Por segundo año consecutivo hemos
estado disfrutando de los caminos que discurren cercanos a las localidades
madrileñas de Alalpardo y Valdeolmos. En esta ocasión mi cuñao Alejandro ha
sido baja de última hora por una lesión y no ha podido acompañarnos, le hemos
echado mucho de menos, lo cierto es que sin él queda todo un poco descafeinado,
faltan sus bromas, sus chascarrillos y los ánimos que infunde siempre a todo el
grupo.
A las ocho y media de la gélida
mañana del domingo veinticinco de enero pongo rumbo a Alalpardo. En el coche
voy desperezándome al ritmo que marca Rosendo en el CD, bajo un cielo muy gris
y amenazante de nieve según todos los pronósticos. Cerca de las nueve ya tengo
el coche aparcado y bien abrigado recojo en un periquete mi dorsal en el
Polideportivo. Enseguida llegan Carlos y Pedro, y una vez retirados también sus
dorsales, y como todavía es bastante pronto, decidimos dar una vuelta por las
calles del pueblo.
Alex, Carlos y Pedro |
Poco después llegarían mas amigos
del Club de Atletismo Velilla de San Antonio ( http://clubatletismovelilla.blogspot.com.es/
) y una vez todos juntos aprovechábamos para inmortalizar el momento.
La representación del C.A. Velilla en Alalpardo |
Hace un frío que pela, por lo que
retrasamos todo lo que podemos el momento de vestirnos de corto y empezar a
calentar, y ya cuando no queda mas remedio empezamos a trotar poco a poco para
ir entrando, en la medida de lo posible, en calor. Tomamos posiciones dentro de
la plaza de toros, que es donde está situada la salida y la meta de esta
competición, y con puntualidad británica a las diez y media, tras el corte de
cinta protocolario, suena el cohete que da la señal del inicio de la carrera.
Momentos previos a la salida |
Salimos cuesta arriba por la
calle de Alcalá (ésta no es en la que la florista viene y va) para alcanzar una
rotonda y girar a la izquierda embocando el camino de Serracines. La salida la
hago muy, muy tranquilo, acompañando a mis compis Carlos y Pedro, y sin otro
objetivo que ir poco a poco buscando sensaciones ya que últimamente hay días
que me duele mucho la cadera y casi no puedo correr, y otros en cambio que
apenas noto las molestias crónicas que tengo desde hace unos años en esa zona.
Estos primeros metros son los únicos de todo el recorrido que corremos sobre
asfalto, puesto que enseguida empezamos a patear los caminos con ciertas zonas
embarradas y salpicadas de algún que otro charco. El grupo cabecero ya empieza
a marcar las distancias con el resto de la paquetería, y vemos como metro a
metro nos van metiendo tierra de por medio.
Como siempre, y pecando de
pardillo, al pensar que al no haber habido lluvias recientes los caminos
estarían secos (craso error) estoy corriendo con zapatillas de asfalto, que no
son nada recomendables sobre todo para esta primera parte de caminos donde el
barro ya empieza a formar una buena capa en su suela, haciendo que pegue algún
que otro resbalón.
Y eso que no había llovido |
Algunos tramos bastante embarrados.. |
En los primeros kilómetros vamos
Carlos, Pedro y yo juntos, pero a medida que avanza la prueba Pedro se nos va
descolgando poco a poco. En el cruce con el arroyo del Chorrito, ya vamos
Carlos y yo solos, y después de un repecho cuando empieza una larga bajada noto
que le cuesta seguir el ritmo también a él. Bajo un poco el pistón y le animo a
que siga conmigo, como así lo hace, es un super-crack.
Km. 4 con Carlos |
En la entrada a Valdeolmos superamos
el arroyo de Calderón por encima de dos grandes y resbaladizas losas de
granito, para patear un ancho camino cubierto por hojas en descomposición que,
junto con el barro, hacen el firme muy resbaladizo.
Sin entrar en Valdeolmos giramos
a la derecha y volvemos a superar el arroyo, esta vez por encima de un angosto
puente con dirección sur-este. Carlos sigue pegado a mi estela, y poco a poco
nos vamos quedando solos él y yo. Por delante, y muy lejos ya, el grupo de los
mejores se distingue en el horizonte, y entre ellos y nosotros un pequeño
ramillete de corredores de unos cinco o seis buenísimos corredores de montaña,
como por ejemplo Pedro Bianco, que puede preciarse de haber ganado en una
ocasión el Gran Trail de Peñalara. Nosotros seguimos con nuestro ritmo
intentando superar las interminables cuestas que salpican el recorrido de la
manera mas digna posible, y aspirando igualmente a no tener que pararnos a
caminar en ningún momento, resultando bastante complicado teniendo en cuenta
los grandes porcentajes de desnivel en alguna de ellas.
Pasado el cuarto kilómetro noto
como a Carlos poco a poco le va costando mas trabajo mantener el ritmo, espero
un poco con él con la esperanza de poder llevarle hasta un trío de atletas que
nos preceden y del que nos separan una decena de metros escasamente, pero
lentamente esa idea empieza a esfumarse tras comprobar que definitivamente
Carlos se descuelga también. En vista que mi cadera parece querer respetarme
hoy, decido tirar para adelante e intentar llegar hasta el trío que va por
delante.
La mañana es de las mas frías que
recuerdo, y voy helado, no en vano decidí salir sin guantes ni ninguna otra
prenda de protección como hubiese sido lo recomendable, ya que soy de los que
pienso que una vez en carrera luego sobra todo, pero hoy parece no ser así.
Para hacerlo todavía mas épico, ha comenzado a nevar, cayendo sobre nosotros
unos finos copos de nieve que por momentos se meten en los ojos, y algunos mas
osados llegan penetrando por la boca casi hasta los mismos pulmones.
Llegamos al avituallamiento del
kilómetro seis y empiezo a estar cerca de los corredores que llevo delante,
poco a poco consigo unirme a ellos y tras un respiro a su estela empiezo a
irles adelantando poco a poco con mucha precaución por una zona en la que el
barro vuelve a ser el protagonista. Me siendo cómodo e intento disfrutar todo
lo que puedo de la carrera, que al fin y al cabo de eso se trata, de disfrutar
y pasarlo bien. Una vez dejo atrás a los
tres corredores a los que di alcance, fijo la vista en otro super-crack como es
Angel Silva, corredor del Alalpardo Running Team ( http://www.alalpardorunning.es/ ),
organizadores de esta fabulosa carrera. Poco a poco le voy recortando distancia
y cerca del décimo kilómetro ya estoy casi junto a él. En este lugar hay
colocado un punto de avituallamiento, donde aprovecho para beber un vaso de
agua que me ayuda a pasar un gel energético que acabo de tomarme. Es la primera
vez que los utilizo y quiero probar como me sienta, ya que seguramente, y por
primera vez en mi vida, los utilizaré en el próximo Maratón de Sevilla. La
primera impresión es que parece que acabo de pegarle un trago a un bote de
pegamento, menos mal que con el agua
consigo pasarlo. Recuerdo que el año pasado en este mismo puesto de
avituallamiento había una bota de vino colgada y un hermoso jamón. De reojo
compruebo que efectivamente el jamón sigue presente en este avituallamiento y
no puedo resistirme a perder un poco de tiempo llevándome alguna tajada a la
boca.
Después de estar un ratito parado en el
puesto, vuelvo al lío. Tras un giro de noventa grados a la derecha y tomando
dirección de nuevo a Alalpardo comienzo a correr por una recta larga e
interminable. Por delante vuelvo a recortarle distancia a Ángel, quien se me
había marchado unos metros en mi parada de avituallamiento. Una vez junto a él
le envío mis ánimos, que son gratamente correspondidos, grande Ángel, como
corredor y se nota también que como persona, es de estos que transmiten buen
rollo desde el primer momento. Ahora por delante la distancia que me separa del
siguiente atleta la considero ya muy difícil de solventar, por lo que decido
seguir a mi ritmo lo que queda de carrera intentando disfrutarla al máximo.
Km. 14 |
A ratos nieva, y a ratos no, estamos
corriendo por uno de los pocos tramos podríamos decir “llanos” ya que aunque es
casi inapreciable, lo cierto es que pica para arriba. Aprovecho para simplemente
dejarme llevar y disfrutar de estos parajes que nos muestran su gama de colores
invernales. El camino no está demasiado embarrado y se puede correr mas o menos
bien, teniendo un poco de precaución con algunos surcos que lo jalonan, pero un
poco mas adelante empieza a poblarse de pequeñas piedras y guijarros que lo
hacen un poquito mas difícil. Después de algunos kilómetros llegamos nuevamente
al cruce del arroyo del Chorrito para una vez atravesado correr paralelos a él
durante unos cuantos metros por un camino muy arenoso que hace que los pies se
hundan bastante y cueste trabajo el conseguir una zancada cómoda. A parte de la
dificultad de la arena tan suelta, se suma también el que el tramo es en subida
progresiva hasta alcanzar el avituallamiento del kilómetro dieciséis, donde
tras un buchito de acuarios giro a la izquierda y encaro una fuerte rampa que
casi me saca el corazón por la boca.
Superada la rampa comienza una
zona de toboganes, donde son mas las subidas que las bajadas, hasta coronar y
abordar una larga cuesta abajo camino nuevamente de Valdeolmos. Llegados al
pueblo volvemos sobre nuestros pasos atravesando nuevamente las losas de
granito sobre el arroyo de Calderón.
En Valdeolmos sobre hojarasca resbaladiza |
Por delante llevo a tres corredores a los
que me la impresión de haberles recortado algo, pero no lo suficiente como para
poder intentar llegar hasta ellos, aún así uno de ellos parece descolgarse y
acusar el cansancio a estas alturas de competición.
Me lo pasé pipa.. |
Con ritmo sostenido sigo sumando
kilómetros, ya quedan pocos para terminar, y en el último paso por el cruce del
arroyo del Chorrito ya estoy casi encima del corredor que se ha ido quedando
del trío delantero. En vista que queda muy poco para terminar decido subir el
ritmo y darle caza, no va a resultar fácil porque el camino vuelve a
convertirse en una pista de patinaje debido al barro, por lo que intento, en la
medida que los arbustos que lo flanquean lo permiten, ir pisando por la hierba
que aflora en los márgenes.
Km. 20 con ganas de mas. |
En unos minutos llego hasta el
atleta que tenía en el punto de mira, y al rebasarle le doy ánimos para
terminar ya que la meta está cerca, él me comenta que lleva mucho dolor en uno
de sus gemelos. Tras unos cientos metros encaro el último tramo de la carrera
pisando nuevamente el tramo de asfalto ya por las calles del pueblo. Ahora la
calle Alcalá se muestra mas generosa al ofrecerme su perfil en bajada que me
introduce de lleno en el coso taurino donde chocando las manos de los mas
pequeños que se agolpan en su entrada finalizo la prueba pisando el albero.
Enseguida puedo saludar a un fantástico
corredor que ha obtenido el segundo puesto de la categoría absoluta y al que
conozco de hace bastantes años, es Francisco Martínez Fernández, un super-clase
dentro y fuera de las competiciones.
El avituallamiento en la zona de
meta es muy generoso, con caldo caliente, refrescos, frutos secos, frutas,
chocolates, pizzas, etc.. repongo un
poco de las fuerzas que me he dejado por el camino y enseguida llega mi
compañero Carlos. Recogemos la bolsa del corredor, con camiseta técnica y
manguitos para los brazos, y mientras charlamos en un santiamén aparece Pedro también,
otro ejemplo de fuerza de voluntad, tesón y clase.
Sin mas demora, ya que nos
estamos quedando congelados, nos vamos a abrigarnos y volvemos poco después al
Polideportivo donde ya están expuestas las clasificaciones.
A partir de ahí llegaría la
entrega de trofeos, no sin antes haber formado una cadena humana para trasladar,
desde las entrañas del Polideportivo hasta la furgoneta situada en la puerta los
muchos kilos de alimentos que solidariamente los participantes hemos ido
aportando en el día de hoy.
Cadena humana para sacar los alimentos del Polideportivo. |
En la entrega de trofeos comparto
podium de veteranos con Francisco Fernández, y aprovechamos para darnos un
emotivo abrazo, gente como él son las que hacen que este mundo de locos del
atletismo merezca la pena.
Podium de Veteranos |
Trofeos muy chulos |
La organización todavía tendría
tiempo de agasajarnos con una fantástica paella, ¿Qué mas se les puede pedir?.
Como conclusión se puede decir
que una vez mas los organizadores del Trail del Serrucho han superado con
creces las expectativas de cualquier corredor popular. Se nota que es una
carrera elaborada con un cariño especial hacia los corredores, hecha por y para
ellos, y es por ello por lo que es de justicia agradecer desde estas líneas
todo su trabajo y esfuerzo porque un año mas hallamos podido disfrutar de ella,
llevándonos como siempre un gran sabor de boca. Si las lesiones y el cuerpo lo
permiten allí estaremos nuevamente al año que viene.
Salud para tod@s.
3 comentarios:
Eres un fenómeno, muy buena carrera. La pones tan bien que dan ganas de apuntarse... de vivir en Madrid fijo que caía jeje.
Por cierto, te veo en Getafe el domingo, a ver si nos sale bien :)
Un abrazo.
Apuntado estoy, espero poder correrla ya que estoy con gripe...
Un abrazo.
Alex.
Enhorabuena por ese podio, me encanta esa carrera, este año estaba apuntado también pero me caí a última hora por compromisos familiares. Desde luego es una organización buenísima.
Un abrazo.
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