domingo, 1 de diciembre de 2013

25 Km. CARRERA SOLIDARIA CERRO MARMOTA POR EL CANCER INFANTIL 01/12/2013



Hoy ha sido la tercera edición de la Carrera Popular del Cerro de la Marmota y un año mas no podía perderme la cita con esta carrera solidaria, en la que los fondos recaudados se destinan integramente a la lucha contra el cáncer infantil.

Esta carrera surgió a iniciativa de la asociación Pablo Ugarte www.asociacionpablougarte.es , que fue creada por los papás del niño Pablo Ugarte quien lamentablemente falleció tras sufrir un cáncer de huesos durante casi dos años y medio. La Asociación fue concebida para apoyar y ayudar a la investigación del cáncer, principalmente cáncer de los niños.
 
Como todo en esta vida cuando las cosas se hacen desde el respeto, el cariño y el corazón, normalmente suelen salir bien, como así ha sido una vez mas en esta tercera edición, y prueba de ello ha sido la cifra de casi 2.500 deportistas que nos hemos dado cita esta fría mañana en Colmenar Viejo. Cada año se incrementa el número de atletas que quieren participar en esta dura prueba, y eso inequívocamente, es el fruto de un trabajo bien hecho a nivel organizativo. Pero vayamos por el principio.

Amanece en Madrid, y las previsiones son de una mañana gélida, por lo que desayuno un tazón bien calientito de leche con cacao y unas galletas. He quedado con mi cuñado Alejandro a las ocho y cuarto de la mañana, y como todavía quedan unos minutos para que pase a recogerme, aprovecho para poner en mi mochila ropa de abrigo, que con seguridad me va ha hacer falta.
 
Con la puntualidad que le caracteriza, pasa a recogerme, y sin prisas nos marchamos con destino a Colmenar Viejo, donde, con el paisaje nevado de la Sierra de Madrid al fondo,  llegamos antes de las nueve de la mañana. Como todavía es pronto (la carrera no dará comienzo hasta las 10:30), aparcamos sin problemas en una zona de chales, a escasos cien metros de la salida. Nada mas bajar del coche, comprobamos en nuestras propias carnes el frío de este día otoñal, por lo que cargamos con toda la artillería de prendas de abrigo que nos acompañan, gorros, guantes, braga al cuello, para dirigirnos a recoger los dorsales que ya están entregando en el polideportivo "Lorenzo Rico". Allí mismo comprobamos nuestros números de dorsal en las listas expuestas por la organización, y en un periquete los recogemos de las manos de unos animosos voluntarios, junto con una generosa bolsa del corredor.

Recogidos los dorsales todavía queda un raro para empezar

Todavía es muy pronto para empezar a calentar, y decidimos ir a tomar algo caliente. Nada mas salir del polideportivo, nos encontramos con Fernando, un compañero de trabajo de mi cuñado y un fantástico atleta, dedicado últimamente a los triathlones, y quien tiene fijado su próximo objetivo en un Iron Man al que ya se ha inscrito. Junto a él nos encaminamos a la cafetería, buscando refugio al calor de sus instalaciones, tan bienvenido en esta gélida mañana. Allí nos calentamos por fuera, con su calefacción, y por dentro con tres cafés ardiendo que nos hacen entrar en calor rápidamente. Progresivamente la cafetería se va llenando de corredores y corredoras, me da por pensar que somos una especie de los mas variopinta, cada uno con sus pensamientos, sus planes, sus hábitos de carrera, sus costumbres, sus propósitos, pero todos con un objetivo común, que no es otro que el llegar a la meta, que nos estará esperando tras 25 duros kilómetros por el campo, para hacernos sentir vivos una vez mas.

Todavía charlaremos animadamente un buen rato en la cafetería, antes de decidir ir a cambiarnos y empezar a calentar. Volvemos de nuevo a la calle donde nos despedimos momentáneamente de Fernando y donde tras una breve visita a la Iglesia, (paso obligado del Camino de Santiago desde Madrid) nos marchamos al coche a quitarnos definitivamente la ropa de abrigo y empezar a calentar.
De corto, y preparado para empezar a calentar

Mi inseparable cuñado Alejandro, un fenómeno del ultrafondo.
 
Una vez de corto, y bastante congelados la verdad, nos situamos bajo el arco de salida esperando que comience la competición. Allí saludo a Carlos, un amigo al que hace años no veía y quien regenta la autoescuela Used en este mismo Colmenar http://www.autoescuelaused.es  además de contribuir activamente con la Asociación, por lo que es una de las personas a las que tenemos que estar agradecidos por la organización y colaboración. El inicio todavía se retrasaría unos minutos, que pasaron rápidos al tenernos entretenidos con un grupo de niñas gimnastas que delante de nosotros nos mostraron un amplio abanico de piruetas y figuras al ritmo de la música.

Carlos en el centro, otro valiente que se atreve con los 25 km.
 Ahora sí, a va dar comienzo la prueba, nos deseamos suerte y con el pistoletazo que marca la inauguración de la carrera empezamos a correr.
Salida Cerro Marmota 2013
La salida de hace cuesta arriba por las calles de la Huerta y Arroyo de la Parrilla, para continuar ascendiendo por la calle del Ejidillo. Los "galgos" salen disparados y por mi parte prefiero salir mucho mas tranquilo y empezar poco a poco a coger mi ritmito. Así me hago a un lado y me pasan corredores por todos lados, izquierda, derecha, vaya fiesta.... Antes de coronar esta primera exigente subida, adelanto a Fernando y nos deseamos suerte. Primer giro de noventa grados a la derecha y la calle Del Romero nos recibe con una impresionante bajada, de esas que castigan bien los cuádriceps, y que desemboca, tras un túnel, en un feo polígono industrial con calles bacheadas y donde pega bastante el aire. Afortunadamente el paso por el polígono es tan fugaz, que apenas hay tiempo de darse cuenta, ya que enseguida giramos nuevamente otros noventa grados a la derecha para superar un puente sobre las vías del tren y empezar a patear, ahora ya sí, los pedregosos caminos que conforman el término de esta localidad madrileña. El perfil en estos primeros kilómetros es en descarada bajada, por lo que una vez que he encontrado mi ritmo de carrera empiezo a adelantar a bastantes corredores.

Exigente perfil que no da un respiro, o subes, o bajas...
En los dominios del cuarto kilómetro tenemos que vadear un par de veces el arroyo de La Tejada, cuyas aguas, que bajan directamente de la Sierra cercana, te puedes imaginar lo congeladas que están. Lejos de copiar la técnica de los que me preceden, que consiste ni mas ni menos que atravesarlo por mitad empapándose de agua hasta las pantorrillas, prefiero perder unos segundos en pasar por encima de las piedras que están dispuestas en un lateral para salvarlo. Pienso que es mejor perder unos pocos segundos, pero mantener los pies secos, todavía quedan mas de veinte kilómetros por delante.

Sigo bajando a buen ritmo, sobre tres quince o tres veinte el kilómetro, y ello me permite seguir adelantando a bastante corredores, hasta que llego a un grupito de cuatro atletas, dos de ellos del mismo club, donde me relajo un poco. Por un lado porque delante de ellos hay un espacio bastante grande para llegar hasta el siguiente, y por otro porque ahora el camino ha pasado a ser un senda flanqueada por zarzas, y donde es mejor ir en fila india para evitar rasguños y arañazos con las numerosas ramas que la inundan. A parte de ir pendiente de las ramas de las zarzas, se hace muy necesario el no perderle ojo al suelo, ya que está repleto de baches, surcos y piedras, que lo hacen bastante peligroso y muy propicio para tener algún esguince, o quien sabe si incluso alguna caída, tengo que ir con mucho, mucho cuidado y mirando bien donde pongo los pies.
 
De los dos corredores del mismo club que están en el grupito, uno de ellos va tirando valientemente, y girándose constantemente para preguntarle a su compañero si el ritmo le va bien, como éste le contesta afirmativamente sigue tirando de nosotros, lo que a mi me viene de perlas.
 
Pasado el kilómetro cinco superamos el primer punto de avituallamiento donde no pierdo tiempo en coger nada para no descolgarme del grupo que ha incrementado el ritmo, mas adelante nos encontramos con unas alfombras azules en mitad del camino dispuestas para el control de chips en ese punto.
 
Vadeamos un par de veces mas el arroyo, y a cola del grupo sigo con mi técnica de no mojarme los pies, por lo que después de cruzar por encima de las piedras, me toca apretarme pequeños esprines para contactar de nuevo con ellos. Estamos empezando a adelantar a personas que también participan en esta mañana deportiva, en su caso haciendo el mismo recorrido que nosotros, aunque caminando. Ellos salieron una hora antes, y es ahora cuando empezamos a darles alcance. Les vamos rebasando sin mucha dificultad, ya que en estos tramos los caminos son anchos y permiten pasar sin problemas. La mayoría de ellos nos envían palabras de ánimo al adelantarles, que son muy bien recibidas la verdad.
 
Hasta pasado el kilómetro nueve el perfil sigue siendo favorable, y salvo la dificultad de las grietas y piedras de los caminos, lo cierto es que corremos bastante rapidillos, lo que me permite comprobar que en el décimo kilómetro el crono ha sido de 36:01. Llegados a este punto me marcho por delante del grupo y durante unos cientos de metros corro solo, hasta que en las primeras rampas de subida me da alcance un corredor del club de atletismo de Colmenar, quien tras unos breves minutos a mi lado, continua su progresión hacia adelante. A partir de ese punto, yo no lo sabía todavía, pero me ha tocado hacer todo el resto de la carrera en solitario, ya que nadie mas por detrás me ha dado alcance, y por delante no hay mas grupos a los que llegar.
 
Llego al segundo punto de avituallamiento, y no sé bien si debido al frío que hace, lo cierto es que no tengo sensación de sed, por lo que tampoco hago acopio de nada. Sigo hacia adelante y ahora ya en continua subida, de la que conozco según el perfil, que no va a parar hasta que corone en el kilómetro trece, por lo que tengo por delante tres largos kilómetros de dura ascensión por un camino de campo donde a veces es difícil correr bien ya que hay tramos que la concentración de arena me hacen perder tracción.
 
Sigo recibiendo muchos ánimos de la gente, y al ir en solitario son especialmente bienvenidos. Intento abstraerme de la dureza de la subida levantando la cabeza, en los tramos que el camino lo permite, y empapándome de toda la naturaleza que me rodea. A veces corro pegado a vallas que delimitan grandes fincas donde pacen caballos y vacas, y el día es tan limpio y despejado, que la sierra cercana parece invitarme a intentar rozar sus cumbres nevadas con la punta de mis dedos. En estas voy cuando casi me doy de morros contra el suelo por una mala pisada, así que se acaba el instante tan bucólico y vuelvo a centrar mis cinco sentidos en el trazado del camino.
 
Resoplando consigo coronar el kilómetro trece donde hay instalado, con muy buen criterio, un puesto sanitario con una ambulancia, ya que a mas de uno es posible que en este tramo se le salga el corazón por la boca. A partir de aquí, y hasta el kilómetro quince el perfil vuelve a ser en bajada, pero lejos de poder aprovecharla para correr a tope, es mejor no perder la cabeza en ello, ya que una vez mas se trata de un camino peligroso con un gran desnivel, de esos que en los que si te lanzas, corres el riesgo de no poder frenar y darte un buen tortazo. Así pues, poniendo especial cuidado en donde apoyo cada zancada, lo afronto con cautela pero a buen ritmo. Esta bajada es de la que me cargan muchos los músculos delanteros de las piernas, ya que a parte de correr les exijo al mismo tiempo que me retengan, es decir, les pido que corran rápido y al mismo tiempo que no se embalen, es una mezcla entre el "ponte bien" y el "estate quieto".

La bajada de estos dos kilómetros me ha permitido coger aire, y he debido de bajar bien porque delante puedo ver con claridad a los cuatro primeros clasificados. Lo sé porque delante de ellos abren la carrera dos bicicletas de la organización. El primero está muy lejos, yéndole a la zaga a pocos metros otro corredor, entre éstos y el tercero y cuarto, se abre el mismo hueco como el que les separa a éstos últimos de mi. Yo sigo a lo mío, sigo corriendo en solitario y con un ritmo alto aunque no agónico.
 
Superado el kilómetro quince, ahora ya es todo, absolutamente todo, en ascensión hasta la meta, quedan diez kilómetros de subidas continuas, unas fortísimas y otras mas suaves, pero siempre picando hacia arriba.
 
En pleno kilómetro dieciséis está instalado otro puesto de avituallamiento, en este caso líquido y sólido, y al que una vez mas, inexplicablemente ignoro, hay veces en las que ni yo mismo entiendo mis decisiones. Lo mas inteligente, en carreras de fondo como éstas, es no saltarse ni un solo avituallamiento, pero lejos de toda lógica ya me he saltado tres, y aunque no es excusa, lo cierto es que en ningún momento siento la sensación de tener sed. Sea como fuere, sigo corriendo hacia adelante, con el objetivo fijado en el corredor que me precede, quien ocupa el cuarto lugar, y del que tengo la sensación de estar mas cerca a cada zancada. Esta sensación se ve confirmada cuando poco después, y al paso por el puente de La Marmota consigo darle alcance. Se trata de un corredor joven quien me comenta que tiene 29 añitos, y con quien comparto carrera durante unos cuantos kilómetros. Hay tramos con duras rampas y bastante piedra, por lo que la mejor opción es correr por una pequeña vereda menos pedregosa, que discurre pegada al camino en su lateral derecho.
 
Seguimos subiendo sin descanso, no hay un solo metro de respiro, y siendo sincero, lo cierto es que se hace durísimo el ir ascendiendo. A duras penas consigo mantener ritmos por debajo de 4 minutos el kilómetro. Junto al corredor que me acompaña llegamos al mirador de La Marmota, donde lejos de parecer que se acaba la interminable cuesta, esta se prolonga todavía durante unos cuantos kilómetros mas.
 
Llego al kilómetro veintiuno donde se encuentra el último de los avituallamientos, donde, como ya habrás adivinado, no paro. Pienso que si no me ha hecho falta reponer fuerzas hasta ahora, para los cuatro kilómetros que quedan difícilmente me será necesario. O lo que viene siendo lo mismo "Para lo que me queda en el convento....me cago dentro."...
 
Tras el paso por el avituallamiento, el camino pasa a ser ahora una estrecha carretera asfaltada, donde aunque todavía el perfil sigue siendo ascendente, el buen firme me permite ajustar una mejor zancada que hace que el chaval que me acompaña se vaya quedando rezagado poco a poco. Levanto la vista y veo que el segundo y tercero han conseguido llegar hasta el corredor que abría la competición, y además le van dejando descolgado. Por mi mente desfila la idea de tirar con fuerza e intentar alcanzarle yo también, está claro que ha debido sufrir un bajón, y si me esfuerzo quizás pueda llegar hasta el tercer puesto. Con este ánimo, sumado a que el perfil afloja un poco, aumento el ritmo y me voy acercando a él. Pero todo esto queda en un simple espejismo cuando poco después el trazado da un giro de noventa grados a la derecha y comienza a entrar un molesto aire de frente. Ahora corro por una carretera mas ancha, que enseguida abandono para pisar un carril de tierra que discurre paralelo a ella.


Colmenar y la Sierra Madrileña al fondo
Una nueva cuesta me recibe para superar un puente sobre las vías del tren, en las proximidades de la estación de Colmenar, donde ya puedo ver con claridad la ermita que señala la entrada a las primeras casas. A partir de aquí, y con un incómodo viento de cara que nos envían las montañas cercanas, ya tengo claro que no llego hasta el tercer atleta, y me limito a mantener un ritmo decente y llegar a meta. Todavía, y lejos de lo que pueda parecer, quedan dos kilómetros exigentes donde no me puedo relajar. Sobre todo el que discurre desde el kilómetro veintitrés hasta el veinticuatro en el que se suman el viento de cara, el perfil en subida y un camino algo incómodo.

Rebasado el kilómetro veinticuatro, he llegado a la ermita que, como faro en mitad de la tormenta, me lleva fijando el rumbo desde hace unos kilómetros. En este punto el recorrido hace un giro de ciento ochenta grados para introducirnos en una finca de pastos por donde todavía hay que completar mil metros a modo de cross por encima de hierba, con varios giros, alguno de ellos complicadillo, y donde después de abandonarla, y tras pasar por la mismísima puerta de la ermita, cruzo la carretera entre los aplausos de la gente, algún gesto de apoyo de un guardia civil, y enfilo los últimos metros en la calle de Las Huertas para llegar al arco de llegada en cuarta posición, y primero de veteranos B, en un tiempo de 1:37:33.
Alex en meta

 
Enseguida entrego el chip y, ahora sí, hago uso del avituallamiento de meta con un trozo de plátano y un acuarius. Sin perder un minuto me dirijo al coche a por la ropa de abrigo, y una vez arropado vuelvo para ver la entrada de mi cuñado en meta, quien lo hace rebajando en nada mas y nada menos, que ocho minutos su tiempo del año pasado, un fenómeno.
Alejandro en meta.
 
 
Objetivo cumplido

Pensando ya en la siguiente....
 Acompañado de mi cuñado y de Carlos y su familia esperamos la entrega de trofeos, y con la sensación de haber completado una carrera mas, abandonamos Colmenar Viejo.
 
1º Veteranos B, y 4º Absoluta.
 Un vez mas, no me queda mas que agradecer a la organización de esta carrera popular su esfuerzo, ya que un año mas nos hemos sentido como en casa. Una carrera enfocada a colaborar con un noble fin, y en la que como colofón, se ha invitado a todos los participantes que así lo han querido a un cocido para reponer fuerzas. El año que viene, si no hay contratiempos, aquí estaremos de nuevo.

 
Quiero desde aquí agradeceros a todos l@s compañer@s del club de atletismo Velilla de San Antonio http://clubatletismovelilla.blogspot.com.es/ vuestra compañía en los entrenamientos de los fines de semana, con vosotros me siento arropado y es todo un placer compartir kilómetros y carreras junto a vosotr@s. Enhorabuena a todos los que hoy habéis competido también, y a seguir preparando la siguiente cita.


Trofeo 1º Veterano B

Salud para tod@s.

4 comentarios:

Rafael dijo...

Que bien se te da eso de subir al podio Alex y con la suerte de que por lo que veo te dan trofeos originales no la tipica copa cutre que uno,al menos en tu caso quiza no sepa donde poner y que encima da trabajo, por aquello de quitarle el polvo, asi que tu mujer estara tambien contenta por la originalidad del trofeo,que rollos te echo,jajaja, solo para decirte que me alegro que estes tan en forma,quiza mas que nunca pues ser el primero,el mejor es dificilisimo,solo a tu altura, que tio... y que sigas contandolo,como debe ser.
UN abrazo.

Unknown dijo...

Muy buena cronica,bueno,buena seria poco,es una cronica excelente,al igual que te ha salido la carrera,sigue asi de bien,escribiendo y compitiendo,gracias campeon.

yonhey dijo...

Enhorabuena, esta ya te la conoces bien, lo que no te resta ningún mérito. Este año no me apunté porque no podía ir y al final tenía disponibilidad.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Eres un auténtico fenómeno. De verdad de la buena.
Un abrazo
Javi Sanz