domingo, 14 de noviembre de 2010

TROFEO JOSE CANO 2010



Hoy toda la familia comenzamos la actividad en este domingo de noviembre bastante temprano ya que a eso de las siete de la mañana ya estamos todos en pie, y cuando digo todos me refiero a mi mujer, a mis dos hijos pequeños y al que suscribe. El motivo de semejante madrugón no es otro que mi hijo el mayor está inscrito en la carrera que da comienzo a las nueve de la mañana y para poder llegar a tiempo y, teniendo en cuenta que en vestirlos, darles el desayuno, etc.. se nos va un rato, pues no queda otra que ahuecar el ala mas bien prontito.

Llegamos a Canillejas a las ocho y media de una fresca mañana en la que las previsiones meteorológicas son de lluvia, pero la que por el momento, y cruzamos los dedos, no hace acto de presencia. Tras encontrarnos con mi cuñado, mi hermana y mi sobrino nos vamos todos hacia la línea de salida de los peques, donde ya hay un gran grupo de niños y niñas pululando por las inmediaciones del hichable que indica la línea de salida. Ayudo a mi hijo a ponerse el dorsal, bueno no le ayudo, mejor dicho le pongo el dorsal, y tras quitarle el chándal que le protege del frío le despedimos con unos cuantos besos y el solito se incorpora con el resto de chavales al pelotón de mini-atletas que a las nueve en punto comienzan su carrera. Esta consta de un kilómetro completo, que para chavales de seis y siete años ya puede considerarse como una distancia seria. La salida, como suele ser habitual cuando hay niños por medio, se hace alocadamente y saliendo todos esprintando, desde la acera intento gritarle a mi hijo que se calme y que vaya despacio ahora al principio, ya que de lo contrario estoy convencido que no aguanta mas de cuatrocientos o quinientos metros, y él parece escucharme ya que aminora el ritmo y le veo que va mas tranquilo. De vez en cuando da algún apretón y enseguida vuelve a trotar otra vez, yo ya no le digo nada simplemente le animo y le digo que lo está haciendo muy bien, le dejo a su aire hasta la última curva donde ya le indico que la meta está ya muy cerquita. El me mira y se ríe y cuando ve el reloj de meta es cuando el "jodío" pega un cambio de ritmo que me hace tener que correr de verdad para seguirle durante una decena de metros. Al final llega a meta muy contento ya que ha corrido con niños de su cole y le han dado una bolsa con una camiseta y unos caramelos de chocolate. Después vendría la carrera de mi sobrino Javi, ésta ya de dos kilómetros y medio y de la que también disfrutó bastante el chaval, da gusto verles llegar a meta tan pequeños y sintiéndose importantes cuando toda la familia les aplaudimos desde detrás de las vallas, supongo que de alguna manera el tomar contacto de vez en cuando con las carreras puede generar en ellos un poso para que el día de mañana puedan introducir el deporte como parte de sus vidas y alejarse de otros de los muchos peligros que acechan lamentablemente a la juventud en estos momentos que vivimos, ojalá sea así.

En cuanto a la carrera de los “mayores”, comienza a las once y media, por lo que junto a mi cuñado Alejandro y pertrechados bajo unas bolsas de basura ya que ha comenzado a llover, nos marchamos trotando desde el Parque de Canillejas hasta la línea de salida que está junto a un Centro Comercial en el barrio de las Rosas. Allí nos espera Felipe, un compañero de trabajo de mi cuñado y a quien entregamos el dorsal que está esperando. Hemos llegado a la salida a las once de la mañana, por lo que todavía queda media hora para que de comienzo la carrera. Calentamos durante unos quince minutos, en los que puedo saludar a mi amiguete Rober, al que hacía tiempo que no veía y quien me indica que anda algo tocado de los isquiotibiales, le veo fino, fino y si esos jodidos músculos le respetan hoy a buen seguro que puede hacer una muy buena marca, y cuando digo muy buena marca me refiero a bajar de treinta y dos minutos, yo sé que lo tiene en las piernas ya que la progresión que lleva este chaval es impresionante.

Bueno sin tiempo para mucho mas nos colocamos en la zona media del pelotón a eso de las once y cuarto, afortunadamente ha dejado de llover. Ésta vez no salgo desde posiciones delanteras ya que no tengo dorsal preferente, para esta carrera se tiene que acreditar una marca de treinta y un minutos para poder optar a uno de los cien primeros dorsales y en mi caso estoy a años luz de esos tiempos, así que correré defendiendo el dorsal 3492.
Se da la salida y tardo algunos segundos en cruzar la línea que la delimita, estoy tapado por todas partes y de momento no puedo correr, intento hacerlo durante los primeros metros pero enseguida viene una curva de noventa grados a la izquierda en la que se forma un tapón y no me queda mas remedio que hacerla andando.
Pasada la curva, ya comienzo a intentar correr de nuevo, y así poco a poco voy adelantando a gente, en algunos tramos teniendo incluso que salirme a la acera debido a la gran cantidad de corredores que tengo por delante y a los que no hay forma de sobrepasar. En la curva siguiente, también hacia la izquierda, ya la aglomeración de corredores es menor, aunque todavía he de adaptar el ritmo a todos los atletas que me preceden. Durante estos primeros metros voy saludando a amigos y conocidos, no obstante esta es la carrera del barrio donde trabajo y donde ha vivido durante muchos años mi hermana, así que se hace inevitable el conocer a mucha gente.
Pasamos el primer kilómetro y lo hago junto a Luis, un corredor del club de atletismo Edwards, quien me indica que lo hemos cubierto en tres minutos y treinta segundos, me dice que él a ese ritmo no termina la carrera así que supongo que se lo va a tomar con mas calma en los nueve restantes. Por mi parte yo sigo en progresión adelantando por la izquierda a una interminable fila de corredores y corredoras, fila que va perdiendo su nombre en la medida que voy prosperando, ya que paulatinamente deja de ser tal para convertirse en pequeños grupos de atletas a los que me voy uniendo y rebasando durante toda la Avenida de Guadalajara. Me llama la atención lo distintos que somos unos corredores de otros, ya que aunque en el fondo todos partimos de la misma base y estamos compuestos por los mismos huesos y músculos, luego cada uno tenemos una manera personal de correr que nos hace inconfundibles, y así podemos saber quien es tal o cual corredor simplemente fijándonos en su forma de correr, aunque éste esté a una distancia considerable delante de nosotros y lo único que veamos de él sea su espalda.
En esos pensamientos estoy cuando al inicio de la calle Hermanos García Noblejas me alcanza y se pone a mi altura Jesusín, otro excepcional atleta del club Edwards, veterano como yo, y quien me indica que no va a hacer la carrera completa, que piensa retirarse en el kilómetro nueve. Me pregunta que tal estoy y me desahogo contándole todos mis últimos episodios de dolores de espalda, sacralizaciones, vértebras, etc...., lo que hace que pueda correr algunos metros distraído de la carrera, cosa que agradezco. De vez en cuando desde las aceras alguien le envía gritos de ánimos, no obstante es un corredor que suele entrenar por el Parque Paraíso que es donde ahora mismo tras un giro de noventa grados a la derecha acabamos de desembocar.

Sigo corriendo en progresión, uniéndome y rebasando a los distintos grupos que cada vez mas desperdigados voy dando alcance. Hacia mitad de la gran avenida que jalona el parque podemos observar a la cabeza de la prueba, ya que literalmente nos cruzamos con ellos, y podemos comprobar que llevan un ritmo endiablado, parecen no poner los pies en el suelo y mas bien da la impresión de que vayan volando, bueno lo cierto es que a tenor del tiempo que tardan en completar diez kilómetros lo cierto es que mas que correr lo que hacen es volar. Tras pasar una rotonda hay una pequeña cuestecilla en la que aprovecho para seguir adelantando a mas corredores, Jesús sigue a mi lado aunque ahora ya no hablamos, el ritmo se ha incrementado un poco y es mejor no derrochar fuerzas ni tan siquiera para hablar.
Completamos un giro de ciento ochenta grados en las proximidades de la Avenida de Vicálvaro y volvemos sobre nuestros pasos otra vez atravesando el Parque Paraíso y ahora ya buscando de nuevo la calle Hermanos García Noblejas. Este tramo lo conozco de otras ocasiones y siempre se me ha atragantado un poco, sobre todo a la altura de una gasolinera en la que en sus proximidades alcanzo y rebaso a otro corredor, en este caso un conocido del club Clínicas Menorca y quien me dice que “va clavado”, lo que quiere decir que hoy no lleva buenas sensaciones. Yo sigo hacia delante y aprovecho los primeros metros de García Noblejas para recuperar el resuello perdido durante la última cuesta y rescatar las fuerzas que me quedan para afrontar la parte mas rápida de todo el trazado ya que ahora comienza un largo tramo en descarada bajada.
Intento alargar la zancada y me concentro en pisar uniformemente para evitarle a mi maltrecha cadera mas sufrimientos de los estrictamente necesarios. Por primera vez en muchos meses consigo ir a un ritmo que me satisface y me encuentro relativamente “cómodo”. Sigo adelantando a corredores y veo que si fuerzo un poco mas puedo llegar a un pequeño grupo de unos seis atletas donde hay no menos de cuatro buenos corredores del Clínicas Menorca, entre ellos el incombustible Pedro Sanz.
Abandonamos la calle de los Hermanos García, para acometer la de Emilio Muñoz que continúa siendo en franca cuesta abajo. Entre mí y el grupo de los del Menorca solo me separan una decena de metros y un par de corredores a los que a mitad de calle consigo dar alcance y rebasar, pero el llegar hasta el grupo de los de amarillo me resulta mas complicado, me he acercado mucho, pero ahora al paso por el cartel que indica el noveno kilómetro se me vuelven a escapar unos metros. En este punto Jesusín me indica que se retira, me desea suerte para estos últimos mil metros y se hace a un lado. Sigo con la mirada fija en los de delante y cambio el ritmo incrementándolo un poco mas, cambio que resulta totalmente inútil porque ellos han hecho exactamente lo mismo y la distancia se mantiene invariable. A escasos doscientos metros de la meta veo a toda mi familia animándome desde un lateral, me acerco a ellos y choco la mano con mis hijos y mis sobrinos y cuando vuelvo a fijarme en lo que llevo por delante ya soy consciente de que me es imposible ya darles alcance, aun así se han descolgado del grupo y un par de corredores en los metros finales y a éstos si que creo poder llegar, por lo que hago un último esfuerzo y esprinto todo lo que puedo haciendo los últimos cien metros a tope, el público anima con sus palmas y los dos corredores que me preceden se dan cuenta de mi cambio de ritmo y esprintan ellos igualmente. Me encuentro bien y acabo de descubrir sensaciones que ya pensaba olvidadas. A escasos diez metros del reloj de meta adelanto a uno de ellos y al otro consigo darle caza justo sobre la misma línea de llegada, tanto es así que incluso necesito algunos metros para poder frenarme y casi me trago la fila de corredores que se esta formando tras la llegada.
Han sido unos tres últimos kilómetros mejor de lo que me esperaba y me siento animado por ello.
Tras la llegada saludo a Pepe Cano quien está hablando con el corredor Pedro Sanz del Menorca y a quien abro una bebida energética ya que él al llevar las manos pringadas de vaselina no puede, saludo a mi amigo Rober quien me indica que finalmente ha tenido que retirarse ya que los musculos isquiotibiales ésta vez han podido mas. Recojo una escueta bolsa del corredor y espero la llegada de mi cuñado que lo hace cuando el crono marca alrededor de cuarenta y tres minutos.
Ha sido una mañana en la que ha habido de todo, algo de fresquito, lluvia por momentos, asfalto mojado y muchos corredores y corredoras enfrentándose a una de las pruebas de diez kilómetros probablemente mas rápidas del panorama nacional. Muchos corredores comentan que es en ésta carrera donde tienen su mejor marca personal (M.M.P.), y he de reconocer que la mía también la logré en este mismo recorrido.
Otra carrera mas para el recuerdo y ya pensando en alguna otra próximamente, ya que estamos en unas fechas en las que el calendario está salpicado de buenas y bonitas competiciones, Aranjuez, Akiles, San Silvestre..... ya iremos contando.

Hala, toma ladrillo que me ha salido...

Salud para todo/as.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola
El circuito para peques de 2500 metros estaba mál medido. No llegaba a 2100metros. Mi hijo de 10 años bajó de 9 minutos y esto implicaría una media de 3,45m/kilometro si hubieran sido 2500metros, lo cual no es posible. Lo he medido con el google maps y efectivamente no llega a los 2100 metros el recorrido.

Lourdes dijo...

Muy buena carrera, campeón!!

No se como te encuentras, por lo menos no te has quejado mucho o es que ya no quieres ser pesadete con tus dolores, Je, je...

Me dio la sensación que empiezas a disfrutar sin sufrir tanto, puede ser???

Siempre estaremos ahí animándote.

Besotes.

mannarro dijo...

animo pichita veo que todo vuelve a sy cauce, no hay quien te pare.
zuerte maestro y a por la proxima, por que lo que es yo, poquito,poquito
un abrazo.
Ah! lourdes se queja por que ya esta mayor y no quiere reconocerlo.

Rafael dijo...

Meter a un niño de 7 años 1 kms es casi una maraton,si que les dan caña.
Felicidades por esa nueva marca personal de la temporada sobre 10 kms,vas afinando,vas a mas y eso que aparentemente por lo que cuentas has ido relajado.Sigue asi¡¡¡.
Un abrazo.

Alex dijo...

Anónimo:

Pues no sé, yo ni lo corrí ni lo medí, eso cuéntaselo a la organización www.trofeojosecano.com

Lourditas:

Es cierto que últimamente ya no me quejo tanto, aunque las molestias siguen ahí, y seguiran estando, aunque ahora ya me lo tomo de otra manera e inento disfrutar de distinta manera de las carreas.
Gracias por el apoyo.

Miguel:

De que estoy mayor no tengo ninguna duda, pero hay otros a los que no les saco tanta diferencia, ¿eh pichita??, ja, ja.. venga ánimo e intenta correr al menos de vez en cuando.

Rafa:

Efectivamente estoy contigo en que es demasiada distancia para niños tan pequeños, aun así, tenías que haberles visto como aguantaron los peques, madre mía que relevo se nos viene encima.

Salud para todos/as.
Alex.