martes, 18 de diciembre de 2012

XIII MEDIO MARATON DE GUADALAJARA


Lo cierto es que el balance de mi relación personal con esta Media Maratón de Guadalajara no es muy positivo que digamos, después de varios años sin aparecer por allí, (en la última ocasión y debido a una gastroenteritis, ni siquiera pude terminarla teniéndome que retirar a cagar detrás de un olivo), esta vez llegaba también, para no perder las malas costumbres, bastante tocado. El caso es que durante toda la semana previa a la carrera he estado incubando una especie de resfriado-catarro, con mucha tos seca, que todavía persiste, y que hace que en ocasiones me resulte complicado respirar bien, por no hablar de la infinidad de flemas y moquetes que me acompañan. Además, y por si no fuera poco, últimamente me persigue igualmente un dolor que nunca había tenido hasta ahora, (que raro… un dolor que no tenía, si yo creía que ya los tenía todos), pues para continuar siendo el pupas y no perder el calificativo, ahora se trata de un dolor, que no molestia, en la rodilla derecha, que sobre todo se hace notar cuando corro cuesta abajo…. Hala, otro mas para mi colección.

Bueno vamos al grano, con estos antecedentes durante la semana previa, el domingo día 16 de diciembre, junto con mi cuñado, como no puede ser de otra manera, nos presentamos en el Estadio Municipal de Atletismo Fuente de la Niña, lugar donde tiene lugar el inicio y el final de esta media maratón. Llegamos sobre las nueve y media, en un santiamén recogemos los dorsales y los chips y como la salida no está prevista hasta las diez y media de la mañana nos vamos a tomar un café a un bar cercano, no sin antes saludar a Jose, un amigo, mas aficionado a la bici que a esto del correr, y con el que suelo coincidir y competir algunos veranos en Sacecorbo, el pueblo alcarreño de mi padre.

Una vez en el bar, hacemos tiempo tomando unos cafés bien calentitos acompañados con unas pequeñas palmeritas de chocolate con las que el camarero a tenido a bien obsequiarnos, todo un detalle, el bar con el paso de los minutos se va llenando de corredores y corredoras por lo que empezamos a sentirnos inmersos en ese ambiente pre-competición que acompaña a cada carrera en la que tomamos parte, como siempre buen rollo entre todos, acompañado de bromas, risas y algún chascarrillo que otro.

La mañana amenaza lluvia, aunque hace menos frío del que pensábamos encontrarnos, aún así, esperamos hasta escasamente diez minutos antes de la salida para desprendernos de los chandals y vestirnos de corto. Una vez colocados los dorsales, enlazado el chip y untados de vaselina en sobaquillos, ingles y pezones, nos vamos para las pistas de atletismo a falta de menos de cinco minutos para la salida, por lo que tras dar un par de vueltas al tartán nos colocamos sin haber calentado apenas hacia la mitad del grupo que ya se ha formado desde la cabecera del arco de salida. Allí puedo saludar a Tomás un antiguo compañero de trabajo y al que últimamente me encuentro con bastante frecuencia, así como Alejandro saluda también a corredores con los que coincidió en algunos tramos de los cien kilómetros Madrid-Segovia en los que participó el pasado mes de septiembre.

Salida (Foto cortesía Patricia Dominguez)
A las diez y media en punto se da la salida y tras unos breves segundos atravesamos el arco de salida. Al habernos situado en la parte media del pelotón, llevamos a mucha gente por delante, por lo que la salida de las pistas la hacemos juntos Alejandro y yo, muy pendientes de no tropezar con las decenas de pies que nos rodean. Una vez fuera de las pistas comenzamos con la que será la primera de un total de dos vueltas a un recorrido muy exigente por las calles de Guadalajara. No vamos a negarlo, es un media maratón muy dura por su perfil, ya que es una sucesión constante de cuestas enlazadas, por lo que hay pocos metros llanos para poder correr con comodidad, a ello además, en el día de hoy hay que sumarle el viento que en algunos tramos sopla con bastante fuerza y, caprichos de Eolo, casi siempre de frente.
Momentos después de salir de las pistas
(Foto por Jose Mª Rosado)
Nada mas salir al exterior del Estadio Municipal ya tenemos el primer repechito, que aunque de pocos metros, nos sirve de aperitivo para todo lo que nos espera por delante. En estos primeros compases de la carrera me mantengo muy tranquilo en el seno del gran grupo, simplemente buscando sensaciones e intentando entrar en calor con cada zancada. Tras deshacerme de algunas molestas flemas, empiezo a prestar mas atención a mi rodilla derecha, esperando la inminente llegada del dolor al comienzo de la pendiente que empieza a ser favorable a nuestro paso frente a la iglesia de Santa María Micaela, en el paseo que lleva su nombre. Pero me sorprendo gratamente al ver que el dolor no llega, ni siquiera alguna leve molestia que haga presagiar la llegada del mismo, por lo que muy contento, pero con las orejas tiesas esperando que el cualquier momento se manifieste, sigo trotando en la seguridad del gran grupo.

La señalización de los kilómetros está pintada de color azul en el asfalto, por lo que al ir con tantos corredores alrededor es casi imposible el visualizarlos, y así van pasando los minutos y las continuas cuestas. Giramos a la izquierda para patear unos metros la calle Toledo, hay muy poca gente animando, como también pocos coches circulando, por lo que los cortes de tráfico que estamos ocasionando no tienen casi repercusión en el despertar dominical de esta ciudad alcarreña. Nuevo giro de noventa grados, esta vez a la derecha y, continúo al tran-tran chequeando a cada zancada mi estado general. Parece que poco a poco voy calentando y engrasando la maquinaria. Cada vez que nos plantamos ante el inicio de alguna pendiente descendiente se me encienden todas las alarmas en la rodilla, ya que es precisamente en los tramos de bajada donde he notado durante toda la semana que empezaba el dichoso dolor, pero nada,…..que cosa mas extraña, ni un dolorcillo, ni una simple molestia, nada…..no me lo explico, pero que duda cabe que mejor así.

Seguimos corriendo hacia el corazón de Guadalajara, y en algún punto alguien me anima por mi nombre, me giro y es Loli, la mujer de mi amigo Jose, que junto a su hija, son unas de las pocas animadoras que podemos ver a lo largo del trazado. Sigo corriendo por calles interminables, en las que en algunos tramos y debido al rocío de la mañana, el asfalto resulta algo resbaladizo y pierdo algo de tracción en las zancadas. Sigo sin saber por qué kilómetro vamos, pero me encuentro cómodo, continúo corriendo despacio y solamente dejándome llevar por la inercia voy adelantando a algunos corredores.

Comenzamos a afrontar otro progresivo tramo de subida en la avenida Ciudad de Barcelona que se ve rematado en un gran cuestón en la bien nombrada calle Cuesta de Hita, donde adelanto a un numeroso grupo de corredores que a golpe de resoplidos y bufidos van maldiciendo cada metro de la terrible subida.
 Desde aquí nos queda por delante un tramo bastante árido y despoblado para completar la primera de las vueltas.

Tenemos que correr por amplias y abiertas avenidas de zonas residenciales que, salpicadas de cuestas, nos presentan como ofrendas al viento en bastantes tramos de ellas, lo que nos complica bastante el poder avanzar con normalidad. Así vamos superando la interminable avenida de Concepción Arenal, entre otras, para giro tras giro embocar la infinita avenida de Aragón, que resulta ser el tramo donde el aire nos azota con mas virulencia. Sigo sin ver apenas gente animando, lo que unido al tramo en subida, al aire y al cielo gris plomizo hacen de estos tramos un verdadero tostón.
Completando la primera vuelta
(Foto por Jose Mª Rosado)

Por lo que a mí respecta, estos primeros kilómetros me han servido para paulatinamente haber entrado en calor y dado que no hay rastro de dolor en la rodilla, decido al paso por el Estadio comenzar a correr en serio, esta primera vuelta podría decirse que ha sido simplemente de calentamiento. Así al inicio de la segunda vuelta empiezo a incrementar el ritmo y a irme poco a poco hacia posiciones mas delanteras. A medida que voy completando metros de esta segunda vuelta, por las calles ya conocidas en el primer paso, voy adelantando a numerosos corredores y voy corriendo mas fuerte.

Ahora llevo un ritmo mucho mas vivo, y eso se nota. Llevo la respiración bastante mas acelerada y en los tramos en subida tengo que regular si quiero llegar arriba sin echar el bofe.

Aprovecho sobre todo en los escasos tramos llanos para correr a buen ritmo, sujetándome un poco en las bajadas, por si las moscas la rodilla, y regulando mucho en las subidas, ya que como he dicho, hay algunas realmente duras.

Nuevo paso por las entrañas de Guadalajara, donde compruebo que están instalando unas casetas, supongo que navideñas, a lo largo de paseo del doctor Fernández Iparraguirre y de nuevo la subida por la avenida ciudad de Barcelona, con la guinda en el cuestón de la calle Hita, donde una vez mas supero a numerosos corredores.
Una de las muchas cuestas, esta la de la calle Cuesta de Hita
(Foto por Jose Mª Rosado)
Una vez culminado este tramo, y afrontando las largas avenidas de los kilómetros finales, me auto-impogo un ritmo bastante mas exigente que me hace ir adelantando a mas atletas, cada vez con menos frecuencia ya que a medida que voy progresando, los espacios entre corredores son mas grandes.

En esta segunda vuelta ya si me es mas fácil el poder ver los kilómetros señalizados en la calzada y en algún punto sobre el kilómetro dieciocho alguien me canta que voy en el puesto doce, pues mira, no está nada mal.

Esporádicamente sigo atrapando a corredores que me preceden, algunos del Club Maratón Guadalajara, otros del también club Alcarreño Velociraptor, y así voy completando esta media maratón a golpe de zapatilla y yendo de menos a mas, o mejor dicho, de mucho menos a mucho mas.

Cuando afronto por última vez la infinita avenida de Aragón, me doy cuenta que me estoy acercando a un grupito de cuatro corredores al que llevo viendo desde hace un par de kilómetros, y hasta a los que la distancia que me separaba entonces se me hacía imposible llegar. Ahora ya no pienso lo mismo, ya que aunque todavía a unos doscientos metros de distancia, creo que no sería muy descabellado el poder intentar alcanzarles. Y con ese pensamiento comienzo la larga avenida, a pesar del viento en contra. Poco a poco, y glorieta tras glorieta voy dándome cuenta que les voy recortando distancia, el viento no me deja correr a gusto, pero por lo que estoy comprobando les incomoda a ellos mas que a mí.

En lo que debe ser ya el último kilómetro (no he visto la señalización) acelero, cambio el ritmo, meto una marcha más y me acerco hasta ellos descaradamente, tanto que en lo que es ya la entrada al Estadio solo me separan una decena de metros del que cierra el grupo, que se ha descolgado un poco. Entro en el estadio y decido esprintar durante la vuelta a la pista que debemos realizar antes de llegar al arco de meta y, es en este último esprint final donde consigo adelantar a dos de ellos, no pudiendo llegar hasta los otros dos que también han lanzado su ataque final al pisar el tartán de las pistas, y de los que me quedo a escasos metros.





Ultimos metros
(Fotos por Velociraptor)
 Llego bastante entero a la meta y, tras recoger una sencilla camiseta de algodón y una bolsa con fruta y bollos de la que empiezo a dar buena cuenta, espero durante breves minutos la llegada de mi cuñado, quien lo hace poco después y, como casi siempre, con una sonrisa en su cara, llegando igualmente con muy buenas sensaciones.

Una vez juntos, y habiéndonos abrigado lo suficiente, comprobamos en la clasificación que he quedado segundo en la categoría de veteranos, y puesto que todavía queda un rato para la entrega de trofeos, volvemos al bar donde tomamos los cafés hace un rato, para ahora cambiarlos por cervezas.

(Foto cortesía Oscar de Marcos)
En la ceremonia de entrega de trofeos me llevo una grata sorpresa al encontrarme con Adolfo (Fito para los amigos), una persona encantadora y alma mater de la carrera de diez kilómetros que se celebra en el mes de agosto en el pueblo de Luzaga, y a la que intento ir siempre que puedo, te la recomiendo especialmente www.luzaga.com. Tras una rápida entrega de trofeos, recibo el que me corresponde de manos del alcalde de Guadalajara y sin mas demora nos volvemos para Madrid con la sensación de haber completado una Media Maratón mas, y en mi caso, mejor de lo que esperaba.




Como siempre gracias a los organizadores, que, salvo pifia en el podium de las categorías femeninas donde hubo un cierto caos, en el resto lo hicieron correctamente, y gracias también a todos los voluntarios y resto de personas que hicieron posible una vez mas la celebración de esta carrera. Gracias a su trabajo y dedicación, los corredores podemos disfrutar de pruebas como ésta.
La próxima cita, si nada se tuerce y las lesiones respetan, será en Pedrezuela, mas concretamente en la primera San Silvestre que organiza mi club http://cmpedrezuela.com y que esperamos sea todo un éxito, desde luego cariño y dedicación por parte de los organizadores no le va a faltar. www.sansilvestretrail.com

En el siguiente enlace, cortesía de VEOGUADATV, se puede ver un vídeo de la carrera:



Salud para todos/as.

ALEX.

martes, 4 de diciembre de 2012

II CARRERA DE MONTAÑA CERRO MARMOTA




En contra de lo que venía siendo habitual, y rompiendo la tónica general de los últimos meses, esta vez he vuelto a competir después de haberlo hecho el domingo anterior, por lo que han sido dos carreras seguidas en apenas quince días. En esta ocasión lo cierto es que la cita lo merecía especialmente, ya que se trataba de la carrera por montaña “Cerro de la Marmota”. Carrera de veinticinco kilómetros que discurre por terrenos cercanos a Colmenar Viejo, de la que su inmensa mayoría de kilómetros son por caminos, sendas y vías pecuarias colindantes al Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares. Pero no es por su trazado por lo que esta competición merece especialmente la pena, que también, sino por el fondo de la misma y el objetivo prioritario que persigue. Se trata de una carrera organizada por la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Colmenar Viejo, la Asociación Pablo Ugarte y el Club Atletismo Colmenar, dirigida a apoyar y ayudar a la investigación del cáncer, principalmente del cáncer infantil, y es por ello por lo que el importe íntegro de la recaudación de la carrera va dirigido a la citada asociación Pablo Ugarte ( www.asociacionpablougarte.es).

Como no podía ser de otra forma, hasta allí me dirigí en compañía de mi inseparable cuñado Alejandro, después de haberle pasado a recoger en su casa a eso de las ocho y cuarto de la mañana, por lo que cerca de las nueve ya teníamos el coche aparcado cerca de la ermita de Santa Ana, por cuya puerta, por cierto, discurre el Camino de Santiago en su itinerario que parte desde Madrid y, donde se encuentra el mojón que indica la distancia que la separa de la Catedral de Santiago.


La mañana es de un frío que corta la piel, y aunque el sol brilla en todo lo alto, debemos estar a una temperatura de unos tres grados como mucho, por lo que bien abrigados con guantes y gorros nos dirigimos al Polideportivo “Lorenzo Rico” para retirar el chip y los dorsales, los cuales recogemos en un santiamén, junto con una bolsa donde encontramos una bonita camiseta, un brik de caldo y algunos pequeños obsequios mas. Como todavía es pronto para empezar a calentar, ya que la salida está prevista para las diez de la mañana, volvemos de nuevo al coche para dejar las bolsas y, por el camino animamos a toda la gente que a las nueve de la mañana comienzan el mismo recorrido pero andando. Se trata de un buen nutrido grupo de personas de todas las edades, niños, adultos, gente de la tercera edad, centenares de familias enteras y grupos de amigos, quienes con un ambiente excelente y pertrechados con sus mochilas, algunos bastones y sobre todo mucha ilusión, se enfrentan a los mismos veinticinco kilómetros a los que una hora después haremos frente nosotros también.

Después de presenciar la salida de los “marchadores”, decidimos visitar la cafetería del polideportivo para calentarnos con sendos cafés. Hay mucha gente ya por la zona y así podemos saludar a un par de compañeros de trabajo de mi cuñado, como también a otro Alejandro más, compañero del club de montaña de Pedrezuela (http://cmpedrezuela.com ) y un gran corredor de carreras de fondo y ultrafondo de montaña. Después de habernos por dentro con los cafés, llega la hora de calentarnos por fuera, por lo que volvemos al coche, ahora sí para dejar los chandals y , ya de corto, empezar a trotar para entrar en calor, tarea muy difícil y que apenas conseguimos debido a la gélida temperatura matutina que nos regala Colmenar Viejo.

Enseguida y buscando el calor que ofrece la gran masa de corredores que esperan la salida, nos refugiamos entre ellos, situándonos casi hacia la mitad el conjunto. Yo soy muy malo a la hora de calcular pero, por la amplitud del grupo, debemos ser en torno a mil atletas aproximadamente.

A las diez de la mañana en punto da inicio la carrera, pocas veces en mi vida he agradecido tanto el comenzar a correr, necesito entrar en calor porque estoy empezando a tiritar y noto como mis dientes comienzan a castañear por bulerías. Los primeros metros lo hago exclusivamente buscando eso, entrar poco a poco en calor, y así me voy descolgando hacia la parte trasera. El perfil en los primeros kilómetros es bastante favorable, lo que viene muy bien para ir, progresivamente y sin prisas, cogiendo calorcito y desentumeciendo los músculos.

Por delante de mí puedo ver claramente a cientos de corredores que ocupan gran parte del camino que nos va alejando paulatinamente de Colmenar, el piso es de tierra quebrada con algunas zonas de piedra y tras el primer kilómetro ya empiezo a adelantar a grupos de corredores. El tramo entre el primer y segundo kilómetro es en descarada bajada, un poco peligroso si no sabe uno donde pone bien los pies debido a las numerosas grietas y piedras que salpican el camino, y es aquí donde adelanto a decenas de corredores, ya voy entrando en calor aunque me lo sigo tomando con mucha calma. Estoy corriendo con unas zapatillas nuevas con las que únicamente he entrenado un día con ellas, creía que me iban bien, pero ahora en este tramo tan picado hacia abajo, y al correr casi de puntera, estoy notando como el dedo gordo del pie derecho va presionado con la punta de la zapatilla y ha empezado a dolerme un poco, espero que en el llano todo vuelva a la normalidad.

Foto por Carlos Velayo

Pasado el segundo kilómetro ya puedo levantar un poco la vista del camino, sin tanto peligro de pegar un traspiés, y aprovecho para recrearme con el paisaje que se abre ante nosotros. Lejos de las asfaltadas calles y de los edificios, es todo un lujo el poder correr por el campo, por lo que no me extraña que cada vez sean mas los corredores de asfalto que deciden pasarse a las carreras de montaña, son mas duras eso es cierto, pero el esfuerzo extra merece la pena cuando la naturaleza nos regala todos sus secretos y nos hace sentirnos partícipes de ellos.

El perfil de la carrera sigue siendo en estos primeros kilómetros en constante bajada, por lo que lo sigo aprovechando y sigo adelantando constantemente posiciones. Así llegamos a uno de los numerosos puntos del trazado donde hay que tener un poco de precaución, se trata de vadear el arroyo de la Tejada, vadeo que tendremos que realizar en varias ocasiones, y como no quiero mojarme los pies, ya que el agua debe estar helada, espero unos instantes mi turno para atravesarlo por encima de unas piedras de granito que dispuestas en hilera hacen las veces de puente sobre el mismo. Esto me hace perder algunos segundillos en cada uno de los vadeos del arroyo, pero los doy por bien empleados ya que prefiero correr con los pies secos.

Poco a poco vamos superando kilómetros, con algunas pequeñas subidas entre algunos de ellos, y generalmente llanos entre el cuarto y el octavo, aunque lejos de ser fáciles, tienen su cierta dificultad al ser continuamente atravesados por el arroyo y sus consiguientes vadeos, así como por lo irregular del firme que compone el camino. A estas alturas de la carrera ya hemos dado alcance a los participantes en la modalidad de marcha, por lo que el ir adelantándoles será ya una constante durante la prueba, en alguno de los últimos vadeos del arroyo esto hace que se forme algo de atasco para poder cruzarlo. Por mi parte sigo progresando y ganando posiciones y ya debo estar entre los veinte primeros.

Foto por Carlos Velayo

A partir del octavo kilómetro la cosa ya se pone mas seria, ya que llegamos a la primera de las verdaderas dificultades del recorrido, en concreto es aquí donde comienza a empinarse el perfil, lo que será una constante hasta superar el kilómetro doce. La cuesta empieza siendo una ligera subida, para poco después y pasado el avituallamiento situado en el kilómetro nueve, tras un giro de noventa grados a la derecha, afrontar una dura rampa que a mas de uno le hace subirla andando.

En estos tramos todavía adelanto a algún corredor mas que me precede, y a mi ritmo voy subiendo la pendiente. Superada la primera dura rampa, el camino sigue en constante ascensión durante un par de kilómetros mas. Durante todo este intervalo tengo que ir haciendo zig-zas a lo ancho del camino para poder ir superando a todos los “marchadores” que lo ocupan, son grupitos dispersos de personas que unidos a la estrechez de la senda hacen que en mas de una ocasión tenga que adelantarles por fuera de ella. La mañana, una vez superado el frío del inicio, es perfecta para correr, luce un sol espléndido que hace que el verde del campo adquiera unos tonos asombrosos.

Gran parte del tramo que discurre entre los kilómetros nueve y catorce los hacemos pegados a la valla que nos separa de El Pardo, y una vez coronado el kilómetro doce el perfil vuelve a ser descendente, lo que sería de agradecer si no fuese porque mi dedo gordo vuelve a recordarme que la zapatilla me viene un poco justa, la molestia ha pasado a convertirse en una especie de quemazón que se acrecienta en cada una de las bajadas. Desconozco en que posición voy corriendo, la impresión que me da, por la cantidad de corredores a los que he adelantado, es que debo estar entre los quince primeros, aunque es difícil saberlo porque cuando adelanto a alguno no se bien si es de la propia carrera, o es de los que la hacen andando, ya que algunos de éstos aunque comenzaron caminando, están realizando algunos tramos corriendo, como es el caso de algunos grupos de jóvenes militares que visten con camisetas del ejército de tierra.

Superado un largo y técnico tramo de bajada, giramos nuevamente otros noventa grados a la derecha para cerrar el siguiente lado del triángulo, de unos diez kilómetros, que nos conducirá nuevamente hasta Colmenar Viejo. Desde este punto y hasta el final, es todo en subida, los desniveles van oscilando, se suceden tramos de duras rampas, con otros de pendientes mas suaves, entre ellos todavía algún pequeño descanso, pero sin duda se trata de la parte mas dura de toda la carrera. Todavía adelanto a algún corredor mas, y así voy superando los kilómetros quince, dieciséis y diecisiete. El ritmo de carrera me lo marco yo, voy con buenas sensaciones y sin muchas molestias en la cadera y espalda, mis zonas mas frágiles en cuanto a lesiones, la única pega es que a cada zancada que doy, mi dedo gordo se vuelve mas quejumbroso.

Poco a poco nos vamos acercando a Colmenar, no obstante, tras superar alguna pendiente, ya aparece en lontananza ante nuestros ojos.

Foto por Carlos Velayo
Veo pocos corredores delante de mí, pregunto a unos voluntarios si saben decirme que puesto ocupo y la respuesta es que no lo saben, dicen que vamos mezclados los corredores con algunos marchadores del ejército que hacen su último tramo corriendo, por lo que les es difícil decírmelo, pero creen que voy entre los diez primeros. Bueno está bien saberlo, sea como fuere, en algunas zonas un poco mas llanas, pasado el kilómetro veinte, decido incrementar un poco el ritmo ya que me encuentro bien de respiración. Poco a poco veo que voy recortando distancia con un corredor que me precede y que sin lugar a dudas, por su forma de moverse y las zancadas que da, es de los que al igual que yo realiza los veinticinco kilómetros corriendo. Tras un par de kilómetros por el feo polígono industrial que rompe toda la magia bucólica que traíamos hasta el momento, nos plantamos ya muy cerca de las primeras casas del pueblo al que llegamos, tras completar los kilómetros veintitrés y veinticuatro, como no puede ser de otra forma superando otra cuesta mas, cada vez estoy mas cerca del corredor que llevo delante y estoy convencido que llegaré hasta él manteniendo el ritmo que llevo.

En este punto la carrera, y cuando ya parecía que nos dirigíamos directamente a la línea de meta, nos tiene reservada una sorpresa inesperada, que a modo de broche final nos regala un auténtico cuestón en la calle del Parque Sur, una cuesta de unos doscientos metros con una fuerte rampa. No me la esperaba y esto hace que tenga que subirla a ritmo trotón, no hago ni siquiera intento de alcanzar al corredor que llevo delante, pienso que da igual terminar sexto o séptimo, por no decir que no tengo ni idea si tan siquiera he conseguido llegar a esas posiciones. Superada la calle de la cuesta giramos a la derecha para bajar por el parque que le da nombre, en este punto al intentar hacer los apoyos con el pie derecho parece que tuviese papel de lija en la punta del dedo. Todavía en la parte mas baja del parque tendremos que hacer un giro de ciento ochenta grados para volver a remontar en subida todo lo bajado, estos metros finales son realmente duros y se asemejan mucho a un cross. Superado este tramo únicamente queda encarar los últimos metros en una cómoda bajada que me conducen a la línea meta, línea que cruzo escuchando por megafonía que soy el cuarto clasificado, jooooder…… de haberlo sabido antes podría haber dado algo mas en alguno de los tramos, bueno, de todos modos muy contento por como ha salido la carrera y como la he disfrutado.

Tras un par de trocitos de naranja y plátano y un acuarios, y después de ir al coche a por las prendas de abrigo, espero a la llegada de mi cuñado, que lo hace poco después y con la alegría de haber completado una carrera mas reflejada en su rostro. Esperamos un poco a que la organización ponga las clasificaciones en la puerta del polideportivo y compruebo que efectivamente he sido cuarto de la general, y tercero en la categoría de veteranos. Mientras esperamos a la ceremonia de entrega de trofeos, nos tomamos unas bien merecidas cervecitas en compañía del tercer Alejandro, el amigo de Pedrezuela. En la cafetería nos encontramos tres Alejandros comentando los pormenores de la carrera, somos tres deportistas compartiendo una afición común, ¿hay algo mejor que tres amigos compartiendo una misma pasión alrededor de unas buenas cervezas?.. yo creo que la mañana no ha podido resultar mejor.

Foto cortesía de Diego Pedrosa www.pedrosa.info
Tras la entrega de trofeos me marcho junto a mi cuñado para casa, en esta ocasión la familia no ha podido acompañarnos y nos están esperando, por lo que no podemos quedarnos a la comida que también ofrece la organización, un cocido madrileño, roscón y manolitos para mas señas, así como a los sorteos que también se llevarían a cabo de de un GPS tomtom, una paletilla ibérica y un televisor de 19 pulgadas, como podrás comprobar una carrera popular en toda regla y dedicada a la lucha contra el cáncer infantil, que se volvió a convertir un año mas en una fiesta del deporte.

Si el cuerpo aguanta, intentaremos tomar parte en futuras ediciones.

Mis agradecimientos a la organización y a todos los voluntarios que han hecho posible esta segunda edición de la carrera, por supuesto a la Asociación Pablo Ugarte, y también al fotógrafo Diego Pedrosa (www.pedrosa.info ) a quien gracias a su trabajo puedo tener un recuerdo de este bonito día.

Aquí te dejo un enlace donde puedes saber mas de la Asociación Pablo Ugarte y donde puedes ver un video de la edición de esta misma carrera el pasado año 2011:
http://www.asociacionpablougarte.es/aspu/dic11crosscolmenar.htm

Salud para tod@s.

Por fin la meta..