viernes, 20 de septiembre de 2013

DE NUEVO POR AQUÍ A DAR LA LATA....



Hola de nuevo:

Después de muchos meses sin aparecer por aquí, lo primero que quiero hacer es pedir disculpas por mi pereza a la hora de sentarme y colgar alguna crónica mas. Lo cierto, y aunque no sirve de excusa, es que pocas cosas ha habido para resaltar, ya que desde el último resumen de la media maratón de Segovia, allá por el mes de marzo, me planteé seriamente el dejar de competir y casi lo conseguí. El motivo de haber llegado a esa conclusión no fue otro que la dichosa lesión en mi cadera que se ha vuelto tan irritable que es realmente como tener un grano en el culo.

Después de decenas de pruebas médicas (Radiografías, Resonancias, Resonancias de contraste, Atroresonancias, Gammagrafías, y algunas mas de nombres casi impronunciales..) al fin ya cuento con un diagnóstico definitivo del porqué de esos dolores que me acompañan desde hace ya algunos años, y tachán, tachán, … mi lesión es un “Choque femoro-acetabular en cadera derecha”. Ahh…. vale, y te preguntarás ¿y eso que cojones es?, pues eso mismo dije yo. Resulta que en el hueco donde se junta la cabeza de fémur (de ahí lo de femoro) con la cadera derecha, tenemos un cartílago (“lambrum” lo nombran los galenos), que hace las funciones de lubricador entre ambos huesos, (vamos lo que viene siendo un “aceitero” o “engrasador”, para irnos entendiendo…) y ese jodido cartílago lo tengo desgastado y como consecuencia chocan hueso con hueso y de ahí los pinchazos y dolores. Y te preguntarás, (y si no te lo preguntas da igual porque lo pregunté yo)….¿Y eso tiene cura?, a lo que te indico literalemente la misma respuesta que el amable traumatólogo me soltó: “Estamos hablando de un cartílago, que es una de las pocas partes de nuestro cuerpo que no se regenera, por lo que si usted encuentra alguna forma de poder recuperarlo, hágamelo saber y nos hacemos ricos los dos”…. Y en esas ando, en encontrar el modo de hacerme rico, y de paso curar mi cadera, aunque chico, ya han pasado varios meses y ni una cosa ni la otra, pero no yo desisto en el empeño…

Con esta premisa, sumada a los dolores que en algunos días eran realmente fuertes, me planteé el no competir mas, peeeeeeeeeeeeero: Estaba ya apuntado a la Media Maratón de Madrid que se iba a celebrar el día siete de abril, así que como a borrico no hay quien me gane para allá que me fui junto con mi cuñadito del alma a terminar de joderme la cadera y sin haber entrenado prácticamente ningún día.

La crónica de esta media maratón, lejos de lo que suele ser habitual, va a ser muy cortita, y no me voy a extender mucho en ella por dos motivos: El primero es que después de casi seis meses ya, no me acuerdo de casi nada, mi memoria no da para mas, y el segundo porque fue un desastre absoluto del que mejor pasar pronto página. En resumen, la carrera podría describirse de la siguiente manera:



Llegué al céntrico Parque Madrileño del Retiro, acompañado de mi cuñado en una mañana, creo recordar que soleada y algo fresquita, (aunque siendo sincero no recuerdo en absoluto como narices era climatológicamente la mañana, me lo imagino porque en las fotos se ve un día claro y yo voy con guantes… ), lo que sí recuerdo perfectamente es que ya iba tocado y con pocas ganas de correr, al igual que me había pasado en la anterior Media Maratón en Segovia.

Desde la salida ya me di perfecta cuenta que la cosa no marchaba, las piernas no empujaban, (lógico, si no había entrenado nada, ¿que coño esperaba? ) muchas molestias en la pelvis y respiración disparada, así que, relájate machote, pon piloto automático y a sumar kilómetros.. Recuerdo que hasta el kilómetro diez me costó mucho coger ritmo, luego ya una vez calientes los músculos parece que la cosa mejoró, aunque no mucho, apenas fue un espejismo de cinco kilómetros. Cogí a algún grupito que iba por delante y me mantuve todo el tiempo “chupando rueda”, pero a partir del quince llegó el suplicio, las sensaciones eran las mismas a las que se puedan tener a partir de un kilómetro treinta y pico en maratón, atrancado, sin ritmo, respiración alterada, sudando muchísimo, y para postre los dichosos pinchazos en la pelvis. Me costó un mundo superar la cuesta hasta acceder al Retiro, y con las peores sensaciones que he tenido en ninguna carrera, atravesé la meta, maldiciendo mi estado de forma y mi lesión.

Esperé la llegada de mi cuñado, (al menos, éste sí mas contento) y para casa con la sensación de estar totalmente fuera de punto y roto.

A partir de esta carrera, todas mis aspiraciones deportivas se basarían únicamente en salir a entrenar tranquilito los días que me encontrase mejor y no hacer ningún entrenamiento de calidad, sino simplemente salir a rodar e intentar disfrutar del atletismo por el simple hecho de practicarlo, con la firme intención de no participar en ninguna competición mas, y en el caso de hacerlo si me encontrase mejor, por supuesto que no ir a disputarla, sino simplemente a participar… aunque una cosa es lo que se piensa y otra lo que luego se hace, aunque eso será motivo de la siguiente crónica que prometo no tardará mucho en llegar, ya que después de la Media de Madrid, todavía llegarían la Carrera Popular de San Fernando de Henares, El Cross Alpino del Telégrafo, La Media Maratón de El Escorial, y mas recientemente la Milla de Velilla de San Antonio, pero esas ya las dejo para otro ratito en el que a mí me entren las ganas de escribir y a ti no se te quiten las de seguir leyendo.

Salud para tod@s.



1 comentario:

Pe. Ângelo (Ángel D.) dijo...

Pues deberías ir cuidándote, Alex. Como dices: A disfrutar del atletismo cuando puedas y ya está.