida de su merecido trofeo y tras las fotos de rigor nos deseamos feliz salida y entrada de año y nos despedimos.

Bolsa Corredor San Silvestre Vicalvareña 2013
 

Una vez mas los naranjitos "pillaron" trofeo.
 
 
FELIZ AÑO 2014 PARA TODOS !!
 Tras la carrera, y junto a mi familia, nos fuimos de botellines y estuvimos tapeando y celebrando el último día del año por Vicálvaro hasta cerca de las nueve de la tarde, donde dimos por terminada la San Silvestre Vicalvareña 2013 y nos fuimos a despedir como se merece el final del año con una buena cena de Nochevieja con sus correspondientes uvas.
De botellines con la familia
Lo mejor de la San Silvestre Vicalvareña: Las "Mahou 5 estrellas"
 
La próxima carrera será el II Trail del Serrucho en el pueblo de Alalpardo, que ya será una distancia algo mas larga.
 
Salud para tod@s.